Entrevistamos a Asier, trabajador de Telepizza en Zaragoza recientemente despedido por tratar de impulsar un proceso de organización sindical en esta empresa y promover la huelga del 29S contra la Reforma Laboral. Es un joven trabajador de 23 años que vivía del salario miserable que esta empresa paga a sus trabajadores, militante de Clase contra Clase y del Sindicato de Estudiantes de Izquierdas en la Universidad de Zaragoza donde estudia la carrera de historia. Con el sindicato donde esta afiliado, la CGT, y otras organizaciones sindicales y políticas más se está impulsando una fuerte campaña por su readmisión y por el derecho a la organización sindical en esta empresa.
1-Puedes contarnos cómo comenzó el conflicto, ¿Cómo y porqué fuiste despedido?
Llevaba más de 2 años trabajando como auxiliar de tienda en el centro situado en la avenida Juan Carlos I de Zaragoza. El día 22 de Octubre la empresa decidió despedirme. Oficialmente en la carta decía que se debía a que era “poco productivo”, algo completamente falso. Existen una hojas de “productividad” (dependiendo de la cantidad de ofertas que se hacen por teléfono) que indican todo lo contrario, además, la misma empresa reconoce que aún con sus excusas el despido es totalmente improcedente.
Las razones han sido otras bien distintas. La jefa y el subjefe de tienda me encerraron en su despacho para aclararme personalmente que no “iban a permitir que ningún trabajador hablase mal del Convenio Colectivo y que menos aun lo hablase con el resto de los compañeros”. Y es que semanas antes de la Huelga General del 29 S había propuesto realizar una asamblea para informar de la Reforma Laboral y charlar sobre la necesidad de levantar un Comité de Empresa para luchar por nuestros derechos. El Equipo Gerente decidió anunciarme el despido cuando las cosas se hubieran enfriado después de la Huelga. Pensaban que dejándome en la calle iban a cortar el proceso de organización de los trabajadores, pero se han equivocado.
2-¿Qué tipo de empresa es Telepizza? ¿Cual es el perfil de sus trabajadores?
Telepizza es una multinacional que surgió a finales de los `80 copiando el modelo americano de “Fast Food” de comida a domicilio. Mantiene a sus trabajadores en una condiciones laborales miserables, garcías a lo cual ha podido amasar enormes beneficios y lanzarse así a una expansión no solo a nivel nacional, sino internacional, con tiendas en Portugal, Polonia, Chile, Centroamérica y Emirato Árabes. Ahora pretende abrir 1000 tiendas más en China. Los 500 millones de euros de beneficio del 2009 que han obtenido los accionistas han sido garantizados por salarios de 250 y 350 euros.
Es una empresa donde el 70% de la plantilla somos menores de 25 años. Durante los 2 últimos años de crisis su composición social ha cambiado bastante. Ya no hablamos solamente de jóvenes estudiantes, sino también de muchos jóvenes trabajadores, muchas veces padres y madres de familia, que ante el miedo de engrosar la lista del paro se han visto obligados a firmar contratos basura como estos.
3-¿Qué tipo de derechos sindicales tienen los trabajadores en una empresa así?
Ninguno. La empresa ha conseguido durante años someternos a estas condiciones por varios factores. Por un lado, la patronal, con la colaboración de los dirigentes de las Federaciones de Hosteleria de UGT y CCOO, nos segregó del gremio de Hosteleria. El Convenio de Delivery (“comida a domicilio”) nos separó de nuestros compañeros de las empresas de la Hostelería. Por el otro lado promocionó una serie de categorías profesionales dentro de la empresa que divide a la plantilla, como los encargados de tienda.
De esta forma a la empresa le resulta más fácil evitar que haya representación sindical o tener Comités de Empresa comprados y formados por jefes de tienda, e incluso, Jefes de Recursos Humanos, en los que no confía ningún trabajador. Estos Comités amañados son creados con la complicidad de los dirigentes de UGT y CCOO, así como de otros sindicatos como la OSTA en Aragón. Ellos firman todas las rebajas que la empresa les pone por delante a cambio de poder sumar un puñado de delegados. En Aragón tuvo uno hasta hace 5 años, pero no se molestó en renovarlo.
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