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[Egipte] Después de Túnez: Egipto..la revuelta se expande por el mundo Árabe

Dia 1 : La ola de Túnez llega a Egipto


Decenas de miles de egipcios le han perdido este martes el miedo al régimen de Mubarak. En las imágenes de arriba, se puede ver cómo en dos ocasiones seguidas la gente consigue que la policía antidisturbios tenga que retirarse. Es en el mismo centro de El Cairo. En la plaza Tharir, por la noche seguían allí no menos de 10.000 personas lanzando gritos contra Mubarak. Los más celebrados son los que reclaman al faraón que se vaya a Arabia Saudí a hacer compañía a Ben Alí. También ha habido movilización en Alejandría.Fyl4Ofq0ulE

Está confirmada la muerte de cuatro personas, tres manifestantes y un policía.

No se ha visto nada así desde finales de los 70. Sólo es el primer día, pero la posibilidad de que se repita allí lo que ocurrió en Túnez debe de provocar escalofríos en EEUU y en todo Oriente Medio. Egipto es un país de 80 millones de habitantes en el que la mitad de la población vive con menos de dos dólares diarios. Las posibilidades de una explosión social son tremendas.

El Gobierno ya ha utilizado la bicha islamista para meter miedo con la acusación de que los Hermanos Musulmanes están detrás de algunos de los disturbios. Los islamistas lo han negado y es probable que sea cierto. No parece que se hayan escuchado eslóganes cercanos a las ideas de los Hermanos.

Hay que recordar que el Gobierno no puede responder con la declaración del estado de emergencia porque en realidad ya está en vigor desde hace 29 años. Dice mucho de las características del régimen.

¿Será éste el momento en que los egipcios decidan que no pueden volverse atrás?

Dia 2

Dos personas han muerto en los disturbios, según AP. La policía intentó impedir la celebración del funeral de dos muertos del día anterior, lo que ha acrecentado la furia popular. Ha habido rumores sobre la intervención de unidades militares, pero procedían de la confusión sobre los uniformes. No parece que sean ciertos.
Resulta difícil saber lo que ha ocurrido en Suez. Las comunicaciones con teléfonos móviles son imposibles, al menos en el centro de la ciudad. Los habitantes de los barrios de la periferia cuentan que ven grandes nubes de humo y gas lacrimógeno procedentes del centro.
Aquí, una reveladora foto de la represión policial.
Vídeo: la gente rodea a la policía en el Metro cuando intentaba identificar a unas personas.
El día 2 de la revuelta de Egipto ha demostrado que el Gobierno de Mubarak no se va a rendir fácilmente. El despliegue policial ha sido inmenso en la plaza Tahrir de El Cairo, escenario de la movilización más impresionante del martes. Además, contaba no sólo el número de policías antidisturbios sino el de policías de paisano que copaban la plaza y que han hecho la mayoría de las detenciones.
Según un recuento de AP, hay ya 860 detenidos.
Hay que precisar una diferencia con Túnez. Aunque el régimen de Ben Alí se disolvió de forma imprevista para muchos, las manifestaciones se habían sucedido durante cuatro semanas, pero hasta los últimos tres días no habían recibido una gran cobertura en la prensa internacional. Además, Túnez es un país más pequeño y de menor importancia estratégica que Egipto, con lo que la preocupación era menor.

Sin embargo, las protestas han existido hoy en Egipto y no parece que vayan a parar. Quizá hayan sido más intensas en Suez, Alejandría y otras ciudades menos pobladas que en El Cairo. En la capital, se ha podido apreciar muy rápidamente que el régimen aumentará el nivel represivo si es necesario. Una concentración de periodistas (foto) frente a la sede del sindicato profesional ha sido disuelta. Hay noticias de 26 periodistas detenidos. Uno de ellos ha sido el británico Jack Shenker, que desde el mismo furgón policial ha podido grabar su testimonio.

Los disturbios más violentos se han producido en Suez. Una comisaría de policía ha sido atacada y ha acabado en llamas. La Policía ha respondido con balas de caucho y en algunos casos con fuego real (en concreto, escopetas de perdigones).Inevitablemente, el acceso a móviles o a Twitter y Facebook es más difícil que ayer en la capital. No está claro que se haya cortado el acceso a todas las redes sociales, pero mucha gente no ha podido usarlas durante buena parte del día.En Twitter, se puede seguir a dos periodistas que están en El Cairo. Jack Shenker, de The Guardian, y Tim Marshall, de Sky News. Algunos egipcios son Nadia Ahmed, Mahmoud Abu Sharkh y los bloggers Zeinobia y Sandmonkey.
>Dia 3: Muabrak bloquea internet

Hace unas horas, surgió el rumor de que Egipto había quedado aislado del exterior. Varias fuentes lo confirman. El régimen egipcio ha cortado todas las comunicaciones vía Internet, lo que incluye obviamente Twitter y Facebook. El apagón es total y ha comenzado a la mismahora.
Las compañías de telefonía móvil han recibido la orden de impedir el envío de SMS. Es probable que la orden afecte a otras zonas del país.
Se ha comentado que ha ocurrido unos minutos después de que la agencia AP difundiera estas imágenes en las que se ve cómo un manifestante recibe un tiro a larga distancia.
Es una coincidencia porque no se trata de un arrebato provocado por la información que ha salido hasta ahora de Egipto. Están pensando en lo que puede ocurrir este viernes. Está convocada una movilización general de protesta contra la dictadura de Mubarak aprovechando que se trata del día de la oración. Centenares de miles de personas, quizá millones, van a estar en la calle.

