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[Somosaguas | Madrid] Renombrar el mundo desde nosotras

Un grupo de Mujeres y Lesbianas feministas y autónomas reivindicamos la
acción ocurrida en la capilla de Somosaguas el día 10 de marzo de 2011.
Vivimos en una sociedad en la que los valores católicos cortan de manera
transversal la vida social y política impregnando nuestra cotidianeidad.
La iglesia católica se presenta como una institución que, partiendo de
la imagen creada del estereotipo hombre blanco, heterosexual y occidental,
construye la imagen de la Mujer como la opuesta a éste: blanca, occidental
y heterosexual, castigando y silenciando no solamente a éstas, sino
también a multiplicidad de identidades como lesbianas, transexuales,
transgénero, de distintas etnias, intersexuales y un largo etcétera.
Una prueba de todo esto es el lenguaje sexista utilizado en las noticias,
que publicadas a raíz de los sucesos ocurridos, nos invisibiliza una vez
más, ya que esta acción surgió y se desarrolló de manera espontánea, única
y exclusivamente por mujeres y/o lesbianas. Nos desvinculamos, por otro
lado, de todas las pintadas de las que se nos acusa.
El entramado de la acción consistía en ir en procesión hasta la capilla de
Somosaguas simbolizando el papel sumiso que se le otorga a la mujer desde
la iglesia, que atraviesa nuestra cultura occidental, aún sin ser
creyentes. El hecho de que el pañuelo morado
estuviese presente en nuestra acción fue una manera más de reivindicarla
como feminista. Al llegar a la capilla el grupo entramos de forma no
violenta, sin ataques directos a las personas que se encontraban en el
interior. Allí hicimos un círculo de mujeres y/o lesbianas y leímos un
comunicado en el que se explicaba cómo la iglesia actúa como una
institución que promulga unos valores machistas y heteropatriarcales. A
continuación, citamos frases pertenecientes a instituciones y figuras
íntimamente relacionadas con la iglesia que sentencian y criminalizan los
cuerpos. Tras la lectura, la mayoría de las que allí estábamos decidimos
desnudarnos de cintura para arriba mostrando los mensajes que teníamos
escritos en nuestros torsos, con la intención de reivindicar la
reapropiación de nuestros cuerpos y la identidad de cada una. En ese
momento, entre lemas y consignas feministas, algunas mujeres empezaron a
besarse visibilizando el
lesbianismo. Finalmente, abandonamos la capilla sin causar ningún daño.
Después de lo expuesto, consideramos que:
• El hecho de entrar en una capilla y no en cualquier otro espacio
religioso, se debe a que nuestra tradición cultural es judeocristiana
y no musulmana, hinduista o de cualquier otra índole, para no
apropiarnos de realidades que son ajenas a nuestra experiencia. Aunque
nosotras luchamos desde nuestra realidad, siempre apoyaremos cualquier
iniciativa feminista llevada a cabo desde otras identidades y
culturas.

• Entendemos que el cuerpo de la mujer no debe ser objeto de censura,
ya que históricamente la carga de todos los valores considerados
negativos por la iglesia se han materializado en el cuerpo de la mujer,
mancillando, violando, vulnerando y maltratando lo que somos.
No se puede construir una sociedad nueva, diferente, no heteropatriarcal,
sin innovar en sus formas y en su lenguaje. Sólo rompiendo los esquemas
ya establecidos podremos crear otros nuevos que nos permitan renombrar el
mundo desde nosotras.

[València ciutat] Manifestació 8 de març

Milers de persones han recorregut els carrers de València en el dia de la dona treballadora. Com és habitual, han participat diferents grups i organitzacions feministes. D’entre elles, trobem el bloc independentista, que anava encapçalat per una escenificació en la que quatre dones anaven lligades amb cadenes a un mateix punt que representava el sistema capitalista i patriarcal.


[Turquía] Mujeres anarquistas en Turquía oriental esperan acabar con la violencia doméstica

Traducido por alasbarricadas.org de:

http://www.hurriyetdailynews.com/n.php?n=the-anarchist-of-van-chases-husbands-beating-their-wives-2010-11-12

El Lago Azul ya no es sólo el lugar más famoso de la provincia oriental de Van, ahora es también el nombre de una organización de mujeres que pretende acabar con la violencia contra las mujeres en esta zona. La extrabajadora de la fábrica de zapatos Suna S,ahin, la “anarquista local”, está liderando el ataque contra la violencia doméstica a través de su activismo de base.

Tras intentar convencer a su padre de que dejara de golpear a su madre, SunaS,hain ahora dedica todo su tiempo a persuadir a los hombres en Van de que no levanten sus manos contra sus mujeres.

Las mujeres que han sufrido abusos por sus maridos y otros hombres en la provincia orienta de Van, ahora tienen un lugar al que acudir y agradecerle los esfuerzos a la anarquista residente en la ciudad, de 46 años y ex trabajadora de la fábrica de zapatos Suna S,ahin.

Desde que se retiró de su trabajo en 2007, S,ahin ha ayudado a cientos de personas expuestas a la violencia doméstica gracias a su organización, el Lago Azul, una asociación que ella contribuyó a crear que está inspirada en el icónico lago de la provincia.

