“Nunca me he ocupado de la cuestión social; pero, he estudiado el ideal anarquista, y comprendo que la Anarquía es el ideal más sublime que haya podido germinar en el cerebro humano.” Thomas Alva Edison
En diversas ocasiones y en diferentes contextos seguro que nos vemos involucrados en numerosos diálogos políticos, históricos e ideológicos más o menos acalorados. En este tipo de conversaciones, cuando se aportan ideas basadas en posiciones libertarias, la reacción de algunas personas participantes suele ser de escepticismo, de desconfianza o simplemente de desconcierto.
En no pocas ocasiones los anarquistas tenemos que ir justificándonos ante comportamientos prepotentes, la curiosidad del interlocutor o la simple ignorancia. Desafortudamente en nuestra sociedad, existe mucho más conocimiento sobre la ropa de moda en el Zara o el equipo de fútbol que marcha primero en la Liga que sobre teorías políticas, sobre todo si dichas teorías ponen en duda la hegemonía del capitalismo salvaje y la pseudodemocracia de nuestros días.
“Los políticos de todas la tendencias conciben la anarquía como desorden; por eso la rechazan sin remisión; como si la democracia se pudiera realizar de otra manera que por la distribución de la autoridad, y como si el sentido auténtico de la palabra democracia no fuera la abolición de gobierno.” Pierre-Joseph Proudhon
El recurso de la métafora puede ser una excelente herramienta para la educación y la argumentación, en tanto se compara algo incomprensible con una realidad manejable que sirve de base para construir de forma significativa un nuevo conocimiento. Así, desde hace algún tiempo, vengo utilizando una sencilla comparación que pretende arrojar luz al confundido oyente:
Imaginémonos -le digo- que el fin sublime de justicia social y libertad para todos los seres humanos se encuentra al final de una larga escalera. Ahora, pongamos cerca de dicha escalera a personas con distintas ideologías y fijémonos en su comportamiento.
– Una persona de derechas, probablemente le dé la espalda a la escalera o directamente intentaría destruirla.
– Un socialdemócrata sabe que existe aunque apenas se atreve a subir uno o dos peldaños.
– Un comunista se dirige decidido subiendo un escalón tras otro, pero cuando llega a la mitad, le entra vértigo y se detiene.
– Sin embargo, un anarquista, irá hasta el final de la escalera, en su afán por conseguir una mejor sociedad, sin reparar en los interesados mensajes por abandonar su visión crítica y radical del mundo.
“El anarquismo, al ser, por una parte, la expresión más alta y más pura de la reacción del individuo contra la opresión política, económica y moral que hacen pesar sobre él todas las instituciones autoritarias y, por otra parte, la afirmación más firme y precisa del derecho de todo individuo a su desarrollo integral por la satisfacción de sus necesidades en todos los terrenos.” Sébastien Faure
Lógicamente, esta “teoría de la escalera” no pretende ser una exhaustiva declaración sobre el anarquismo, a la vez que refleja un injusto reduccionismo, tanto sobre el propio pensamiento libertario, como de las otras ideologías mencionadas, desprendiéndose también una sensación de linealidad política totalmente irreal. A pesar de todo, lo importante es que es una metáfora muy gráfica, fácilmente comprensible y que refleja un aspecto clave de la teoría libertaria, como es entender la anarquía como la mayor evolución social a la que puede aspirar el ser humano.
Nota: La imagen que acompaña este texto se denomina “Relativity” de M.C. Escher, una famosa litografía de 1958 que no está aquí por casualidad…
Koopiloto G.R.
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