El cura Gómez Sierra no se fía del economista Braulio Medel. Ese podría haber sido el titular del parte del suicidio que los curas del cabildo han elaborado para autoinmolarse en el primer día de la feria de nuestra señora de la salud.
Así encomendándose a nuestro señor Jesucristo, los sacerdotes, los cuatro a dedo por los impositores y el de aspromonte/cajasur han preferido morir matando que “morir asfixiados”, como don Demetrio ha declarado al portal infocatólica.
Don Demetrio, recién nombrado Obispo de Córdoba ha sido el único que ha hablado: “Se nos ha obligado a fusionarnos con Unicaja. En el consejo de Administración tenemos los mejores curas de la diócesis. Ellos no han querido enriquecerse, ni tener un empleo, ni anteponer sus intereses personales. Parece que se nos quería llevar a la rendición total sin condiciones. Unicaja no tenía prisa”.
Veamos. Es cierto que el Banco de España, el Ministerio de Economía, La Junta de Andalucía y el Psoe amenazaron hace ya más de un año a Cajasur con intervenirla si no se fusionaba con otra caja. “La caja de las personas”, había entrado en quiebra técnica. Su coeficiente de solvencia estaba por debajo del ocho por ciento, había sido calificado su estado por la agencia fitch como bonos basura y su situación era insostenible.
Los días de vino y rosas de la época de don Miguel Castillejo, Don Rafael Gómez, Don Pedro Romero, Don Angel Tirado, Don Eugenio Sánchez Ramade y la de sus flamantes y ricos directivos habían tocado a su fin. La ruina era considerable. El agujero, según fuentes financieras de toda solvencia se estima en unos dos mil quinientos millones de euros. Ya se ha difundido lo de los 600 del 2009 y los 114 de pérdidas que ha anotado sólo en los primeros meses de 2010. A eso sumále 322 que ha perdido el grupoo de empresas. Le buscaron un novio a la medida. Los socialistas no vieron con buenos ojos que se fueran con Caja Murcia como le hubiera gustado al clero y a su sindicato portavoz, Aspromonte. Éste, hace tan sólo unas semanas recordaba la conveniencia del matrimonio con la murciana, que además está en línea con la derecha popular cristiana antiabortista.
Sin embargo, le colocaron como pretendiente a Unicaja, como efectivamente Don Demetrio reconoce. Para hacer factible el enlace, volvieron a forzar la modificación de la Ley de Cajas, esta vez la andaluza. Ya lo hicieron cuando José M Aznar los acomodó a la derecha de dios padre y les reformó la Ley Financiera.
Unas modificaciones de dudosa legalidad para mantener los privilegios de los prelados y esa singularidad que han venido disfrutando desde la creación de la empresa por San Pedro. La caja de ahorros, no es de este mundo.
Y el cambio les mantuvo en sus privilegios, aunque no en todos. Lograron aumentar su participación en los órganos de gobierno de la caja resultante, pese a que la absorción les dejaba, con la norma en la mano, en una posición muy rebajada. Pero se modificó. Los curas hicieron un amago de plante y obtuvieron más plazas en la futura entidad, si bien no así su presencia vitalicia/eterna. Ahí Don Demetrio, no ha estado fino. Una ley a la medida de las sotanas. Habían conseguido mantener esos privilegios sagrados e intocables.
Pero obtuvieron más: ocho millones de euros anuales para una fundación recreativo-benéfica, y tres inmuebles valorados en cien millones. Que ahora, los sindicatos, excepto el de la patronal/aspromonte, han recordado, podrían servir para amortiguar la sangría que el coste de la operación va a suponer en los trabajadores. Han tirado de máquina y han dicho 24 millones euros, por tres años de fundación subvencionada, más 100 millones por los edificios de Santo Angel, Tejares y Oficina Agraria, total 124 millones.
Si Boston Consulting establecía el recorte en Cajasur en 43,3 millones, resulta que nos sobra incluso. Ahí se les ve el alzacuellos cuando han querido trasladar a los clientes feligreses que piden limosna al FROB por los pobres empleados… Nada más lejos de la realidad. La verdadera razón de la marcha atrás ha sido que no se fían de que sus pri-vi-le-gios los mantenga el presidente, Medel. Ahí si lleva razón Don Demetrio y Don Santiago. No se fían que una vez rubricada la absorción se mantengan indefinidamente las singulares condiciones de los sacerdotes. Por eso el obispo habla de rendiciones y de la prisa.
Es verdad que cada día que pasaba, Cajasur se acercaba más al abismo, a la nada. Y ese tiempo lo manejaba el hábil Medel. “Cuanto peor estén, mejor”, habría comentado a sus asesores. Sobre todo desde que supo, al tener información del coordinador Azuaga, del estado ruinoso en el que se encontraba la caja del Cabildo catedralicio. La gota que colmó el vaso, según esas mismas fuentes del sector, es que en esa débil posición, los de la tirilla piden el edificio de Gran Capitán… Y a Medel le da un ataque de risa. Era la última excusa para tirar el anillo de pedida.
Por eso no se fían de D Braulio. Lo de los trabajadores ha sido durante todos estos meses una cortina de humo. Al final, en la larga jornada de ayer, los sindicatos, excepto el de la patronal, llegaron a un principio de acuerdo. El único que ha habido durante todos estos meses de reuniones estériles. Y precisamente cuando llegan las aproximaciones, los de la santa madre iglesia, piden la cruz, el martirio y la mortificación y dicen morir, como Jesús, por los pecados de los hombres. Por no poder salvar el destino de los tres mil empleados que ahora es cuando de verdad no tienen futuro.
Y no se ha fiado porque en la calle ya estaba alojada la idea de que si efectivamente el escollo eran las pobres familias, que renuncien a los privilegios. Una tesis que incluso ya se puede oír en los medios de comunicación que tan bien han defendido durante décadas los privilegios que los compraba. Así encuentro que los sindicatos, excepto el amarillo-purpurado, piden que se reforme el protocolo de fusión y se regulen las participaciones empresariales, la creación de las fundaciones, la cesión de activos y las dotaciones económicas a obras sociales.
Qué mejor obra social que mantener el trabajo, razonaban los sindicalistas. De ahí que Don Demetrio y el resto de hermanos hayan pecado por mentir: han sacrificado la caja por sus mezquinos intereses, porque no se fiaban y podían con el tiempo perder lo adquirido y consolidado en años singulares de vivir como dios.
Es verdad que ya no podían pagar la nómina de junio y me temo que habrán de cerrar la caseta de feria, so pena de que Fernández Ordoñez la intervenga también e invite a un salmorejo colectivo a los del Banco de España, que durante años han mirado para otro lado, cuando era un secreto a voces el saqueo. Cuando se sabía que los inspectores del banco emisor emitían informes alertando de la gravedad y tamaño de la quiebra, cuando los trasladaban a otras sedes o cuando sencillamente eran comprados y su silencio firmado en contratos singulares para ellos y sus parientes, como los que gozan aquellos políticos que se han forrado bajo el palio de la paloma y han enchufado a sus hijos sobre los que también se cierne la incertidumbre. Se impone ahora que el Banco de España envíe a inspectores honestos y que con la Fiscalía Anticorrupción levanten acta, detengan a los culpables y se restablezca la decencia pérdida.
Con todo, míralo en su parte positiva: se acaban 150 ños de caciquismo financiero-religioso en Córdoba. Mucho tiempo,¿ no te parece?.
Alberto Almansa