Nadie, de los cientos de miles de manifestantes que hoy estabamos en las calles de Grecia, conoce cómo empezar a escribir una noticia sobre lo que el hoy era y es para Grecia.
¿Por dónde empezar? ¿Por los momentos de la mañana que un río rabioso de manifestantes recorrió todas las ciudades de Grecia? ¿Por el cerco militar (porque ejército son aquí los cuerpos policiales) que sufre la ciudad de Atenas en estos momentos de la noche, con la policía invadiendo con toda su barbaridad las calles, las ocupaciones, los cafés de Exarjia, los locales de juventud, las sedes de los grupos polticos, las casas? ¿Por la muerte trágica de los tres empleados del Banco Marfin, que ha sellado este día que era tan decisiva para el pueblo griego (y los pueblos europeos); un día tan importante porque al fin la rabia salió a las calles en manifestaciones tan multitudinarias que ni en el diciembre de 2008 había vivido Grecia?
Quizás cuando se pierden tres vidas es justo que esto sea la noticia primera. Pero no es justo -y mas de esto: es inmoral- lo que desde hace horas están haciendo el gobierno y su policía, los políticos de los dos grandes partidos y sus medios de comunicación masiva: que aprovechándose de la trágica muerte de los tres empleados del Banco Marfin, se echan a una “caza de brujas”, culpando a todo un pueblo por su desobediencia a aceptar las órdenes de los de arriba que lo condenan a una vida sin futuro digno y esperanza.
La pregunta “¿qué o quién ha obligado a los empleados del Banco Marfin a trabajar mientras recorría la calle Stadíou una manifestación multitudinaria y rabiosa, con su ira concentrada en a los bancos?”, circula en los labios de todos y todas. La respuesta es f´scil: el mismo sistema que, mañana, va a obligar a todas y todos a bajar la cabeza por el miedo de perder su trabajo precario.
Mucho podríamos decir (y ya se dice aquí) sobre las condiciones de la muerte de las tres personas que la dirección del banco les prohibió salir del trabajo y les dejó cerrados en un edificio donde no había salida de emergencia y no funcionaban los sistemas de seguridad contra incendios. Por el momento nos limitamos a traducir un fragmento del comunicado del Sindicato de los Empleados en Bancos (OTOE) que ha convocado para mañana un huelga en los bancos:
“… lo que ha quitado las vidas de nuestros compañeros de trabajo es consuecuencia trágica de las medidas antipopulares que levantaron la rabia del pueblo y la protesta de miles de cientos de trabajadores. Los responsables han que pagar con toda la severidad. Pero también hay responsables morales de este delito…. y están en la política del gobierno, en las acciones de la policía y en los Directorios de los Bancos que chantajean a los empleados y no les permiten la participación en las movilizaciones y quienes con una irresponsabilidad increíble nunca toman las medidas necesarias para que queden protegidas las vidas de empleados y de clientes en las sucursales bancarias que siempre son los objetivos de la rabia en todos lo recorridos de las marchas obreras y las manifestaciones”.
Hoy todo era posible…
Es imposible que alguién pueda hacer retroceder al tiempo y regresar a los momentos anteriores de las 2.30 H. en que se dió a conocer la muerte de las tres personas… Pero aquellos momentos existieron. Y eran momentos magníficos. Y tmbién debemos contarlos. Debemos informar y comunicarlos a todo el planeta porque hoy en la manifestación de Atenas se jugó el futuro de un pueblo entero.
Si no pasara lo que pasó, mañana el Parlamento griego quizás –quizás, nadie lo sabe- no iba a PODER votar a favor del acuerdo con el FMI. Todo estaba abierto hoy: la gente caminaba decidida a cercar al Parlamento, quedarse todo el día y toda la noche en las calles para presionar todo lo que hiciera falta, estaba decidida a intentar invadir, una y dos y tres veces, al Parlamento. Era como si un gigante dormido se despertó de repente y ni la represión ni los lacrimógenos podrían retenerlo.
Caminabas por la manifestación y por todos los lados se respiraba esta decisión: “no va a pasar”. No era una consigna, era una decisión. La consigna “si no pueden gobernar, ya vayánse, vayánse a joder”, se escuchaba de gente que no lo esperabas y se transmitía por toda la manifestación levantando una oleada de aquel entusiasmo que solo puedes vivirlo cuando la multitud en las calles late como un corazón colectivo.
Todo estaba abierto y era posible hoy, porque quien estaba en las calles ya conocía que el miedo de ayer era pasado. Y no es poco esto: ya van seis meses enteros que día a día, momento a momento, minuto a minuto, nos vacunaban gota a gota el miedo. Dormíamos cada noche con la rabia –porque ya conocíamos la hipocresía- pegada como un nudo en la garganta y nos despertabamos con el miedo en el corazón. Porque no conocíamos qué iba a amanecer: ¿íbamos a amanecer con los bancos cerrados? ¿con nuestros sueldos y ahorro robados? ¿con el país en quiebra? No conocíamos cómo iba a amanecer para nosotros. Para cada uno y cada una y para un pueblo entero.
Y mareados de tantos análisis sobre los motivos de la crisis, mareados por los números de los millones sobre millones de euros, nos despertamos un día dándonos cuenta que nosotros y nosotras –las de abajo- íbamos a pagar las cuentas de los de arriba.