Los objetivos de la asociación son llegar a las mujeres que son víctimas de la violencia y movilizar a las mujeres proveyendo oportunidades sociales, económicas y culturalas, según dice Sahin
Los funcionarios de Lago Azul organizan semanalmente tours a aldeas y barrios para encontrar mujeres golpeadas por sus maridos, escuchando sus problemas previamente a intentar convencer a sus maridos de que cambien sus formas.

Convertirse en feminista mientras se está frente al horno

“Para tener una vida libre e igualitaria, es un deber tener mujeres asumiendo importantes papeles (o puestos) en la sociedad en la que vivimos”

Nacida y crecida en Van, S,hain estudió empresariales por correspondencia antes de obtener un título de asociada de la Escuela Profesional de Agricultura en Yüzüncü University.

Al mismo tiempo, S, ahin también crióo dos hijos y ha ayudado a las mujeres maltratadas – un impulso que surgió de las experiencias de su infancia.

“fui la 11ava niña en una familia de 13 niños. Mi padre tuvo mucha compasión con sus hijos y fue muy democrático hacia sus niños, pero pegaba a mi madre muy a menudo”, dijo.

Tras aprender a leer y escribir, se centró en artículos sobre mujeres. Mientras hacía el pan alrededor del tandoori junto a su madre y otras mujeres, S,hain leía las existosas historias de otras mujeres.

Después, tras cursar la escuela elemental, S,ahin se enfadó con su padre por estar constantemente golpeando a su madre y trató de protegerla.

S,ahin dijo que trató de convencer a su padre de no recurrir a la violencia “Creo que conseguí persuadirle en los últimos años”:

Esta experiencia temprana hizo a S,ahin convertirse en la “anarquista” de Van, aunque sería mejor descrita como feminista. La etiqueta, aún así, suele ser aplicada a cualquiera que se rebela contra el status quo en Turquía.

Muchos hombres son receptivos

Aunque las mujeres hoy día siguen expuestas a la violencia doméstica o a ser violadas por sus maridos, los problemas han mejorado desde que S,ahin y otras activistas en la región han intensificado su actividad.

“Todas las mujeres aquí nos conocen. No tenemos nada que ver con el ayuntamiento o la policía. Si hay una mujer siendo maltratada, viene al Lago Azul atravesando los viñedos.

Si la mujer quiere un divorcio, le ayudan a encontrar abogado y refugiarlas en pisos de acogida.

“si la mujer está indecisa acerca del divorcio, vamos a visitar a su marido y le explicamos que no debe pegar a su mujer. Le explicamos los detalles de sus derechos legales. A veces, os sobrepasamos un poco asustando a los maridos. A veces incluso les decimos que acabarán en la cárcel por el resto de sus vidas”.

De forma sorprendente, no es especialmente difícil llegar a los hombres en Van, ya que los hombres que no escuchan a sus mujeres o hijas se sienten obligados a escuchar a otras mujeres extrañas como gesto de buena educación. (esto lo he traducido un poco libre, pero el significado considero que es así)

“hay hombres a los que visitamos tres veces en un mes para persuadirles. Se avergüenzan cuando les visitamos. Las mujeres nos cuentan todo. Sabemos que hay maridos que dejan de golpear a sus mujeres para evitar tener que enfrentarse a “las mujeres anarquistas”.

Las mujeres miembro de la asociación Lago Azul, no están amenazadas ni expuestas a la violencia en la región. A pesar algunos hombres las sonríen y las reciben con amabilidad, otros las ven como mujeres que controlan las rupturas entre marido y mujer.

De acuerdo a S,ahin, las segundas esposas están en una posición peor ya que no están legalmente casadas y por lo tanto, no tienen derechos legales.

“las segundas mujeres, a edades mayores, no tienen ningún derecho legal. Normalmente permanecen en un piso de acogida por un tiempo, pero sus maridos o familiares las convencen para volver a casa.

Enseñando a los chicos acerca de los derechos de las mujeres

Las actividades de la asociación no están limitados a adultos. Tras la escuela, se llevan a cabo horas de lectura para niños entre 7 y 13 años.

Aunque lso estudiantes son chicos, Sahin también les enseña acerca de los derechos de las mujeres, leyéndoles artículos sobre el tema durante los 10 últimos minutos de cada clase.

Cuando alguna otra obligación hizo que las horas de lectura fueran interrumpidas durante un periodo de tiempo, los niños preguntaron a Sahin para reanudar las sesiones de lectura.

Los hombres de las nuevas generaciones tienen más conocimiento y son más liberales, las parejas jóvenes raras veces acuden a ellas por sus problemas. “La chicas en Van serán más libres que las chicas en I.zmir’ (otra provincia turca)

Al ser consultada por cómo la violencia podía ser totalmente eliminada en Va, S,ahin djo que si la violencia debida a las actividades del ilegalizado PKK (Partido de los trabajadores del Kurdistán) terminaba (y de este modo había una apertura para las inversiones, la conciencia social mejoraría y las mujeres serian una fuerza laboral más activa.

Si los sectores público y privado inviertieran en la región, del mismo modo que invierten en I.zmir, las chicas de turquía oriental irían un paso por delante de las chicas de Izmir”

56% de mujeres expuestas a la violencia

Alrededor del 59% de mujeres han sido víctimas de la violencia en 2006, de acuerdo con la Asociación de mujeres de Van, VAKAD, que realizó una encuesta con 766 mujeres entre las edades de 15 a 60 años.

