Ante esta importante coyuntura de movilización social y auto-legislación popular, los y las Comunistas Libertarias agrupadas en el Grupo libertario Vía Libre de Bogotá, que desde hace tiempo venimos participando activamente en este proceso, a través de la Minga Juvenil Nacional, primero en la Minga de Resistencia Social y Comunitaria y luego en la preparación del Congreso de los Pueblos, planteamos lo siguiente:
1. Uno de los proyectos centrales del actual gobierno de Juan Manuel Santos, es el de la Unidad Nacional, que busca aglutinar partidos políticos, movimientos religiosos, organizaciones sociales, medios de comunicación y en general Uribistas de línea dura y de línea blanda, en una apuesta estratégica de defensa teórica y práctica del Estado Comunitario, construido en los pasados 8 años del gobierno neoliberal y militarista de Álvaro Uribe Vélez. Por lo anterior, la Unidad Nacional de Santos, no debe ser vista solo como una máquina burocrática que controla el poder legislativo a favor de los intereses del nuevo presidente, sino que es ante todo, la manifestación de un consenso de clase, de un acuerdo sobre lo fundamental entre las distintas fracciones de la burguesía nacional, alrededor de la defensa de una política y un Estado que favorecen sus intereses de clase y su proyecto histórico.
Esta Unidad Nacional, implementada por la clase dominante en defensa de su poder, se ha propuesto conquistar al pueblo, buscando organizarlo y movilizarlo para defender al Establecimiento y atacar a sus enemigos, que por obra de la hegemonía socio-política del poder burgués, se han convertido en los enemigos del “país”. Conociendo que existe en el país un debilitado pero significativo movimiento popular que puede oponerse a su política, a su proyecto de unidad Estatal y burguesa, la clase dominante se lanza a una vastísima campaña de represión y cooptación, sintetizada en la ecuación “quienes no están en la unidad nacional, están con el terrorismo”, buscando fragmentar aun mas las dinámicas de resistencia.
Por lo tanto, las trabajadoras y el pueblo tienen la necesidad vital, urgente y apremiante, de construir procesos de unidad popular como el planteado por el Congreso de los Pueblos, que no solo les permitan resistir la oleada reaccionaria, sino a toda la política y el proyecto histórico de la unidad burguesa, y en esas condiciones reactivar sus fuerzas y pasar a la ofensiva en la lucha de clases.
2. El Congreso de los Pueblos es un gigantesco escenario de materialización y consolidación de los gérmenes de Poder Popular actualmente presentes en nuestra sociedad, y su dinámica no busca otra cosa sino multiplicar, cualificar, unir y fortalecer estos gérmenes, para el desarrollo de un Poder Popular real y material que pese sobre la vida de las personas y las comunidades. Estos gérmenes tienen tanto una dimensión de anti-poder, de negación práctica de las relaciones autoritarias y Estatales del Poder Burgués, como de contra-poder, de construcción de un nuevo tejido social y de alternativas de vida diferentes al Capitalismo.
Estas relaciones de poder y construcción, asienta su fuerza en las bases, la gente común y corriente, que es la que realmente hace que los procesos organizativos funcionen. Precisamente ha sido el ejercicio de la construcción de Mandatos sectoriales, temáticos y regionales, promovido por las organizaciones convocantes al Congreso, una importante expresión del empoderamiento de la base, ya que son ellas mismas las que deciden y discuten sobre sus problemas, propuestas y cursos de acción, concretando Mandatos, pliegos, planes y plataformas particulares, que serán la médula de lo elaborado por el Congreso, con la clara intención de elevar lo particular a lo general y construir a partir de los mandatos parciales, un gran mandato de mandatos para las lucha de todos y todas las trabajadoras del país.