Podría ser una muestra de pánico o algo peor. El adelanto de que el Gobierno pretende sofocar la rebelión con el uso indiscriminado de la violencia cueste lo que cueste.En sólo tres días, la situación en Egipto ha alcanzado una gravedad similar a la que se vivió en Túnez después de cuatro semanas de protestas. El régimen no está dispuesto a que se llegue tan lejos y el precio puede ser un baño de sangre o el fin de la revuelta. ***Departamento de Estado norteamericano ante la pregunta de si Mubarak es un dictador y debe abandonar el poder:

Mubarak ha sido un aliado en un numero de cosdas. Y muy responsable en, temas geopoliticos de interés en la región, el proceso de paz en medio Oriente; las acciones que Egipto a tomado en relación a la normalizacion de relación con – con Israel. … no definiría como un dictador.”

Está claro que la palabra clave es Israel.

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Un gráfico sobre el corte de Internet en Egipto.
Robert Fisk: Egypt’s day of reckoning.
We are all Khaled Said: información actualizada en Facebook
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Las primeras imágenes de BBC, aún no en su web, muestran a decenas de miles de personas manifestándose en El Cairo. El corte de las comunicacionesvía Internet y móviles no ha amedrentado a la gente, a pesar de lo que significa. El régimen está dispuesto por cualquier medio necesario a poner fin a la revuelta. La primera impresión es que no lo han conseguido, pero el día es muy largo.
Como dice Jack Shenher desde El Cairo, los manifestantes egipcios no son“revolucionarios de Facebook”. Lo malo es que los policías tampoco. Están golpeando a la gente con porras, palos y bates de béisbol, utilizando el gas lacrimógeno y balas de caucho. Hay algunos incidentes en los que ha habido disparos de fuego real. Según Al Jazeera,
dos soldados fueron detenidos por no disparar anoche en Suez, escenario de disturbios más graves que los de El Cairo, pero menos conocidos.
Los llamamientos religiosos no parecen haber estado muy presentes en las calles. Y no se trata de una revuelta social contra el precio de alimentos básicos. Los manifestantes reclaman la dimisión de Mubarak y el fin de su dictadura. La presencia de multitud de jóvenes desmiente la realidad de un pueblo hasta ahora patético y alejado de la política.

Via GuerraEterna.

[Tunísia] Revolución en Tunez sacude al mundo Árabe

Los regímenes árabes no pueden ocultar lo que está sucediendo en Túnez y Argelia. Lo que sí hacen es elevar el nivel de la propaganda y anunciar todo tipo de horribles tragedias si no se permite a los gobiernos seguir tratando a sus ciudadanos como menores de edad.

Se suele decir que los países árabes tienen una bomba demográfica en su interior. Poblaciones con un altísimo porcentaje de jóvenes que se incorporan cada año en oleadas al mercado laboral donde no hay nada que les espere. En los últimos 30 años se ha producido una explosión demográfica (pdf) en el mundo árabe. La población total ha pasado de 173 millones en 1980 a 352 millones en 2009. La proyección es que llegue a 428 millones en 2020.

El índice de fertilidad ha ido descendiendo pero ni de lejos al nivel del resto del mundo. Al mismo tiempo, se ha producido un descenso de la mortalidad por la progresiva mejora de las condiciones sanitarias. La proporción de niños de hasta 14 años ha bajado del 44% al 33%, pero los efectos del aumento demográfico anterior se van a soportar durante décadas. En total, los que tienen menos de 25 años son el 47,5% de la población argelina, y el 52,3% de la egipcia.

En varios de estos países, el aumento de la población urbana (ha ido del 44% al 54% en los últimos 30 años) revela que las oportunidades económicas son cada día menores en el mundo rural. Los países desarrollados han pasado también por ese proceso pero sin tantos conflictos sociales. Los jóvenes de los pueblos que han inundado Casablanca, Argel, El Cairo o Bagdad no tienen más opción que residir en arrabales en condiciones de vida indignas y sin ningún horizonte de progreso.