El 53,7% acusó a su marido de actuar violentamente contra ella, mientras el 29,8% acusó a su suegra y el 13,3% acusó a otros miembros adultos de su familia. 2% acusó a su suegro y el 1,2% acusó a las segundas esposas.

338 mujeres de las 766 dijo que había sido víctima de la violencia fuera de su hogar, con el 29,6% por parte de novios, 22,9% por parte de superiores, 17,6% por parte de jefes, 17,4% por parte de profesores, y 12,5% por parte de compañeros de trabajo, de acuerdo con las encuestadas.

Mientras, el 83,5% dijo que había sufrido maltrato psicológico, 66% había recibido insultos, 44,1% maltrato físico, 33,7% económico y 14,7% sexual.

Al mismo tiempo, la mitad de mujeres estaba casada por matrimonio cocertado mientras que sólo las tituladas universitarias manifestaron tener libertad para decidir a su esposo.

Cuando las mujeres fueron preguntadas,”si tuvieras una segunda oportunidad para venir al mundo, vendrías com mujer de nuevo”? Sólo la mitad de las encuestadas respondió “Sí”.

[Girona] Jornades antipatriarcals

El proper dijous, 25 de novembre, és el Dia Internacional Contra la Violència Masclista. Des de la Plataforma Antipatriarcal hem organitzat actes als quals us convidem a participar:

Dijous 25 nov.: CONCENTRACIÓ, Contra la violència masclista, lluita feminista! A les 8 del vespre a la Plaça del Vi de Girona

Divendres 26 nov.: CINEFÒRUM, La Historia de Cristina M, a les 8 al CS La Màquia (c/dels Vern, 15-17, al costat de la pl. Catalunya)

Dissabte 27 nov.: TALLER D’AUTODEFENSA PER A DONES, de 10 a 2 i de 4 a 6 al Centre Cívic Pla de Palau. Trobareu tota la informació del taller i les inscipricons al cartell que us adjuntem.

Per a qualsevol dubte o suggerència, ens podeu escriure al nostre correu elecrònic, plataformaantipatriarcal@gmail.com.

[Antisexisme] ¿Por qué hablamos de sexismo en los espacios liberados?

Tercer artículo del dosier “Tijeras para todas”. porque para construir una alternativa a este sistema, el primer paso es cambiar nosotras mismas.

[Text Original del dosier en Català]

Per què parlem de sexisme als espais alliberats?

– Perquè vivim a una societat capitalista i patriarcal, basada en l’imperi del mascle sobre la dona, i hem estat educad.s en base a aquets valors. I perquè per a construir una alternativa a aquest sistema, el primer pas es canviar nosaltres mateix.s: la nostra concepció de la vida, les relacions, la sexualitat…La dificultat no está en teoritzar sobre el canvi, sinó en portar-ho a la pràctica. I aixó és precisament el que més costa.

– Perquè malgrat que som tots i totes les que combatim el capital, el feixisme i el sexisme (toma ya), encara hi ha alguns que compten més que algunes. Potser per costum, veterania o simple to de veu, a determinats llocs, assemblees, kafetes…s’escolta i es dóna més credibilitat a la veu d’aquests.

– Perquè no només volem alliberar espais, sinó també ments i actituds. I a les festes dels centres socials encara hi ha personal que s’allibera babosejant a les (no a els) de la barra per pur disfrute, o pitjor encara, perquè creu que és així com es lliga.

– Perquè no som les novies ni les companyes de, sinó que tenim prou entitat i personalitat per nosaltres mateixes. Però, al nostre alternatiu ambient, encara es parla de fulano com “aquell que és insubmís i está a tal col.lectiu” mentre s’oblida que fulana, a més de ser la seva parella, és tan insubmissa com ell però potser fa menys soroll.

– Perquè encara hi ha gent que creu que ser fort. Significa anar de dur. I s’avergonyeix de mostrar debilitat en públic o menysprea a l.s que ho fan. I prou repressió tenim a sobre com per reprimirnos les llàgrimes o la tristessa perque hi hagi qui no les considera revolucionàries.

– Perquè nosaltres mateix.s , que en teoria tractem de trencar amb els tòpics i rols establerts de família, parella, relacions…seguim reproduint en ocasions el mateix repartiment de rols, la incomunicació i la incompreensió entre homes i dones.

– Perquè a tot.s se’ns omple la boca de sexe segur, però encara es tristament cert que, en molts casos (parelles estables, obertes, esporàdiques, trios, nits boges i demés), aquesta responsabilitat bàsica està lluny de ser compartida per totes i tots, i la iniciativa continuem assumint-la les que podem quedar prenyades.

– Perquè mentre a fora la societat avança cap a una major repressió de la sexualitat de l.s nen.s i ens vén que les dones ens hem alliberat perqué ja podem ser militars i agressores enlloc d’agredides; mentre continúa la desigualtat de sexes, l’homofòbia i, en definitiva, la perpetuació de rols sexistes; mentre seguim patint el sexisme fins i tot als espais alliberats, encara hi ha qui no veu l’antisexisme com una lluita col.lectiva, necesària i urgent. O no entén perquè algunes dones escollim trencar amb aixó obrint espais de debat, d’acció, de festa…per a nosaltres soles. Serà perquè tenim més urgència?

Aquest text vol recullir les impressions, debats i discussions que moltes de nosaltres mantenim diàriament sobre el sexisme entre la penya i creiem que reflecteix prou bé la nostra realitat. No es tracta de fer crítiques destructives, sinó de trencar amb el que ens imposen amb una mica d’autocrítica sincera i rient-nos de nosaltres mateix.s.

