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[Textos] Más, mucho más

Desde que Conspiración de Células del Fuego iniciase sus ataques y sus comunicados explicando su concepción de una tercera vía revolucionaria (nihilista-individualista, frente a la social y la insurreccional) son bastantes los debates que se han generado a su alrededor. Si bien no han sido los primeros, ni mucho menos, en pensar y actuar de esta forma, sí han sido los primeros en articular un discurso, apoyado en una poderosa práctica, muy coherente y extensa. Sus críticas han sido muy certeras y sus acciones, como no podía ser de otra forma, también. Pero hasta qué punto nos puedan ser útiles sus ideas y prácticas es cosa a ver en el tiempo que tenemos por delante. Por el momento, otrxs ya han cogido el relevo, y lxs que se han declarado miembros del grupo en prisión continúan con decisión y firmeza su acción (desde negarse a participar del juicio farsa revocando a sus abogados e insultar a lxs lacayxs del Sistema durante el juicio hasta atacar a los enemigos de la libertad en prisión).

Para contribuir al debate dejamos un texto del ámbito anarquista insurreccional italiano en que se cuestiona la dicotomía pasividad-banda armada. Un artículo publicado en la revista Canenero hace unos años y publicado en castellano en forma de libreto recopilatorio de varios artículos de reflexión, ‘El desorden de la libertad’, de Ediciones Intemperie.

Los administradores de la pasividad han impuesto siempre una falsa alternativa: o inmovilismo o banda armada. Cualquiera que escape de los roles de la normalidad debe entrar a la fuerza en los de la emergencia. El juego tiene sus reglas: o se acepta el poder o se limita. Todo esto, además de para el poder, es de gran utilidad para quienes aún declarándose revolucionarios quieren edificar un nuevo Estado. ‘Sin poder militar no hay poder político’ era la divisa no hace muchos años. Y poder militar no sólo implica una organización jerárquica y autoritaria que transforma a los individuos en soldados, sino que es además la representación de una contraposición entre Estado y partido armado que querría hacer de nosotros simples espectadores, inocuos hinchas prestos a hacer masa en torno a uno u otro contendiente, el más fuerte de los cuales, el Estado, se asegura la victoria.
El terreno común de este enfrentamiento representado es el del sacrificio y el eslogan, la especialización y la ideología. Y la pérdida de todo placer y autonomía, la negación de todo proyecto apasionante de subversión. Es la separación producida entre la vida cotidiana y la transformación de lo existente, la fragmentación de la totalidad y la sustitución por un presunto centro a conquistar y –como una imagen invertida- al que contraponerse. Sin poder militar no hay poder político. Exacto. ¿Y los anarquistas? Si se quiere destruir el poder político, ¿qué hacer con el poder militar? Nada. O mejor, hacer con él medida en negativo de la coherencia entre nuestra teoría y nuestra práctica.
Estos razonamientos parecen ligados a una realidad, la de los años setenta, hoy extinta. Ejercicios de memoria histórica, les suelen llamar. Y sin embargo resurgen ahora de la mano de la tan bufonesca como infame fiscalía de Roma. Si el objeto de este montaje judicial[1] fuese sólo reprimir a los anarquistas arrestados y, más en general, al resto de investigados, el razonamiento serviría al único fin de desmontar las manifiestamente absurdas acusaciones lanzadas por los jueces. Pero no es sólo eso. Los jueces saben bien que no existe la organización anarquista de la que hablan. Saben que el modelo de banda armada –obtenido mirándose en el espejo- no lo pueden aplicar a las relaciones reales entre anarquistas. Individuos que se juntan sobre la base de la afinidad, esto es, partiendo de la diferencia y desarrollando iniciativas sin formalizar sus uniones; individuos que se organizan, cierto, pero nunca de manera rígida o vertical, no pueden ser una ‘banda armada’. Y no sólo porque rechazan la clandestinidad (rechazo significativo, en cualquier caso), sino porque no aceptan encuadrarse –ni tampoco por tanto siglas ni programas- en una estructura que hace del enfrentamiento armado una realidad separada de la totalidad subversiva. Nada de esto cambia si algún anarquista, individualmente y asumiendo sus propias responsabilidades, decide usar armas. Pero incluso si todos los acusados, o incluso todos los anarquistas del mundo hubieran –además de escribir, debatir, hacer el amor, pegar carteles, insultar a sus jefes, desertar del trabajo, ocupar espacios, saquear mercancías- usado armas, tampoco esto haría de ellos una ‘banda armada’. Es el poder quien necesita inventarla. Pero como decíamos, el problema no se puede reducir a esta cuestión, hacerlo significa comprender de manera parcial el proyecto represivo del Estado.
Lo que los jueces pretenden promover es, una vez más, la idea de que fuera de la supervivencia y la espera sólo está la organización armada. Así, una vez consumado miserablemente el espectáculo de los partidos combatientes, se pone fuera de juego cualquier discurso insurreccional. Todo el que quiera insurrección es en el fondo un leninista enmascarado (en este sentido la teoría policial de los ‘dos niveles’ es una auténtica joya[2]); el cambio sólo puede ser gradual –so pena de convertirse en ‘terrorista’-, esto es, democrático. Del objetivo inmediato de parar por el mayor tiempo posible a una docena de anarquistas, se pasa al de –este bastante más serio- acabar con toda la tensión subversiva, todo ataque al Estado y el Capital. Esto afecta a todos, y ningún anarquista puede sentirse a salvo. Por suerte la insurrección no es lo que los órganos represivos querrían que fuese.
En un mundo en el que las fuerzas de la dominación y la alienación son cada vez más solidarias entre ellas, en el que la producción de mercancías, el control totalitario del espacio, la fabricación publicitaria de falsas necesidades y la negación sistemática de los deseos son elementos inseparables de un mismo proceso; en tal mundo de terror, la insurrección tiene cada vez más la concreción de la totalidad y el gozo de la impaciencia. No existe ningún centro de esta sociedad del trabajo, y de las clases, de la jerarquía y del deber, que se pueda asaltar. Y es por esto que los amos de la separación nos quieren encerrar en una banda, para sustituir el cambio real por su imagen embustera.
Un proyecto revolucionario es un movimiento colectivo de realización individual o no es nada. O implica, como dijo Fourier, un ensalzamiento inmediato del placer de vivir, o es falso. Quien se erige en especialista de las armas es un enemigo. La fiesta revolucionaria no es una ‘lucha armada’, porque es mucho más. La transformación subversiva es más amplia, consciente y apasionante y el enfrentamiento militar es menos necesario. Es la pasividad lo que crea la lucha armada, y viceversa. El teorema del Estado por tanto está al revés. Del control político y sindical, del embellecimiento reformista de la miseria cotidiana, nace la falsa necesidad de la banda armada. De la teoría práctica de la insurrección nace por el contrario la acción creadora, la poesía de la vida que liquida la obediencia a los amos, que une en la diferencia y arma a todos contra el poder, el sacrificio y el aburrimiento. Y los deseos armados pondrán el mundo patas arriba.
Como ven, señores jueces, el juego es mucho más peligroso.

