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¿Era Tolstói anarquista?

Kaosenlared.net / Pepe Gutiérrez-Álvarez

Es bastante posible que Lev Tolstói hubiera estado de acuerdo con aquel militante andaluz que, según se cuenta del Congreso de la CNT de Zaragoza en 1936 (o sea, al borde del abismo), dijo aquello tan lindo que para hablar de anarquismo había que enjuagarse varias veces la boca…La expresión era, es hermosa, y podía servir para todas y cada uno de las grandes ideales que han iluminado la historia social. Se ha discutido, se discute sobre el anarquismo del escritor y aristócrata ruso que fue un cristiano sin Dios ni Iglesia, un cristiano de obras, de una filosofía por una buena vida basa en el trabajo atrayente y la fraternidad por encima de las razas o los credos. Está claro que su anarquismo ha quedo más como curiosidad que como expresión militante, y no fueron pocos los anarquistas que, aunque apreciaron su obra y apostolado pedagógico, rechazaron su pacifismo de la otra mejilla. Sin embargo, hubo muchos Tolstóis, y habría valorar algunos de ellos en esto del anarquismo. De entrada, Tolstói fue uno de los escritores que más influyeron en la formación y en la evolución de aquellos obreros y obreras que encontraron en sus libros una escalera, la más atractiva y asequible posible. En un libro que recoge los testimonios orales de veteranos anarquistas, el historiador Paul Avrich (especialmente conocido pro sus libros sobre el anarquismo ruso y la tragedia de Kronstadt), anota una y otra vez esas lecturas, de las primeras, y en todas ellas encuentran una veta de la que, personalmente, me he sentido partícipe cuando me inicie en las lecturas, a saber: el influjo de una sentimiento de autoestima entre los campesinos y trabajadores, notas ya presentes en sus primeras obras, en Guerra y paz por supuesto, cuando Tolstói todavía estaba muy lejos de la crisis que le llevó a cuestionarse su fe y su papel en la sociedad.

Tolstói empero fue reconocido por otros muchos anarquistas como uno de ellos, como alguien que quería lo mismo que ellos. Que Kropotkin con el mantuvo una relación amistosa desde lejos, amén de un sentimiento de admiración mutua. Como Max Nettlau, conocido como “el Herodoto de la anarquía” que lo entendió como una forma de anarquismo pacifista que él también veía en las sectas cristianas más consecuentes…Normalmente estudiado desde las perspectivas más radicales y violentas, es posible que un estudio más minucioso y horizontal, nos permitiría descubrir a numerosas personas que fueron militantes de la CNT, y que lo tenían por encima que Bakunin, y algunos he podido conocer personalmente.

Seguramente, estos habrían estado de acuerdo con esta nota escrita por Rafael Barrett poco antes de morir, y escrita poco después del entierro en verdad multitudinario del autor de resurrección, un entierro encabezado por campesinos, y en el que no hubo sacerdotes, y si asistió alguna autoridad, tuvo que ser entre la muchedumbre. En cuanto a la nota, está incluida en su Obras completas (Buenos Aires, Americalee, 1943, pp. 535-6).

En 1879, a los cincuenta y un años de edad, el conde León Tolstói es famoso dentro y fuera de Rusia. Sus libros se traducen a todos los idiomas. Su esposa y sus hijos le adoran y sus mujiks le veneran. Sus costumbres sencillas, el aire libre de los campos, le han hecho sano y recio como un roble. Salud, renombre, riqueza, hogar, supremacía social… ¿qué le falta? ¡Le falta todo, todo! Le falta la paz interior, y si pudiese vivir sin ella, no sería Tolstói lo que es, lo que va a ser. ¿Cuál es el sentido de la vida? Y si la vida no tiene sentido, si el universo es una máquina ciega, desbocada al azar, ¿para qué vivir? La idea del suicidio se apodera de este vencedor, colmado por la fortuna; sus amores son ahora la escopeta de caza, la cuerda en el granero, el remanso donde anida la muerte. ¡Congoja última, parto del hombre nuevo! El santo aparece. Tolstói se ha encontrado a sí mismo, al encontrar a Dios. Dios es «lo que hace vivir». […]

En Tolstói, el ascetismo estético se confunde con el ascetismo moral, el poeta con el profeta. Es el anarquista absoluto. La tierra para todos, mediante el amor; no resistir al mal; abolir la violencia; he aquí un sistema contrario a toda sociedad, a toda asociación, […] porque toda ley, todo reglamento, toda forma permanente del derecho –derecho del burgués o derecho del proletario–, se funda en la violencia. ¡Y decir esto en Rusia! El Santo Sínodo excomulga a Tolstoi, sus libros son secuestrados, sus editores deportados. Es el revolucionario y el hereje sumo.

Es el enemigo del Estado, de la Iglesia y de la Propiedad, puesto que ama a su prójimo. El que ama, no quiere inspirar terror, sino amor. Y ¿cómo, si renunciáis a mantener el terror en los corazones de los débiles, seguiréis siendo Jefes, Dueños, Sacerdotes? […]

Y, sin embargo, Tolstoi era un prisionero, un perseguido: prisionero de su gloria, perseguido por la ternura de los suyos. El escrúpulo de ajustar su conducta a sus doctrinas, le atormentaba constantemente. En lo que le fue posible, se despojó de sus propiedades, de sus derechos de autor. Se vistió con los vestidos del pueblo; se alimentó como los pobres, de un puñado de legumbres; se sirvió a sí propio, se hizo sus zapatos y sudó sobre el surco. Pero su conciencia pedía más, y sus discípulos también. ¿Por qué los cuidados de su familia, los halagos de los amigos y de los admiradores? ¿Por qué preferir los hijos de su carne, él, padre de tantos hijos del dolor? Había que cumplir el supremo sacrificio, y el 10 de noviembre, de madrugada, en secreto, como un malhechor, el gran anciano se escapa de su casa. ¿A dónde? A la muerte. Para subir más alto, le era ya forzoso abandonar la tierra”.

Para acabar, recordemos un fragmento de la última que Tolstói escribió a su esposa:

“No me busquéis. Necesito retirarme del ruido y de todo lo que me perturba. Estas eternas visitas, estos eternos solicitantes, estos representantes de cinematógrafos y de gramófonos que me asedian […] emponzoñan mi vida. Es preciso que yo me retire. Se lo debo a mi alma y a mi cuerpo de pecador, que ha vivido ochenta y dos años en este valle de miserias. Durante treinta años he soportado la mentira mundana, la del lujo, la del confort. Estoy cansado de ella y quiero acabar en la pobreza mi vida desgraciada”.

[Biografia] Néstor Makhno, de campesino a insurrecto.

Néstor Makhno (Guliaipolé, Ucrania, 27 de octubre, 1889- París, 25 de julio de 1934) fue un campesino ucraniano de origen, que tuvo una actuación excepcional en la vasta insurrección campesina del sur de Ucrania, movimiento que toda la literatura sobre la Revolución rusa, salvo algunas ediciones libertarias, pasa por alto o sólo trata en pocas líneas difamatorias. En cuanto a su animador y guía militar, Makhno, si se dignan alguna vez citarlo es únicamente para tacharlo de bandido, asesino, bribón, fautor de progroms contra los judíos, etc. Constante, obstinadamente, se le enloda, se le calumnia, se le abomina. En el mejor de los casos, autores sin escrúpulos, que no se preocupan de examinar y verificar los hechos y las fábulas, difunden leyendas absurdas y estupideces inefables sobre la vida y la acción de este militante libertario.Todos estos procedimientos son clásicos y corrientes. Ellos nos obligan a reproducir, brevemente, la auténtica biografía de Néstor Makhno y, por el momento, las etapas de su actividad hasta el derribamiento del hetman Skoropadsky.

Juventud de Makhno

Sus padres eran campesinos pobres. Néstor tenía diez meses de edad cuando murió su padre, quedando la viuda con cinco hijos menores. Desde los siete años, a causa de la extrema miseria de la familia, sirvió como pastor de vacas y ovejas en su aldea. A los ocho, ingresó en la escuela local, que frecuentaba en invierno, sirviendo siempre de pastor en el verano. A los doce, dejó escuela y hogar para colocarse. Trabajó como peón de granja en las propiedades de los agrarios y de los kulaks alemanes, cuyas colonias eran numerosas en Ucrania. En esa época, a los catorce o quince años, profesaba ya un fuerte odio contra los patrones explotadores y soñaba en la manera en que podría «ajustarles las cuentas un día», por sí y por los demás, si tuviese fuerzas para ello.

Hasta la edad de dieciséis años no tuvo ningún contacto con el mundo político. Sus concepciones revolucionarias y sociales se moldeaban en un círculo restringido de sus conciudadanos, campesinos y proletarios como él. Las versiones de que era maestro y se había formado bajo la influencia de un anarquista intelectual son falsas, como muchas otras.

El anarquismo

La revolución de 1905 le hizo salir de un golpe de ese pequeño circulo, lanzándolo en la corriente de los grandes acontecimientos y actos revolucionarios. Tenía entonces dieciséis años, estaba pleno de entusiasmo revolucionario y dispuesto a todo en la lucha por la liberación de los trabajadores. Después de conocer algunas organizaciones políticas, entró resueltamente en las filas de los anarquistas comunistas y desde ese momento se hizo un militante infatigable. Desplegó gran actividad y participó en actos de los más peligrosos de la lucha libertaria.

En 1908 cayó en poder de las autoridades zaristas que lo condenaron a la horca por asociación anarquista y participación en actos terroristas. En consideración a su juventud, la condena fue conmutada por la de trabajos forzados a perpetuidad. Purgó su pena en la prisión central de Moscú (Butyrki). A pesar de que la vida en prisión no tenia perspectivas para él y era extremadamente penosa, Makhno se esforzó sin embargo en aprovecharla para instruirse [4]. Dio prueba de una gran perseverancia. Aprendió la gramática rusa, estudió matemáticas, literatura, historia de la cultura y de la economía política. A decir verdad, la prisión fue la única escuela en que Makhno recibió los conocimientos históricos y políticos que le sirvieron tanto en su acción revolucionaria ulterior. La vida, los hechos, fue la otra escuela donde aprendió a conocer y comprender los hombres y los acontecimientos sociales.

Makhno, muy joven aún, comprometió en la prisión su salud. Obstinado, sin poder adaptarse al aplastamiento absoluto de la personalidad a que está sometido todo condenado a trabajos forzados, se resistió siempre a las autoridades omnipotentes y estaba continuamente en el calabozo, donde contrajo una afección pulmonar a causa del frio y de la humedad. Durante los nueve años de su reclusión permaneció sin cesar en lugares de castigo por «mala conducta», hasta que fue al fin libertado con los demás detenidos políticos por la insurrección del proletariado de Moscú, el 1 de marzo de 1917.