Salut i antisexisme!

Text escrit per LES TENSES, col.lectiu feminista del c.s.o. L’Hamsa, publicat al Infousurpa, 1998.

[Textos] Lo cortés no quita lo valiente

Esta reflexión parte de experiencias compartidas e individuales de unas mujeres de Valencia. Obviamente, nos basamos en vivencias personales, al habernos involucrado de distintas maneras en el llamado movimiento feminista. Es un encuentro sinérgico, que nos ha llevado a expresar una serie de opiniones y puntos de vista que pensamos sean válidos más allá de su subjetividad y que además, en algunos casos, son extrapolables a otros movimientos sociales.

Partimos del supuesto de compartir una conciencia de la represión de género, concretamente desde nuestra realidad como mujeres. Reconocemos la labor del movimiento feminista en la lucha por la liberación de la mujer, aportando pensamiento y práctica; pero también vemos los límites que ha impuesto. Nos interesa animar a la reflexión sin miedos, por eso no es nuestra intención ofender sino redefinir las maneras de afrontar esta lucha. Nuestro objetivo a la hora de escribir éste artículo ha sido proporcionar un punto de partida para el debate dentro y fuera del movimiento feminista.

Al plantear nuestras cuestiones estamos dando por supuesto muchas aportaciones que las mujeres que han luchado por su emancipación han ido haciendo a lo largo de la historia, y al tiempo queremos destacar otras que nos parecen conflictivas.

“La luna me embrujó y me llevó hasta ti,
veneno del amor que yo feliz bebí,
y aunque mi pecho ardió y me abrasó la piel,
me supo dulce como la miel”
Azúcar Moreno

La Ideología

Los grupos feministas que han ido surgiendo en los últimos años han ido recogiendo las bases de pensamiento sobre las que se apoyaban los grupos ya existentes. Estos pensamientos los han hecho suyos, marcando las pautas, tomándolos como verdaderos y, a veces, incuestionables. La falta de replanteamiento y análisis de base, considerando las experiencias de las personas que deciden formar un colectivo feminista, ha empobrecido el movimiento. De este modo unas ideas y prácticas que sirvieron a unas determinadas mujeres en un momento determinado se han vuelto fijas y universales, convirtiéndose en pura ideología . Cualquier cuestionamiento de la misma se siente como un ataque a la lucha feminista.

El aferrarnos a la ideología nos puede dar seguridad, porque establece unas pautas y reglas inequívocas. Ponerla en duda en cambio, significa ponernos en duda a nosotras mismas. Nos encontramos en plena crisis de identidad y de relaciones interpersonales, provocada por la violencia de vidas uniformadas y resignadas. Las pautas y reglas que hemos ido creando con el feminismo nos pueden servir como una moral, la nuestra, que nos ayuda a dar un sentido a nuestras vidas. Así hemos renunciado a la moral judeocristiana impuesta por ser represiva, y hemos asumido otra sin cuestionarnos la naturaleza represiva de la moral en sí misma.

La exigencia desde el feminismo de convertir todo lo privado en político nos ha llevado, por una parte, a reconsiderar nuestras vidas desde otra perspectiva, pero por otra parte, nos podemos sentir obligadas a compartir nuestras miserias íntimas al tener que analizarlas a través del filtro de la ideología. Con los parámetros que ésta nos marca acabamos juzgando y sintiéndonos juzgadas en nuestras actitudes cotidianas, cargando sobre nuestras espaldas los ojos de todo un movimiento. Hacer así del feminismo una moral para juzgar nuestras vidas y las de l@s demás igual nos puede hacer sentir mejor, pero desde luego no nos ayudará a superar la miseria en nuestras vidas.

Deberíamos considerar que no hay una sola ideología feminista y que las diferentes interpretaciones están en continua contradicción. Es importante cuestionar nuestros propios planteamientos, debatir y discutirlos para hacerlos realmente “nuestros”.

El Grupo

En los grupos de mujeres compartimos y debatimos realidades que nos conciernen sólo a mujeres, basadas en la voluntad de abatir la explotación patriarcal. El ambiente de estos grupos es de confianza; se siente una cercanía, solidaridad y comunicación que, nosotras solemos decir, no se encuentra en los ambientes mixtos. La supuesta calidad en las relaciones que esto conlleva nos hace compartir un sentimiento generalizado de comprensión mutua, que genera serenidad en las personas que viven esta experiencia.

El encuentro entre mujeres de esta manera resulta fácil y positivo, puesto que se comparten sentimientos, sensaciones y reflexiones profundas que nos afectan. Por el alto nivel de comprensión humana que existe, estos grupos suelen funcionar muy bien.

Por otro lado habría que plantearse, si con este mecanismo de basarnos en unos sentimientos compartidos no seguimos perpetuando el rol femenino tradicional con su “cultura del sentir”. Vamos a examinar algunos puntos que llegan a afirmar esta cultura.

