Pese a que los tiempos cambian para todos, la patronal no puede mantenerse más arquetípica. Y ello, gracias a su cara pública, Gerardo Díaz-Ferrán, que lo mismo exige flexibilización y abaratamiento del despido que hunde la siguiente de sus empresas. Los empresarios patrios ya no llevan chistera ni fuman puro al estilo de los tópicos decimonónicos pero algunas de sus práticas se diferencian poco de las de entonces.
La presencia anarcosindical en Viajes Marsans existe desde antes de la propia legalización del sindicato. Ya en el mitin de San Sebastián de los Reyes coinciden un par de botones y deciden buscar más compañeros con los que empezar a organizarse; sería el germen de la sección. Poco después, el 1º de mayo detienen en la manifestación a un operario de Marsans. Enterada la dirección, cita al trabajador: “¿qué significa eso de que hay CNT en la empresa?” La respuesta será inequívoca: “Pues que existimos como sindicato”. Como afirman los compañeros, no hizo falta presentar ningún papel, había muchos afiliados y la presencia en la calle es un hecho incontrovertible. Rápidamente, como imponen los tiempos, surgen secciones en Barcelona, Bilbao, Madrid, Málaga y Zaragoza, si bien es cierto, que dicho crecimiento será efímero: con la celebración del V Congreso, la sección prácticamente estalla; Bilbao se va con los de Askatasuna, Málaga desaparece, Zaragoza se va con el autodenominado Congreso de Valencia… sólo Madrid y Barcelona continuarán en AIT tomando participación muy activamente en el proceso de adecuación para la venta de Marsans que inicia el INI. Poco después se iniciará el declive de la afiliación que de forma general afecta a todas las organizaciones sociales tras el golpe. Pese a todo, se mantiene un núcleo organizativo que no ha dejado de estar presente en cada uno de los principales conflictos en la empresa. Sí, la historia de la CNT en Marsans da para mucho, pero pasamos a las cuestiones sobre la situación actual.