El acceso a la universidad es una trampa dilatada en el tiempo. Los títulos sirven de poco sin puestos de trabajo. Un jóven árabe sin dinero y escasa formación, humillado por las fuerzas de seguridad, incapaz de casarse porque no tiene medios para mantener a una familia o casado pero forzado a vivir con su mujer en una habitación de la casa familiar… Esa es una mezcla de la que es difícil que salga nada bueno.

¿Es esa la receta para una revolución en ciernes o largos periodos de violencia que sirven para liberar esa tensión contenida? ¿Sin una ideología de izquierdas o derechas que haya echado raíces en la sociedad por culpa de la represión, queda la religión en su versión más intransigente como la única fuerza que puede dar sentido a los sentimientos de protesta? La tentación de generalizar sobre países muy diferentes es grande. Lo que es seguro es que las perspectivas son sombrías.

Destituir al ministro de Interior y llamar “terroristas” a los manifestantes, como ha hecho el dictador de Túnez, Ben Alí, es la reacción típica en estos gobiernos. La han utilizado en multiples ocasiones y les ha funcionado bien. No será así siempre.

El dictador tunecino ha destituido a todo el Gobierno y convocado elecciones para dentro de seis meses. En un régimen en el que el Gobierno reúne en las urnas cerca del 90% de los votos, no parece que ése sea un compromiso muy creíble. Se ha declarado el estado de emergencia y las manifestaciones ya son masivas también en la capital. Las imágenes hacen pensar que la única posibilidad de salvar al régimen es un baño de sangre. Los soldados que han saludado a manifestantes pueden causar algún malentendido, porque la Policía sigue disolviendo las concentraciones con gran violencia.

Se ha impuesto un toque de queda desde las cinco de la tarde hasta las siete de la mañana. Las reuniones en la calle de más de tres personas (prohibido reírse) serán eliminadas por la fuerza. Para los que quieren el fin de la represión y la corrupción en Túnez, es ahora o nunca.

Al igual que en otras revueltas, la información es confusa, incluida la que surge en Twitter. Está claro que la movilización es general, en distintas zonas del país, tanto en la capital como en las zonas turísticas. Ben Alí prometió ayer el fin de la represión. Pero ahora ve que su permanencia en el poder está en el aire y ha vuelto a ordenar a las fuerzas de seguridad que empleen todos los medios a su disposición, incluidas las armas.

Una rebelión en la calle, no en las pantallas

Tres presidentes en Túnez en menos de 24 horas. No está mal para un país que sólo había tenido dos desde la independencia. El primer ministro se autoproclamó presidente en funciones muy poco después de que Ben Alí huyera con destino a Arabia Saudí. Eso reforzaba la sospecha de que el primer relevo fue en realidad un golpe de palacio, más si tenemos en cuenta que el nuevo presidente llevaba desde 1999 al frente del Gobierno. El mismo tipo al que los tunecinos llamaban el señor Sí, porque ésa era la respuesta que daba siempre al dictador.

Hoy es el presidente del Parlamento el que ha asumido el poder, también de forma interina, como dicta la Constitución. Por tanto, aún es prematuro dar por concluido al régimen tunecino. Está por ver si se cumplirán las promesas realizadas, en especial la celebración de elecciones dentro de seis meses.

Más allá de todas las dudas, lo que es indudable es que se trata de la primera rebelión popular que ha triunfado en Oriente Medio y el Magreb desde 1979, la zona del mundo en la que las tiranías se mantienen imperturbables y donde hasta en las repúblicas el poder se transmite de padre a hijo.

Siempre se ha dicho que todas las fuerzas liberalizadoras que han sacudido al planeta en los últimos 30 años no podrían echar raíces en el mundo árabe por distintos factores: el retraso tecnológico, una sociedad civil endeble, la influencia de la religión y el poder de los mecanismos represivos.

Ya tenemos un ejemplo diferente. Y uno que no está dominado por la religión.
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To the tyrants of the Arab world…
Revolution in Tunisia: photo gallery
Tunisia and the New Arab Media Space
The Tunisian Moment

[Tunísia] Obstinación y contrarrevolución

Alma Allende. Rebelión. Fotos de Ainara Makalilo
A las 9.30 de la mañana un taxista responde a nuestra pregunta sobre Mohamed Ghanoushi con un razonamiento impecable:

– ¿Sabes por qué quiero que se vaya? Porque no quiere irse. Si no quiere irse es que oculta algo. Si oculta algo, no puede ser algo bueno. Y si oculta algo malo, tiene que irse.

Doce horas después sabremos que Mohamed Ghanoushi sigue en su puesto. El nuevo gobierno de transición, del que han salido todos los antiguos miembros del RCD, incluido Friaa, el odiado ministro del Interior, mantiene en cualquier caso al presidente y al primer ministro.

Pero todavía no lo sabemos. El día en que el pueblo tunecino cumple su segunda semana de vida no nos despierta el helicóptero militar sino el repiqueteo nutrido de la lluvia. Con el corazón encogido, pensamos en colchones y mantas empapados de agua y en cuerpos ateridos de frío. La Qasba, la casa del pueblo, de pronto se ha quedado sin techo.