Comuna de Gulal-Pole

Volvió inmediatamente a Gulal-Pole, donde las masas campesinas le manifestaron una profunda simpatía. De todo el pueblo, era el único forzado político devuelto a su familia por la revolución. Se convírtió espontáneamente, por eso, en objeto de la estima y la confianza de los campesinos. No era ya entonces un joven inexperto, sino un militante consumado, con una poderosa voluntad y una idea determinada de la lucha social.

En Gulal-Pole se entregó de inmediato a la labor revolucionaria, tratando primero de organizar a los campesinos de su aldea y de los anarquistas. Fundó una unión profesional de los obreros agricolas, organizó una comuna libre y un soviet local de los campesinos. El problema que le agitaba era el de la concentración y organización de todo el campesinado de un modo bastante firme y sólido como para poder expulsar de una vez por todas a los señores agrarios, los amos y dirigentes políticos y de arreglar por sí mismo su vida. En ese sentido inspiró su trabajo organizador de los campesinos y no sólo como propagandista, sino también y sobre todo como militante práctico. Trató de asociar a los trabajadores revolucionariamente, sacando partido de los actos flagrantes de engaño, de injusticia y de opresión de que eran víctimas.

Durante el periodo del gobierno de Kerensky y en los días de octubre, fue presidente de la unión campesina regional, de la comisión agrícola, de la unión profesional de los obreros metalúrgicos y carpinteros y, en fin, presidente del soviet de los campesinos y obreros de Gulal-Pole.

Como tal reunió en el mes de agosto de 1917, a todos los propietarios agrarios de la región, les exigió los documentos sobre las tierras y bienes muebles que poseían y procedió al inventario exacto de todo. Luego informó, primeramente en una sesión del soviet del distrito, después en el congreso de los soviets de la región. Propuso igualar los derechos de usufructo de la tierra de propietarios y kulaks con los de los campesinos. A consecuencia de su proposición, el congreso decretó que se dejaría a los propietarios y los kulaks una parte de la tierras (así como instrumentos de trabajo y ganado) igual a la de los campesinos labradores. Varios congresos de campesinos en las gobernaciones de Ekaterinovslav, de Taurida, de Poltava, de Kharkov y de otros lugares siguieron el ejemplo de la región de Gulal-Pole y decretaron la misma medida.

Acciónes insurreccionales en Ucrania

Durante esa época Makhno se convirtió, en su región, en el alma del movimiento de los campesinos que tomaban las tierras y los bienes de los agrarios, a quienes ejecutaban en caso de resistencia. Se hizo así de enemigos mortales entre los señores agrarios, los kulaks y los grupos burgueses locales. Comienzos de la acción insurreccional de Makhno. Sus ideas, sus proyectos.

En el momento de la ocupación de Ucrania por los austroalemanes, Makhno fue encargado por un Comité revolucionario clandestino de la zona de crear batallones de campesinos y obreros para emprender la lucha contra los invasores y contra el poder.

Hizo lo que fue menester, pero se vio forzado a retroceder con sus guerrilleros hacia las ciudades de Taganrog, Rostof y Tzaritzin, combatiendo paso a paso. La burguesía local, reafirmada entonces por la llegada de los austroalemanes, puso su cabeza a precio y lo obligó a ocultarse por algún tiempo. En venganza, las autoridades militares ucranianas y alemanas quemaron la casa de su madre y fusilaron a su hermano Emelian, inválido de guerra.

En junio de 1918 Makhno fue a Moscú para aconsejar con algunos viejos militantes anarquistas sobre los métodos y las tendencias a seguir en el trabajo libertario entre los campesinos de Ucrania. Pero los anarquistas que encontró estaban entonces indecisos y pasivos. No recibió, pues, ninguna indicación ni consejos satisfactorios.

Volvió a Ucrania, más firme aún en sus ideas y proyectos. En su breve estancia en Moscú, Makhno se entrevistó con el viejo teórico del anarquismo Pedro Kropotkin y con Lenin, lo que relata detalladamente, sobre todo la conversación con el último, en sus Memorias. Dice en ellas haber estimado en mucho ciertos consejos de Kropotkin. La conversación con Lenin versó sobre estos tres puntos: la mentalidad de los campesinos ucranianos; las perspectivas inmediatas para Ucrania y la necesidad para los bolcheviques de crear un ejército regular; y el desacuerdo entre bolchevismo y anarquismo. Aunque no carente de cierto interés, la conversación fue demasiado breve y superficial para poder aportar algo realmente importante. No nos detendremos en ella, pues.

Señalemos aún que los bolcheviques de Moscú ayudaron en cierta medida a Makhno a tomar precaucioens para franquear la frontera de Ucrania y desplazarse con el menor riesgo posible. Makhno consideraba al campesinado como una enorme fuerza histórica.

Desde hacía mucho tiempo, él maduraba -continúa Pierre Archinov- la idea de organizar las grandes masas campesinas y hacer manar la energía revolucionaria acumulada en ellas desde siglos y precipitar su formidable potenciar sobre el actual régimen opresor. y juzó llegado el momento de la ejecución de su idea.

Emprendió, pues, el regreso a Ucrania, con intención de dirigirse a Gulal-Pole. Era en julio de 1918.

El viaje se realizó -refiere Pierre Archinov- con muchas dificultades, clandestinamente, para no caer en las guerras; de las autoridades del hetman. Una vez estuvo apunto de perecer, pues fue arrestado por un destacamento austroalemán, estando bien provisto de literatura libertaria. Un conocido, rico judío de Gulal-Pole, lo salvó pagando por su liberación una suma considerable de dinero. Al continuar su viaje, los comunistas le propusieron escoger una región determinada de Ucrania para el trabajo revolucionario clandestino en la orientación de ellos. Ni que decir que hasta rehusó discutir esa proposición: la tarea que él se proponía no tenía nada de común con la de los bolcheviques.

He aquí, pues, a Makhno en Gulai-Pole, esta vez con la decisión irrevocable de perecer o de obtener la victoria de los campesinos; en todo caso, decidido a no abandonar la región. La noticia de su regreso se extendió rápidamente de aldea en aldea. Por su parte, en asambleas y por medio de la prensa y de volantes, no tardó en mostrarse francamente a las vastas masas campesinas, incitándolas a acciones decisivas contra el poder del hetman y de los propietarios, haciendo resaltar que los trabajadores tenían ahora su suerte en sus manos y no debían dejarla escapar. Su llamado vibrante y enérgico se propagó en algunas semanas por numerosas aldeas y distritos, preparando las masas para los grandes acontecimientos futuros.

Makhno se puso inmediatamente a la obra. Su primera preocupación fue la de formar una compañía revolucionaria militar suficientemente fuerte para garantizar la libertad de agitación y de propaganda en ciudades y aldeas y comenzar al par operaciolles de guerrilla. Esta compañía fue rápidamente organizada. Había en todas las aldeas elementos maravillosamente combativos, dispuestos a obrar. Sólo faltaba un buen organizador: éste fue Makhno.

La misión de su compañía era: a) un trabajo activo de propaganda y de organización entre los campesinos; b) la lucha implacable contra todos los enemigos. Como fundamento de esa lucha tenía por lema: « Todo agrario que persiga a los campesinos, todo agente de policía del hetman, todo oficial ruso o alemán, en tanto que enemigo mortal e implacable de los campesinos, no hallará piedad alguna y será suprimido». Además, según los principios de los insurrectos, debía ser ejecutado todo el que participase en la opresión de los campesinos pobres y de los obreros, en la supresión de sus derechos o en la usurpación de su trabajo.

En dos o tres semanas, ese destacamento era ya objeto de terror, no sólo para la burguesía local, sino también para las autoridades austroalemanas. El campo de acción militar y revolucionaria de Makhno era considerable; se extendía desde la estación de Lozovala a Berdiansk, Mariupol y Taganrog y desde Lugansk y la estación de Grichino hasta Ekaterinoslav, Alexandrovsk y Melitopol. La rapidez de los movimientos era la particularidad de la táctica de Makhno. Gracias a ella y a la extensión de la región, aparecía siempre de improviso en el lugar en que menos se le esperaba.

En poco tiempo envolvió en un círculo de hierro y de fuego toda la región en que se atrincheraba la burguesía local. Todos los que durante los dos o tres meses de la heimanchina lograron afirmarse en sus viejos nidos señoriales, todos los que se embriagaron en la sumisión de los campesinos, saqueando sus tierras y gozando de los frutos de su trabajo, todos los que reinaban como amos sobre ellos, se encontraron repentinamente bajo la mano implacable e inexorable de Makhno y de sus guerrilleros. Rápidos Como el huracán, intrépidos, inaccesibles a la piedad ante los enemigos, caían Como el rayo en tal o cual propiedad, masacraban a todos los adversarios declarados de los campesinos y desaparecían tan rápidos como habían llegado. Y al día siguiente Makhno hacía lo mismo a cien kilómetros de distancia: aparecía súbitamente en alguna población, masacraba a la guardia nacional (la varta), los oficiales, los señores agrarios y se eclipsaba antes de que las tropas alemanas, apostadas muy cerca, tuviesen tiempo de comprender lo que ocurria. Al día siguiente estaba a cien kilómetros de allí y caía sobre un destacamento expedicionario enviado para reprimir a los campesinos o bien ahorcaba algunos guardias nacionales.

La guardia nacional se alarmó. Las autoridades austroalemanas también. Fueron enviados varios batallones para aplastar a Makhno y apoderarse de él. En vano. Excelentes jinetes desde la infancia, teniendo en el camino caballos de repuesto a voluntad, Makhno y sus partidarios eran absolutamente inasibles; hacían en veinticuatro horas marchas imposibles para las tropas de caballeria regulares. Muchas veces, Como para burlarse de sus enemigos, Makhno aparecía en el centro mismo de Gulai-Pole o en Pologui, donde había siempre numerosas tropas austroalemanas, o bien en algún otro lugar de concentración de tropas, matando los oficales que caían bajo su mano y desapareciendo sano y salvo sin dejar el menor rastro de su derrotero. O bien en el momento preciso en que se seguía su pista reciente, aprestándose a rodearlo y prenderlo en una aldea señalada por alguien, él, vestido con el uniforme de la guardia nacional, se mezclaba, con un pequeño número de sus guerrilleros, en el núcleo enemigo, se informaba de sus planes y disposiciones, se ponía después en marcha en persecución de Makhno, con un destacamento de la guardia, al que exterminaba luego.

