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[Textos] Las elecciones del 20-N y el desarrollo del factor consciente

Las elecciones del 20 de noviembre de 2011 tienen lugar en una situación singular, cuando los cimientos de “España” y Europa crujen y se agrietan. Lo que madura es una crisis global de Occidente que va mucho más allá de la economía y que, por tanto, demanda una respuesta múltiple y compleja, esto es, integral, más allá de las obsesiones economicistas de una izquierda que sigue siendo el instrumento político principal del capitalismo y del artefacto estatal, por delante de la derecha.

La izquierda en el gobierno, el PSOE secundado por el PCE-IU en todo lo importante, ha destruido la sociedad y ha envilecido a la persona. En 2004-2011 el gobierno izquierdista ha promovido con furor todas las formas imaginables de no-pensamiento, docilidad, incivilidad, amoralidad, embrutecimiento, inespiritualidad, deshumanización, neo-ignorancia, aculturación, chabacanería, egocentrismo, hedonismo, auto-destrucción del individuo, culto por lo degradado, zafiedad, enfrentamiento entre las personas, feísmo y barbarie, por medio de sus muchas religiones políticas y operaciones de ingeniería social. De ello ha salido una sociedad en descomposición, agónica, y un sujeto nulificado en trance de dejar de ser humano.

Además, ha devastado la economía, creando un sistema productivo imposible por parasitario, endeudado, despilfarrador, hiper-consumista, entregado al gran capital y a la banca, hiper-intervenido por el Estado, corrupto y supeditado al imperialismo alemán. Así, tenemos 5 millones de parados, una situación sin salida y el hambre a punto de ser una lúgubre realidad en cientos de miles de hogares.

Tal es la obra de la izquierda en todas sus manifestaciones, del progresismo, de la intelectualidad y estetocracia mega-subsidiadas, de los miles de grupos, tinglados, ONGs y sujetos que han medrado a lo grande en estos años aciagos con las suculentas subvenciones otorgadas por el gobierno del PSOE a fin de que hicieran la loa del Estado.

Desde antes incluso de la muerte de Franco la izquierda ha hegemonizado la vida política del país. Con el final del fascismo se hizo la fuerza política más influyente, en la que el capitalismo y el Estado se apoyaron para realizar sus fines en las nuevas condiciones. La infame Constitución actual, de 1978 (actualización de la no menos infame de 1812), proviene sobre todo de un pacto entre el Estado fascista reconvertido, representado por Adolfo Suarez, y el Partido Comunista de España (PCE), a las órdenes de Santiago Carrillo. De ese atroz texto político-jurídico han salido los males que nos devastan.

El PCE, secundado por el PSOE y la extrema izquierda, frustró en 1974-1978 la posibilidad de una salida revolucionaria a la crisis general del régimen franquista que permitiera la regeneración de la sociedad tras 40 años de barbarie. Para ello otorgó un respaldo total al régimen de dictadura constitucional, partitocrática y parlamentarista como solución de recambio. Al mismo tiempo destruyó los movimientos populares, para crear una sociedad de la docilidad y el servilismo, de la atomización y el individualismo. Desgastado en tan rufianescos quehaceres sufrió una regresión como partido, siendo sustituido por el PSOE.

El triunfo electoral del PSOE en 1982 abre un periodo de rápido crecimiento del capitalismo español, que es promovido a las mil maravillas por la política e ideología de la izquierda. La acumulación y concentración de capital progresó a un ritmo vertiginoso y de ello surgió la empresa multinacional española, que antes no existía. Ésta, la expresión más temible del capital, fue creada bajo la dirección de los gobiernos de la izquierda en los años 80 y 90 de la pasada centuria. Hoy su número rebasa las 2.500. Particularmente cordiales fueron, y son, las relaciones entre el PSOE y la gran banca.

Por tanto, quienes identifican izquierda con anticapitalismo se engañan y engañan. Los hechos prueban que la izquierda, en todas sus manifestaciones, ha sido desde el final del franquismo, y lo sigue siendo, la expresión más perfecta de los intereses estratégicos del gran capital multinacional español, más aún que la derecha.

En el presente, declinante el PSOE a causa de los catastróficos efectos de sus políticas, el gran capital y el Estado están promoviendo para las elecciones del 20-N al PCE-IU, en tanto que fuerza política “anticapitalista” destinada a controlar los movimientos populares, para llevarlos a un pacto con el Estado y el capital y luego destruirlos, como hizo en 1974-1978. El PCE-IU ha recibido de la banca, que se sepa, 1,8 millones de euros para la campaña electoral.

Además, sobre todo desde la privilegiada posición que tiene en las Cajas de Ahorro, esa peculiar manifestación del capitalismo estatal-empresarial, como PCE-IU y como CCOO, se ha hecho parte sustantiva de la burguesía de Estado, que incrementa su cuota de capital con el auge del capitalismo estatal y de la explotación de las clases populares por vía fiscal. Desde las Cajas, algunas de las cuales están entre las mayores entidades financieras del país, realiza un sinnúmero de negocios, partidistas y privados, de muy variada naturaleza.

Es intolerable, por ejemplo, que mientras por un lado sale a la calle a arrastrar pancartas con el lema “No a los desahucios”, por otro, desde las poltronas de los consejos de administración de las Cajas, el PCE-IU ordena la ejecución de un número notable de desahucios cada día. Su mundo es el de la mentira, la amoralidad y la demagogia. Se llama “anticapitalista” cuando es el mejor promotor del capitalismo entre las clases populares.

Dentro del Movimiento 15-M soporta a duras penas las asambleas con un único propósito, destruirlas para imponer un nuevo régimen de dictadura parlamentarista y partitocrática, para hacer que las y los políticos profesionales nos manejen como muñecos. Si no lo lograse, su objetivo será destruir el 15-M como hizo con los movimientos populares genuinos en 1974-1978.

Dado que el PCE-IU vive deliciosamente del Estado a través del régimen de subvenciones y fundaciones, se lucra con las Cajas y es parte sustantiva del capitalismo de Estado, lo mejor de su política se centra ahora en defender “lo público”, esto es, sus negocios. Al presentar lo estatal como “público” está fomentando sus intereses como organismo parasitario y explotador, sirviendo a su amo principal, el Estado.

Para amontonar votos, por tanto dinero del Estado, en sus arcas, promueve la especie de que la derecha va a desmontar el Estado de bienestar. Al aterrorizar a las clases populares con formulaciones absurdas y mentirosas pretende aparecer como paladín del pueblo.

