Como “Terroristas del ocio”, así es como el Ay-Untamiento de Torrelodones trata a sus vecinos, imponiendo un toque de queda en las fiestas mediante un dispositivo especial de antidisturbios (GRS creo que los denominan, ¿Grupos de Represión Social?) que, paseando sus chalecos anti balas, cascos y porras por el recinto ferial a cara de perro, distribuyen el miedo a toda aquella persona que se le ocurra acudir al lugar a darse un paseo y celebrar el contacto humano fuera del tedio cotidiano.
Las fiestas populares de los pueblos, antiguamente participativas e incentivadas por las actividades que partían de las asociaciones de vecinos, de las peñas, etc., han pasado a ser un mero escaparate de los Ay-Untamientos, cuyos programas de festejos, regulan y dirigen la diversión de la gente con la ayuda de las Fuerzas de Seguridad del Estado, más conocidas como policía, sin dejar ningún hueco a la espontaneidad o el juego.
La presencia de dichos grupos de antidisturbios, se mezcla con los uniformes de la Guardia Civil o la Policía Local en una orgía de disfraces que nada tiene que ver con las típicas peñas y sus comparsas que solían amenizar los festejos, sino que son los anfitriones del Estado de Sitio que vive el lugar bajo un régimen dictatorial muy “democrático”, recordándonos otros tiempos más oscuros, llenos de marchas militares y generales bajo palio, donde la gente no podía juntarse porque “podía ser peligroso”.
Según dicen, la excusa para tanto control, es la de evitar peleas y no molestar a ciertos vecinos de la urbanización colindante al recinto ferial, “gente de bien” y de mucha categoría social al parecer, que, tras ganar un juicio en el que pedían más orden y menos juerga en las fiestas donde tienen su residencia, han abocado al “populacho” al terror autoritario y a la alegría muda.
Pero no hay que echar la culpa a dichos vecinos, cada vez es más extendida la sangrante idea de que la represión policial es la herramienta más “democrática” para resolver problemas o intentar “corregir” actitudes que se salgan del pensamiento único. Hay que tener en cuenta que se invierte más en lo que llaman seguridad (que nosotros denominamos control) que en educación, por ejemplo. Hay más policías que maestros, más comisarías que escuelas, por lo tanto, no es de extrañar que los Ay-Untamientos utilicen cualquier excusa para poner en funcionamiento la apisonadora de derechos y libertades con el fin de tener a la población calladita y sin moverse. Al fin y al cabo tienen que hacer gala de tales inversiones.
Uno de los sectores más perjudicados por esta lacra represiva, es sin duda la juventud, que vive en primera persona las desproporcionadas cargas policiales para desalojar su reunión festiva a la hora señalada por el poder (el Toque de Queda es a eso de la 1:30 o 2:00am), sintiendo el ardor de las porras y las pelotas de goma en sus propias carnes, sin llegar a entender qué es lo que estaban haciendo mal para recibir tal somanta de palos. Hay quienes se rebelan ayudados por la valentía que proporciona esa mezcla de alcohol y adolescencia, respondiendo y defendiéndose como pueden en un caos donde se acaba imponiendo la ley del más fuerte: los del orden y la ley, y el pin-pan toma autoridad.
(Siempre me he preguntado si se divertirán repartiendo porrazos a diestro y siniestro, porque da la sensación de que se lo pasan bien)
De la alegría a la rabia, y de la rabia, a la impotencia y la frustración. Así acaba la juerga, la fiesta o la cultura del botellón. Pero la letra con sangre no entra, y mucho menos pueden silenciar la diversión, que se vuelve clandestina, como una semilla antiautoritaria capaz de crecer en cualquier rincón.
Y es que ante las circunstancias, se hace cada vez más urgente una alternativa a la dictadura democrática que sin duda padecemos hoy, y quizás sería bueno empezar por romper con el ocio establecido, y como antiguamente, recuperar la participación en los festejos, organizando a través de asociaciones de vecinos y peñas, fiestas en nuestros barrios y plazas, que derrochen humanismo y un verdadero contacto con la gente, alejados del espectáculo que nos imponen desde arriba, donde nos agrupan cual rebaño entorno a su templo del entretenimiento.
Aunque nos quieran robar todo atisbo de espontaneidad en pos de una vida programada, aunque nos vigilen y acechen los perros del poder, organicemos la alegría, que el pueblo siempre será mayoría, y no nos podrán detener.
x Torrelodones Invisible
Salud y Alegría!!