Después del asesinato del jueves en Grenoble, una nueva muerte de un joven a manos policiales desata las iras populares.
El Gobierno francés ha ordenado el domingo por la noche el despliegue de 300 militares y dos helicópteros para detección de movimientos nocturnos en el pequeño pueblo de Saint-Aignan, situado en el centro del país, después de que por la tarde un grupo de más de 50 personas armadas con hachas y barras de hierro atacaran la comisaría de la Gendarmería, según informa el diario Le Monde.
En ese pueblo, las fuerzas represivas abatieron a tiros durante una persecución en coche a un joven de 22 años que se había “saltado un control de carretera”, en la noche del viernes al sábado.
Según una fuente cercana a la investigación, los gendarmes usaron sus armas el viernes por la noche después de que un vehículo forzó un retén. El cuerpo sin vida de la víctima, “Luigi”, de 22 años, padre de una niña de dos años, fue encontrado en Saint-Romain sur Cher, a unos diez kilómetros del lugar de los disparos, en donde vive una importante comunidad de gente que reside en caravanas.
La respuesta popular llegó este domingo, cuando un nutrido grupo de jóvenes, la mayoría camufladas con máscaras y armadas con hachas y barras de hierro, atacaron la comisaría local, sin que haya constancia de heridos. Los jóvenes también provocaron daños en el alumbrado público, cortaron árboles e incendiaron al menos tres coches frente a la comisaría.
Según fuentes policiales citadas por el diario Liberation, las circunstancias del asesinato del joven a manos de la policía “no han sido aún aclaradas”, razón por la cual dos agentes están bajo custodia.
Por otro lado, la familia del joven fallecido, que según algunos medios franceses es de origen inmigrante, lo mismo que la mayoría de los asaltantes de la comisaría de policía, amenazó con hacer “arder” Saint-Aignan debido al asesinato del joven.
Al menos 20 detenidos en Grenoble
En Grenoble, al sureste de Francia, continúa la tensión provocada por la muerte de otro joven, Karim Bouboda, asesinado el pasado jueves por un agente durante una persecución. Hecho que la noche del viernes desató una escalada de violencia en el barrio de Villeneuve, uno de los más deprimidos de la ciudad, con quema de coches y enfrentamientos entre jóvenes cansados de la violencia policial y represores.
Como consecuencia, el Gobierno ordenó el sábado el despliegue de un dispositivo especial represivo para intentar contener la ira juvenil, pero los disturbios prosiguen y la calma aún no ha vuelto al barrio. De momento, el saldo es de más de 20 detenidos y más de 60 coches calcinados.