– La revolución no es la capital -nos dice el periodista Fahem Boukadous. -La Qasba es sólo una de las muchas expresiones de protesta; un símbolo, sin duda, porque concita la atención de los medios, pero la revolución empezó en las regiones y allí sigue muy activa. Ayer se manifestaron 80.000 personas en Sfax y hoy la ciudad ha quedado paralizada por una huelga general. En Gafsa, en Sidi Bousid, en Tela hay concentraciones y protestas.

Fahem Boukadous está contento. Es un hombre feliz. Liberado el día 19 de enero, cinco días después de la huida del dictador, ha salido a la calle en un Túnez volteado por la revolución. Llevaba seis meses en prisión, pero no era la primera vez que sufría los rigores de la dictadura. En 1999, tras pasar por las cámaras de tortura del ministerio del Interior, fue condenado a tres años de cárcel, de los que cumplió 19 meses antes de ser indultado por una “gracia” presidencial. Persecución, clandestinidad, incansable combatividad, Fahem nació en Regueb, pertenece al Partido Comunista Obrero de Túnez, dirigido por Hama Hamami, y gran parte de su actividad política ha estado centrada en el periodismo militante. Fue el primero que, en 1998, denunció las actividades mafiosas de las cinco familias que dominaban el país. En 2003, instalado en Gafsa, se convirtió en corresponsal de Al-Badil y tres años más tarde en responsable de la emisión tunecina de Al-Hiwar-TV, un canal vía satélite. En 2008, cuando estallan las revueltas en la cuenca minera de Gafsa, ensayo general de la actual revolución, este medio precario, pero inalcanzable para el gobierno, se convierte en el centro radial de las imágenes de las protestas. Fahem Boukadous, desde esa posición privilegiada, catalizó el malestar de los jóvenes de la región, proporcionándoles un medio de expresión y convirtiéndose por tanto en una amenaza para la dictadura.

– Es lo que yo he llamado “medios populares” -dice. – Cientos de jóvenes, a los que parientes emigrados habían regalado una cámara, se convirtieron en periodistas. Yo sólo tenía que reunir esas imágenes y hacerlas circular.

Las revueltas de la cuenca minera, de las que sólo se ocupó Al-Hiwar-TV, pusieron a prueba un régimen dentro del cual había ya fisuras y forcejeos. En junio de 2008, tras meses de protestas, Ben Alí decidió extirpar de raíz el movimiento. Redeyev fue tomada por 4.000 policías que asaltaron y saquearon las casas, rompieron los muebles, pegaron a las mujeres. Hubo dos muertos. La ciudad, en un anticipo de lo que ocurriría dos años después en todo el país, fue parcialmente ocupada por el ejército.

– En Redeyev el movimiento estuvo dirigido por sindicalistas y militantes, pero en los otros pueblos de la cuenca minera fueron los propios jóvenes los que se organizaron y coordinaron las protestas.

En enero de 2010, en un juicio que duró cinco minutos, Fahem Boukadous fue condenado a 4 años. Tras negarse a pedir perdón al dictador y pasar por el hospital, de donde la policía trata de llevárselo dos veces, ingresa finalmente en prisión el 15 de julio de 2010. Allí escribe sin parar; prepara un libro sobre las revueltas de Gafsa. Entra en contacto con los presos comunes y trata de formarlos políticamente, lo que provoca la intervención del director del penal. Gracias a la solidaridad de uno de los médicos, recibe informaciones de la muerte de Mohamed Bouazizi y de las reacciones populares que desencadena, cuya velocísima expansión aún le maravilla.

Sobre la relación que existe entre las revuelta de 2008 y la revolución de 2011, Fahem Boukadus insiste en tres puntos:

El primero es la lección de resistencia de los habitantes de Redeyev y de toda la cuenca minera, que se acumula en la memoria colectiva del país.

El segundo es la participación en el movimiento de 2008 de los diplomados en paro, una de las fuerzas hoy protagonistas en el proceso revolucionario.

El tercero es la importancia de los “medios populares”. Al-Hiwar-TV y los CD caseros han sido sustituidos por Facebook, a través del cual se ha roto la mordaza de la censura.

– ¿Por qué el movimiento de Redeyev fue derrotado y el de Sidi Bousid, en cambio, se extendió de ciudad en ciudad hasta alcanzar la capital? Ese es precisamente el elemento de contingencia que ningún análisis histórico puede adelantar o explicar.

Fahem Boukadous no cree que haya habido ninguna intervención de EEUU para facilitar la caída del dictador. La revolución ha cogido con el pie cambiado a las grandes potencias y si naturalmente ahora maniobran en busca de “estabilidad”, está seguro de que no podrán detener el proceso de cambios.