Los fundamentos del Estado de bienestar los creó Franco, con su famosa ley de 1963, de modo que no se entiende por qué va a deshacer la derecha lo que hizo aquel fascista para organizar de la mejor manera posible al capitalismo y al ente estatal. En las actuales condiciones de desastre y naufragio económico el Estado de bienestar menguará pero se mantendrá, pues lo exige el conservar una mano de obra con un mínimo de eficacia productiva, y un Estado con unos ingresos suplementarios de naturaleza colosal, que ahora le son más necesarios que nunca por la mengua de los tributos y la crisis de la deuda soberana.

Quienes alborotan a favor del Estado de bienestar son herederos de la política del franquismo, son izquierdistas con camisa azul. Quienes dicen que el Estado es “lo público” están afirmando que el ejército es parte sustantiva de “lo público”, que es pueblo en definitiva, como decía Franco. Son, pues, unos militaristas, por tanto unos fascistoides.

En las actuales condiciones de progresivo desplome de Europa, de acumulación de crisis de toda naturaleza (política, cultural, educativa, demográfica, medioambiental, intelectiva, relacional, de construcción del sujeto, estética y otras varias además de la económica), centrarse en la economía para mendigar más dinero y más servicios del Estado asistencial es hacer lo que el capital espera y desea. Ahora, ante la crisis múltiple, general y universal en desarrollo lo que se adecua a la realidad es promover la idea de revolución integral.

En efecto, sólo una revolución integral que transforme sustantivamente la sociedad, el individuo y el sistema de valores, que cree una nueva organización de la vida colectiva y una nueva persona, es capaz de elevarse a cosmovisión inspiradora de soluciones a los muchos y colosales problemas de nuestro tiempo. La economía es sólo parte, lo humano es lo más decisivo, y resolver el problema de su destrucción planeada desde arriba demanda una revolución total, regeneradora y restauradora. Ésta ha de reinventar y reformular la vida en sociedad a la vez que la condición del sujeto en tanto que ser humano que se afirma como tal, y no como consumidor, fuerza de trabajo, adoctrinado múltiple, hedonista ultra-degradado y siervo del par Estado-capital, primando lo espiritual sin desatender lo material.

El gran caos y declive en que se precipita Europa, en particular sus países más débiles, es un acontecimiento histórico que demanda una respuesta integral. Sucede tras 500 años de hegemonía planetaria europea y sólo puede ser respondida con una grandiosa concepción sobre cómo ha de ser el futuro, con un desarrollado sistema de propuestas y soluciones, con una interpretación del presente y del porvenir realizada con altura de miras y visión estratégica, con valentía y clarividencia, con creatividad y responsabilidad, que se proponga dejar atrás el orden social actual, una atroz dictadura de las elites del poder político, militar, funcionarial, académico, mediático, tecnocrático, religioso y económico.

En los turbulentos tiempos que corren se ha de tener en cuenta el refrán, “A grandes males, grandes remedios” y alejarse de la mediocridad, el posibilismo, la añoranza del pasado de hiper-consumo con aniquilación de lo humano y devastación medioambiental, el economicismo, la cobardía, las visiones parciales, la ruindad vital y las “soluciones” fáciles.

Eso llevará bastante tiempo realizarlo por todas y todos. Crear y popularizar la gran y magnífica idea de la revolución integral es la tarea más importante en los próximos años.

En las actuales elecciones la izquierda y la derecha son lo mismo, y sólo se diferencian en sus miserables grescas verbales por poder y dinero. Igual es el PP que el PSOE, lo mismo representa Esperanza Aguirre que el PCE-IU o UPD, o que el PNV, CiU o el BNG. Además, son unas elecciones que, como todas ellas, son no libres, al estar realizadas en condiciones de inexistencia de libertad de conciencia y con un aparato partitocrático que todo lo manipula. Asimismo se basan en un elaborado sistema de engaño, pues se elige lo que no tiene el poder real, el parlamento y el gobierno, mientras que no se elige lo que sí posee la totalidad del poder, el Estado y el gran capital.

Las elecciones legitiman una situación de dictadura, en la que el Estado, el tirano colectivo, gobierna al pueblo, impidiendo que el pueblo se gobierne a sí mismo, de la única forma posible, con una gran red de asambleas omnisoberanas que, con base en lo local, se eleven al plano de lo comarcal, regional y nacional múltiple. En ellas y sólo en ellas puede hacerse real la libertad política para todas y todos pues cualquier forma de parlamentarismo, monárquico o republicano, con estos o los otros procedimientos, es un régimen tiránico que debe ser rechazado y resistido. Por tanto, la abstención se impone.

La Europa de los vividores, gozadores, triperos y pancistas que creían poderse permitir todos los excesos y, en efecto, se los permitían, está acabándose en buena hora. Sobre sus ruinas hemos de edificar una Europa que recupere lo mejor de la herencia clásica, lo más sustantivo del saber, la civilización, el arte y la cultura, que sea una sociedad de la libertad y la pluralidad, de la convivencia y la ayuda mutua por amor, de la limitación drástica del consumo y la auto-contención, del esfuerzo y el servicio desinteresados, ni agresora ni agredida, ni explotadora ni explotada, respetuosa y atenta con el individuo a la vez que colectivista y comunal. La izquierda, con sólo una idea fija, que todas y todos llevemos una vida de cerdos con el estómago como único órgano a satisfacer, es el obstáculo principal para avanzar en esa dirección. De ahí dimana su descomunal mediocridad, deshumanización, espíritu reaccionario y zafiedad.

Lo importante no es preguntarnos qué va a pasar sino qué vamos a hacer, a qué nos vamos a atrever, con qué nos vamos a comprometer cada uno y una de nosotras. Se aproxima el momento en que cada cual habrá de hacer elección de su destino.

Triunfante el PP, las acciones populares se han de dirigir contra el Estado y el capital tanto como contra el PP, el PSOE y el PCE-IU. No se puede admitir que resurja la política de división y enfrentamiento popular izquierda/derecha. Hay que promover una línea de integración de todo el pueblo en torno a la idea de revolución integral contra la derecha y la izquierda, que son la misma cosa.