La población campesina toda prestaba su concurso eficaz y hábil a la gente de Makhno, que tenía la certeza de encontrar refugio seguro, víveres, caballos y hasta armas. Los campesinos solían ocultar a los revolucionarios en sus viviendas con riesgo de sus vidas. Muchas veces, los habitantes de un pueblo dirigían a la guardia nacional y a las tropas perseguidoras de Makhno sobre una ruta falsa, mientras éste y sus jinetes se hallaban en el mismo pueblo o en lugar opuesto al indicado.

Muchas aldeas eran castigadas despiadadamente por su actitud a favor de los insurrectos; todos los hombres eran atrozmente golpeados a baquetazos y los sospechosos fusilados en el acto. Se quemaban aldeas enteras por venganza. Pero ninguna violencia era capaz de dominar la resistencia tenaz de la población trabajadora contra los invasores y sus protegidos: propietarios y contrarrevolucionarios.

En lo que concierne a las tropas austroalemanas y magiares, los guerrilleros se mantenían en la regla de acción siguiente: matar a los oficiales y dar libertad a los soldados prisioneros. A éstos se les proponía volver a sus países, relatar lo que hacían los campesinos ucranianos y trabajar por la Revolución social. Se les proveía de literatura libertaria y algunas veces de dinero. No se ejecutaba más que a los soldados reconocidos culpables de actos de violencia hacia los campesinos. Tal modo de tratar a los prisioneros ejerció sobre ellos cierta influencia revolucionaria.

En este primer período de su actividad, Makhno fue el organizador y guía de los campesinos y el temible justiciero del pueblo oprimido. Cientos de señores agrarios emboscados, miles de opresores y beligerantes fueron destrozados. Su actitud resuelta, la rapidez de sus golpes certeros y la imposibilidad de capturarlo muerto o vivo, hicieron su nombre célebre y ante él temblaban de odio y terror los burgueses y las autoridades, mientras que entre el pueblo trabajador despertaba sentimientos de profunda satisfacción, de altivez y de esperanza. Pronto fue Makhno una figura legendaria. Había en su carácter y en su conducta extraordinaria audacia, firme voluntad, perspicacia vigilante y, en fin, un humor simpático. Todas estas cualidades se imponían al pueblo. Mas no era todo esto, con ser mucho, lo fundamental en la personalidad de Makhno. Su temperamento combativo, sus empresas insurreccionales no fueron sino las manifestaciones primeras de su enorme talento organizador y defensivo, que más tarde se reveló en toda su capacidad.

Multiplicaba las reuniones públicas en todas partes, escribía informes sobre las labores inmediatas, sobre la Revolución social y sobre la vida en comunidad libre e independiente de los trabajadores como fin supremo. Redactaba continuamente manifiestos al pueblo, a los soldados invasores y a los cosacos del Don y del Kuban.

Así hablaba Makhno a las grandes masas campesinas:

«¡Vencer o morir! Este es el dilema del momento histórico para los campesinos y obreros de Ucrania. Mas nosotros no podemos morir todos porque somos ini1umerables. ¡Nosotros somos la humanidad! ¡Por eso triunfaremos! Y no venceremos para repetir el terror de los pasados años: el de remitir nuestra suerte a nuevos amos. Venceremos para tomar nuestros destinos en propias manos y disponer nuestra vida conforme a nuestra voluntad y nuestra verdad.»

Exilio en París

Perseguido por los bolcheviques y los burgueses, Makhno se escapa (Rumania, Polonia) y llega a París. Durante su estancia en París Majno demandó, mediante escritos y conversaciones, una mayor autodisciplina personal de los anarquistas y una organización capaz de dotar de efectividad y homogeneidad al movimiento. Parece que alabó en una entrevista con miembros de la FAI, entre los que estaba Buenaventura Durruti, la capacidad organizativa del anarquismo español de esa época. Makhno y otros exiliados (Pierre Archinov, Ida Mett. etc) promueven la Plataforma Organizativa para una Unión General de Anarquistas (Propuesta).

Hasta el final de sus días se ganó la vida como el obrero que era (en Francia, en la fábrica Renault).

Muere el 25 de Julio de 1934 enfermo de Tuberculosis, lo incineraron pocos días después de su muerte, enterraron sus cenizas en el famoso cementerio de Père-Lachaise en París, a su entierro asistieron unas 500 personas. En aquellos momentos estaba casado con Halyna Kuzmenko y tenía una hija llamada Yelena. Durante la ocupación nazi de Francia, fueron deportadas a Alemania a trabajos forzados. Al final de la guerra fueron arrestadas por el NKVD soviético y enviadas a Kiev, donde en 1946 fueron juzgadas y condenadas a trabajos forzados. Después de su liberación en 1953 vivieron en Kazhajastán. Leer Mas…

[Biografia] Fumiko Kaneko

Fumiko Kaneko nació el 25 de enero de 1902 en Yokohama (Japón) en el seno de una familia humilde. Pasó sus primeros nueve años de vida sin registro civil, lo que le impedía recibir una educación formal o un reconocimiento social. Gracias a los esfuerzos de su madre logró asistir a la escuela durante un breve período de tiempo. Sin embargo, debido a una serie de problemas, la familia quedó en la más completa miseria por lo que su madre decidió venderla a un prostíbulo, pero dada la negativa de los burdeles a aceptarla, a los nueve años Kaneko fue enviada a Corea al cuidado de su abuela paterna. Su abuela era una mujer de medios, la registró como su propia hija y le prometió una educación adecuada. De nuevo en la escuela, Kaneko resultó ser una niña muy capaz e interesada en proseguir con su educación más allá de la formación básica, del mismo modo que sus compañeros de sexo masculino. Sin embargo, la abuela desaprobó la actitud de Kaneko de querer continuar sus estudios y ante la insistencia de la niña en no seguir sus deseos empezó a maltratarla. Cansada de malos tratos, Kaneko es enviada de vuelta a Japón, y su custodia pasa de nuevo a la familia materna.

De vuelta en Japón, trabajó en Tokio de criada y de vendedora de diarios y de jabón en polvo a domicilio. En estos años leyó muchísimo, sobre todo temas políticos y sociales. En Tokio conocerá al militante libertario y antiimperialista coreano Yôl Park, fundador del grupo clandestino anarconihilista «Futeisha» (Sociedad de los Insumisos o Revoltosos), con quien compartirá su vida, el pensamiento anarquista y los deseos de liberación de la opresión nipona en Corea. Ambos fundaron la «Sociedad Negra de los Trabajadores».

Tras el gran terremoto de Kanto del 1 de septiembre de 1923, las autoridades imperiales aprovecharon la oportunidad para desembarazarse de lxs revolucionarixs e inventó un pretendido complot encaminado a asesinar al Emperador. Detenidxs y juzgadxs, Fumiko Kaneko y Yôl Park, con falsas confesiones, fueron condenadxs a muerte el 25 de marzo de 1926 por alta traición; pero el 5 de abril las penas fueron conmutadas, por presiones diplomáticas, por trabajos forzados a perpetuidad. Cuando el director de la prisión de Ichigaya le entregó el certificado de la conmutación, lo rompió en pedazos ante él.

Trasladada a la prisión de Utsonomiya, se negó a realizar ningún trabajo y fue encerrada en régimen de aislamiento. Tras tres meses pidió trabajar en el taller de elaboración de cuerdas de cáñamo. Fumiko Kaneko se suicidó al día siguiente, el 23 de julio de 1926 en la prisión de mujeres de Utsonomiya (Japón), con una cuerda que ella misma había elaborado.

Tras su muerte, el hermano mayor de Park trasladó el cuerpo a Corea, donde fue enterrado en el cementerio familiar de los Park en Pallyeong-ni (Mungyeong, Corea). Su compañero, Yôl Park, permanecerá encarcelado hasta octubre de 1945, al acabar la Segunda Guerra Mundial.

Kaneko dejó escritas unas memorias sobre su estancia en la prisión y sobre su interrogatorio, que sólo fueron publicadas tras la guerra del Pacífico y que han sido traducidas al inglés y al francés, donde revela sus ideas políticas (igualitarismo radical, antimilitarismo, antiimperialismo, críticas al socialismo y al cristianismo, etc.) y feministas (crítica a la estructura familiar nipona, divorcio, etc.).
En noviembre de 2003 el cuerpo de Kaneko fue trasladado y enterrado de nuevo en el jardín de la casa dónde nació Park en Maseong-myeon (Corea).

[Biografia] Severino Di Giovanni

Di Giovanni representa ante todo un anarquismo consecuente, sus palabras, sus escritos y sus acciones, eran una unidad indivisible. Representa el anarquismo que todo lo entrega por el ideal revolucionario, el anarquismo que no se acobarda, el anarquismo de la acción directa, el anarquismo de la violencia de los de abajo, el anarquismo que todo lo enfrenta y que jamás por ninguna razón se rinde: “¿Claudicar? Ni siquiera cuando al final del camino sin ninguna salida de salvación, me encuentre delante de la muralla de la muerte…”
En enero 1919, en los talleres Vasena, los obreros metalúrgicos comenzaron la huelga por las 8 horas de trabajo. La feroz represión desatada, generó el repudio de todo el movimiento obrero. Huelga general, y enfrentamientos en las calles contra las fuerzas represoras del estado.Se daba comienzo a lo que luego fue conocido como la Semana de Enero, un punto de inflexión para el anarquismo argentino: miles de obreros muertos, presos y deportados.
En los comienzos de la década del 20, las huelgas en la Patagónia, el fusilamiento de 1500 obreros rurales y la represión de los obreros de la Forestal en Santa Fe dejaron cientos de muertos.En este contexto surgió, en el Río de la Plata, el llamado anarquismo expropiador, partidario de la acción directa violenta en la lucha por la emancipación de la clase obrera, contra el fascismo, los fusiladores, el imperialismo, contra el estado y su aparato represivo.
También en esos tiempos comenzaron a llegar a esas tierras, miles de anarquistas italianos perseguidos por el fascismo, que se sumaron el movimiento anarquista local y continuaron su lucha antifascista.
En junio de 1925, la comunidad italiana realizó una gala en el teatro Colón, en la cual estuvieron presentes el embajador italiano y hasta el presidente Marcelo T. de Alvear, lo que muestra la estrecha relación entre el gobierno radical y gobierno fascista de Mussolini. Mientras sonaba la marcha real italiana, un grito comenzó a bajar desde “el paraíso”. Era un pequeño grupo. Repudiaban a Mussolini, repudiaban al fascismo. Entre estos jóvenes se encontraba Severino Di Giovanni.

