La nueva ley contra la inmigración irregular de Arizona, pese a que la aplicación de alguno de sus apartados ha sido paralizada cautelarmente por una juez, convierte en delito transportar a un inmigrante sin papeles o contratarlo y permite a la policía realizar identificaciones en base a la apariencia étnica y detectar a los inmigrantes irregulares para proceder a su expulsión. Ley que ha sido calificada de racista y va en dirección contraria a la reforma que desea aprobar el presidente Obama a fin de regularizar a los 11 millones de irregulares que viven en Estados Unidos, la mayoría de los cuales están empleados en la agricultura y el trabajo de doméstico, sectores que se desmoronarían si fueran expulsados.
Los medios de comunicación españoles han reproducido las voces que califican la reforma de Arizona de racista sin advertir que la legislación española ya convirtió en delito en 2003 transportar un irregular aunque fuera sin ánimo de lucro, y que la policía nacional, pese a carecer de marco legal para ello, realiza de forma habitual controles selectivos en base a la apariencia étnica para detener inmigrantes sin papeles como los que realizará Arizona.
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