¡Abajo la paz social!

Ante el recrudecimiento de la crisis, los explotadores de todos los países aceleran las medidas contra el proletariado, contra todos los desposeídos. Negocian, acuerdan y conspiran para darnos otro apretón más al cinturón. Los gobiernos de todo el mundo y de todos los colores aplican latigazos cada vez más crueles. Despidos, bajadas de sueldos, intensificación y extensión del trabajo… La salud de la economía, de la empresa, está por encima de la de los proletarios. Los esclavos asalariados deben sacrificarse para mantener en pie su propia esclavitud. La vida de la inmensa mayoría de la humanidad debe ser llevada más allá de cualquier límite para salvaguardar los bolsillos de los burgueses, para evitar la bancarrota de este sistema moribundo.

Frente a esto, los proletarios sólo tenemos, como siempre, dos alternativas: luchar o reventar. Organizarnos para defender nuestras necesidades frente a las de la economía capitalista, o agachar la cabeza y aceptar como corderitos los sacrificios que nos imponen y que nos coloca en el matadero mediante hambrunas, guerras, deterioro de salud, mediocridad cotidiana, destrucción del planeta…
No, no nos engañemos, no hay medias tintas. Las reformas, las diversas alternativas que nos ofrecen un capitalismo más justo, con diferentes formas de producción y distribución: el gestionismo, el ciudadanismo, el decrecimiento, la antiglobalización, el recambio en el gobierno, las negociaciones sindicales y todas las demás variantes que pretenden cambiar el mundo sin revolución, son maniobras para enredarnos y anular nuestra lucha. Son mecanismos y aparatos para colarnos todo lo que quieran.
Y si hoy los sindicatos nos llaman a un paro general y planean un “plan de lucha” es precisamente para sabotear nuestra lucha. Para encuadrarnos, para controlarnos. Para que las respuestas a los ataques contra nuestras condiciones de vida transcurran por los cauces legales de la democracia, lo que significa que todo siga igual o peor aún.
Para defendernos de los ataques del Capital necesitamos organizarnos fuera y en contra de los partidos, sindicatos y ONG’s. Debemos estructurar nuestra lucha rompiendo toda separación sectorial y todas las divisiones que nos imponen (parados/activos, temporales/fijos, autóctonos/inmigrantes, estudiantes/trabajadores…).
Frente al deterioro de nuestra miserable vida y ante la estafa del paro sindical, organicémonos para destrozar la paz social e impidamos la vuelta a la normalidad con todos los medios a nuestro alcance. Usemos todos los mecanismos posibles para imponer nuestras necesidades a las de la economía:
– Impidamos la circulación de la mercancía. Cortemos las carreteras, las vías de tren…
– Bloqueemos la producción. Organicemos piquetes en fábricas, oficinas, colegios…
– Expropiemos la producción acumulada en supermercados, almacenes…
– Boicoteemos u ocupemos los medios de comunicaciones burgueses.
– Organicémonos para combatir la represión.
– Rechacemos todo sacrificio, toda defensa de la economía nacional.
Si la economía está en crisis… ¡que reviente!

CONTRA LA DICTADURA DEMOCRÁTICA DE LA ECONOMÍA…
…POR LA DICTADURA DE NUESTRAS NECESIDADES HUMANAS
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