Severino, nació en Italia en 1901, se encontró con las obras de Proudhon, Bakunin, Reclus, Kropotkin y Malatesta, mientras trabajaba de maestro, a pesar de no tener título.Con el advenimiento del fascismo se vio forzado a abandonar Italia, y en 1923 llegó a Buenos Aires.
Como consecuencia de la condena a muerte los anarquistas Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti en EE.UU., se generaron huelgas y movilizaciones en todo el mundo: millones de trabajadores salieron a las calles reclamando la libertad de los compañeros.Argentina no seria la excepción. Al mismo tiempo Di Giovanni, comenzó a sacar una publicación, Culmine, en la cual reeditaba textos de distintos pensadores del anarquismo, a la vez que encaraba campañas y recordatorios por compañeros presos y asesinados a lo largo del mundo. Era también un periódico en donde se llamaba a la acción, al accionar individual violento.
Pero Severino no se quedaría sólo en palabras. En mayo de 1926 estalló una poderosa bomba en la embajada de los EE.UU. El boquete que dejó era tan grande que los policías podían entrar a la embajada a través de el. En julio, estallaría una bomba en el monumento a Washington y otra en la puerta de un concesionario Ford.
Escribía Severino en Culmine “TENGAN CUIDADO LOS VERDUGOS DE SACCO Y VANZETTI” y decía: “Todos a reunirse, ¡oh, pueblo de todas las creencias rebeldes! ¡oh, iconoclastas intrépidos!, ¡oh, santa cruzada por la libertad! Allá, en el país de las estrellas oscuras se esta cumpliendo el más atroz de los delitos infames. Dos desgarros de nuestra carne están por ser electrocutados. Dos corazones palpitantes el más bello de los ideales. ¡A las armas! ¡A las armas, falanges de generosos, es la hora del supremo sacrificio! ¡El verdugo ha preparado ya el instrumento de la muerte! ¡A las armas! Valga este grito de guerra de nuestra guerra para reunir a los dispersos centinelas de la revolución de todo el mundo. Impidamos con todas nuestras fuerzas que se renueve una trágica ejecución como aquella de noviembre de 1887 en Chicago…”. Pero llegaría la madrugada trágica, el 23 de agosto de 1926 eran asesinados Sacco y Vanzetti.
Severino se lamentó por no haber hecho lo suficiente para evitar la tragedia y escribió “A su violencia debemos responderle con nuestra violencia: la venganza. A su instrumento infame que ha quemado los cuerpos de Sacco y Vanzetti, debemos oponer nuestros instrumentos vengadores que quemaran los mil tentáculos monstruosos de la fiera vampírica que envuelven todos los senderos de la tierra y sofocan todo y a todos. Nuestra dinamita purificará los lugares que la maldita casta del dólar ha apestado. La dinamita, más allá de la venganza, hará mentira los resultados del trágico balance destruyendo el cálculo cínico.” “La dinamita afirmará el boicot y el sabotaje a los productos norteamericanos. La dinamita quebrará el vaso de las falsas samaritanas que se han anidado en los corredores oscuros de todos lo bancos internacionales subvencionados por el Dios Amarillo. La dinamita será el arma que nos hará dignos compañeros de los dos mártires de Boston. En ese sentido debemos perseverar tenazmente. A su violencia, opongamos la nuestra. A la silla eléctrica, la bomba. A cambio de Sacco y Vanzetti que nos mataron sádicamente, persigámoslos en todo lugar y que sufran en carne propia su delito negro y monstruoso. Es hora de llevar a los hechos todo aquello que prometimos miles y miles de veces para esta casta de verdugos.”

El 24 de diciembre de 1927 a las 12 del mediodía, Severino entró en el City Bank de la calle San Martín y dejó un maletín. La bomba estaba calculada para las 12:05 cuando se hubiera ido todo el mundo. Pero se adelantó. Este atentado trágico, acentuaría aun más las diferencias en el movimiento anarquista: Di Giovanni sería repudiado y atacado públicamente en parte de la prensa libertária.
Para ese entonces, Severino vivía con su familia en una pieza que alquilaba en la casa de la familia Scarfó. Con los hermanos Alejandro y Paulino Scarfó se consolidó una relación que llegó hasta el final de sus días. Los hermanos participaron junto a Severino en atentados y expropiaciones. Fue también en esos momentos cuando comenzó la relación con la que fué su amante y compañera, la joven América, la hermana menor de los Scarfó.Junto a los hermanos Scarfó comenzaron una campaña por la libertad de Simón Radowitzky quien seguía preso en Ushuaia por el atentado con bomba que mató al jefe de policía Ramón Lorenzo Falcón, responsable de la brutal represión de la semana roja de 1909 en Buenos Aires. Llamaron a la huelga general por la libertad del compañero y enviaron una “encomienda” al director del penal. El atentado fracasó, pero muestra la decisión de los anarquistas por conseguir la libertad de Radowitzky.
Para esos días se denunció la colaboración del cónsul fascista Italo Capanni, con la policía. En mayo de 1928 Di Giovanni y su compañero Ramé llegaron al consulado. Di Giovanni ingresó pero no pudo dejar la bomba, salió e ingresó Ramé. Al no poder llegar al despacho de Capanni, dejó la bomba que estallaba inminentemente junto a la escalera de entrada. La explosión fue terrible, produciéndose 9 muertos, 7 de ellos fascistas. Este sería el punto culminante para que se comenzase una persecución sin precedentes contra Severino.

El 6 de setiembre de 1930 se produjo el golpe a Yrigoyen, ¡cómo cambiarían las cosas!, Los que criticaban el anarquismo de acción ahora reclamaban hombres de ese calibre. Pero la respuesta del anarquismo al golpe fascista llegaría demasiado tarde, los locales estarían cerrados, la represión era feroz, se clausuraron La Antorcha y La Protesta. La FORA se halló imposibilitada de accionar. Las diferencias dentro del movimiento anarquista, llevaron a que no se pudiese responder a tiempo de manera conjunta. Error que el anarquismo pagaría muy caro. Miles de compañero debieron exiliarse, pero Severino eligió quedarse y combatir al régimen. Desde la clandestinidad realizó propaganda en contra de los militares fascistas, siguió editando quizás el único periódico opositor que quedaba: “Anarchia”.
Durante ese tiempo Di Giovanni se ocuparía en editar las obras completas de Eliseo Reclus. Para esto concurriría el 29 de enero de 1931 a una mprenta en Callao 335, a metros de Callao y Corrientes. Al salir de la imprenta fue reconocido y comenzó una persecución. Varios agentes policiales se sumaron. Severino respondió a los tiros los ataques de la policía. Pocas calles mas lejos al encontrarse encerrado, se disparó en el pecho. Aun así no murió y fue apresado, siendo llevado a la cárcel de la calle Las Heras y Coronel Diaz. Allí Severino fue juzgado por un tribunal militar. El domingo 1º de Febrero sería ejecutado. Al tiempo era apresado Paulino Scarfó, quien también sería fusilado. Llegó la hora, cientos de personas estaban dentro y fuera de la prisión. Severino fue llevado por varios guardias desde la celda al banquillo de la ejecución. “Cuando avanzó el pelotón que había de fusilarlo, miró detenidamente a todos los soldados. Una vez sentado y el pelotón a su frente, se acercó a él un soldado con la venda en las manos. Llegó hasta él por la espalda: Le puso la venda sobre los ojos pero Di Giovanni le dijo:- No quiero que me ponga la venda. Cuando el pelotón estaba listo para apuntar y el sargento dio por señas la orden de apuntar, Di Giovanni se afirmó fuertemente contra el respaldo del banquillo. Levantó la cabeza. Puso todos los músculos en tensión y luego, irguiéndose todo lo que le fue posible concretó en un grito su último pensamiento. Y fue así que en angustioso silencio del momento, un grito agudo partió de su garganta: “Evviva l´anarchia!”
No podemos hoy, dejar de reivindicar a un compañero que entregó su vida por el anarquismo, que levantó las armas para defenderlo, que luchó encarnizadamente contra el fascismo y que brindo su infinita solidaridad a los compañeros presos, sin importar el lugar del mundo donde se encontrasen.

Algunos apuntes de interés:

LA VIOLENCIA Y LA EXPROPIACIÓN:

Di Giovanni creía que era necesaria la ‘revolución violenta’ como se puede comprobar en este estracto del último mensaje que escribió en su celda pocas horas antes de ser asesinado:

[…]No busqué afirmación social, ni una vida acomodada, ni tampoco una vida tranquila. Para mí elegi la lucha. Vivir en monotonía las horas mohosas de lo adocenado, de los resignados, de los acomodados, de las conveniencias, no es vivir , es solamente vegetar y transportar en forma ambulante una masa de carne y de huesos. A la vida es necesario brindarle la elevación exquisita del brazo y de la mente. Enfrenté a la sociedad con sus mismas armas, sin inclinar la cabeza, por eso me consideran, y soy, un hombre peligroso.

Dentro de los atentados asociados a él, se encuentran: la voladura de la embajada de EE.UU. en Argentina (como consecuencia del asesinato de Sacco y Vanzetti), la voladura del “City Bank” en el centro porteño, y la voladura del consulado italiano en Buenos Aires (donde se hallaban reunidos los mejores hombres de Mussolini en Argentina) donde murieron siete fascistas y 2 inocentes, lo que provocó gran parte de la antipatía de algunos grupos anarcosindicalistas y su condena en los periódicos. También participó en robos e hirió severamente a un policía desfigurándolo de un tiro en la cara. El mayor acto expropiador en el que participó fue a un camión pagador por 286.000 pesos, lo que le permitió realizar su sueño de abrir su propia imprenta.

CULMINE:

Uno de los pilares básicos y fundamentales a desarrollar en la lucha de los anarquistas expropiadores era la propaganda, Severino editó infinidad de panfletos, libelos, periódicos…entre ellos uno de los mas importantes a destacar quizá sea el Periódico anarquista Culmine. Lo comenzó en agosto de 1925. Así sintetizaba Di Giovanni el objetivo de ‘Culmine’:

* Difundir las ideas anarquistas entre los trabajadores italianos
* Contrarrestar la propaganda de los partidos políticos seudorevolucionarios, que hacen del antifascismo una especulación para sus futuras conquistas por sufragio.
* Iniciar en el medio de los trabajadores italianos agitaciones de carácter exclusivamente libertario para mantener vivo el espíritu de aversión al fascismo.
* Interesar a los trabajadores italianos en todas las agitaciones proletarias de Argentina.
* Establecer una intensa y activa colaboración entre los grupos anarquistas italianos, los compañeros aislados y el movimiento anarquista regional.