Por la revolución integral, pues, abstención el 20-N

Félix Rodrigo Mora

[Reíces nº2] revista de crítica, análisis y debate en torno a la destrucción del territorio

Este segundo número de Raíces es un pequeño cuaderno de bitácora que nos puede ayudar a comprender cómo se han producido algunos de los cambios de vida que están virando esta nave llamada tierra hacia horizontes que auguran vientos poco favorables al conjunto de la humanidad. Textos de análisis sobre la pérdida de la cultura campesina y la industrialización de la agricultura, sobre la pérdida de ecosistemas mediterráneos, o sobre la degradación de Portugal completan un nuevo número al que le acompañan las secciones habituales y nuev@s colaborador@


Índice de contenidos

-Editorial

-Cuadernos de bitácora: a modo de presentación

-Viejas Herramientas para nuevas agriculturas: una herencia despreciada
Marc Badal

-Semillas de Hambre
Mireia Llorente

-La dehesa: víctima del progreso
Gonzalo Palomo Guijarro

-El campesinado y sus cantes contestatarios
Félix Barroso Gutiérrez

– Portugal: una elegía
José Miguel Pérez Corrales

-Entrevista a Jean Baptiste Libouban: militante antitransgénicos

-El desorden urbano
Miguel Amorós

-George Orwell: una aproximación
Álvaro Castro

-En torno a “Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible”
Revista Nous autres

-Algunos apuntes sobre “Nosotros, los hijos de Eichman”
Redacción editorial

-Comentarios sobre “El manto de Medea”
Redacción editorial

-Correspondencia:
*Raíces: los límites de la crítica antidesarrollista aquí y ahora
Gonzalo Palomo
*Réplica de la redacción a la carta de Gonzalo Palomo
* A propósito de la entrevista a Félix Rodrigo en La era del desarraigo

-Recomendaciones literarias

Datos de edición

Año publicación: 2011
Autor: Raíces
Editorial: Raíces/Flor de otoño
Páginas: 113
Tamaño de la revistaz; 290 X 210
Página Web: pincha aquí

[Murcia] Jueves 16 Junio, Charla de Félix Rodrigo en el Ateneo Huertano Los Pájaros.

Saludos, el próximo jueves 16 de junio Félix Rodrigo Mora estará en el Ateneo Huertano Los Pájaros presentando su nuevo libro “El giro estatolátrico” y reflexionando sobre el movimiento 15M.

Os adjuntamos el cartel y las indicaciones para llegar. Os esperamos.

¡Salud!

Cartel en PDF
¿Cómo llegar?

[Llibres] La revolución en la crítica de Félix Rodrigo Mora

La revolución en la crítica de Félix Rodrigo Mora, Javier Rodríguez Hidalgo.** Ediciones El Salmón, Alicante, marzo de 2011. 90 páginas. Precio: 5 euros. Precio para distribuidoras: 4 euros. Pedidos: edicioneselsalmon@gmail.com

Aquellos que frecuenten los ambientes de la radicalidad política estarán probablemente familiarizados con el nombre de Félix Rodrigo Mora. Colaborador del extinto colectivo Los Amigos de Ludd, Félix Rodrigo adquirió notoriedad con la publicación del libro Naturaleza, ruralidad y civilización (Brulot, 2008), momento en el que comenzó a prodigarse con multitud de charlas y jornadas en todo el estado español. A ese libro han seguido La democracia y el triunfo del Estado (Manuscritos, 2008), Crisis y utopía en el siglo XXI (Maldecap, 2009), Borracheras no (Aldarull/Distri Maligna/Maldecap/Rompe la norma, 2010), O atraso do nacionalismo autonomista galego (Unión Libertaria, 2010), Seis estudios. Sobre política, historia, tecnología, universidad, ética y pedagogía (Brulot, 2010) y El giro estatolátrico (Maldecap, 2011), así como infinidad de textos más breves aparecidos en otros soportes.

Muchas personas han manifestado en conversaciones privadas, así como en debates tras charlas de Rodrigo Mora, su disconformidad con las tesis que defiende. Sin embargo hasta este momento no se había formulado ninguna crítica sistemática al conjunto de su obra. La publicación de La revolución en la crítica de Félix Rodrigo Mora (Ediciones El Salmón, 2011) subsana esa carencia. El autor, Javier Rodríguez Hidalgo, realiza una crítica minuciosa que divide en ocho epígrafes: Histórica, Ecológica, Filosófica, Política, Religiosa, Ética, Cultural, y Lógica, donde señala todas las incongruencias, errores, y manipulaciones en las que incurre Félix Rodrigo.

A los múltiples desacuerdos en el terreno teórico debe añadirse el hastío que generan ya no sólo las innumerables salidas de tono de Félix Rodrigo en charlas y debates sino sus tergiversaciones en diversas polémicas con otros miembros de Los amigos de Ludd (cf. las revistas Raíces nº1 diciembre 2010) y Cul de Sac nº1 diciembre 2010).

Todo ello ha motivado que el colectivo editorial responsable de los pasquines aparecidos durante los últimos tres años bajo el sello de El Salmón, así como de la neonata revista Cul de Sac, dé el salto a la publicación en formato libro con este Anti-Félix. Habrá quien critique que en el momento de devastación de las condiciones de vida al que estamos sometidos se dediquen esfuerzos intelectuales en refutar los sinsentidos que encierran los libros de un autor cuya incidencia fuera del ámbito radical es nula. Sin embargo, su influencia en el gueto político es innegable. No se puede eximir a los que le promueven y editan sus libros de su responsabilidad a la hora de hacer propia la obra de Rodrigo Mora, y debería llevarnos a una crítica profunda en cuanto a la capacidad de crítica y la tendencia a delegar la creación de un discurso crítico propio en popes a quienes se acude en busca de respuestas fáciles para afrontar el complejo sistema de opresión al que nos enfrentamos.

Véase como necesidad o como pataleo, la publicación de este texto nos deja a muchos bastante más tranquilos. En la nota biográfica de su página web, se puede leer: “Félix Rodrigo Mora está comprometido desde los 18 años en esfuerzos, metas y combates sociales, políticos, medioambientales, morales, epistemológicos, reflexivos y culturales. Ello le ha forzado a llevar una existencia dura y difícil, en ocasiones peligrosa y casi siempre en el borde de lo soportable.” Como diría un amigo, “sí, sobre todo para los demás”.

Javier Rodríguez Hidalgo nació en Portugalete, Vizcaya, en 1978. Colaboró con el boletín de crítica antiindustrial Los amigos de Ludd, aparecido entre los años 2001 y 2006. Más tarde fue el editor de la revista Resquicios. Participa en la lucha contra el TAV (Tren de Alta Velocidad) en el País Vasco. Asimismo, ha traducido al castellano a Lewis Mumford, Alexandre M. Jacob, Jaime Semprun, René Riesel, Jean-Marc Mandosio y Pablo Sastre, entre otros.

[Madrid] Actividades el dia 25 en el Caldo Vegano


VIERNES 25 DE FEBRERO:
18h: Proyección del largometraje Un juego de inteligencia.
20h: Presentación del libro El giro estatolátrico, repudio experiencial del Estado de bienestar, a cargo de su autor Félix Rodrigo Mora.
22h: Taller de cocina vegana (Filetes de soja con nata de avena y queso vegetal).
(si piensas venir al taller de cocina, te invitamos a que traigas filetes de soja, esperamos vuestra asistencia, saludos.)

www.caldovegano.blogspot.com

[Palencia] Xerrades

El proximo 28 de enero y el 11 de febrero tendran lugar dos charlas en Palencia.
estas charlas nos invitan a cuestionaros lo poco democrático que es el regimen democrático que vivimos.