Los colectivos de mujeres son autosuficientes porque, si no se quiere, no se necesita el contacto con el exterior. Así se pueden vivir como una fuente de seguridad afectiva y psicológica, usándose hasta como terapia emocional. La excepcionalidad y centralidad con la que vivimos estos grupos da sentido a toda nuestra vida, convirtiéndose en la mayor motivación para tirar pa’lante. Al mismo tiempo, pueden causar el abandonado de otros tipos de relaciones y de otros ámbitos sociales más conflictivos para nosotras. Es decir, en vez de sacar fuerza de estos espacios afectivos para enfrentarnos al mundo, nos refugiamos en ellos y huimos del conflicto.

Son autocomplacientes porque nos hemos acostumbrado a subirnos la autoestima unas a otras. El revés de la medalla es que no somos capaces de criticarnos a nosotras mismas y de afrontar las relaciones con claridad y conflictividad. Decirnos lo que pensamos, aunque sea negativo, y asumir sus consecuencias nos cuesta. El “buen rollo” que reina en los grupos de mujeres a veces es en realidad un espejismo, una consecuencia de eludir temas conflictivos y de exponernos a críticas.

Son auto referenciales puesto que encontramos todas las soluciones en nosotras mismas y en las que son como nosotras.

Estamos hartas de que se metan con nosotras y de recibir críticas hechas desde el desprecio y la aversión. Estamos tan hartas que toda crítica es desvalorizada o desaprobada, y consideramos sólo la actitud de rechazo, sin cuestionarnos de dónde viene la crítica, quién la hace y lo que pueda aportar. Esto nos empobrece. Así continuamos sintiéndonos víctimas de este mundo hostil.

Confiamos en las personas y nos hemos dado cuenta de que no siempre ni necesariamente hace falta el espacio no mixto para la superación de roles.

La Comunicación.

Los estilos comunicativos en los grupos de mujeres son, muchas veces, más cercanos (también a nivel físico), y abren más canales de comunicación. En general, las mujeres nos relacionamos con una actitud más receptiva y con la intención de comprendernos. Creamos códigos de interacción propios y endogámicos (exclusivos del grupo).

Por ello no es difícil sentirnos avasalladas en ambientes mixtos, en los que hay dinámicas de comunicación distintas a las nuestras. La agresividad percibida en las discusiones altera nuestra sensibilidad que tanto hemos ido desarrollando (en ocasiones dejando de lado otros aspectos). Corremos el peligro de sentirnos vulnerables fuera de esos espacios de comunicación “ideal”, cuando uno de los objetivos fundamentales de los grupos de mujeres es sentirnos más libres, más fuertes (en cualquier ambiente / contexto).

Basándonos en esta “comunicación ideal”, a veces nos cuesta afrontar conflictos y, por lo tanto, evolucionar. Porque es la misma dialéctica conflictiva entre personas que comparten una intención comunicativa la que nos hace avanzar en el discurso y en la práctica.

Solemos dar por supuesto que la agresividad que percibimos en ambientes mixtos procede de la “sección masculina”. Y así podemos acabar trasladándola a una dimensión política, sin plantearnos que podría tratarse de un problema de comunicación al margen de los roles de género. Así, vemos que no somos capaces de enfrentarnos individual y directamente al agresor y que necesitamos implicar a la “opinión pública” para hacerle frente.

El Lenguaje

El hecho de utilizar códigos de comunicación únicos en el lenguaje es un símbolo de pertenencia al grupo. Nosotras establecemos qué términos o expresiones son correctas y cuáles no, unívocamente, atendiendo a la sensibilidad antisexista. Se convierte en una actitud autoreferencial, puesto que sólo nosotras hablamos así.

El lenguaje es un proceso vivo y en constante evolución. Las palabras van adquiriendo con el uso una serie de connotaciones que van más allá de su significado inicial. Si dejáramos de utilizar determinados términos por considerarlos sexistas, desaparecerían de nuestro vocabulario y quizás preferiríamos seguir usándolas cambiándoles el significado.

El lenguaje sexista es tal en el momento en que se convierte en instrumento de represión y desvalorización, es decir, cuando la persona que lo usa -intencionadamente o no- transmite los significados tradicionales asignados por el patriarcado.

El filtro ideológico en el uso de palabras o frases relativas a los aparatos y prácticas sexuales (polla, coño, tomar por culo, joder…), justificada al considerarse como sexistas, nos puede llevar a perpetuar el tabú referente al sexo, estableciendo una actitud sexófoba. En este sentido no queremos establecer más precauciones, a la hora de hablar de sexo, de cuantas ya tomamos. Queremos llamar a las cosas por su nombre, pues, “si no las nombras no existen”, y hacerlo en actitud liberadora. Las formas de expresión son cambiantes, y es maravilloso crearlas conforme a nuestras realidades, transformarlas según nuestras experiencias vayan cambiando, adaptarlas a nuevas circunstancias, nuevas personas con las que nos relacionamos… De este modo se convierte en una actitud creativa cotidiana. El peligro consiste en concluir que “eso” es ofensivo, y lo será siempre; y decir “aquello” es respetuoso y por tanto deseable. Cuando salimos de esa burbuja-colectivo nos damos cuenta que ni todas ni todos se ríen de nuestras gracias, ni les puede parecer tan respetuoso cierto uso del lenguaje del cual ni siquiera tienen formados unos esquemas mentales. En realidad, no estamos generando en esas personas una reflexión sobre el lenguaje y su interacción con la realidad.

