Jorge Recalde Amaral, preso en la cárcel de Rocha, había pedido para salir ante la muerte de su compañera, la salida le fue negada; ante esto y a modo de protesta, decidió quemar los colchones de la celda, por lo que fue trasladado a una celda de seguridad.
Por lo que dicen, cuando los milicos entraron a la celda se encontraba ahorcado con una sábana. Sí, por lo que dicen, porque que andá a saber, ya que las noticias de lo que pasa adentro de las cárceles son muy dudosas; la mayoría de lo que se sabe viene de los mismos milicos, y entre ellos es más que claro que van a encubrir lo que consideren necesario, que van a ocultar lo que quieran, que van callar -y hacer callar- y que van a amenazar para que no salga lo que no quieren que salga.
Al final, parece que los guardias lograron bajarlo de donde estaba, para posteriormente trasladarlo al Hospital de Rocha, donde se está mejorando.
Esta situación provocó la indignación de los demás presos y se produjo un motín. La policía no pudo hacer nada frente a los presos, que destrozaron puertas y candados, que quemaron colchones y que rompieron el portón principal que da paso hacia las oficinas y una vez allí destrozaron los archivos y algunas computadoras, también fueron destruídos los archivos de la oficina del director, Milton Sosa Bossi.
Pero claro, las fuerzas del orden se mueven y están siempre prontas y dispuestas para reprimir. Entre los milicos de la cárcel y los de la Jefatura de Rocha, se construyó un anillo perimetral con el fin de evitar una fuga masiva del complejo carcelario y antes de que saliera el sol todo había vuelto a la normalidad; la normalidad del encierro, la normalidad de los muros y de las rejas…