Las charlas son:
Dia 28 de Enero “El parlamentarismo como sistema de dominación” a cargo de Felix Rodrigo Mora
Dia 11 de Febrero “La transición del franquismo a la democracia” a cargo de Miquel Amorós
Ambas serán en la biblioteca publica C/ Eduardo dato a las 19:00H

[Ateneo Libertario “Octubre del 36” | Segorbe] Presentacion del libro “Seis Estudios” de Felix Rodrigo Mora

Sabado 8 de Enero a las 18:00 en el Ateneo Libertario Octubre del 36
Seis estudios. Sobre política, historia, tecnología, universidad, ética y pedagogía.
Felix Rodrigo Mora.

Este libro recoge seis trabajos de su autor. El primero de ellos, “El parlamentarismo como sistema de dominación”, ha sido presentado en diversas ocasiones como charla y aborda con radicalidad la cuestión del Estado parlamentario-liberal. A este trabajo se une “Los inicios del vigente orden…” que centra su análisis en el proyecto liberal emprendido en 1812, año que Félix logra desmitificar mostrando el verdadero rostro de lo allí comenzado. Los textos dedicados a la dominación tecnológica, uno a los inicios del ferrocarril y otro a Internet, contribuyen con materiales concretos a reflexionar sobre los mismos, mientras que en la última parte, se abren temas de ética, como el cuestionamiento radical que el autor realiza del hedonismo así como una reflexión sobre el papel de la conciencia, lugar en el que se dedica un extenso análisis del mundo universitario.

Con ello, los seis estudios divididos en tres bloques conforman una contribución dispersa para el análisis de las condiciones actuales de dominio y alienación pero que encuentra unidad tanto en el particular modo que su autor tiene de abordarlas como en la propuesta ética y política que late en su fondo.

[Biblioteca La Maldita | Burgos] Presentacion del libro ”Seis Estudios” de Felix Rodrigo Mora

charla felix

El proximo jueves 9 de diciembre a las 20.00 horas se presentara en la Biblioteca la Maldita el nuevo libro ” Seis estudios ” de Félix Rodrigo Mora, una nueva publicacion en la que se analiza el fenomeno de la dominacion en relacion a sus aspectos ideologicos, tecnologicos y politicos. Despues de la charla se realizara un posterior debate con presencia del autor.

lamadita

[Llibres] Nuevo libro disponible de FELIX RODRIGO MORA para distribucion

Se trata un nuevo trabajo de Félix Rodrigo Mora que lleva como título:
“Seis estudios: sobre política, historia, tecnología,universidad, ética y
política”-


Si hay alguien interesado en conseguirlo escribir a octubredel36@gmail.com

Se trata un nuevo trabajo de Félix Rodrigo Mora que lleva como título:
“Seis estudios: sobre política, historia, tecnología,universidad, ética y
política”-

Este libro recoge seis trabajos de su autor. El primero de ellos, “El parlamentarismo como sistema de dominación”, ha sido presentado en diversas ocasiones como charla y aborda con radicalidad la cuestión del Estado parlamentario-liberal. A este trabajo se une “Los inicios del vigente orden…” que centra su análisis en el proyecto liberal emprendido en 1812, año que Félix logra desmitificar mostrando el verdadero rostro de lo allí comenzado. Los textos dedicados a la dominación tecnológica, uno a los inicios del ferrocarril y otro a Internet, contribuyen con materiales concretos a reflexionar sobre los mismos, mientras que en la última parte, se abren temas de ética, como el cuestionamiento radical que el autor realiza del hedonismo así como una reflexión sobre el papel de la conciencia, lugar en el que se dedica un extenso análisis del mundo universitario.
Con ello, los seis estudios divididos en tres bloques conforman una contribución dispersa para el análisis de las condiciones actuales de dominio y alienación pero que encuentra unidad tanto en el particular modo que su autor tiene de abordarlas como en la propuesta ética y política que late en su fondo.

Edita: Brulot. PVP 11€ PVD 7,70€

Resto de material para pasar a distris o para intercambio:

-“Sociologia,estatismo y dominación social” de juanma agulles .8 euros

-“El educador mercenario” de pedro garcia olivo 6 euros

-Revista “A CORPS PERDU” de anarquismo internacional.nº1 3 euros
-Y un dossier de la ultimas movilizaciones contra las penas de larga duracion 3 euros….

[Textos] Reflexiones de Félix Rodrigo Mora acerca del 29S

Presentamos aquí un par de textos aparecidos en Alasbarricadas.org que profundizan en la crítica al ciudadanismo de la izquierda en la Huelga General, y el papel que esta cumplió.

Meditaciones sobre la Huelga General del 29S

Pasada la explosión de ilusiones fáciles y cómodas, específicamente posmodernas en su frivolidad e insustancialidad, que ha suscitado el evento, ahora ha llegado el momento de la reflexión, tarea mucho menos grata y sencilla, sobre todo para quienes llevan años aquejados de la letal enfermedad del activismo sin contenidos ni estrategia, cosmovisión específicamente izquierdista y socialdemócrata.

En primer lugar hay que decir que la huelga no fue, ni mucho menos, general, pero que, sobre todo, no fue revolucionaria. Más bien al contrario. Convocada por los sindicatos amarillos, hechura del Estado y de la burguesía, fue en primer lugar, por sus objetivos reales, un tipo peculiar de cierre patronal. En efecto la clase empresarial, así como el ente estatal y el partido en el gobierno, necesitaban, ante la pertinacia y gravedad de la crisis, realizar un lavado de cara de sus instrumentos para el control y manejo de las clases trabajadoras, a fin de dotar a éstos de una legitimidad que estaban en trance de perder.

Por tanto, la convocatoria de la así llamada Huelga General servía perfectamente a los fines políticos estratégicos y tácticos (en éstos destaca la regeneración del PSOE, vía UGT y ala izquierda de la socialdemocracia, tras 6 años de desgaste en el gobierno) del sistema de dominación en su totalidad, y contaba con la mano de obra de siempre, el obrerismo trasnochado y el izquierdismo posibilista y verborreico.

La cuestión, ciertamente, no está en apoyar o no la convocatoria, como suponen los “prácticos” de siempre, sino en los contenidos, en el enfoque, en el programa, con que ello podía hacerse, o no hacerse. Tales sujetos, en realidad, como ya hicieron en 2004, están ligados a la cosmovisión y la política socialdemócrata de manera irremediable, se pongan las etiquetas que se pongan. Por tanto, en cuanto hay una situación algo difícil para la clase empresarial y el Estado, ahí están para echar una mano, para contribuir a que la acumulación de capital continúe sin problemas a través de la retórica izquierdista, de la apología de “las luchas” y “las movilizaciones” promovidas desde arriba. Ahora hastían a todos narrando las batallitas del 29-S, sin hacerse la pregunta esencial, ¿a quién ha beneficiado la HG?

