Syntagma, Atenas, 15 de junio de 2011. ¿Cómo poner en palabras lo que hemos vivido en esta plaza, en el transcurso de un solo día?
Una sociedad en un malestar espectacular; los sujetos más inusuales ahora han salido a la calle. Se pensaba Syntagma como epicentro del intento de hoy para bloquear el Parlamento, tal como había sido convocada por la asamblea popular de la plaza. También era el principal foco de la Huelga General. A veces, se sentían mundos en colisión: la inocencia del pacifismo, la fetichización de la violencia anti-policial. Y en torno a esta colisión, una miríada más… En Syntagma hoy combatimos a los neonazis del Amanecer Dorado, que tuvieron las narices de aparecer en una huelga general. Vimos manifestantes enfrentándose a la policía en la esquina sudeste de la plaza (por un tiempo injustificablemente largo) seguido de un sorprendente, pero momentáneo, barrido de miles de personas de su plaza. La gente atrapada en las tiendas, gaseadas como hormigas, desmayándose. Cuando la policía motorizada Delta trató de entrar en el juego, la gente ya había aprendido las reglas de este juego – y los echaron.
Doce horas de enfrentamientos casi ininterrumpidos, gases, carreras, peleas. En estas doce horas, Syntagma contuvo y mostró a la vista los patrones azarosos en los que las acciones de la gente están arrinconados por el orden social. Un orden social que está resquebrajándose, una autoridad en pérdida, incapaz ya de administrar su población. Un régimen que ya ha caído hace un tiempo, solo aguantando bajo la falacia de una unidad nacional para intentar un cambio, para alargar sus días.
¿Cómo nos podemos tragar esto? Las cientos de miles de personas que estaban en la calle en Atenas hoy ya lo saben: Syntagma era una tormenta; estamos esperando por el trueno.
Extraido de Occupiedlondon.