Por todo esto hemos llegado a la conclusión de que queremos practicar la libertad (desde el respeto) en el uso del lenguaje. Pudiendo cambiar ese uso, así como la connotación de los conceptos, traspasando los tabúes. Queremos sentirnos libres de utilizar el lenguaje en toda su riqueza como algo vivo que es. Queremos cambiar las connotaciones sexistas y jerárquicas de ciertos términos como forma de cambiar la realidad a través del lenguaje, así como crear nuevos códigos que empiecen a reflejar otras realidades, siempre evitando la univocidad.

El victimismo

Los grupos de mujeres son un espacio ideal para el consuelo. Una vez que nos damos cuenta, nos autocomplacemos de lo maravillosas que somos todas (y de hecho lo somos), regocijándonos en este espacio de afectividad y seguridad en el que tan a gusto nos sentimos. Pero puede ocurrir que en vez de aprovechar esta fuente de fortaleza para enfrentarnos a nosotras mismas y al mundo, aceptamos el rol de víctima que nos ha venido impuesto por defecto, dejando al grupo la responsabilidad que nos pertenece como individuas de afrontar nuestras propias inseguridades. Centramos nuestros esfuerzos, principalmente, en crear un mutuo apoyo que nos da fuerza; en éste empeño a veces desvalorizamos el trabajo individual. De esta manera este sentimiento de fuerza que percibimos dentro del grupo no transciende, y, por tanto, nos seguimos encontrando sin recursos fuera de él. Hemos visto crear fuertes personalidades, seguras de ellas mismas, que una vez fuera del grupo han entrado en crisis por la opresión que sabemos que ejerce este mundo cruel.

Considerando, como se ha hecho desde el feminismo, que “lo personal es político”, perdemos de vista nuestra responsabilidad como individuas en nuestros problemas, achacando a la opresión patriarcal todas sus causas. No dudamos de que muchos de los problemas que tenemos son debidos a ella pero, hay vida más allá del patriarcado. Nosotras mismas también podemos ser causantes de nuestros propios problemas y ser conscientes de ello es la condición para superarlos.

Los hombres

Los hombres han llegado a ser, a veces, los culpables ideales de todas las miserias y conflictos del mundo, como consecuencia de percibirlo a través del prisma del patriarcado. Al reconocer el peso del Hombre en la sociedad, nuestra reacción a nivel personal puede ser la del distanciamiento con los hombres. Porque pasamos del análisis general sociopolítico e histórico de las relaciones de género a esperar las mismas pautas en las personas masculinas concretas con las que nos relacionamos, olvidando que los mecanismos de agresión del sistema patriarcal son variados y complejos. Como consecuencia de ello perpetuamos el rol de victima, y por lo tanto el de agresor.

Algunos de los objetivos de los colectivos feministas son la superación de los sentimientos de culpa y la revalorización de nosotras mismas. No nos merecemos ni la agresión concreta ni la agresión del sistema. No nos merecemos el rol de víctimas como tampoco ellos se merecen el de verdugos. El reparto de papeles en el drama social no es unívoco.

Nosotras pensamos que es un trabajo colectivo y en gran medida personal el aprender a enfrentar los conflictos y las agresiones sin actuar como victimas o agresoras, es decir afrontándolos asertivamente.

Por otra parte, pensamos que el género no debería determinar con quién nos relacionamos. Al entrar en grupos feministas tendemos a separarnos de los hombres, lo cual empobrece nuestras relaciones, al excluir automáticamente a personas sólo por el hecho de pertenecer al género masculino. Con ello no cuestionamos el hecho de que existan grupos exclusivos de mujeres. Existen diferentes maneras de vivir el feminismo, y en ocasiones parece que son nuestros gustos sexuales los que determinan nuestra actitud con respecto a hombres y mujeres. Podemos tener buenas y malas relaciones tanto con hombres como con mujeres. Después dependerá de la libertad de cada una la elección de relacionarse con quien le resulte más satisfactorio.

Queremos dejar de percibir a los hombres como potenciales agresores, aún más cuando esta actitud se ve asimilada por el feminismo institucional, presentándonos como solución el endurecimiento penal sobre ellos, como violadores y maltratadores domésticos. Es una excusa más para aumentar la represión social evadiendo las causas estructurales del problema. La sexualidad

La violación es un hecho cotidiano que lo cometen desconocidos fugaces, familiares cercanos, novios celosos, maridos frígidos y sin fantasía y demás productos de la pobreza sexual cotidiana. El falo, en este sentido, es un instrumento real y simbólico de agresión. A veces, desde el feminismo, hemos hecho tan trascendental ese poder simbólico que nos impide contemplarlo como una fuente más de placer y vivir una sexualidad sin prejuicios. Cada una debe elegir sus modos de expresión y desarrollo sexual que más le satisfagan, basándose en los deseos y el respeto de l@s participantes del encuentro.

Respecto a las opciones heterosexuales, en ocasiones al haber considerado a los hombres como nuestros enemigos, hemos llegado hasta a renunciar a follar con ellos, aunque nos apeteciera. En consecuencia en vez de intentar currarnos las relaciones con las personas más allá de los géneros, podemos llegar al extremo de mitificar el onanismo y las relaciones entre nosotras como únicas prácticas verdaderamente liberadoras.

El amor libre ha supuesto el paso de la relación monógama, al ideal anti-pareja, pasando de una norma moral a otra que nosotras mismas nos hemos impuesto, autoconvenciéndonos de nuestra liberación afectiva y sexual. Las relaciones implican un esfuerzo siempre, sean éstas exclusivas, abiertas, estables, esporádicas, heterosexuales, lésbicas, homosexuales, transexuales… Apostamos por relaciones sinceras, respetuosas y liberadoras entre las personas, bien sean encuentros fugaces o cotidianos, porque no hay un solo camino.