Tampoco puede aceptarse que un radicalismo de tres al cuarto sostenga que lo que diferencia al espíritu reformista del revolucionario sea mantener algunas ínfimas escaramuzas con las fuerzas represivas, y no los contenidos, los programas, la cosmovisión básica, las metas.

Muchos no logran comprender que desde el final del franquismo el capitalismo español ha hecho de la izquierda y el progresismo su fuerza política preferida, de manera que aquél y éste, no la derecha, no el PP, son los herederos principales, de la manera más rigurosa, del franquismo.

Para mantener legitimados, por tanto operativos, a sus aparatos para la dominación política y social en primera instancia, la patronal convoca periódicamente cierres patronales a los que denomina huelgas generales: la del 29-S fue la séptima del periodo de dictadura parlamentaria y partitocrática.Es curioso que muchos vivan la realidad actual con la ideología de hace un siglo, o más, como si la noción de Huelga General, con mayúsculas, fuera inmune al paso del tiempo y al cambio en las condiciones sociales, sin querer entrar en lo esencial: que una HG o es revolucionaria o es una parodia. Es el contenido que se la otorgue, el programa, lo que la hace revolucionaria o reaccionaria, no ella en sí, no la retórica expelida, no las formas de acción o lucha utilizadas.

Para salvarnos de la impostura y el teatro (quizá sería mejor hablar de circo) en que se ha convertido hoy la lucha de clases por causa de la falta de espíritu revolucionario de quienes se llaman “revolucionarios” hay que realizar una ruptura con la socialdemocracia, en lo ideológico, lo programático, lo político, lo emocional y lo vivencial, hay que situar en el centro a la noción de revolución, como realización integral de la libertad, el autogobierno, la convivencialidad, el colectivismo y la autogestión, en una sociedad nueva en lo más sustantivo, sin ente estatal ni clase empresarial.

Pero la pseudo-HG del 29-S fue, en los contenidos, una penosa reivindicación de los tres grandes males que ahora nos aniquilan como seres humanos, la sociedad de consumo, el aparato tecnológico y el Estado de bienestar.

Todo ello se hace en nombre de “las luchas” y exhortando a “las masas” a movilizarse por vivir “mejor” aquí y ahora, para consumir, contaminar y despilfarrar más, para ser triturados todavía más por las dádivas envenenadas del Estado de bienestar, para perder la condición de seres humanos, para hacerse ya definitivamente pura barbarie y subhumanidad ultra-sometida.

Quienes creen que las reivindicaciones económicas son el primer paso hacia una toma de conciencia proletaria tiene en su contra la experiencia: se lleva haciendo desde hace más de siglo y medio con resultados desastrosos. Tal estrategia no sólo no atrae a “las masas” al ideario revolucionario sino que transforma a sus apologetas en agentes del capital y del Estado, en reaccionarios de nuevo tipo, generación tras generación.

Nada se puede hacer, por ende, para eliminar el fanatismo logrero, tripero, gozador, fiestero, estatolátrico, frívolo, insociable, amoral, despilfarrador, descerebrado y posibilista de las mentes de la gran mayoría de lo que aún sobrevive del izquierdismo institucional y el anarquismo de Estado [1], atados por mil lazos al PSOE. Es inútil recordarle la frase de Soledad Gustavo, “las revoluciones no son hijas del estómago, son hijas del pensamiento” [2] que expresa una sabiduría ciclópea y magnífica, imprescindible. En realidad, con esa gente todo es inútil, pues repudian la revolución, veneran el orden establecido y no ven más allá de lo que es posible alcanzar ahora, ya, aquí.

Siguiendo la reflexión de Soledad Gustavo, una mujer magnífica porque se mantuvo ajena a las perversiones y atrocidades del feminismo de Estado y el feminismo burgués, debemos replantear nuestra acción política y compromiso social justamente en la dirección que ella marca: desarrollar el pensamiento para hacer posible la revolución [3] dejando en un modesto y secundario lugar las exigencias del estómago.

Por tanto, como práctica posterior a la tristísima HG del 29-S está el desarrollo del pensamiento, de la conciencia, en lucha contra la cosmovisión socialdemócrata, economicista y fruidora. Se trata de, superando el activismo, que hace de cada acontecimiento un remedo de campaña electoral, y considerando de una manera revolucionaria, a partir de la verdad, los principales problemas de nuestro tiempo, ofrecer una alternativa a ellos que esté netamente diferenciada de la institucional, izquierdista y progresista.

Para llevar un mundo nuevo en nuestros corazones lo primero y principal que tenemos que hacer, en buena lógica, es derrocar dentro de nosotros mismos el ideario y programa socialdemócratas, con el fin de auto-construirnos como sujetos aptos para la acción revolucionaria. ¿Nos atreveremos a hacerlo?, ¿nos decidiremos a romper con el narcisismo y egocentrismo de la posmodernidad para reconocernos responsables, y culpables?, ¿nos golpearemos la cabeza contra un muro, metafóricamente hablando, hasta conseguir auto-cambiarnos, hacernos seres humanos renovados?

Luego, tras esa necesaria conversión interior, después de romper con el activismo y la cosmovisión reformadora, estaremos en condiciones de realizar el esfuerzo exterior que permitirá, quizá, que la próxima HG sea no sólo general sino, sobre todo, revolucionaria.

Félix Rodrigo Mora

1.- Utilizo esta expresión a partir de la lectura de un texto excelente, “El efecto Chomsky o el anarquismo de Estado”, en “Trébol negro” nº 1, CNT-AIT Almería. Pero, con todo, la reflexión comunicativa sobre el anarquismo de Estado ha de continuar, sobre todo en torno a la cuestión del Estado de bienestar.

2.- Este asunto lo desarrollo con cierta extensión en el libro “Seis estudios”, editorial Brulot, de inminente publicación, en particular en el capítulo “La función de la conciencia en la revolución”.

3.- En la Introducción al libro “Antología de textos de Los Amigos de Ludd”, mis antiguos compañeros me censuran por aferrarme a la idea de revolución, que ellos consideran inapropiada. Desde luego, me declaro culpable de tal imputación, si. Pero, o estamos por la revolución o estamos por el poder constituido, no hay una tercera posibilidad, no hay término medio. Por tanto, la pregunta a mis queridos ex-colegas es, ¿dónde se sitúan ellos?