En estas dinámicas se reflejan los acumulados de muchas de las largas y múltiples luchas que se han venido librando desde hace ya largo tiempo. El Congreso de los Pueblos, por un lado, recoge la luchas ancestrales, de cinco siglos ya, de los pueblos indígenas y afros contra el colonialismo; por otro, se inscribe en la tradición de la Revolución Comunera de 1781, mantenida por el pueblo de la “Unidad de los oprimidos contra los opresores”; recoge importantes legados de movilización indígena, obrera, campesina, cívica y del movimiento de mujeres y finalmente encara la situación actual de la lenta salida de la crisis del Capitalismo mundial, por medio de planes de ajuste fiscal y contrarreformas sociales que ponen a pagar a los y las trabajadoras. El Congreso del los Pueblos, reúne entonces la luchas de hoy y las que les precedieron, para poder proyectar mejor ambas en el futuro.
3. La Convocatoria y la instalación del Congreso de los Pueblos es el resultado de una construcción conjunta entre diversos sectores del movimiento popular del país. En esta convocatoria, la Minga de Resistencia Social y Comunitaria tiene un papel protagónico, ya que fue sobre su eje que los demás sectores interesados se vincularon. La Minga, nuestro proceso, cumplió una tarea a la altura de las expectativas que ella misma había creado; de esta forma, su mayor fortaleza que es su dinámica de construcción de base y su preocupación por las alternativas de vida, se vieron plasmadas también en el espíritu del Congreso; su mayor debilidad, su aun muy notable dependencia de los movimientos rurales, fundamentalmente del Movimiento indígena, se vio matizada por la concurrencia de otras fuerzas sociales con una gran capacidad de movilización y por su clara intención de abrirse cada vez más a un país urbano y mestizo.
La participación de la Gran Coalición de Democrática, constituye un factor importante en la extensión de esta propuesta a varias regiones del país aun inexploradas, así como la vinculación de un movimiento sindical y político con el que había habido poco trabajo orgánico. La debilidad principal de la Gran Coalición, su burocratismo conciliador, se ha visto suavizada por la propuesta metodológica de los mandatos de base y la participación de un aluvión de luchas sociales, que en vez de mesa de negociación exigen planes conjuntos y concretos de movilización.
Finalmente la actividad de múltiples procesos que ya participaban en la Minga (como la Red de Hermandad y Solidaridad con Colombia, Red de Lucha contra el Hambre y la Pobreza), participaban ocasionalmente, en coyunturas concretas (el caso de la Coalición de Movimientos y organizaciones sociales de Colombia la COMOSOC) o simplemente no lo hacían (como una parte de la izquierda socio-política del Polo Democrático Alternativo, sobresaliendo el Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo MODEP) ha sido clave en la concreción de esta propuesta, que muchos sectores venían pensando por separado, pero solo fue posible desarrollarla en este proceso de confluencia. Esta diversidad tan amplia, constituye el mayor valor del Congreso de los Pueblos, pero también el mayor riesgo que enfrenta, sino se logran allanar caminos unitarios que conecten esta diversidad.
4. Los y las Comunistas Libertarias colombianas no podemos sino participar en este Congreso de los Pueblos, depositando todas nuestras fuerzas en su realización, bregando porque su dinámica unitaria, de base, asamblearia, clasista y de construcción de poder alternativo y anti-estatal se mantenga y se expanda a todas los procesos participantes. Nuestros retos principales son dos: El primero, abandonar el sectarismo e integrarnos a las dinámicas de construcción de base como parte de los sectores en los que ya estamos inscritas e inscritos, como uno más entre muchos, manteniendo la claridad y la iniciativa política libertaria. El segundo, bregar porque las bases de acuerdo de los mandatos, el plan mínimo que salga del Congreso, recoja luchas y apuestas de transformación y no agendas electorales para sostener gobiernos pretendidamente “populares” o estrechas propuestas administrativas de reformas parciales de instituciones particulares. Busquemos construir Mandatos que sean herramientas para potenciar la lucha y su capacidad constructiva.
¡Por el Poder Obrero y Popular!
¡Por el Comunismo y la Libertad!
Grupo libertario Vía Libre de Bogotá
8 de Octubre de 2010