Hay muchos temas relacionados con la sexualidad que son críticos y que no tienen una sola vía de interpretación. Sobretodo últimamente han aparecido diferentes puntos de vista al respecto, que han generado interesantes debates como: la búsqueda de una pornografía no patriarcal, la inclusión de la prostitución como una posibilidad más dentro del mercado laboral…Rechazamos el moralismo por el juicio de valor que aplica a los aspectos sexuales, y lo consideramos otra forma de represión. En cambio nos parece importante el no perder de vista las relaciones de poder basadas en la mercantilización que sustentan tanto la pornografía como la prostitución y la publicidad.

Las relaciones de poder

Las relaciones de poder no son solo una cuestión ínter genérica. Las mujeres también pueden establecerlas: dominando el espacio doméstico, controlando las relaciones familiares, compitiendo sexualmente entre ellas… – relaciones mediatizadas por las formas que tradicionalmente nos han sido asignadas. Estos mecanismos ya que forman parte, aunque no seamos conscientes de ello, de nuestra manera de comportarnos, los trasladamos a los colectivos de mujeres.

La estructura y dinámica de relación en los grupos (no solo de mujeres) se crea a través de la interacción de las personas que lo forman. Cada una aportamos al grupo nuestras experiencias y nuestras particularidades. Por lo tanto cada colectivo posee unas pautas específicas de interacción entre sus miembros. Pero creemos que algunas características pueden ser comunes a muchos colectivos, puesto que son estructurales (reglas de comportamiento y funcionamiento impuestas).

De esta manera, en los grupos de mujeres también podemos mantener relaciones de poder. Se establece así, la división y la especialización en las tareas, lo que puede generar jerarquías, al seguir guiándonos por pautas productivistas. Una vez creadas estas jerarquías ellas mismas determinan en las mayoría de los casos, el posicionamiento (ideológico y práctico) de los grupos.

Nos gustaría, respetando la idiosincrasia de cada una, reconocer la posible existencia de estas relaciones de poder y nuestro papel en ellas, para poder llegar a ser capaces de mantener unas interacciones equilibradas.

Reflexiones Finales

Hemos olvidado muchas veces que nosotras también formamos parte del sistema patriarcal, porque hemos sido socializadas en él. En mayor o menor medida, lo seguimos reproduciendo a pesar de nuestra sensibilidad y nuestro curro de deconstrucción personal.

Por otro lado, el pretender reproducir unas pautas de comportamiento alternativas a las dominantes (que libremente se asumen), siempre nos va a crear problemas y contradicciones con el mundo y con nosotras mismas. Precisamente reconocerlas, analizarlas y aceptarlas es lo que nos permite avanzar. Esto sucede en concreto con el ideal feminista; estamos tan ocupadas en el proceso de interiorizarlo, que podemos no ver estas contradicciones.

Crear discurso no significa desarrollar un pensamiento único porque existen tantas diferencias y matizaciones como personas comparten una lucha. Las diferencias pueden crear riqueza y deberíamos considerarlas en un discurso, con intención dialéctica. (muchas veces son estas diferencias las que nos acaban separando, en lugar de respetarlas y valorar lo que tenemos en común.)

Una vez creamos sistema de pensamiento nunca nos vamos a poder identificar plenamente en él, ya que no abarca todos nuestros matices y particularidades. Porque tanto la realidad como las ideas son complejas y cambiantes.

Con este artículo hemos pretendido aportar otras perspectivas al feminismo, puesto que hemos querido cuestionarlo desde el análisis de la praxis. Nos ha servido para aclarar ideas y compartir y debatir ciertas dudas que la experiencia nos ha planteado. Nos hemos dado cuenta de que no tenemos porque llegar a conclusiones comunes (de hecho así ha sido) y al mismo tiempo, se nos han quedado muchas cuestiones abiertas. Esperamos que sirva de base también para otros debates futuros, nuestros y de otr@s.

Cerdas Agridulces

[Textos] [Patriarcat vs. Capitalisme] Última hora: està guanyant el capital!

El patriarcat, aquest monstre que regula les nostres relacions domèstiques, sexuals i afectives ha resultat greument ferit en dues de les seves extremitats: el masclisme i la homofòbia. Tot i així, sembla ser que és capaç de sostenir-se sobre dues potes—la monogàmia i l’adultisme—les quals romanen intactes; ni les més coratjoses guerreres antipatriarcals gosen enfrontar-s’hi. Ningú gosa qüestionar si la monogàmia i el seu mite de garantir relacions econòmico-afectives exclusives per tota la vida juntament amb la normalització social del divorci o trencament amorós, és una de les principals (per no dir LA principal) causa de dones maltractades o mortes en mans dels seus marits o enamorats. Tampoc ningú gosa qüestionar si un infant té sexualitat i encara menys si té dret a gaudir-ne.

El matrimoni, com a màxima institució de la monogàmia, va de capa caiguda, però informalment i inconscientment seguim reproduint la monogàmia en les nostres relacions afectivo-sexuals. Un ritual d’un sol dia—el casament—no marca grans diferències entre un matrimoni qualsevol i una parella que comparteix habitatge, turisme i militància als moviments socials. Les gelosies o la repressiva exclusivitat sexual, el lloguer, hipoteca o crèdits compartits i les discussions per escollir una pel·lícula o el tedi de no tenir res nou per dir-se, són el seu pa de cada dia indistintament.