– El régimen sigue ahí, no sólo dentro de la policía y el aparato del Estado sino también en los medios de comunicación y en Internet -dice. – Hay que aprovechar el momento para crear nuevos medios y nuevos formatos. También hay que establecer una coalición entre periodistas tunecinos y extranjeros porque necesitamos experiencia y formación.

Hay que ir a los pueblos, dice Fahem, y es verdad. No obsesionarse con la Qasba, y es verdad. Pero la Qasba tiene estos días un poder de absorción casi alucinógeno. No puede haber una plaza más hermosa en todo el mundo ni una situación más anómala. Tampoco una emoción extra-corporal más fluida ni imprevisible. Porque ocurre hoy que la lluvia, en lugar de dispersar a la gente, la ha multiplicado, como si fuesen de hierba y no de carne. Tan grande es la multitud que durante unas horas el ejército cierra los accesos y sólo podemos entrar con el conjuro del periodismo. Pocos minutos antes de nuestra llegada -nos cuenta Aisa, el hermano de Che Guevara- un alto funcionario del ministerio de Defensa, rodeado de soldados, se ha dirigido a los concentrados a través de un altavoz, asegurándoles que ya se habían tomado medidas para proporcionar trabajo a todo el mundo y rogándoles que abandonasen la plaza. La respuesta unánime ha sido un vocerío de “degage”, “degage”, “degage”. Lo que ocurre como excepción es un milagro; pero lo que ocurre una vez más contra todas las previsiones también lo es. Hay algo casi sobrenatural ya en esta obstinación que ignora el frío, las provocaciones, las agresiones, y que se mantiene tranquila, festiva, gritona, por quinto día consecutivo. Aisa teme una intervención del ejército para desalojarlos, pero lo cierto es que el ambiente ha cambiado de nuevo y la electricidad del día anterior se ha extinguido bajo el aguacero.

A Salem Hiyri, hombre de Nabeul de 60 años, tuvieron que hospitalizarlo tras las agresiones de los sicarios armados que sembraron el terror la noche anterior. Hoy está sereno y determinado:

– Tienen la policía, el dinero, el poder, pero nosotros tenemos la fuerza del pueblo y nuestra cultura superior.

El hecho de estar todos juntos reúne los razonamientos y singulariza las conductas.

Un grupito ha iniciado una huelga al mismo tiempo de hambre y de silencio.

Otro exhibe carteles de solidaridad con el pueblo egipcio, que imita al tunecino en El Cairo y en Ismaeliya, y eso hasta el punto de utilizar (como vemos luego en la televisión de un café) sus mismas consignas: “degage” y “as-shaab iuridu isqt al hukuma” (“el pueblo quiere derrocar al gobierno”).

Cuando la lluvia arrecia se tiende un enorme techo de plástico sobre las miles de cabezas, porque la plaza del pueblo es, como los coches de lujo, descapotable.

Tariq y Maki, dos estudiantes de informática que viven en Túnez capital, se sienten orgullosísimos cuando les decimos que el pueblo tunecino está mucho más desarrollado que el español o el italiano. Y se burlan con ingenio de la pretensión del gobierno de que los bárbaros civilizadores congregados en la plaza “vuelvan al trabajo”.

– ¡Pero si están en paro! Hay que agradecerles lo que hacen. Los otros trabajan y ellos se rebelan. Eso se llama división del trabajo.

Pero lo que más nos impresiona hoy es Hodé, una mujer pequeña, flaca, nerviosa, que no deja de hablar mimando con manitas elocuentes la historia de la batalla eterna contra la injusticia. Tiene 38 años, limpia casas y gana 150 dinares al mes (75 euros). Separada del marido, se ocupa ella sola de un hijo de 8 años al que ha dejado en casa de unas vecinas para poder pasar la noche en la Qasba. Se ha subido a un poyete para no estar por debajo de nosotros y se expresa con una precisión de cuchilla, con la pasión de una enamorada. Sus ojos relampaguean con la pureza fanática de los personajes de Dostoievsky. Cuenta una larga historia de humillaciones y no se siente humillada; de dolores y no pide compasión; de ignorancia y reclama su derecho a hablar y a que la escuchen. No cabe duda, al oírla, de que su hijo está bien protegido entre sus manos. Y, como tantos de los que se encuentran en esta plaza, no conoce ni una palabra de francés.

– Soy una ciudadana -¡una ciudadana!- lo mismo que tú. No he leído ni estudiado, pero tengo cerebro y ojos y sé contar lo que pienso y lo que veo. Quiero derecho, no dinero. Quiero mis derechos. No tengo miedo de nada ni de nadie; no me doblego ante ningún ser humano y los ministros son seres humanos como yo. Es a nosotros, y no a los ministros, a los que tenéis que escuchar los periodistas. Porque ellos sólo tienen palabras, que son falsas, mientras que nosotros tenemos el cerebro y los ojos. ¿Está claro?

