La situación actual socio-económica del mundo capitalista está muy deteriorada por la situación de crisis que se está produciendo. Por las condiciones del mercado, los capitalistas no ven factible conseguir el nivel de beneficio alcanzado hasta el momento con sus empresas y bancos. Desean darle una vuelta de rosca a las relaciones socio-económicas y serán los diferentes gobiernos de turno quienes faciliten las condiciones necesarias, ya sea por las reformas laborales, de pensiones o de la Seguridad Social. Los trabajadores y el pueblo en general son los principales afectados por estas medidas y, de nuevo, los que van a sufrir las consecuencias. Por lo tanto, se hace más necesario aun que los trabajadores se organicen para resistir a sus intenciones, proteger sus derechos y no permitir que sean recortados.
El problema al que nos enfrentamos es la falta de movilización de la mayor parte de la clase trabajadora debido al propio funcionamiento de las relaciones laborales entre trabajadores y empresarios, ya que la mayor parte de los trabajadores están excluidos de esta relación por las formas de representación aceptadas en el marco laboral. La clase trabajadora se ve empujada a delegar en profesionales del sindicalismo para solucionar sus problemas laborales mediando con la patronal. Además hay que tener en cuenta la propia naturaleza de estos sindicatos de profesionales, vacíos de trabajadores militantes y que son mantenidos por el propio Estado. Razones por las que no son válidos para un verdadero enfrentamiento con el Estado y la patronal en defensa de los derechos de los trabajadores. De momento, los anarquistas tenemos mucho trabajo para hacer ver a los trabajadores y al pueblo en general la necesidad de organizarse para defender sus derechos y aspirar a una vida mejor para todos, sin delegaciones e involucrándose en la solución de sus propios problemas.
El advenimiento de la revolución social dependerá de diversos factores que han de confluir en el convencimiento de la sociedad de que es necesario vivir bajo otros parámetros diferentes a los de la sociedad capitalista. Sustituir la competitividad por la solidaridad, el individualismo por el apoyo mutuo; conseguir una nueva sociedad con la igualdad como base, la libertad como medio y la fraternidad como fin.
El trabajo de los grupos para llevar las ideas y las formas de organización anarquista a todos los rincones de la sociedad actual es muy grande. Necesitamos de esta actividad para ir confeccionando el tejido social anarquista que nos servirá de base para la próxima organización social que surgirá después del estallido revolucionario necesario para finiquitar el sistema capitalista. Debemos incidir con nuestra actividad anarquista en diferentes campos dentro de la sociedad actual. Las relaciones personales, las relaciones sociales, la economía y el mundo laboral, la educación, la ecología,la medicina, la nutrición… El movimiento libertario tiene recetas válidas para todos estos campos, por lo que debemos ser capaces de articularnos en las diferentes actividades necesarias para conseguir ampliar nuestros horizontes.
Se hace necesaria la organización de los trabajadores para defender sus derechos y resistir a las imposiciones del capital hasta conseguir más altas cotas de bienestar y libertad, hasta acabar con la explotación del hombre por el hombre, que es la mayor injusticia que sustenta el sistema capitalista. Nuestra meta ha de ser el control de los medios de producción por parte de los trabajadores para orientar dicha producción en beneficio de la clase trabajadora y el pueblo en general, para que todos tengamos cubiertas nuestras necesidades físicas e intelectuales y no para el beneficio económico de unos pocos capitalistas.
Nuestra principal herramienta ha de ser la huelga general revolucionaria. Para ello es indispensable la presencia de trabajadores convencidos y articulados en una organización obrera que nos de la fuerza necesaria para enfrentarnos al Capital. Por supuesto, esta organización ha de ser un sindicato de trabajadores y para los trabajadores. Totalmente libre, independiente y autónomo. Sin las ataduras que imponen las subvenciones o los privilegios otorgados por el Estado. Un sindicato que se financie solamente con sus afiliados y donde estos mismos afiliados decidan el camino a seguir de manera horizontal en las asambleas de los sindicatos. La lucha en el terreno laboral, la organización de los trabajadores dentro de las empresas, es necesaria tanto para defender nuestros derechos presentes como para, en el futuro, organizar los medios de producción y la distribución de los propios productos. Los conflictos con la patronal han de tratarse mediante la acción directa con los propios patronos, sin intermediarios señalados por el Estado. Haciendo uso de la solidaridad como principal baza de los trabajadores y teniendo en cuenta que no debemos permitir la represión sobre ningún compañero ya sea de nuestro sindicato de ramo o de otro ramo de la producción.
Nosotros, trabajadores anarquistas, hemos de trabajar codo con codo con el resto de trabajadores en el sindicato anarcosindicalista, además de tener la actividad propia de nuestros grupos. No debemos conformarnos con conseguir mejoras dentro de las relaciones propias del sistema capitalista entre trabajadores y explotadores del trabajo ajeno, sino que debemos hacer ver al resto de trabajadores la necesidad de acabar con el propio sistema y organizarlo sobre parámetros más racionales.
Muchos compañeros militan en sus grupos y en la anarcosindical porque lo consideran necesario para alcanzar nuestro ideal, que no ha de ser otro que la anarquía. El camino será largo, pero es necesario andarlo. Viva la anarquía.
Periódico Tierra y Libertad (FAI)