Per altra banda tenim l’adultisme, una silenciosa i desconeguda però omnipresent opressió. Les categories socials construïdes a partir de l’edat biològica dels individus són construccions socials al servei de la supremacia dels adults. La despossessió de infants, joves i ancians és anàloga a la dels aturats i mestresses de casa, amb la diferència que els primers no tenen sindicats ni departaments del govern que vetllin per ells.

Tanmateix, en les tenebres habita un poderós monstre que creix dia a dia guanyant cada cop més terreny al patriarcat: el capitalisme. Contràriament al que creuen molts activistes, el patriarcat no va de bracet del capitalisme, sinó que aquest últim s’està menjant al patriarcat amb patates. El capitalisme no necessita per res al masclisme ni la homofòbia ni la monogàmia ni l’adultisme, molt millor si totes les dones treballen “lliurement” en el lliure mercat; molt millor si l’homosexualitat és un orgull molt rendible enlloc d’un vergonyós estigma; molt millor si tots els individus es comporten de forma completament individualista i poden consumir al màxim sense haver de donar suport a la parella o el seu producte: la família; molt millor si infants i joves consumeixen “lliurement” (sense les restriccions que imposen els pares o tutors).

Si bé el patriarcat es manifesta a través de la cada cop més raquítica família, el capital ho fa a través del cada cop més robust estat-mercat liberal. Així ens trobem en què cada cop més competències que durant mil·lennis han pertangut a la família són transferides a l’estat-mercat: l’educació dels infants, l’assistència a la gent gran, l’assistència mèdica, la producció i preparació d’aliments, l’oci… Entre les joves generacions trobem els individus més avançats en aquesta transició de l’ordre patriarcal al capitalista. Aquests individus ja no conviuen amb familiars i tampoc amb altres humans (tot i que a vegades coexisteixen amb humans dins d’un mateix habitatge!), així no han de fer cap esforç per posar-se d’acord sobre res amb ningú. A nivell sexual, l’ambient gai fou el primer a alliberar-se del patriarcat per encadenar-se a la lògica del capital: aquí les relacions sexuals es consumeixen com xiclets que s’exprimeixen i escupen en un tres i no res (tot i que a vegades ensopegues amb un xiclet que ja havies mastegat i costa desenganxar-lo de la bamba).

L’única feblesa del capitalisme enfront el patriarcat és que no ofereix prou incentius per reproduir l’espècie; la criança monoparental suposa molt d’esforç i sacrifici, faltaria subsidiar-la més o desenvolupar un electrodomèstic capaç de canviar els bolquers dels nadons. És per això que inclòs els post-moderns transmarikabolloqueers, quan decideixen reproduir l’espècie, sovint retornen al model més conegut: la clàssica família nuclear. Així que no t’estranyi veure un activista transfeminista-intersex que havies vist fent una transgressora performance post-porno a Can Vies, ara fent una performance patriarcal, passejant el seu fill amb cotxet per la rambla, agafat de la mà de la seva parella monògama.

Hi ha qui lluita contra el patriarcat sense tenir consciència que alimenta al capitalisme i viceversa. Això és així perquè actualment en la nostra societat només hi ha aquests dos models/monstres possibles. Si no els ataquem conjuntament, trascendint el nostre ghetto polític i la nostra lluita parcial i especialitzada, sortirem del foc per caure a un altre foc. Si volem bastir una lluita amb alguna possibilitat de superar capitalisme i patriarcat, l’haurem de desenvolupar paral·lelament a la construcció d’altres formes de viure i relacionar-nos que vagin omplint el buit que deixarem amb la seva progressiva demolició.

Na Pai

http://difonlaidea.wordpress.com/antipatriarcal/
http://www.difonlaidea.tk

[Girona] 28 juny, per la llibertat sexual, lluita antipatriarcal.

Des de la Plataforma Antipatriarcal de Girona us convidem a participar dels actes al voltant del 28 de juny, dia per l’alliberament lèsbic, gai, transsexual, intersexual i transgènere.

Divendres 25 de juny cinefòrum: But I’m a Cheerleader. 20h al CS La Màquia

Divendres 2 de juliol xerrada-debat: Lesbianisme com a resistència política al patriarcat. 19.30h al CS La Màquia

Divendres 2 de juliol festa antipatirarcal amb DJs, entrada és gratuïta, begudes exòtiques a preus populars (veure’n els detalls al cartell)
24h al CS Apaga la Tele, Sarrià de Ter

Divendres 9 de juliol presentació dels llibres La voluntad y el deseo, de Gerard Coll-Planas, i El género desordenado, coordinat per Miquel Missé amb aportacions de diverses autores. La presentació anirà a càrrec dels mateixos autors dels llibres,hi haurà exemplars per comprar-ne
19.30h al CS La Màquia

Divendres 9 de juliol sopar pica-pica i cinefòrum: Boys don’t cry. 21h al CS La Màquia

Per a qualsevol dubte o suggeriment podeu enviar-nos un correu a: plataformaantipatriarcal (at) gmail.com.

Esperem que participeu dels actes i que juntes omplim de reivindicació aquest 28 de juny!