Clarísimo. Los valientes tunecinos han demostrado estos días que su bandera es una llama y su himno una Marsellesa. Esta mujer demuestra que el despreciado dialecto tunecino es una lengua. Y ha llegado quizás la hora de devolverle su dignidad junto a la de sus hablantes.

Fahem Boukadous, que había anticipado los cambios en el gobierno anunciados por Ghanoushi esta noche, se equivocaba sin embargo al garantizar el rechazo de la UGGT al nuevo gabinete. No participa de él, pero le reconoce legitimidad. Sin duda esa decisión voltea nuevamente la situación. La potencia de la UGTT ha permitido en estos días mantener la presión sobre el gobierno mediante huelgas y concentraciones; ahora este acuerdo aisla las protestas populares y las vuelve vulnerables. Como escribía Fathi Chamkhi a media tarde: “si esta nueva versión del Gobierno de Unidad Nacional se acepta mañana, se podría decir que el tira y afloje que dura desde el 15 de enero entre el campo revolucionario y el de la contrarrevolución, ha sido momentáneamente ganado por este último”. Es exactamente lo que ha ocurrido.

Los tunecinos empujaron y empujaron y Ben Alí los llamó “terroristas”. Y empujaron y empujaron y Ben Alí prometió retirarse en 2014. Y empujaron y empujaron y Ben Alí prometió elecciones en seis meses y levantó la censura. Y empujaron y empujaron y Ben Alí huyó del país. Y empujaron y empujaron y tumbaron el primer gobierno de coalición. ¿Seguirán empujando los tunecinos ahora que saben que empujar y empujar no es inútil?

Tras el anuncio del nuevo gobierno por televisión, llamamos a nuestros amigos en la Qasba para conocer su reacción. Tras un instante de alegría y luego de desconcierto, nos dicen, se ha restablecido la normalidad; es decir, la obstinación. No hace falta que lo digan. A través del teléfono nos llegan los gritos: “degage”, “degage”, “degage”.

Mañana será el primer día del nuevo gobierno y el decimoquinto del pueblo tunecino.

Libertad de prensa

Obstinación

La plaza más hermosa del mundo

Niña y bandera

El pueblo descapotable

Sujetando el cielo

Si los gobiernos callan, las paredes hablan

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[Egipte] La revuelta se extiende

Inspirad@s por la revuelta tunecina, l@s egipci@s han salido masivamente hoy a las calles en una convocatoria llamada el “día de la ira”. Mubarak, el presidente de Egipto desde 1981 mantiene con firmeza un régimen político que restringe las libertades enormemente. Se esperan más movilizaciones los próximos días.

Tres muertos en las protestas de Egipto (Aljazeera)

Miles de egipcios desafían a la policía y piden el fin del presidente Mubarak (El mundo)

La policía egipcia y cientos de manifestantes se enfrentan en El Cairo en el ‘día de la ira’ (El País)

[Tunísia] El pueblo organiza su defensa

El segundo día del pueblo tunecino se levanta con un cielo ancho y puro que aboveda aún más el silencio tenso que se ha apoderado de las calles. Mis amigos Ainara y Amín, después de una noche de terror refugiados en la casa de un obrero cerca de la Avenida Bourguiba, donde quedaron atrapados tras la manifestación del día anterior, vienen a refugiarse a casa. Traen los periódicos y no podemos dejar de echarnos a reír con pueril entusiasmo. De la noche a la mañana los diarios en árabe del régimen de Ben Alí han acusado la revolución. As-Sabah titula: “El pueblo ha dicho su palabra”. As-shuruq, más popular, es aún más rotundo: “La voluntad del pueblo ha triunfado”. Por primera vez en su historia, en la cinta donde figura el equipo de redacción se ha añadido una frase: “diario independiente de la mañana”. Es como si el ABC encabezase su edición con un “¡viva Fidel!”.

Cuando salimos a la calle salimos ya a otro país. Son los mismos árboles, las mismas casas, las mismas gentes, pero en un mundo paralelo, en otra dimensión clónica en la que todo es exactamente distinto de su gemelo. Todo está mudo y muy pocas personas circulan por las calles de Mutuelleville. Las tiendas están cerradas; también, por supuesto, el Magazin General, que en cualquier caso, y al contrario que otros supermercados, no ha sido ni saqueado ni quemado. Encontramos finalmente una tiendecita abierta en la espalda de un edificio, junto a Charles Nicole. Una veintena de personas se agolpan frente al mostrador. Algo ha cambiado: no hay leche ni harina ni pan. Pero no es esto lo importante. La gente está -cómo decirlo- mejor educada; es más delicada, más respetuosa. No hay golpes ni empujones, no obstante el desabastecimiento y la necesidad de llevar alguna vianda a casa. Todos esperan su turno, preguntan con serenidad, se intercambian informaciones. En diez minutos hacemos una profunda amistad con una familia que expresa su alivio por la partida del dictador. Nos abrazamos. En una bolsa llevamos una botella de schweps, dos de zumo de naranja, un botecito de dentífrico, dos chocolatinas y una lata de sardinas.

