El St Pauli, el equipo antifascista por excelencia, regresa a la Bundesliga. Ha firmado un acuerdo de patrocinio con una tienda de productos eróticos. Su presidente es gay y tiene más socias que ningún otro club
XEGA – El ascenso del St Pauli a la Bundesliga trae de nuevo al máximo nivel al club más peculiar del mundo: antifascista en sus estatutos, tiene 11 millones de seguidores en Alemania, su presidente es abiertamente gay y, ahora, se presenta en la Bundesliga con una tienda erótica como patrocinador.
No hay un club que despierte más pasiones dentro y fuera de Alemania. El St Pauli, el club del barrio portuario de Sankt Pauli en Hamburgo, se convirtió en un icono en los 80 al ser el primer club del mundo que se hacía antifascista, antisexista y antirracista incluyendo cláusulas en sus estatutos. La bandera pirata es su logo oficioso, y representa la oposición el establishment capitalista. Es un icono mundial de la izquierda y el fútbol. Además, es el club con mayor número de socias. Su poder es grande: su presión hizo que el club retirase los anuncios de una revista masculina del estadio, al considerar que denigraba a las mujeres.
En Tercera su estadio promediaba 15.000 espectadores cuando la media de la división era de 200
Su esencia es absolutamente rompedora en el fútbol mundial. “Es el equipo de la clase trabajadora”, declaraba Butje Rosenfeld, ex jugador del club y ahora periodista en un reportaje en ‘Transworld Sport’. Sankt Pauli se llenó de inmigrantes a finales de los 60 y ahora, este colectivo y el de estudiantes colma un barrio donde el movimiento okupa tiene una presencia palpable. Además, el club es seguido masivamente por grupos musicales alternativos de todo el mundo, desde Bad Religion a Asian Dub Foundation o Turbonegro, que le dedicó una canción.
Su presidente, Corny Littman, es director de teatro y abiertamente homosexual. Ser mandamás del club exige pedigrí: en los 70, el estadio cambió su denominación por Wilhelm Koch, ex presidente del club. Cuando se descubrió que había pertenecido al Partido Nazi, el campo volvió a llamarse Millerntor, denominación que mantiene.
El nuevo ídolo de la afición es Deniz Naki (en la foto), alemán de padres turcos que ha llevado su identificación con el St Pauli al extremo. El pasado mes de noviembre, en casa del archirrival Hansa Rostock (el equipo de una ciudad con un alto porcentaje de votos de la ultraderecha), Naki celebró un gol yéndose al fondo de los ultras locales y haciendo la señal de que les iba a cortar el cuello. Al terminar el partido, clavó una bandera del St Pauli en el césped.
Su increíble legión de hinchas (se estima que, sólo en Alemania, tiene 11 millones de simpatizantes, y colecciona más de 500 clubes de fans en todo el mundo; cuando jugaba en Tercera su estadio promediaba 15.000 espectadores cuando la media de la división era de 200) ha atraído a multitud de patrocinadores. La marcas de coches Dacia sacó una edición especial St Pauli de su modelo Duster y Nike fabricó dos ediciones especiales de sus Dunk.
Su nuevo patrocinador, una empresa erótica, ha fabricado 20.000 condones con el logo del club