Gran parte de la clase obrera vasca no
estuvo en el 1º de mayo CAPITALISTA.
Por : Idoia Mendizabal.
La clase obrera vasca no se manifestará con los sindicatos de acompañamiento al sistema.
Sindicatos que pretenden protestar y luchar, pero que no quieren o pueden oponerse a la política del capital, enmascarada por su presunta crisis. Cuando nunca ha estado tan ofensivo y despiadado en tiempo de paz.
Sin embargo, algunos sectores trabajadores de la clase obrera, sobre todos los sindicalizados, es comprensible que vayan a manifestarse con esos sindicatos que dicen representarles. O que afirman defenderles, a pesar de que hoy los empleados fijos y sindicalizados del capitalismo y de sus instituciones, saben que se trata únicamente de luchas defensivas y sectoriales. Divididas en todos los sentidos, empezando por los estados de capital, que al contrario tiene una estrategia global, internacional.
Por supuesto, todos estamos bajo ese chantaje general y brutal que ahora llaman crisis, pero las que se dicen organizaciones de la clase trabajadora, sin organizar de verdad una respuesta social general a todo lo que nos están imponiendo, y que planean imponernos aún más, tienen más responsabilidad social.
Naturalmente, también ese 10% de parados oficiales de las estadísticas del sistema, y los menos oficiales que son muchos más, no ven en absoluto en los sindicatos algo que les pueda proteger o defender. Tampoco la juventud en paro no cree para nada que esas organizaciones ya casi totalmente integradas en el sistema la vayan a sacar del chantaje patronal y estudiantil. Más integradas aún aquí, bajo dos estados ilegítimos que dominan el país, como lo es a toda vista la mayoría del sindicalismo francés y español. Los colonialistas de CCOO y UGT en primera línea del combate nacionalista madrileño en el Sur.
También las mujeres totalmente o en parte dependientes de las entradas de la familia, que son igualmente potenciales paradas que las estadísticas no reconocen, como no reconocen la mayoría de los compañeros y compañeras que llegan desde otros continentes, han dejado de ver en el sindicalismo algo que responda aunque sea en mínima parte a su situación.
Los obreros vascos (ekileak), son muchos más que ese sector trabajador (langile) que los sindicatos pretenden defender, a pesar de que la precariedad, los autónomos y todos los subcontratados, los jóvenes en formación y bajo superexplotación, los becarios de toda clase, aparecen también – algunas veces – como puro eslogan en los manifiestos, discursos, entrevistas y rueda de prensa para la galería.
Aquí, una gran parte del sindicalismo ya se ha encerrado definitivamente en su papel de reformismo muy defensivo y de acompañamiento a las instituciones y al capitalismo, y nadie que tenga algo de conciencia obrera puede apoyar sus montajes de fachada. Menos aún para una fiesta, terrible ironía, del trabajo y de los trabajadores.
Hemos visto además los nulos resultados de huelgas y protestas, cada vez más vacías de contenidos, puras manifestaciones de derrota en fin de cuentas.
Hablamos además de una forma de entender el trabajo, la explotación asalariada, cada vez más superada en los viejos términos, pero más compleja y bajo el total chantaje de la globalización. Financiarización y deslocalizacones, contratos cada vez más soga al cuello, industrialización que se automatiza y deja sitio para la nueva economía del conocimiento, migraciones controladas como nuevos campos de concentración internacional, y luego con la aparición de todas las nuevas formas obreras que quieren desconocer, donde parece a veces que las ETT tienen más poder que el mismo sindicalismo.
¿SINDICATOS ESTRATEGICAMENTE VENCIDOS?
La crisis, u ofensiva capitalista de nuevo y viejo cuño, ya ha conseguido el logro político de llevar a las pocas organizaciones obreras que nos quedan hacia posiciones totalmente defensivas y hasta conservadoras.
Textos como este, de un sindicato vasco de hace unos pocos años, se han casi totalmente olvidado, según parece:
Con el reparto de la riqueza, concretado en el salario social(I) y en el reparto del trabajo, tratamos de plantear una nueva e ilusionante dinámica sindical que aborde con realismo el tema, recupere nuestra dignidad colectiva y abra horizontes para la transformación progresista de nuestra sociedad.
En Euskal Herria, estas medidas de salario social y reparto de la riqueza son una clave social fundamental de nuestra contraofensiva global contra el imperialismo, los estados-nación y el modelo neoliberal.
(?)El reparto del trabajo y la renta básica son dos propuestas concretas que inspiradas en el deseo de resolver el acuciante problema del paro y de la exclusión social, se apoyan en criterios distintos(?): la renta básica se sustenta en el derecho de ciudadanía. Comporta el derecho de toda persona a una parte del producto social por razón de pertenencia a esta sociedad. Es equiparable al derecho de toda persona a la esfera social. (?)Es una forma de garantizar un ingreso (de manera incondicional y sin ninguna contrapartida a cambio), que permita a toda persona afrontar en condiciones de normalidad su presente y su futuro.
(?)En este orden de cosas, conviene remarcar que la nueva dinámica de renta universal y reparto del trabajo aborda el conjunto del mercado del trabajo, y sólo será efectiva si se cimienta sobre la real cristalización de una alianza entre trabajador@s activ@s, precarizad@s, mujeres que trabajan en el hogar y excluid@s.
(?)Por lo tanto, la reducción del tiempo de trabajo debe ser general y significativa para que tenga eficacia económica, aceptación social e incidencia cultural positiva. (?)Así, si disminuimos la jornada laboral vigente en un porcentaje determinado (10%, 20% o 25% según sea el caso), al objeto de incrementar el empleo en la misma proporción, tendríamos que considerar tres escenarios posibles(?)
(Reparto del trabajo y salario social, Ipar Hegoa Fundazioa, 1998)
Casi increíble.
Por supuesto, hasta es posible que este tipo de textos representó únicamente alguna reacción de contención frente a propuestas más radicales de otros movimientos sociales, pero ilustran hasta que punto ahora el sindicalismo vasco entonces menos integrado haya sido también vencido.
Pero lo vencido de verdad es en realidad el viejo sector trabajador fijo industrial, en esta nueva fase del capitalismo, para dejar sitio a la masificación de la precariedad y a la flexibilidad, como le llaman a esta intensificación refinada de la explotación obrera, que golpea a la clase en su conjunto de forma mucho más directa. Quitando progresivamente fuerzas al sector trabajador fijo tradicional. Con la imposición estatal de los chantajes-montajes-crisis y la amneza global de la nueva organización del capitalismo, con el arma de las deslocalizaciones y de las migraciones totalmente en sus manos.
¿Qué hacer?
(I)
Se llama aquí salario social, lo que se suele denominar también renta obrera internacional de seguridad, renta social, renta básica, etc., siempre referidos a una renta universal e incondicional, aplicada según cuantificaciones bio-regionales y determinadas por otros factores a desarrollar.
Extraido de: INDYMEDIA EH.