En Place Pasteur, la poca gente que pasa saluda al retén militar, rodeado de alambrada de espino, que hace guardia en la entrada del Belvedere. Todos estamos tensos, tenemos miedo, pero al cruzarnos nos intercambiamos un saludo. En cada desconocido, de algún modo, reconocemos algo común, una amistad de otro tiempo que queremos verificar con este “aslema” tímido y sonriente.

Luego, hacia las dos de la tarde, la jornada se vira. Empiezan a llegar noticias de grupos armados que, en coches sin matrícula, entran en los barrios de la capital y disparan indiscriminadamente, asaltan las casas y las saquean. Los vecinos se organizan, armados de palos, para defender sus zonas. En nuestra propia calle una pandilla que esgrime cuchillos es rechazada por los habitantes de las casas contiguas, que me dicen que han pedido ayuda a la policía. Munquid, que vive en el garaje de al lado y se ocupa de regarnos las plantas en verano, me asegura, palo en ristre, que defenderá también nuestra casa.

Tras el toque de queda, que entra en vigor a las 17 h., la situación se vuelve angustiosa. El helicóptero militar que vuela desde la noche anterior por encima del barrio, con su luz roja giratoria y su sirena, rozando los tejados, pasa y pasa una y otra vez. Ayer me irritaba su rugido insistente; hoy me irrita más no oírlo. Los barrios de Túnez han organizado comités de autodefensa coordinados con el ejército para neutralizar a los “tonton macoute” de Ben Alí: 3.000 policías, se dice, que el día anterior habrían causado la muerte de cien personas y que horas antes han disparado sobre el Café Saf-Saf, en La Marsa, centro populoso de esparcimiento de nativos y turistas.

En casa, a partir de las 10 de la noche, mientras se escuchan a lo lejos, en Montfleury y Hay el-Khadra, ráfagas aisladas de metralleta, Amín organiza un centro de información; una especie de teleoperador de guerra que se comunica con los distintos frentes a través de Internet. Meher, Heyfel y Tarek están en Mourouj, Sofien en el Bardo, Taha en el Menzah, Mehdi en Cité el-Khadra, Amine y Radhouan en Kabaria, Amir en Ariana. Todos reportan minuto a minuto las evoluciones de la lucha sobre el terreno. Entre los barrios se ha organizado una especie de competencia para ver cuál de ellos detiene más coches de asesinos. La victoria por el momento es de Mourouj, donde se han arrestado diez. Es verdad que el pueblo unido jamás será vencido y si a veces parece una exageración lírica o retórica es por que no hay suficiente pueblo o no está suficientemente unido.

Hay tensión, miedo, angustia, pero también determinación en la victoria. Lo que parecía una revolución cabalgada por un golpe de Estado se está convirtiendo poco a poco en una guerra. Inquieta un poco leer los periódicos occidentales -los de España, pero también Le Monde oLiberation en Francia- y descubrir que no describen la situación en sus justos términos. Hablan de disturbios, de motines, algunos insinúan la presencia de elementos salvajes del “benalismo”, pero no dicen lo que verdaderamente está ocurriendo: grupos de policías del dictador -y de las milicias de su partido- acompañados de mercenarios están tratando de doblegar al pueblo por el terror.

Pero el pueblo tunecino resiste. Una mujer exiliada en Francia decía que “el 14 de enero es nuestro 14 de julio”. Tiene razón. Lo que ha ocurrido estos días en Túnez marca un viraje histórico que saca al mundo árabe en su conjunto de la sumisión a la que parecía condenado. Argelia, Egipto, Jordania, temen el contagio. Ya nada será igual: un clavo ha sido sacado no por otro clavo sino por una flor. Y nos hemos instalado ya en otra dimensión.

El segundo día del pueblo tunecino acaba lleno de incertidumbres y angustias, con batallas en las calles, rumores interesados difundidos por los mismos medios con los que el pueblo se informa y se defiende, con la conciencia de que esto no ha acabado y de que aún hay que pelear.

Pero Mourouj 10, La Marsa 6, Cité Al-Khadra 5.

Túnez no se rinde.

artículo con licencia de Creative Commons

[Tunísia] Incendian sede de tribunal, mañana huelga general en Túnez

En tanto, se supo que un joven carpintero de 18 años fue muerto ayer por la policía cuando regresaba a su casa unos pocos minutos después de la entrada en vigor del toque de queda, a las 20 locales.

El hecho ocurrió en Bum’hel, localidad que se encuentra a 15 kilómetros al sur de la capital, en la gobernación de Ben Arous, informó ANSA.