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INTERVENCIÓN EN EL DEBATE SOBRE LA HG DEL 29-S
Félix Rodrigo Mora

Antes que nada agradezco a quienes han participado en la controversia suscitada por mi posicionamiento ante la HG su sinceridad y cordialidad, además de su preocupación desinteresada por esclarecer un asunto de importancia, sobre el cual aún nadie (yo tampoco) ha alcanzado conclusiones fiables y suficientes.

Tras considerar con atención todas las aportaciones realizadas, paso a exponer mi criterio, parcial y provisional por el momento.

1. En las condiciones actuales cualquier HG no tiene, y no puede tener, la misma significación que en el pasado. Es imposible que sea como la de 1917, por ejemplo. Eso ya se comprobó en la HG de 1988, que aunque fue general (lo que no se alcanzó el 29-S) careció de importancia. El porqué de ello debe ser motivo de deliberación, considerando los cambios fundamentales que han tenido lugar en los últimos 50 años, que en lo sustancial están por estudiarse.

2. Una HG no puede derribar el capitalismo: para ello hay que acudir a la revolución, que es un acto político. Pero quienes sobreestiman más allá de toda racionalidad la función de la economía en la vida de las sociedades han mitificado la forma de lucha Huelga General precisamente para arrinconar la única manera de extinguir el capitalismo, al destruir el Estado, la revolución. Es significativo que en el 29-S la idea de revolución haya sido desdeñada e ignorada por casi todos. Con tristeza, constato que tampoco aparece en el debate. La pregunta claves es ¿queremos destruir al sistema o sólo protestar contra él?

3. ¿Puede desembocar una HG en una situación revolucionaria? Quizá, si se dan dos condiciones, a) una crisis política de extraordinaria gravedad, esto es, una crisis del Estado, b) que sectores significativos de las clases populares tengan el alto nivel de conciencia, así como el espíritu de esfuerzo y sacrificio necesarios para en tal coyuntura alzarse insurreccionalmente. La expresión “sectores significativos” no ha de entenderse en el sentido cuantitativo, sino en el cualitativo, pues la noción de “las masas” es una argucia socialdemócrata destinada al manejo politiquero y electoral de las multitudes.

4. Dado que una HG, tal como es concebida por el radicalismo socialdemócrata dominante, se centra en asuntos económicos, y pretende lograr mejoras bajo el capitalismo, conservándolo y perfeccionándolo, su significación revolucionaria es ínfima, o negativa. En efecto, parte de una concepción de la lucha de clases que trata meramente de arrancar mejoras a los patronos y normas protectoras al Estado, en vez de buscar la eliminación de unos y otro. Por tanto, la HG económica o no tiene mucha importancia, en una estrategia revolucionaria, o es una mascarada para contentar al votante medio de la izquierda con una parodia de “lucha”.

5. Hoy domina una concepción de lo que es el capitalismo falta de realismo, que lleva directamente a la apología de lo existente. Se ignora al Estado, nada menos, y se nos exhorta a “luchar” contra el capitalismo pero olvidando al ente estatal, presentado por muchos incluso como “aliado” de las clases populares. Todo eso se ha manifestado en la HG pasada, en la que la apología del Estado de bienestar ha sido la parte más sustancial del programa de los partidos y sindicatos convocantes, con alguna excepción.

6. Ignorar al Estado es ridículo, además de reaccionario. La Constitución actual, de 1978, ordena a la policía y al ejército intervenir cuando el orden vigente esté en peligro, esto es, si la lucha de los trabajadores cuestionase realmente el régimen capitalista. En tal caso amenaza con establecer el estado de excepción (régimen de terror policial) y si éste no basta, el estado de sitio (dictadura militar con anuencia parlamentaria). Por tanto, un cierto “anticapitalismo” que cree que todo consiste en hacer huelgas generales puramente económicas, sosteniendo que éstas son la forma superior de lucha, se engaña a sí mismo y engaña a los trabajadores. Si algo ha demostrado la crisis económica actual, con 4,5 millones de parados, un 20% de la población en la pobreza y una situación de paz social casi perfecta, es que sin conciencia revolucionaria no hay luchas (y si estás se dan carecen de importancia y significación).

7. Lo que está en el centro de todo es, ¿queremos terminar con el capitalismo o meramente vivir “mejor” bajo él? Quienes se inclinan por la segunda respuesta son los más entusiastas de una HG como la del 29-S convocada en primera instancia por los sindicatos del Estado (por tanto, del capital), UGT y CCOO, con fines politiqueros y de lavado de cara, a fin de relanzar al PSOE para las próximas elecciones. Hoy abunda el espíritu conformista disfrazado de anticapitalismo de pega, con fórmulas como “reformismo radical”, “conquistas” paso a paso, defensa del Estado de bienestar y otras muchas, que han creado una atmósfera espiritual lúgubre y desesperanzada, sin épica ni entusiasmo, al estar todo dirigido a los “pequeños logros” que se reducen siempre a lo mismo: movilizarse por dinero, por más dinero, siempre por dinero, y por servicios cuantificables en dinero. Ello sólo puede atraer a los mediocres, conformistas y triperos, mientras nos aísla de los potencialmente más combativos, generosos y reflexivos.

8. La noción de alzase por una nueva sociedad, libre del capital y del Estado, y por unos nuevos seres humanos, cualitativamente superiores y mejores a los actuales (lo cual no es pedir demasiado, dado el abismo de deshumanización, destrucción de la esencia concreta humana y barbarie en que estamos), ha desaparecido casi del todo, como se ha podido comprobar en la mayoría de las convocatorias hechas para el 29-S.

9. Una HG es revolucionaria si desencadena la revolución o bien, si no se dan las condiciones para ello, como sucede hoy, porque contribuye a prepararla, apartando a los trabajadores de la idea de vivir “mejor” bajo el sistema burgués, así como de la noción de que con más dinero y más prestaciones sociales bajo el régimen actual de dictadura estatal-capitalista todo está resuelto. Eso es miserable, además de repugnante, y quienes lo preconizan, especialmente aquellos que usan con tal fin una retórica pseudo-radical, deberían avergonzarse de sí mismos, en vez de reafirmarse en su sempiterno narcisismo, irreflexión, aislamiento de la realidad y autocomplacencia.

10. En una coyuntura como la actual lo que se necesita es claridad de ideas y nítida diferenciación con la socialdemocracia. Todo depende de los contenidos, de las ideas, de la política, de los programas, de la cosmovisión y de los valores. Por tanto, invito a quienes deseen profundizar esta cuestión a que estudien comparativamente los programas del dúo CCOO-UGT y de los pretendidos “radicales”. Hacerlo lleva a una conclusión bien triste: el espíritu revolucionario se ha quedado reducido a su mínima expresión.