EL FINAL:

En su último comunicado Di Giovannni escribió:

“Sepan Uriburu y su horda fusiladora que nuestras balas buscarán sus cuerpos. Sepa el comercio, la industria, la banca, los terratenientes y hacendados que sus vidas y posesiones serán quemadas y destruidas´´.

A las pocas horas de su detención se dictaminó su sentencia y fue fusilado el día siguiente, el primero de febrero de 1931.
Pocas horas antes de ser fusilado pide un café dulce desde su celda. Lo rechaza al probar el primer sorbo: “Pedí con mucha azúcar… No importa, será la próxima vez” dice con humor ácido. Muere fusilado al grito de “Evviva l’Anarchia!” (Viva la Anarquía!).

[Biografia] Pierre Joseph Proudhon

Nació en Besançon el 15 de Enero de 1809, provenía de una familia de artesanos y campesinos. Su padre, tonelero y cervecero, nunca comprendió que la cerveza que fabricaba debía venderse a más que el precio de costo (incluido su salario) y por eso vivió pobre y dejó hijos pobres. Su madre era cocinera. Él mismo trabajó toda su vida manualmente: primero, como tonelero, junto a su padre; después, como mozo de labranza, luego, como tipógrafo; en fin, como carretero…

Originario, como Charles Fourier, del Franco Condado, en el que, como dice G. Lefranc, “hasta la revolución de 1789, hubo siervos al servicio de las abadías, pero que desde la Edad Media iba orientándose hacia fórmulas cooperativas, mediante la constitución de fruterías”, sus concepciones económicas y sociales tienen una primera y profunda raíz en las observaciones de su infancia sobre el trabajo, la propiedad, la venta, el justo precio.

Gracias a la beca Suard pudo estudiar Proudhon durante algún tiempo en el Colegio de Besançon, pero razones económicas le impidieron concluir allí su bachillerato. Básicamente se le debe considerar, pues, como a Fourier (y también a Robert Owen, a Saint Simon y a casi todos los socialistas utópicos) un autodidacta. También en esto sus orígenes lo oponen a Marx. El carácter no sistemático, las contradicciones (reales o aparentes), el vuelo grandioso y el brillante rigor de su estilo son el resultado de su genio francés, campesino-artesanal, autodidáctico.

La primera obra que Proudhon escribió fue un ensayo sobre las categorías gramaticales (1835), con el cual optó al premio en un concurso promovido por la Academia de Besançon. En 1839 publicó un trabajo de carácter histórico-sociológico, sobre la celebración del domingo, que, igual que el primero, no llamó mucho la atención. Pero su tercera obra, “¿Qué es la propiedad?”, aparecida en 1840, le hizo repentinamente famoso en París, en Francia y en el mundo. Al año siguiente, en 1841, y luego en 1842, completó las teorías allí expuestas con una Segunda y Tercera memoria.

En 1843 escribió dos obras importantes: “La creación del orden en la humanidad” y “El sistema de las contradicciones económicas o la Filosofía de la miseria”. Esta última dio lugar a una réplica de Marx, quien dialécticamente escribió así su “Miseria de la filosofía”. Precisamente un año después de publicar su “Filosofía de la miseria” (1844).

Proudhon conoció a Marx en París; al año siguiente (1845) conocerá a Mijaíl Bakunin. Y aunque es verdad que Proudhon recibió la influencia del joven filósofo alemán, no es menos cierto que, a su vez, influyó grandemente sobre él. Baste recordar que Proudhon fue el primero que habló del socialismo como ciencia, en su ¿Qué es la propiedad? Marx admiraba este libro e hizo de él un gran elogio en “La Sagrada Familia” al afirmar que reviste una importancia por lo menos igual al folleto del abate Emmanuel Joseph Sièyes, ¿Qué es el Tercer Estado? Dice textualmente Marx: “Proudhon no escribe solamente en nombre de los proletarios; él mismo es un proletario. Su obra es el manifiesto científico del proletario francés y presenta una importancia histórica distinta de la elucubración literaria de un crítico cualquiera”.

En 1848 Proudhon es elegido diputado a la Asamblea Nacional, al proclamarse la Segunda República. En el seno de ese cuerpo legislativo combate la propuesta del reformista Luis Blanc, “cuyos talleres nacionales adormecen a los proletarios sin concederles nada de lo esencial”. En ese medio republicano-burgués aparece como un extraño disidente. Él mismo escribe en sus Carnets: “Estos diputados se asombran de que yo no tenga cuernos y garras”. Sin embargo, sus ideas, a través del periódico que publica, “Le representant du peuple”, llegan a tener entonces gran influencia en los estratos populares de París. Cuando el general Louis Eugène Cavaignac reprime violentamente la revuelta Popular del 23 de junio, seiscientos noventa y uno de los seiscientos noventa y tres diputados de la Asamblea aprueban su conducta: Proudhon es uno de los dos que la condena.

En tal ocasión pronuncia un célebre discurso, donde opone taxativa y radicalmente, como nunca nadie se había atrevido a hacer hasta entonces, la burguesía y el proletariado, afirmando que “el proletariado realizará un nuevo orden, por encima de la ley establecida, y procederá a una liquidación de la burguesía”. En este momento, Proudhon, que por lo general tiene una posición no violenta, porque confía en los mecanismos de la organización económica, asume una actitud beligerante, que bien podríamos llamar “de fuerza”. “La esperanza de llegar pacíficamente a la abolición del proletariado —dice— es una pura utopía”.

El 10 de diciembre de aquel mismo año, Luis Napoleón es proclamado Presidente de la República por la Asamblea Nacional. Dos años y medio después este Presidente se convertiría en Emperador, del mismo modo que el primer Napoleón había pasado del Consulado al Imperio.

Proudhon ataca duramente a Luis Napoleón en su periódico “Le voix du peuple”, y lo considera como el peor enemigo del proletariado y del socialismo. Por esta razón es condenado, en 1849, a varios años de cárcel. Huye a Bélgica, donde vive en el anonimato durante un tiempo, ganándose la vida como profesor particular de matemáticas.

En una ocasión, al regresar por motivos privados a Francia, es descubierto, y encerrado en la famosa prisión de Santa Pelagia. Allí se dedica con apasionado fervor al estudio y escribe, entre otros libros, La idea general de la revolución. Mantiene también una nutrida y clandestina correspondencia con muchas figuras de la oposición, y propicia una alianza del proletariado con la clase media para derrocar a Luis Napoleón, actitud que le será reprochada por algunos socialistas, los cuales recordaban que pocos años antes Proudhon había contrapuesto de un modo tajante el proletariado y la burguesía.

En 1858 escribe, contra el católico Mirecourt, una de sus más extensas e importantes obras histórico-filosóficas: “Sobre la Justicia en la Revolución y en la Iglesia”, la cual le vale una nueva condena, por su ataque contra la religión del Estado, y un nuevo exilio en Bélgica. Una amnistía le permite retornar a su país, donde en 1863 publica otra de sus obras fundamentales: “El Principio federativo”. En ella desarrolla ampliamente su concepción del federalismo integral, que pretende no sólo descentralizar el poder político y hacer que el Estado central se disgregue en las comunas, sino también, y ante todo, descentralizar el poder económico y poner la tierra y los instrumentos de producción en manos de la comunidad local de los trabajadores. Este concepto del federalismo es quizá el que mejor resume esa totalidad móvil que es el pensamiento de Proudhon.

En los últimos dos años de su vida escribe otra obra de gran importancia doctrinal, que influye decisivamente en la formación ideológica de los fundadores de la Primera Internacional: “De la capacidad política de la clase obrera”, aparecida en 1865.

El pensamiento de Proudhon parte, ante todo, de la filosofía de la Ilustración. Los empiristas ingleses (Locke, Hume, etc.) y los enciclopedistas franceses, como Voltaire, Helvetius, y particularmente Diderot, son con frecuencia el presupuesto tácito o explícito de sus desarrollos doctrinales. Ataca duramente a Rousseau (como antes Godwin y después Mijaíl Bakunin), pero toma de él algunas de sus ideas básicas.

También influyen sobre Proudhon las agudas críticas de los socialistas utópicos, como Saint-Simon y Fourier, aunque nadie más renuente que él a las construcciones ideales y al trazado de brillantes cuadros futurísticos.Falleció en Passy, el 19 de Enero de 1865

Ángel J. Cappelletti

[Biografia] Emma Goldman


Célebre anarquista de origen lituano, fue sin duda una de las pioneras en la lucha por la emancipación de la mujer.Nació el 27 de junio de 1869
, en el seno de una familia judía de Kaunas, que regentaba un pequeño hotel. Durante el periodo de represión política que siguió al asesinato de Alejandro II y cuando contaba 13 años, se trasladó con su familia a San Petersburgo.

Emigró a los Estados Unidos con una hermanastra tras el enfrentamiento con su padre que pretendía casarla a los 15 años. El ahorcamiento de cuatro anarquistas (Mártires de Chicago) a consecuencia del motín de Haymarket, animó a la joven Emma Goldman a unirse al movimiento anarquista y convertirse, a sus 20 años, en una auténtica revolucionaria. En esa época se casó con un emigrante ruso. El matrimonio apenas duró 10 meses, Emma se separó y se fue a New York. Continuó legalmente casada para conservar su ciudadanía americana.

En New York conoce y convive con Alexander Berkman y pasa a ser la principal figura del movimiento anarquista de los Estados Unidos. Su apoyo a Berkman en la tentativa de asesinato de Henry Clay Frick(por el que fué encarcelado)la hizo todavía más impopular frente a las autoridades americanas.

Emma fue encarcelada, asimismo, en 1893 en la penitenciaria de las islas Blackwell. Públicamente instigó a los obreros en paro a pedir trabajo, “si no os lo dan, pedid pan, y si no os dan ni pan ni trabajo, coged el pan.” Esta cita es un resumen del principio de expropiación preconizada por los anarco-comunistas como Piotr Kropotkin. Mientras permaneció en prisión, Goldman, desarrolló un profundo interés por la educación de los niñxs, empeño en el que se involucró años más tarde.