Por otra parte, se informó que los artículos de primera necesidad son inhallables en la capital tunecina y en los alrededores, muchísimos comercios cerraron sus puertas y los supermercados están vacíos.

Se lamenta sobre todo la falta de productos básicos como leche, agua mineral y pan y mañana, con la huelga general, se cree que la situación será peor.

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[El Magrib] Protestas en el Norte de África ¿qué está pasando?

Las protestas contra la carestía de la vida, el desempleo y la corrupción están creciendo desde finales de año en el Norte de África, extendiéndose tanto en Túnez como en Argelia por cada vez más localidades e involucrando a más sectores sociales, de manera que la situación en ambos países se ha vuelto tremendamente inestable, para preocupación de los Estados Unidos y de la Unión Europea, los dos máximos garantes internacionales de los sistemas políticos oligárquicos que se perpetúan en el Magreb presentándose como “Estados-tapón” ante el avance del fundamentalismo islámico en la región.

Buteflika en Argelia y Ben Alí en Túnez (como Mohamed VI en Marruecos) se presentan ante el exterior como “hombres fuertes” que precisan de mano dura para someter y mantener a raya al enemigo interno, a costa de sumir a sus poblaciones en la miseria y tenerlas disciplinadas bajo un puño de hierro, aplastando u obstaculizando al máximo cualquier intento de organización popular o para el cambio político, aplastando a las minorías étnicas y fomentando a través del aparato estatal organismos sociales, sindicales y políticos afines para asegurarse la continuidad del sistema. Todo ello con el apoyo o la complicidad de una “comunidad internacional” que valora, por encima del respeto a los derechos humanos, el contar con aliados estables en el marco de la “guerra contra el terrorismo” y con buenos socios comerciales.

La inmolación de un vendedor de frutas en la ciudad tunecina de Sidi Bouzid en protesta por las arbitrariedades del régimen y la falta de perspectivas de vida fue la chispa que generó un movimiento de protesta primero en esa localidad y su entorno y después en todo Túnez, exigiendo una apertura democrática y el cambio de rumbo de una política económica anti-popular dictada por los organismos financieros internacionales. La población de las cuencas mineras, la abogacía, los periodistas, la juventud de los barrios populares, están siendo los sectores más activos y con mayor visibilidad en las protestas. El canal de televisión Al-Yazira y las páginas y blogs de internet, pese a todos los controles e intentos de callar su voz, se han convertido en dos fuentes de información y de contacto muy importantes para coordinar y ampliar un movimiento que intentan ocultar y minimizar los medios oficiales, los únicos permitidos.

Las manifestaciones se han extendido en los últimos días a la vecina Argelia, que vive una situación política y social muy similar. El alza en el precio de los alimentos y otros productos de primera necesidad, el creciente desempleo sobre todo entre la población juvenil y un asfixiante sistema que impide la expresión de las demandas populares por otras vías han conducido a que miles de personas tomen las calles en manifestaciones multitudinarias que han sido violentamente reprimidas. El gobierno argelino enfrenta la coyuntura con el método del palo y de la zanahoria, decretando por un lado la bajada de impuestos sobre los productos básicos y facilitando su importación y por el otro, como su homólogo tunecino, reprimiendo a sangre y fuego las protestas, amenazando con hacer caer todo el peso de la ley contra sus líderes y asegurando, en un guiño a sus valedores internacionales, que todo obedece a una mano en la sombra que quiere desestabilizar al país, aludiendo al peligro yihadista. Argelia, además de ser una plaza fuerte en la lucha contra el avance del fundamentalismo islámico en el Magreb, es una gran exportadora de gas y pieza clave en el abastecimiento energético de Europa.

Es clave que seamos capaces de difundir y de apoyar del modo más efectivo posible la lucha de los pueblos norteafricanos. El mejor modo de frenar el avance del integrismo en la región no es favoreciendo gobiernos corruptos, oligárquicos y fieles seguidores de las políticas de austeridad del FMI, que precisamente hacen ganar auditorio al discurso fundamentalista entre los sectores sociales postergados, sino promoviendo cambios de fondo estructurales en las políticas económicas y sociales que eleven el nivel de vida de las clases populares, favorezcan su protagonismo político con independencia de clase y aumenten su control sobre los ricos recursos naturales de la región.

Está claro que esta política no la favorecerá una “comunidad internacional” cuyos intereses pasan por el “buen clima político” para sus inversiones y el control y suministro barato de unas materias primas estratégicas para numerosos Estados occidentales.

Los únicos que pueden abrir el camino hacia un Magreb laico con auténtica democracia y con justicia social son los movimientos populares que nacen del seno mismo de las clases oprimidas y expresan sus intereses, dando una batalla sin cuartel contra las lacras que las atenazan. Afiancemos nuestros lazos con ellos.

Manu García
10 de enero de 2011

http://www.anarkismo.net/article/18462