11. Esta indiferenciación, o insuficiente diferenciación en otros casos, de la línea y programa socialdemócrata es, al mismo tiempo, liquidacionista. En efecto ¿por qué van a acercarse las personas más conscientes a un movimiento “radical” que, en lo sustantivo, no se distingue de lo que preconizan los sindicatos y partidos gubernamentales? Con ello, se promueve el desinterés por la política, conforme a la idea de que “todos son iguales”. Así, como consecuencia de una estrategia suicida, el “radicalismo” va, paso a paso, menguando y descomponiéndose, de tal manera que en unos años, si no hay una reacción, será una mera nada. Empero, dado que el PSOE está electoralmente en una fase depresiva, pronto le veremos renacer para echar una mano a la izquierda, como hizo en 2004.

12. Las luchas por mejoras económicas, por servicios, ventajas y dinero, no son nunca, y nunca pueden ser, revolucionarias. En algunos casos son justas, y han de recibir respaldo, pero de ellas no pueden salir ni la conciencia revolucionaria ni las personas afectas a la revolución ni una política revolucionaria ni la revolución como gran acontecimiento emancipador en sí mismo. Quienes destinan lo mejor de sus esfuerzos y tiempo a la actividad reivindicativa con la idea de que a partir de ella se generará conciencia, organización y acciones anticapitalistas sin comillas, se equivocan. Sólo conseguirán, como ha demostrado la experiencia de los últimos 150 años, convertirse a sí mismos en lacayos verbalmente radicalizados del capital, por tanto, del Estado.

13. Cuando el 29-S se llamó a “las masas” a la Huelga General, en defensa del Estado de bienestar y de la sociedad de consumo se ocultó que el estilo de vida hoy impuesto, que los “anticapitalistas” reivindican en la calle, incluso llegando al cuerpo a cuerpo con la policía, no puede mantenerse. Se agota el petróleo, el cambio climático acecha, los bosques están desapareciendo, los suelos agrícolas se aproximan al colapso, escasea el agua potable, todo está siendo contaminado y destruido. Vivimos con mucho más de lo que necesitamos, cuando podemos hacerlo con el 10% de lo que consumimos. Pero el radicalismo de opereta en curso olvida eso y sale a la calle con su grito de guerra sempiterno, “más”, “más”, “más”, esto es, más bazofia tóxica y más servicios degradantes y embrutecedores para todos bajo el capital y el Estado, por tanto más devastación y ecocidio.

Necesitamos destruir el capitalismo para consumir menos, para sustituir una vida volcada en lo material, que nos deshumaniza, por otra orientada a los bienes y valores del espíritu, la libertad, la verdad, el bien moral y la virtud, por tanto, sin ente estatal.

14. El anticapitalismo verdadero es desinterés, rechazo del dinero, desdén por las ventajas materiales, entrega magnánima al bien general. Por tanto, las luchas interesadas, monetizadas, por beneficios tangibles, egoístas y corporativistas, lejos de dañar al capitalismo introducen lo medular de éste en el corazón y el cerebro de las clases trabajadoras. Con tales contenidos, éstas han sido progresivamente integradas en el orden constituido.

15. ¿Cuál es mi propuesta? Lo diré: a) romper con la política, ideología y programa socialdemócrata, de manera detallada y minuciosa, en lucha con quienes lo defienden dentro de la pretendida radicalidad, considerando los principales problemas de nuestro tiempo, no las cuestiones salariales y económicas, b) hacer de la categoría de revolución, contra la burguesía y el Estado, la noción organizadora, c) considerar como central el desarrollo de la conciencia, y no las luchas por ventajas y mejoras, que han de quedar como asunto de segundo o tercer orden, d) dar de lado el activismo, que es siempre el vehículo de las ideas socialdemócratas, para constituir por todas partes equipos y grupos de trabajo para rearmarnos con ideas, con argumentos, con formulaciones decisivas, que se refieran a los grandes problemas que preocupan y afectan a millones de seres humanos, exponiendo en todos y cada uno la verdad, a saber, que no hay solución aquí y ahora para ellos, bajo la dictadura del Estado y del capitalismo, e) no pretender ganar a “las masas” ahora, pues eso es imposible, dirigiendo el esfuerzo a constituir núcleos revolucionarios fuertes en lo cualitativo, enfrentando calidad a cantidad, para derrotar el sistema de dominación a partir de la calidad, que es precisamente su talón de Aquiles ya y cada vez más, f) poner las metas inmateriales en el centro: libertad (de conciencia, política y civil), autogobierno, convivencialidad, desinterés, autogestión, vida frugal, eticidad, pluralismo y mutuo apoyo, dejando las reivindicaciones del estómago en el lugar que le corresponden.

16. Con ello la próxima Huelga General será, probablemente, revolucionaria

Fuente: alasbarricadas.org Leer más…

[Textos] Meditaciones sobre la Huelga General del 29S

Pasada la explosión de ilusiones fáciles y cómodas, específicamente posmodernas en su frivolidad e insustancialidad, que ha suscitado el evento, ahora ha llegado el momento de la reflexión, tarea mucho menos grata y sencilla, sobre todo para quienes llevan años aquejados de la letal enfermedad del activismo sin contenidos ni estrategia, cosmovisión específicamente izquierdista y socialdemócrata.

En primer lugar hay que decir que la huelga no fue, ni mucho menos, general, pero que, sobre todo, no fue revolucionaria. Más bien al contrario. Convocada por los sindicatos amarillos, hechura del Estado y de la burguesía, fue en primer lugar, por sus objetivos reales, un tipo peculiar de cierre patronal. En efecto la clase empresarial, así como el ente estatal y el partido en el gobierno, necesitaban, ante la pertinacia y gravedad de la crisis, realizar un lavado de cara de sus instrumentos para el control y manejo de las clases trabajadoras, a fin de dotar a éstos de una legitimidad que estaban en trance de perder.

Por tanto, la convocatoria de la así llamada Huelga General servía perfectamente a los fines políticos estratégicos y tácticos (en éstos destaca la regeneración del PSOE, vía UGT y ala izquierda de la socialdemocracia, tras 6 años de desgaste en el gobierno) del sistema de dominación en su totalidad, y contaba con la mano de obra de siempre, el obrerismo trasnochado y el izquierdismo posibilista y verborreico.

La cuestión, ciertamente, no está en apoyar o no la convocatoria, como suponen los “prácticos” de siempre, sino en los contenidos, en el enfoque, en el programa, con que ello podía hacerse, o no hacerse. Tales sujetos, en realidad, como ya hicieron en 2004, están ligados a la cosmovisión y la política socialdemócrata de manera irremediable, se pongan las etiquetas que se pongan. Por tanto, en cuanto hay una situación algo difícil para la clase empresarial y el Estado, ahí están para echar una mano, para contribuir a que la acumulación de capital continúe sin problemas a través de la retórica izquierdista, de la apología de “las luchas” y “las movilizaciones” promovidas desde arriba. Ahora hastían a todos narrando las batallitas del 29-S, sin hacerse la pregunta esencial, ¿a quién ha beneficiado la HG?

