A un año del enfrentamiento que se produjo en Bagua estamos aquí frente a Petroperu, uno de los responsables de la contaminación de la amazonia. La lucha sigue viva y nos solidarizamos con quienes no aceptan el saqueo de la selva. La industria del petróleo causa estragos mortales en todo el mundo: por su control se generan invasiones y conflictos, por su extracción y trasporte se destruyen ecosistemas, por su consumo vivimos dependientes de algo que nos mata.
El paro amazónico del año pasado no nació de la nada sino que fue fruto de muchos años de organización de los pueblos indígenas en defensa de sus territorios y de su misma existencia como pueblos de culturas propias. La amazonia, inmenso continente habitado por las más diversas formas de vida ha sido históricamente considerada como una fuente de recursos para extraer. En los últimos veinte años los gobiernos han favorecido la venta de los territorios amazónicos a empresas nacionales y trasnacionales especialmente compañías petroleras, mineras, hidroeléctricas, madereras y de biocombustibles. Este proceso se ha dado atreves de leyes que han ido permitiendo la extracción y la explotación de recursos sin oposiciones ni limites. Los lotes petroleros, entre 2003 y 2009, pasaron de ocupar el 15% a más del 70% del territorio amazónico peruano. El rio corrientes, en Loreto, es un ejemplo de los tantos casos de devastación ambiental, que impactan mortalmente en la salud humana. Como consecuencia de la explotación petrolera en esta zona la población tiene una elevada cantidad de metales pesados en la sangre, lo que les genera muchas enfermedades y pone en riesgo sus vidas.
Rechazamos este modelo de desarrollo y creemos que la única manera de enfrentarnos a él es la lucha y la auto-organización horizontal, esto quiere decir sin partidos ni políticos. La lucha en la amazonia es parte de una lucha más amplia que busca defender o crear otra manera de relacionarnos fuera de la lógica mercantil y en armonía con la naturaleza.