Según Europa Press y El Nacional de Caracas, unos 13.500 presos de 11 cárceles venezolanas se han declarado en huelga de hambre, apoyados por familiares que se han quedado voluntariamente en las instalaciones, para exigir, en primer lugar, que salgan de celdas de castigo varios compañeros encerrados ilegalmente en ellas, además de una serie de reivindicaciones.
En la mayoría de los penales los presos reclaman también por el hacinamiento, el retraso en los procesos, la falta de medidas alternativas de cumplimiento de pena, la mala atención médica, el maltrato psicológico a los familiares, las requisas denigrantes a los visitantes, la alta de agua, el deterioro de la estructura física de los internados, brote de aguas negras, falta de medicamentos, carencia de material deportivo y educativo…
La población penal se queja por la indiferencia de las autoridades ante los presos que padecen enfermedades como tuberculosis, que no reciben el tratamiento adecuado ni están aislados del resto de los reclusos.
Otro de los reclamos de los presos es que a pesar de la solicitud que han hecho no se ha decretado la emergencia judicial.