Tampoco puede aceptarse que un radicalismo de tres al cuarto sostenga que lo que diferencia al espíritu reformista del revolucionario sea mantener algunas ínfimas escaramuzas con las fuerzas represivas, y no los contenidos, los programas, la cosmovisión básica, las metas.

Muchos no logran comprender que desde el final del franquismo el capitalismo español ha hecho de la izquierda y el progresismo su fuerza política preferida, de manera que aquél y éste, no la derecha, no el PP, son los herederos principales, de la manera más rigurosa, del franquismo.

Para mantener legitimados, por tanto operativos, a sus aparatos para la dominación política y social en primera instancia, la patronal convoca periódicamente cierres patronales a los que denomina huelgas generales: la del 29-S fue la séptima del periodo de dictadura parlamentaria y partitocrática.Es curioso que muchos vivan la realidad actual con la ideología de hace un siglo, o más, como si la noción de Huelga General, con mayúsculas, fuera inmune al paso del tiempo y al cambio en las condiciones sociales, sin querer entrar en lo esencial: que una HG o es revolucionaria o es una parodia. Es el contenido que se la otorgue, el programa, lo que la hace revolucionaria o reaccionaria, no ella en sí, no la retórica expelida, no las formas de acción o lucha utilizadas.

Para salvarnos de la impostura y el teatro (quizá sería mejor hablar de circo) en que se ha convertido hoy la lucha de clases por causa de la falta de espíritu revolucionario de quienes se llaman “revolucionarios” hay que realizar una ruptura con la socialdemocracia, en lo ideológico, lo programático, lo político, lo emocional y lo vivencial, hay que situar en el centro a la noción de revolución, como realización integral de la libertad, el autogobierno, la convivencialidad, el colectivismo y la autogestión, en una sociedad nueva en lo más sustantivo, sin ente estatal ni clase empresarial.

Pero la pseudo-HG del 29-S fue, en los contenidos, una penosa reivindicación de los tres grandes males que ahora nos aniquilan como seres humanos, la sociedad de consumo, el aparato tecnológico y el Estado de bienestar.

Todo ello se hace en nombre de “las luchas” y exhortando a “las masas” a movilizarse por vivir “mejor” aquí y ahora, para consumir, contaminar y despilfarrar más, para ser triturados todavía más por las dádivas envenenadas del Estado de bienestar, para perder la condición de seres humanos, para hacerse ya definitivamente pura barbarie y subhumanidad ultra-sometida.

Quienes creen que las reivindicaciones económicas son el primer paso hacia una toma de conciencia proletaria tiene en su contra la experiencia: se lleva haciendo desde hace más de siglo y medio con resultados desastrosos. Tal estrategia no sólo no atrae a “las masas” al ideario revolucionario sino que transforma a sus apologetas en agentes del capital y del Estado, en reaccionarios de nuevo tipo, generación tras generación.

Nada se puede hacer, por ende, para eliminar el fanatismo logrero, tripero, gozador, fiestero, estatolátrico, frívolo, insociable, amoral, despilfarrador, descerebrado y posibilista de las mentes de la gran mayoría de lo que aún sobrevive del izquierdismo institucional y el anarquismo de Estado [1], atados por mil lazos al PSOE. Es inútil recordarle la frase de Soledad Gustavo, “las revoluciones no son hijas del estómago, son hijas del pensamiento” [2] que expresa una sabiduría ciclópea y magnífica, imprescindible. En realidad, con esa gente todo es inútil, pues repudian la revolución, veneran el orden establecido y no ven más allá de lo que es posible alcanzar ahora, ya, aquí.

Siguiendo la reflexión de Soledad Gustavo, una mujer magnífica porque se mantuvo ajena a las perversiones y atrocidades del feminismo de Estado y el feminismo burgués, debemos replantear nuestra acción política y compromiso social justamente en la dirección que ella marca: desarrollar el pensamiento para hacer posible la revolución [3] dejando en un modesto y secundario lugar las exigencias del estómago.

Por tanto, como práctica posterior a la tristísima HG del 29-S está el desarrollo del pensamiento, de la conciencia, en lucha contra la cosmovisión socialdemócrata, economicista y fruidora. Se trata de, superando el activismo, que hace de cada acontecimiento un remedo de campaña electoral, y considerando de una manera revolucionaria, a partir de la verdad, los principales problemas de nuestro tiempo, ofrecer una alternativa a ellos que esté netamente diferenciada de la institucional, izquierdista y progresista.

Para llevar un mundo nuevo en nuestros corazones lo primero y principal que tenemos que hacer, en buena lógica, es derrocar dentro de nosotros mismos el ideario y programa socialdemócratas, con el fin de auto-construirnos como sujetos aptos para la acción revolucionaria. ¿Nos atreveremos a hacerlo?, ¿nos decidiremos a romper con el narcisismo y egocentrismo de la posmodernidad para reconocernos responsables, y culpables?, ¿nos golpearemos la cabeza contra un muro, metafóricamente hablando, hasta conseguir auto-cambiarnos, hacernos seres humanos renovados?

Luego, tras esa necesaria conversión interior, después de romper con el activismo y la cosmovisión reformadora, estaremos en condiciones de realizar el esfuerzo exterior que permitirá, quizá, que la próxima HG sea no sólo general sino, sobre todo, revolucionaria.

Félix Rodrigo Mora

1.- Utilizo esta expresión a partir de la lectura de un texto excelente, “El efecto Chomsky o el anarquismo de Estado”, en “Trébol negro” nº 1, CNT-AIT Almería. Pero, con todo, la reflexión comunicativa sobre el anarquismo de Estado ha de continuar, sobre todo en torno a la cuestión del Estado de bienestar.

2.- Este asunto lo desarrollo con cierta extensión en el libro “Seis estudios”, editorial Brulot, de inminente publicación, en particular en el capítulo “La función de la conciencia en la revolución”.

3.- En la Introducción al libro “Antología de textos de Los Amigos de Ludd”, mis antiguos compañeros me censuran por aferrarme a la idea de revolución, que ellos consideran inapropiada. Desde luego, me declaro culpable de tal imputación, si. Pero, o estamos por la revolución o estamos por el poder constituido, no hay una tercera posibilidad, no hay término medio. Por tanto, la pregunta a mis queridos ex-colegas es, ¿dónde se sitúan ellos?