Era. y es, tan simple y tan terrible: el FMI y países de la Unión Europea iban a prestar –PRESTAR- a Grecia tantos y tantos millones de euros (140.000.000) a un interés del 5%. Para pagar Grecia su deuda a los bancos alemanes, franceses, ingleses, griegos, españoles etc… por un interés que superaba el 7%. Y esto teníamos –tenemos- que pagarlo nosotros y nosotras: un pueblo humillado* que lo utilizan como un cobayo para probar en su cuerpo lo que sobre todo les interesa: si pueden hacer pasar a los pueblos europeos –con leyes y consenso adquirido por el miedo- la flexibilidad y la precariedad en el trabajo. Para ganar más y más. Así, tan simple. Y ellos, los de arriba, creyeron que ya han ganado el juego. Todavía no conocemos si lo ganaron pero las manifestaciones de hoy en Grecia mostraron –y ellos ya lo saben- que las “ovejas-cobayos” PUEDEN desviarse de la suerte que les guardan los pastores: la de la masacre.
Hoy en Grecia todo está abierto: si la manipulación por la desgraciada pérdida de las tres vidas les servirá –como lo quieren- para imponer otra vez el miedo y el silencio a la sociedad, va a verse los próximos días. Nosotros seguimos sin conocer que va a amanecernos. Pero también conocemos dos cosas, que las manifestaciones de hoy las gritaron: somos muchos los y las que no vamos a callar, somos muchos que hoy superamos el miedo. Y: los y las que somos y estamos para inventar la resistencia contra la oleada del fasismo que nos imponen, necesitamos la solidaridad de cada uno y cada una, de todos y todas en Europa y en el mundo que son compañeros y compañeras. Se trata de nuestra vida, de nuestra dignidad, de vuestra vida y de vuestra dignidad.
Está en juego el sueño común: estamos en un crucial ¿vamos a construir ese nuevo mundo? Pasa la respuesta tambien por la solidaridad (con el significado de la palabra en griego: yo por ti, porque te confio y yo me presto por ti, porque eres mi hermano) y la hermandad.
Hoy en las calles nos sentimos que no somos individuos que dormimos y despertamos cada uno con su rabia y sus miedos. Mañana necesitamos a todos y a todas en esta lucha que será larga….
¡¡SOL@S NO PODEMOS!!
La manifestación en Atenas empezó a las once de la mañana. Se habían convocado cuatro concentraciones diferentes. El PAME (“Frente” que lo controla el Partido Comunista KKE) en Omonia, los sindicatos oficiales GSSE y ADEDY en Pedío Areos, varias organizaciones de izquierda y anarquistas y los sindicatos de base en el Museo Nacional y en la Plaza de Victoria organizaciones y sindicatos anarquistas. Muy pronto, ya desde las once y media, se quedó claro que no iban a existir cuatro manifestacionse diferentes, simplemente porque la gente era tanta que ya las cuatro concentraciones se habian unido en una: desde Omonia hasta la plaza Victoria no cabía ni un alfiler.
Con valoraciones “mas o menos”, era la mas grande manifestación que vivió Atenas desde hace treinta años, comparándola los mayores con las manifestaciones en los primeros aniversarios de la caída de la dictatura.
La policía dejó pasar en paz a los manifestantes de PAME y los de los sindicatos oficiales, pero empezó a cercar (literalmente) la manifestación cuando caminaban los sindicatos de base, las organizaciones de izquierda y del espacio anarquista. Alrededor de la una y media la tensión subió a las alturas porque toda la gente, aún la que caminaba con los sindicatos oficiales, estaba rabiosa y el objetivo de su rabia iba a por el policía. Los lacrimógenos transformaron una vez más el centro de Atenas en un infierno. Pero la gente insistía: iba a por el Parlamento. La manifestación se dispersó una y otra vez por la represión, pero la gente no salía y se concentraba otra vez.
Al fin se formó una manifestación que empezó a caminar pasando otra vez de Omonia y de la calle Stadíou. Iban a por el Parlamento cuando se dió a conocer la noticia de los tres muertos. No salió nadie. Una manifestación silenciosa, rabiosa –y paralizada- hasta las cinco de la tarde que invadió un ejército de motocicletas policiales y un ejército de cuerpos antidisturbios.
Tantos que hasta los periodistas de los canales de televisión gritaban que “esto ni en las películas lo hemos visto, nos atacan aún a nosotros por todos los lados, es un ejército”. Y era un ejército. Que se desplegó por todo el centro. Se prohibió el paso de las personas en las calles centrales. Se prohibió. Así, sin más. Tenías que caminar como cuatro cuadras para encontrar una calle abierta para llegar a tu casa. Salió en la televisión el Primer Ministro, ese Giorgos Papandreou para culpar a los “desobedientes y su violencia”. Sin dejar de recordarnos que tenemos que cumplir las ordenes, pues, su gobierno, el FMI y la UE tienen como único objetivo “salvar” a Grecia. Todos los demás que no queremos esta “salvación” somos responsables –según el Primer Ministro- de la muerte trágica de los tres empleados del Banco Marfin. Según el Primer Ministro, según el señor Samaras (Presidente del Partido de Nueva Democracia) y según el señor Bgenopoulos – propietario de Banco Marfin, el hombre que los últimos años domina en la vida económica del país, propietario de bancos, barcos y del Olympic Airlines que le entregó el estado griego hace unos meses… – todos y todas somos culpables y “cómplices” si no consentimos en lo que sobre todo es: la “salvación de la patria”.
Disculpen si este escrito va sin la coherencia debida. Hay momentos que alguien no conoce por dónde empezar y dónde terminar. Vivimos uno de tales momentos en Grecia. Y os necesitamos. SOLOS Y SOLAS NO PODEMOS seguir con la esperanza que hoy llenó las calles de Grecia.
http://www.europazapatista.org/?Grecia-PODEMOS
VEÁSE reportaje sobre las manifestaciones en otras ciudades en Grecia:
http://grecia-libertaria.blogspot.com Mira també:
http://grecia-libertaria.blogspot.com