La policía le seguía desde hacía un año por diversos atentados en la capital José López Menéndez, un vecino del distrito de Centro de 30 años, ha tenido en jaque a la policía madrileña durante más de un año. Este presunto anarquista, integrante del grupo Tierra Salvaje, está acusado de haber colocado al menos 32 artefactos explosivos en todo tipo de establecimientos y de locales públicos desde abril de 2009. Hoy está previsto que pase a disposición de la Audiencia Nacional, acusado, entre otros delitos, de terrorismo, según informaron fuentes judiciales.
El principal problema con el que se ha enfrentado la Brigada Provincial de Información de Madrid ha sido la forma de actuar de López Menéndez, que se dedicaba a colocar pequeños artefactos en lugares muy distintos, desde una iglesia hasta una tienda de prendas de piel. Detrás de todo esto estaba su supuesta ideología: una mezcla de anarquista primitivista que defiende el movimiento vegano (vegetarianos que están en contra del consumo de cualquier producto de origen animal como huevos, leche o miel).
El primer ataque que le imputa la policía madrileña se produjo el 14 de abril de 2009, cuando presuntamente rompió las vidrieras de una tienda en la que se vendían prendas de cuero y un restaurante especializado en tortillas. “El problema ha consistido en descubrir que los incendios y las explosiones eran obra de un mismo grupo o una persona. En Madrid se producen muchos incendios a lo largo del año y tampoco tenía una zona muy particular en la que operara”, reconocen fuentes de la investigación. El siguiente hecho delictivo ocurrió justo un mes después, cuando atacó la sede de la coalición IU en la calle de la Madera (distrito de Centro). La policía reconoce que según iba tomando confianza perfeccionaba los artefactos explosivos. Siempre actuaba de noche y con la cara cubierta con una capucha, lo que dificultaba su identificación.
Los agentes creyeron que se trataba, al ser ataques tan seguidos y con cierta cadencia, de la obra de un grupo organizado. De hecho, los agentes de Información se centraron en un posible comando dedicado a altercados de baja intensidad. Eso retrasó de hecho las pesquisas en busca de un colectivo más numeroso.
La forma de realizar los atentados era “bastante rudimentaria”, aunque siempre conseguía sus objetivos. Empapaba una manta en un líquido inflamable que ponía a secar. Después cubría con la manta bombonas de Campingaz o pulverizadores de gas para recargar los mecheros. Eso producía explosiones de intensidad moderada, pero capaces de destrozar la entrada de los locales en los que se fijaba.
Sus objetivos también fueron variando. En los últimos meses se dedicaba a reventar furgonetas de industrias cárnicas, sucursales de bancos y cajas de ahorro y dependencias de la Seguridad Social, entre otras muchas. “Como eran tan distintos, pensamos en un determinado momento que se trataba de gamberrismo”, reconocen fuentes policiales. Pero la realidad era bien distinta. Las investigaciones de la Policía Científica y, sobre todo, el afán de protagonismo de López Menéndez hicieron el resto. Este empezó a reivindicar sus atentados en páginas de Internet de claro talante de ultraizquierda, en las que entraba de forma casi imposible de rastrear. Esto dificultó su identificación.
Hasta que cometió un fallo. En un momento dado, se descuidó de taparse la cara y una cámara de videovigilancia le grabó con bastante claridad. Tras varios meses de activas pesquisas la odisea del presunto anarquista acababa el pasado miércoles con su detención en su domicilio de Centro. Tras un interrogatorio que duró horas, el arrestado se reconoció autor de todos los hechos que se le imputan. De algunos dio importantes detalles, como del último que presuntamente cometió. Ocurrió hace unos 15 días, cuando colocó su famosa manta con dos bombonas de Campingaz y reventó la entrada de la Junta Municipal de Tetuán, en la plaza de la Remonta. Destruyó también las cristaleras del edificio. De nuevo, le grabó una cámara de seguridad. Hoy está previsto que pasé a cargo del Juzgado Central de Instrucción, que preside Fernando Grande-Marlaska.
López Menéndez había regentado tres restaurantes en el distrito de Centro, entre ellos uno en la calle de la Ballesta, donde solo ofrecía productos veganos.