Junto con nueve personas más fue de nuevo arrestada el 10 de septiembre de 1901 por participar en el complot de asesinato contra el Presidente William McKinley. Uno de ellos, León Czolgosz le había disparado pocos días antes. Emma, le conoció semanas más tarde y se vio con él una sola vez, al ser arrestada dijo: ¿Tengo yo la culpa de que un loco haga una mala interpretación de mis palabras?

El 11 de febrero de 1916 es detenida y encarcelada de nuevo por la distribución de un manifiesto en favor de la contracepción. Durante varios años, y cada vez que daba una conferencia, esperaba ser arrestada, por eso iba siempre pertrechada con un buen libro. En 1917, y por tercera vez, es encarcelada de nuevo junto con Alexander Berkman por conspirar contra la ley que obligaba al servicio militar en los Estados Unidos. Hizo públicas sus profundas convicciones pacifistas durante la Primera Guerra Mundial y criticó el conflicto por considerarlo un acto de imperialismo. Dos años después fue deportada a Rusia. Durante la audiencia en la que se trataba de su expulsión, J. Edgar Hoover, que era el presidente de la misma, calificó a Emma como una de las mujeres más peligrosas de América.

Per a llegir la resta de la biografia, punxa en aquest enllaç de Afilando Nuestras Vidas.

[Biografia] Maria Zazzi

Nacida el 10 de junio de 1904 en Coli (Italia). Junto a su hermano Luigi, emigró a Francia a la edad de 19 años. Su hermano era un socialista maximalista y había huido de Italia huyendo de los fascistas. Establecida en París, estuvo en contacto con los círculos italianos en el exilio. Pronto se acercó a posturas anarquistas, se relacionó con el anarquista también italiano Armando Malaguti. Mantuvo estrecha amistad con la familia Berneri y siendo una de las pocas mujeres anarquistas activas entre los exiliados, destacó en su labor de propaganda y solidaridad con los presos del movimiento.

Ella fue una de las pocas mujeres anarquistas activistas y se ganó el respeto por su actividad energética y su fuerte personalidad. Las autoridades francesas expulsaron Malaguti a principios de 1927 y se mudó con él a Luxemburgo, y luego a Bélgica. En Bruselas entró en contacto con los anarquistas rusos Ida Mett y Nicholas Lazarevitch, así como con los españoles Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti.
Maria estuvo muy involucrada en el trabajo de propaganda.Se ganó el sobrenombre de “Tía Marie” por sus visitas a anarquistas presos, a los que visitaba haciéndose pasar por su tía. Ella era activa en Bruselas, junto a Angelo Bruno Gualandi Sbardellotto y en la campaña de defensa de los anarquistas italianos Sacco y Vanzetti que terminó el día de su ejecución con una huelga general en Bélgica en la que hubo una gran masa de trabajadores a pesar de la desaprobación de los dirigentes sindicales .Esto ocurrio gracias a la propaganda que los tres compañeros realizaron, mientras que los burócratas sindicales hicieron poco para movilizarse.
Perseguidos por la policía belga, María y Armando volvieron a París en 1932. Allí conocieron al anarquista ucraniano Néstor Makno y al ruso Volin. . María comentó acerca de estos anarquistas que se había encontrado que como la prensa les describia eran personas de acción, pero tenian bastante claras las ideas, siendo capaces de defenderse bien en los debates.Hasta 1936 la pareja vivio entre Bruselas y París.

En agosto de 1936 después del inicio de la Guerra Civil Española, Armando estubo enrolado en las milicias anarquistas en la Columna Ascaso en la peninsula y luchó en el Monte Pelato en el frente de Aragón. María se trasladó a Barcelona para tomar parte en la Revolución. Para María llegar a Barcelona fue como entrar en otro mundo donde se olia la solidaridad. Armando Malaguti fue detenido en Francia, en el mes de marzo de 1937 mientras estaba de permiso en Francia y María regresó a París para organizar el apoyo a los compañeros que regresaban, ayudandoles con los documentos y a encontrar un refugio para ellos.
De vuelta a francia, fue detenida por la Gestapo tras la invasión alemana e interrogada durante tres días sobre el paradero de Armando, al que se negó a divulgar. Cruzó la frontera italiana para reunirse con su compañero, que fue arrestado y deportado a un campo de concentración en Alemania y luego en Ventotene (Italia). En 1942 ella cruzó la frontera con Italia y con el tiempo llegó a Ventotene. Posteriormente Armando fue trasladado a Ustica y luego al campo de concentración de Renicci d’Anghiari de donde se fugo el 8 de septiembre 1943. La pareja finalmente se instalo trabajó en Bolonia donde participaron en numerosas actividades antifascistas desde la clandestinidad.
Armando murió en 1955 y María establecido una relación con el anarquista Alfonso “Libero” Fantazzini, que había luchado como partidario y que ella ya conocía desde sus años de exilio. Su casa se convirtió en un importante punto de referencia para los anarquistas que iban a vivir en Bolonia o los que iban de visita, gracias a la hospitalidad de los dos viejos militantes. A pesar de su apariencia frágil, María mantuvo una energía contagiosa. Ella tenía un papel casi maternal para los jóvenes militantes de la nueva generación y se convirtió en la tutora del hijo de Libero, Horst – más tarde se dio a conocer por sus numerosos atracos a bancos y sus largos períodos de prisión.

Durante la década de 1970 fue activa en la campaña a favor de la liberación de los anarquistas enmarcados de Valpreda. Tomó parte en las conferencias y reuniones de la Federación Italiana anarquista hasta los años 80. Fantazzini fue diagnosticado con parálisis.Su enfermedad y el encarcelamiento de su hijo causo un rápido deterioro psico-físico en la salud de Fantazzini y murió el 14 de diciembre de 1985. María pasó los últimos años de su vida en un hospicio, muriendo en Bolonia el 05 de enero 1993.

Recordando a Reclús (y sus afinidades con Tolstoy)

Entre los grandes del movimiento anarquista, Reclús ocupa un lugar destacado. Aquí se explica una historia, algo de su vida y de su obra, así como su relación con Tolstoy.

No olvidaré nunca la impresión que me causó el panorama que contemplé el día en que, finalmente, conseguí abrir una puerta del cuartel de Sanidad de Ceuta, allá por 1972. Era la única puerta sobre la que nadie sabía nada, y aquello acentuaba mi curiosidad ante los rincones ocultos en el lugar. Después de muchas pesquisas “inocentes”, encontré unas llaves mohosas, y al ver que le correspondían, la abrí. Era una habitación enorme con una ventana abierta por la que penetraba la luz solar. El espectáculo que se presentó ante mí, me sobrecogió. Se trataba de una montaña de libros, centenares, sino miles, y entre los muchos que pude ir ojeando en los días siguiente, sobresalían los volúmenes completos de El hombre y la tierra en traducción de Anselmo Lorenzo, revisión de Odón del Buen, y perfectamente encuadernado con piel, con hermosas ilustraciones propias de la época…Unos días después, cuando un tanto irreflexivamente, comentaba el hecho a unos compañeros mientras circulaba en un taxi, el taxista que había sido todo oídos, nos contó el porqué de todo aquello. Debía de ser parte de lo que “requisaron” de los ateneos y casas del pueblo, y en vez de quemarlos, como era lo propio en 1936, sobre todo con la Falange, lo habían amontado allí y guardado la llave para que nadie metiera la nariz. No podía ser que los trabajadores supieran…

La edición era tan amplia y abultada que, después de muchas dudas, decidí no llevármela. Y allí siguió.

Muchos trabajadores sabían quien era Jean Jacques Elisée Reclús, geógrafo de fama internacional, militante anarquista, (Sainte Foy La Grande, Gironda, 1830-Bruselas 1905). Yo lo conocía porque mi “papá” Pera me hablaba mucho sobre él, y no sé donde leí que José Peirats lo tenía como su principal referente…Era a su parecer, el «teórico del anarquismo que (le) parece más actual y de experiencia más válida y aleccionadora para el presente», y añade: «Ni siquiera he tenido que esforzarme para encontrar la figura más ejemplar por sabia, modesta, sensible, erudita a la par que poética, revolucionaria al mismo tiempo que pacífica, y cuyo mensaje desafía el tiempo, todos los tiempos…» (Bicicleta, n º11). Su familia era de convicciones protestantes pero al mismo tiempo liberal, y Elisée fue uno de los 14 hijos que tuvieron entre los que también cabe reseñar a Elie, que acompañó a su hermano en muchas batallas militantes y científicas, pero que, en opinión de Nettlau, era «demasiado escéptico para poder sentirse anarquista —su tesis universitaria de 1851, (Elie) había tratado del principio de autoridad (en teología)—, fourierista y asociacionista en espíritu, tomó parte en la empresa cooperativa “La Credit au Travail” y en las publicaciones L`Association y La cooperation, de París…». Imbuido en sus ideas antipapistas y anticlericales, Reclús estaba en un principio destinado para pastor, pero su vocación natural fue la de geógrafo, disciplina que expondrá durante décadas en una obra extensa y múltiple, en la que se combina una profunda cultura, un amplio conocimiento de las aportaciones científicas que le precedieron así como una sugestiva riqueza expositiva y literaria.

Junto con Kropotkin, Reclús tiene un lugar destacado en el pensamiento geográfico decimonónico (cf. Josefina Gómez Mendoza, Julio Muñoz Jiménez y Nicolás Ortega Cantero, El pensamiento geográfico, Alianza Universidad, Madrid, pp. 42-48).

Esta inclinación le vino en Berlín donde en vez de estudiar teología asiste a las clases de Ritter y Humboldt. Su evolución hacia el anarquismo comienza con la revolución de 1848. Por aquella fecha escribió: «…Durante diez años arrastróse por Francia un abominable espíritu de logro y egoísmo; al fin llegó la revolución del desprecio». Luego vendrá la lectura de Proudhom. Se considera ya anarquista en 1851. «Este año, escribe, de internado en mis estudios, he dado fin a todas mis vacilaciones y estoy firmemente decidido (…) a seguir la voz de mi conciencia. Jamás aceptará ninguna especie de consagración, sea pues no veo en ella más que un papismo disfrazado e intolerante ¿Cómo podría yo, que aceptó la teoría de la libertad de todo y por todo…? No quiero ser pastor. La decisión está tomada, de la herejía religiosa pasa a la herejía política. El Estado es como una Iglesia, un instrumento que rompe el equilibrio en las relaciones entre el hombre y el medio, engendra la desigualdad entre las personas y provoca las contradicciones de unos grupos sociales contra otros; el fin del Estado es por lo tanto el principio de toda revolución».

