José María Benito Giménez, enfermo de SIDA, que denunció en enero pasado a 16 funcionarios de la prisión de Albocàsser por hechos como los siguientes: “Entre ocho funcionarios me llevan al cuartillo. Sin oponer yo resistencia, me abofetean, desnudan, humillan, me dan una patada que me revienta el bazo, y más y más golpes. Seguidamente, me llevan al módulo de aislamiento y entre 16 carceleros me vuelven a desnudar, burlar, me amenazan con ahorcarme y entre todos me dan un palizón, consecuencia del cual sufro la fractura de varios huesos de la mano y de la cabeza. Un fuerte derrame en el ojo, secuelas en la vista para el resto de mi vida, y me tendrán que extirpar el bazo” [ver noticia], se encuentra en huelga de hambre desde el 1 de junio, demandando ser trasladado a otra prisión, pues se encuentra todavía en la de Albocàsser donde ha sufrido acoso y amenazas por parte de algunos de los carceleros denunciados. Reivindica también se le abone la pensión no contributiva que tiene asignada por su enfermedad y que hace varios meses no cobra.