Sean Kirtley habla tras salir de prisión sobre la importancia del apoyo a los presos.
Queridos compañeros,
He tenido un montón de tiempo para reflexionar los últimos seis meses antes de ser liberado de prisión con mis convicciones explicadas en el Tribunal Supremo y ni un solo día ha pasado sin que haya pensado en lo que el movimiento de apoyo a los presos significó para mí mientras me encontraba en prisión y esta es mi oportunidad de darle las gracias a todo el mundo que me apoyó durante mi tiempo dentro y a aquellos que continúan apoyando a activistas por la liberación animal que actualmente se encuentran encarcelados por el estado.
Cuando el noventa y nueve por ciento del mundo exterior te ha sido negado con el régimen carcelario te sientes aislado, enclaustrado en un mundo de barrotes, puertas cerradas, trabajo en la cárcel y convivencia con extraños, es así.
Cada carta, postal, libro, revista, paquete de sobres, sellos o material de escritura enviado a los presos por la gente de fuera es un soplo de aire fresco y ofrece una inmensa, a veces abrumadora sensación de solidaridad. No puedo dejar de resaltar la importancia que tiene apoyar a los presos para mantener a nuestros compañeros en un buen estado de salud mental.
Incluso si no conoces al preso o si no sabes sobre lo que escribir, simplemente empieza por mandar postales para que el preso sepa que estás pensando en ellos y que nunca son olvidados ni por un momento, es simple, empieza por ahí.
Desde que me liberaron me he concentrado principalmente en mi familia, mi pareja, mis hijos, mis nietos, en cuidar de mi anciana madre y poniendo en orden varias cosas que necesitaba hacer.
También he encontrado tiempo para hacer una visita a la cárcel, mandar unas cuantas cartas y en Febrero de este año di una charla sobre la importancia del apoyo a los presos en la manifestación nacional contra el laboratorio de experimentación animal de Bradford.
Por desgracia, mi perro “Ronnie”, murió siete semanas antes de que me liberasen, lo que fue un auténtico palo para mí. Desde entonces hemos adoptado una preciosa staffordshire llamada “Roxy” que necesitaba encontrar una nueva casa después de sufrir malos tratos durante dos años. La queremos con locura, y el sentimiento parece ser mutuo.
Por fin he recibido mis gastos judiciales y mirando atrás estos diez años de viejas alfombras desgastadas y raídas solo puedo preguntarme a donde va todo ese dinero!
No puedo decir que adaptarme al mundo exterior de nuevo haya sido fácil tras dieciséis meses entre barrotrs porque no lo ha sido en absoluto, pero conforme el tiempo va pasando es más fácil relajarme y contar con lo que ha pasado, y continuar la lucha por un mundo mejor.
Con amor y solidaridad,
Sean Kirtley.
Extraído del ARPS newsletter: www.arprisoners.org