Después del “18 Brumario de Louis Bonaparte”, Reclús ha de coger el camino del exilio y viaja por Gran Bretaña, Irlanda, Nueva Orleans, Sudamérica… Su aventura en este continente resultara apasionante y fructífera —le subyuga el antecedente de Humboldt— para su carrera de geógrafo, aunque no faltan historiadores que le implican en el surgimiento o impulso de tendencias libertarias en Nueva Granada donde estuvo en los agitados conflictos de 1855. M. Segall sostiene que, durante años, Reclús actuó como consejero de la internacional negra en el continente y que, sin su contribución, el desarrollo de los grupos bakuninistas «hubiera sido incuestionablemente más lento».

Reclús volverá furtivamente a Francia en 1857 y comienza a trabajar con su hermano Onésimo en la investigación geográfica y al amparo de un protector que durante años les facilitó trabajo en la importante editorial Hachette. En 1864 trabó relaciones con Bakunin del que será, según su propia definición, «hermano independiente», y con él estará en los grandes debates de la Liga por la Paz y la Libertad, en la Alianza Socialista a la que ayudó decisivamente en Francia y en la AIT. No tiene una intervención constante, pero sus aportaciones brillan a gran altura. Delante de los reformistas de la Liga intentó demostrar que las «fronteras no son más que líneas artificiales impuestas por la violencia, la guerra, la astucia de los reyes y sancionadas por la cobardía de los pueblos». En relación a la cuestión del federalismo dijo: «…creo que con toda lógica, que después haber destruido la vieja patria de los chovinistas, la provincia feudal, el departamento y el distrito, máquinas de despotismo, el cantón y el municipio actuales, invenciones de los centralizadores a ultranza, no quedaba más que el individuo, y éste debería de asociarse como le pareciera».

En 1871, Reclús fue uno de los «communards» trabajando como director de la Biblioteca de París y en plena euforia escribe: «¡Cuán bella es la humanidad! ¡No se la conoce, se le ha calumniado constantemente!». Con un fusil descargado luchó en las barricadas y su prestigio internacional le salvó de una muerte bastante segura. Es condenado a la deportación, pena que le es conmutada por la del exilio gracias a una campaña internacional en la que intervienen Charles Darwin, Herbert Spencer y otros famosos. Residirá en Italia y después en Ginebra donde funda, junto con Kropotkin, la revista Revolté. Una amnistía le abre de nuevo las puertas de Francia, lo que le lleva a intensificar desde entonces su labor científica, de una ciencia que entiende «no debe de ser monopolio de los profesionales: la ciencia tiene un sentido amplio y abarca el conocimiento que resulta de la experiencia de la vida y que se ha aprendido en la calle en el taller, etc. Todos debemos observar, aprender y transmitir lo que hemos aprendido en la gran escuela del mundo».

En 1892, Eliseo ingresa en la «Societé Geográphique de París» y cinco años más tarde acepta un cargo en la Universidad Nueva de Bruselas protegida por el partido socialista belga. Angélica Balabanova, que sería discípula suya, escribe en sus memorias que esta Universidad la «habían creado los intelectuales radicales belgas en 1894 como campo de actividad para Reclús, cuya obra había iniciado una nueva era en los anales de la geografía científica (…) Era el típico intelectual anarquista de la época, Su propia vida era exponente cotidiano de sus ideas. Toda víctima de la desigualdad, fuese buena o mala, culpable o inocente, atraía su generosidad y coraje. Su mujer le asignaba unos centavos al día para sus gastos, porque sabía que daba todo lo que tenía al primer necesitado que le saliera al paso, muchos de los cuales abusaban de su buena fe y su bondad».

Esta actitud cívica la mantendrá con coherencia, negándose, por ejemplo, a condenar los atentados terroristas con los que no estaba de acuerdo. Sobre este punto escribió: «Personalmente, cualesquiera que sean mis juicios sobre talo cual acto o tal o cual individuo, jamás mezclaré mi voz a los gritos de odio de hombres que ponen en movimiento ejércitos, policías, magistraturas, clero y leyes para el mantenimiento de sus privilegios». Se mantuvo en la «Université Nouvelle» hasta el final de sus días dejando una impresionante obra científica y una menor obra militante. No siempre mantuvo una coherencia en su obra —por ejemplo justificó el centralismo nacional francés—, e intentó demostrar, entre otras cosas, que la «condición principal para asegurar el triunfo es deshacernos de la ignorancia…». Ya que se trata de «aprender (que) es la virtud por excelencia del individuo libre, emancipado de toda tutela autoritaria, tanto divina como humana». Porque está convencido de que la «ignorancia disminuye y entre los evolucionistas revolucionarios asociados para la obra común, el saber dirigirá pronto el poder. Este es el hecho capital que nos da esperanza en el destino de la humanidad».

Lo que no se conoce mucho fue su amistad con Tolstoy, quien entre otras cosas, en los último años de su vida fue uno los mayores defensores del esperanto, y en sus últimos años tras varias crisis espirituales se convirtió en una persona profundamente religiosa y altruista, rechazó toda su obra literaria anterior y criticó a las instituciones eclesiásticas en Resurrección, lo que provocó su excomunión. Ni siquiera una epístola celebérrima, la que le envió su amigo Iván Turguéniev en su lecho de muerte para pedirle que regresara a la literatura, hizo que cambiara de opinión.

Junto con Eliseo Reclús fue precursor de lo que poco después se denominaría “naturismo libertario”. Tolstoy, vegetariano como Reclús, escribe en su postrer libro Últimas palabras (1909) que vivamos según la ley de Cristo: amándonos los unos a los otros, siendo vegetarianos y trabajando la tierra con nuestras propias manos. Prueba de su vegetarianismo son múltiples citas suyas, entre las que destacan:

Reclús admiraba profundamente a Tolstoy, y se erigió en uno de sus mayores defensores en los medios anarquistas nos puede dar una idea estas líneas escritas por el geógrafo y naturista Elisée Reclús en 1899: “Hay algo que no me parece claro… Siento una admiración tan hermosa por el genio descriptivo de este gran escritor, or la altura y la nobleza de sus ideas, por la clara y triunfante lógica de sus argumentos contra el Estado, que a ningún precio quisiera expresar mi incomodidad moral al comprobar la situación ambigua en la cual han situado a Tolstoy las circunstancias de familia y de medio. Aconseja directamente, con vehemencia, a todos sus lectores, que rechacen el servicio militar o cualquier otro medio de opresión. Pero si bien es zapatero y campesino, también es conde; y si protesta contra las leyes y aconseja a los otros que las desobedezcan, él se conforma a ellas; o por lo menos, si no paga los impuestos, acepta que se los paguen…¡Lo que Tolstoy no hace, cuántos tolstonyanos lo han hecho: los que penan en los calabozos o los que han muerto bajo los azotes!”

Tampoco se sabe que Tolstoy fue, precisamente junto con Reclús, uno de los principales precursores de lo que más tarde se denominaría naturismo libertario. Tolstoy, vegetariano, aconseja en este libro que vivamos según la ley de Cristo: amándonos los unos a los otros, siendo vegetarianos y trabajando la tierra con nuestras propias manos. Prueba de su vegetarianismo son múltiples citas suyas, entre las que destacan: “Alimentarse de carne es un vestigio del primitivismo más grande. El paso al vegetarianismo es la primera consecuencia natural de la ilustración.” y “Un hombre puede vivir y estar sano sin matar animales para comer; por ello, si come carne, toma parte en quitarle la vida a un animal sólo para satisfacer su apetito. Y actuar así es inmoral.”

De Reclús y sobre Reclús se pueden encontrar toda clase de informaciones en la Red.

Entre sus evocaciones biográficas destaca la que efectuó Max Nettlau. Reclús. La vida de un sabio justo y rebelde (Biblioteca de La Revista Blanca, Barcelona, 1928). Menos conocidas pero más elaboradas es la de Joseph Ishill, Elies and Eliseo Reclús -In Memoriam (Berkeley Heights, Nueva York, 1927), una aproximación familiar de Paul Reclús, Les Freres Elies et Eliseo Reclús ou du protestantisme a l´ anarchisme (Paris, 1964). Algunas de sus obras publicadas en castellano, son: La atmósfera; Las colonias anarquista; Mis exploraciones en América (todas en F. Sampere y Cia, Valencia), Nueva Geografia Universal. La Tierra y los hombres (El Progreso Ed., Madrid, 1888-1892), El porvenir de nuestros hijos (Ed. Presa), La montaña y el arroyo (Ed. Populares Iberia, Madrid, 1932). El hombre y la tierra (traducción de Anselmo Lorenzo, revisión de Odón del Buen, reeditada por Doncel, Madrid, 1975, 8 vols., prólogo de Carlos E. Rodríguez.), Evolución y revolución (Júcar, Madrid. 1978), y la antología La geografía al servicio de la vida, efectuada por un colectivo de geógrafos de la Universidad de Barcelona (Ed. 7 y 1/2, Barcelona, 1981), y sí alguien conoce aportes más recientes, pues por favor que nos informen. Vale la pena por lo que fue, y también por lo que significó.

Pepe Gutiérrez-Álvarez para Kaosenlared.net

[Biografia] Max Stirner y la figura del “único”

«Mi causa no es divina ni humana, no es lo Verdadero, ni lo Bueno, ni lo Justo, ni lo Libre, es lo mío; no es general, sino única, como yo soy Único. No admito nada por encima de mí».

Max Stirner El Único y su propiedad
Este es un extracto del libro El Único y su propiedad cuyo autor es Max Stirner (1806-1856) -seudónimo de Johan Caspar Schmidt-, filósofo alemán del cual no se conoce mucho. Se desenvolvió en el ambiente de la izquierda hegeliana. Tuvo una vida modesta y un final trágico, acabando sus días abandonado por la esposa, sin dinero, sin trabajo y endeudado. Moría de la picada de un insecto.

En el libro El Único y su propiedad (1844) Stirner nos habla de abstracciones egoístas o “Espíritus” que pretenden hacer del individuo un esclavo, servirse de este para su causa particular. Ya sea “Dios” como enseñan los cristianos o la “Humanidad” como desean los ideólogos modernos siempre se trata de Algo (ideal, creencia) que debería estar por encima del individuo. No son más que fantasmas, pensamientos abstractos.

Más tangibles, pero no por ello menos opresivas son las instituciones, tales como el Estado y la sociedad. Tienen igualmente intención de esclavizar al individuo con normas, deberes, etc. Los pilares de estas instituciones reposan en la moralidad, pero la moralidad es considerada por Stirner como un residuo del pensamiento religioso e igualmente despreciable. “Estado, religión o conciencia” no son otra cosa que tiranos.

