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¿QUEDARÁN INDIOS?
Desde hace unos años, y pasó también cuando el ministro era Jaime Mayor Oreja, Rubalcaba ha detenido a tropecientos jefes de ETA. Por las continuas manifestaciones del ministro socialista, cabe deducir sin mucho desgaste neuronal, que en ETA sólo hay jefes y que con inusitada insistencia van cayendo una y otra vez casi todos. No ha pasado la resaca de la detención y, por ejemplo, a una dificultad económica de Zapatero o a una caída de imagen, vuelven a descabezarla. ETA aparece como el dragón de las mil cabezas. Ya hemos perdido la cuenta de todos los jefes de ETA que han caído en los últimos años. Pero lo más extraño es que nunca cae un militante de a pie. Nunca cae un “indio”, alguien que trabaje o haga los recados. Y así las cosas, si detienen a todos los jefes y no les dan tiempo a asentarse en sus puestos, ¿cómo coño van a tener tiempo de escribir el comunicado en el que anuncien su disolución? Y si no tienen indios, ¿cómo coño van a debatir la decisión en las bases?
El ministerio del Interior está colocando a ETA en un problema de no retorno o en palabras llanas, en una pescadilla que se muerde la cola: no hay bases para debatir y adoptar la decisión de la cúpula, pero tampoco hay cúpula porque en cuanto se forma, va Rubalcaba y la detiene. Pero eso sí, tenemos la amenaza siempre ahí, sin cúpula y sin bases. Tenemos que seguir pagando a miles de escoltas porque la amenaza sigue viva. Y tenemos a ETA y su mundo como recurso cuando el gobierno español de turno se ve en apuros por su nefasta política, sus corrupciones o sus escándalos.
Rubalcaba debe pensar que todos somos unos besugos porque ¿cómo pueden caer tantos dirigentes y son incapaces de encontrar ni siquiera un militante de base? ¿Tendrá alguna vez la dicha de encontrar uno? Lo más probable, también, es que si lo encuentra y lo detiene, dirá que iba a ser el próximo jefe, militar o político, y que además estaba preparado para atentar ese mismo día o al día siguiente, a mucho más tardar.
Seguro que el que más información tiene sobre ETA es Alfredo Pérez Rubalcaba, de eso no cabe la menor duda. Pero también es cierto que es una persona retorcida y que recurre con frecuencia a la mentira en función de sus intereses o de los intereses de Zapatero, pero primando siempre los propios. Así es, porque así lo reconocen quienes le conocen un poco. Es triste que estemos pendientes de lo que le interese a Rubalcaba para que ETA baje la persiana. Lo mismo pasó en la etapa de Jaime Mayor Oreja. Y en el entretanto, los demás aquí, contemplando al dragón de las mil cabezas que bien puede convertirse, si así lo quiere Rubalcaba, en los cien mil hijos de san Luis.