Es decir, según Stirner, no se trata ya de perseguir un ideal, cualesquiera que sea este; no se trata de sacrificarse por nada espiritual; no se trata tampoco de someterse a ningún otro individuo o autoridad que no sea uno mismo; sino de centrarse en el propio interés, hacerse el centro de todo. Es la culminación del egoísmo y el solipsismo más radicales. El individuo como negación de todo lo demás. Así surge la idea del Único.

Stirner critica en el libro al liberalismo en varios aspectos. Los liberales pretenden establecer la dictadura de la “Razón”, de lo racional, para someter nuevamente al individuo a otra creencia. Éste tiene también claro que cuando faltan los medios para competir la “libre competencia” se reduce a una farsa. Igualmente crítico con el comunismo, cuyo ideal, según Stirner, es el de la “indigencia generalizada”. Si los comunistas obran como indigentes el egoísta debe obrar como propietario. No será ya el derecho, sino la fuerza la que determina la propiedad. «Si los hombres llegan a perder el respeto a la propiedad, cada individuo tendrá una propiedad», sentenció éste.

Frente al “orden razonable, la conducta moral y la libertad moderada” de los liberales está la “anarquía, la ausencia de leyes, el individualismo” de los egoístas. No más leyes, siquiera morales… ¡El Único no entiende de eso!, pues está claro que «la jerarquía durará tanto tiempo como se crea en principios». No se trata, de todas formas, de transformar el orden establecido sino de elevarse por encima de este. No la revolución, sino la insurrección, el alzamiento de los individuos egoístas. No hay aquí ningún tipo de objetivo político o social: el único objetivo a desarrollar es el del Yo y la individualidad…

Es cierto, inevitablemente el egoísmo de un individuo acaba chocando con el egoísmo de otros. Stirner también entiende que los seres humanos son seres sociales y necesitan de los demás. Mas, según éste, ser social no significa necesariamente formar parte de una sociedad. La sociedad es obra de un tercero. Ni el Estado ni la sociedad permiten a los individuos relacionarse libremente pues siempre se interponen como mediadores (para controlarlos).

De aquí nace la idea de la asociación de egoístas, la cual no es ni una “sociedad natural” (como la familia) ni una “sociedad moral”. No es ni Estado ni sociedad, pues nace de la negación de estos. No es tampoco una institución, no es una organización formal (con sus estatutos, leyes, etc), y por lo tanto estable. Por el contrario la asociación requiere que el acto de asociarse sea continuo, de lo contrario acabaría convertida en sociedad. La relación entre los asociados es la “de la utilidad, del provecho, del interés”. Si el individuo necesita de amor no por ello es necesario que se exponga a la tiranía del matrimonio. Si necesita alimento no por ello necesita subyugarse al Estado. Para eso precisamente existe la asociación. Será obra de la asociados procurarse los medios de subsistencia y las propiedades. Los asociados se utilizan unos a otros, se proporcionan tanto la amistad y el amor como la defensa. Y si se limita en parte la libertad –algo inevitable en todo tipo de relación- siempre es en provecho de la individualidad, que es el único objetivo a desarrollar por la asociación, y por el cual ha nacido. De hecho puede considerarse que proporciona una nueva forma de libertad ante la tiranía estatal y social.

Hay que señalar, ante todo, que la filosofía expuesta en El Único y su propiedad no se basa en la libertad (que de hecho es un concepto más abstracto), sino en la individualidad. «¿Por qué, si solo busco la libertad en Mi propio interés, no me convierto a Mí en el principio, el medio y el fin?… Yo existo; Yo no soy, como la libertad, algo futuro que espera, soy actual. Pensad maduramente en ello, y decidid si inscribiréis en vuestra bandera la “libertad”, ese ensueño, o el “egoísmo”, el “individualismo”, esa resolución».
No el “Orden” sino el enfrentamiento, la lucha continua, el movimiento sin cesación. Será la “declaración de guerra de todos contra todos”.

[Biografia] Bakunin

Bakunin es posiblemente el más conocido de la primera generación de pensadores anarquistas,considerado uno de los “padres del anarquismo”, también perteneció a la francmasonería, con la intención,dicen, de inclinarla hacia postulados anarquistas.No era un teórico de profesión y la mayor parte de sus ideas, tenían ya sus precursores destacados. Pero, cuando Bakunin se hizo anarquista, no fue porque abrazara teorías de otros. Adaptó un programa a su temperamento y, al mismo tiempo, creó un movimiento al que transmitió este temperamento y este programa. Antes de él, el anarquismo era una filosofía o, a lo más, una tendencia política que correspondía a un instinto oscuro. En lo sucesivo, el anarquismo tendría unas señas de identidad propias en el proceso revolucionario. La aportación de Bakunin a las teorías sociales es original: la revolución debe llevar a la anarquía y la anarquía debe ser revolucionaria.

Mijaíl Bakunin nació en una familia aristocrática al noroeste de Moscú, en mayo de 1814,hijo de un terrateniente,con 14 años fue a San Petersburgo, para recibir instrucción militar en la Universidad de Artillería.Donde mas tarde, en 1834 fué nombrado oficial subalterno en la Guardia Imperial rusa, su padre deseaba que continuara el servicio militar,pero Bakunin lo abandonó en 1835, partiendo hacia Moscú, con la esperanza de estudiar filosofía.En Moscú, trabó amistad con un grupo de antiguos estudiantes universitarios, comprometidos con el estudio sistemático de la filosofía idealista, agrupados alrededor del poeta Nikolai Stankevich. La filosofía de Kant fue inicialmente el centro de su estudio, y también posteriormente Fichte, y Hegel. Para otoño de 1835, Bakunin había planeado formar un círculo filosófico en su pueblo natal,pero finalmente a principios de 1836, estaba de regreso en Moscú, donde publicó traducciones de varias obras de Fichte.
En 1842, viajó a Alemania y pronto entró en contacto con los cabecillas del joven movimiento socialista alemán en Berlín. Desde allí, viajó a París, en donde conoció a Proudhon, a George Sand ,Marx y también trabó contacto con los exiliados polacos que le inspiraron la integración de los movimientos de liberación nacional,que plasmó en su escrito “Llamamiento a los eslavos” (1848) donde denuncia a la burguesía como fuerza intrínsecamente antirrevolucionaria y propugna la creación en Europa Central de una federación libre de gentes eslavas. De París viaja a Suiza, en donde residira un tiempo.Durante su etapa en Suiza, el gobierno ruso le ordenó regresar. Su desobediencia conllevó que se le confiscaran sus propiedades. En 1848, tras regresar a París, publicó una ardiente soflama contra Rusia, por la que lo expulsaron de Francia.
El movimiento revolucionario de 1848 le proporcionó la ocasión de entrar en una violenta campaña de agitación y por su participación en la Insurrección de Dresde de 1849 se le detuvo y condenó a cadena perpetua. Por último, lo entregaron a las autoridades rusas, que lo encarcelarían y enviarían a un campo de concentración en el este de Siberia en 1855.Aprovechando un permiso, se escapó a Japón, después a California en Estados Unidos, cruzó el canal de Panamá y llegó a Nueva York, permaneció allí algún tiempo reuniéndose con personas allegadas a los movimientos obreros locales, luego fue a Inglaterra en 1861. El resto de su vida transcurrió en el exilio en Europa occidental. En enero de 1868,conoce a Necháev un oscuro nihilista ruso que huye de su país temiendo ser arrestado, este se gana a Bakunin narrando una espectacular fuga (que nunca tuvo lugar) de la fortaleza de San Pedro y San Pablo. A pesar de que la relación entre éstos no tardo en romperse,juntos escribieron el “Catecismo del revolucionario” (1869.)
En 1868 Bakunin funda la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, intentando adherirse a la I internacional.Sin embargo, se rechazó la entrada de la Alianza en la Internacional Obrera, por ser una organización internacional, cuando sólo se admitían organizaciones nacionales. Por esa razón, la Alianza se deshizo y sus miembros se integraron separadamente en la Internacional.En 1870 fundó el Comité para la Salvación de Francia, asociación que organizó la insurrección de la Comuna de Lyon. Durante la I Internacional,sus ideas libertarias no tardaron en chocar con el autoritarismo de Marx sus diferencias ideológicas llevaron a la expulsión de los anarquistas del seno de la organización durante el congreso de La Haya, celebrado en 1872.Pasó sus últimos años en Suiza, viviendo en la pobreza .por problemas de salud, ingresó en el hospital de Berna,donde falleció en 1876.Sus últimas palabras fueron, según el testimonio de Mme. Reichel, las siguientes: “No necesito nada, he acabado bien mi trabajo”.
Se ha denominado al anarquismo que él desarrolló, anarquismo colectivista.Para Bakunin el anarquismo supone una liberación social, sin necesidad de gobierno ni autoridades oficiales cuyo centro de gravedad se sitúa en el trabajo, el factor de producción, sus medios y distribución. La sociedad debería organizarse mediante la federación de productores y consumidores (a nivel de base) coordinados entre sí mediante las confederaciones. No habría necesidad, pues, de gobiernos, sistemas legislativos, poderes ejecutivos que monopolicen la violencia, etc. Sin embargo, en su visión personal, a cada cual debe recibir una retribución según el trabajo realizado de forma que se impidiese el surgimiento de una clase ociosa parasitaria del trabajo de las asociaciones libres.
El comunismo libertario de Kropotkin objetó que la visión de Bakunin favorecería el resurgimiento de una burocracia que debería vigilar y regular el trabajo y su remuneración, lo que fatalmente tendería a constituirse en un núcleo potencial de autoridad y tiranía. El colectivismo bakuninista se defiende sosteniendo que cada cual debe recibir según sus méritos, y que el incentivo de prosperidad material es legítimo en una sociedad libre que no busca la igualdad sino la justicia económica.

James Guillaume quien, entre los años 1907 y 1913, en París, se encargó de recopilar y editar todos sus libros. Del conjunto de su voluntariosa obra (la mayoría quedaron sin terminar).Aquí nombramos los mas destacados:

El catecismo revolucionario(escrito a medias con Serguei Nechaev)

El Estado y la anarquía (caracterizado por su fuerte crítica al marxismo)

Llamamiento a los eslavos

Dios y el Estado

Estatismo y anarquía

El Estado y la comuna

Federalismo, socialismo y antiteologism

La Revolución social en Francia. Dos tomos

Escritos de filosofía política. Dos tomos