Massimo Passamani

[1] Se refiere al montaje Marini.
[2] Para la fiscalía romana los anarquistas encausados desarrollarían actividades ‘públicas’ como publicación de libros o periódicos, asistencia a asambleas, etc, como coartada para sus actividades terroristas. Se vino a denominar ‘teoría de los dos niveles’.

[Textos] ¿Qué hacer?

¿Qué Hacer?

Texto del panfleto repartido en Carrara durante el tercer congreso de las Federaciones Anarquistas celebrado en los días 23 hasta 26 de marzo del 1978, por el grupo “Azione Rivoluzionaria”.

“Hacemos un llamamiento a todos aquellos compañeros anarquistas, reunidos en este enésimo congreso, todavía no escientizados y prematuramente envejecidos por la continua y ardua tarea de pisar las tablas, quien como actor, quien como espectador de las representaciones asamblearias y congresuales y aquellos compañeros que todavía no devolvieron todo su espíritu y sus energías revolucionarias en una práctica que hace de la espera y de la defensa sus principales prerrogativas. Es justamente aquí en Carrara, como en Venecia (en la conferencia sobre la tecno-cracia), que quieren revivir las ramas viejas de la confusión, de la incapacidad y de la estaticidad del movimiento. Se quiere ver con claridad, se quiere comprender con verdadera pasión.

Pero, por desgracia, conociendo ya la triste historia de estas conferencias (solamente útiles como prueba para tocadores de trombón), estamos seguros de que no apenas se les ocurre en la cabeza de todos los compañeros la certeza de haber aclarado o confirmado su propio “que hacer”, la realidad nuevamente será mudada así de manera que la obstinada seguridad y la convicción tenaz se encontrarán frente a una barrera parecida a un muro infranqueable. Y entonces los compañeros volverán a caer en la confusión, la apatía y la decepción, o peor aún, otros persistirán en sus imágenes mentales y volveremos a escuchar, o mejor dicho escuchamos hablar de sindicato, de anarco-sindicalismo: imágenes mentales bien viejas para la sociedad y la realidad de hoy en día y quizás, reflexionado un poco, ni siquiera así revolucionario para la sociedad de ayer (pero cómo… ¿Y la España? ¡Ay, sí! La España… ¿¡¿pero sin la FAI ?!?). O también, de lucha de clases, de organización de masas; imágenes mentales aún más podridas y decrépitas de las antecedentes… en la patologia médica se llamaría: “fagocitosis marxista en un estado inconsciente de degenerada involución”. Compañeros, buscamos de renovarnos de una vez, para estar al tanto con los tiempos, o mejor dicho para prevenir los tiempos. ¿Cómo podemos aspirar a ser incisivos si los métodos de intervención, sobre todo en cuanto a la pequeña propaganda teórica, ya son así viejos y gastados que reducen los anarquistas a un movimiento de opinión estéril e improductivo, capaz de movilizarse o a la defensiva cuando el poder lanza sus flechazos represivos, (inútil recordar en sus detalles el caso Valpreda o peor, el caso Marini con eslogan: “¡Defenderse de los fascistas no es un delito, compañero Marini seráis liberado!”), o como “séquito”, ni siquiera alternativo, de aquella turbulenta y obscena política de los distintos ex-extra-parlamentarios.

Compañeras y compañeros, dejamos la política de los eslogans, de los planes, de los hechos de hace cien años: tratamos de ser proactivos. Es también un llamado que dirigimos a aquellos compañeros que acusan a nuestra estrategia de ser suicida. ¿Cómo se puede ver el suicidio de la lucha armada, cuando un número creciente de compañeros, trabajadores, desempleados y marginales, se rebelan con las armas contra la crueldad del poder? ¿Es acaso suicidio el hecho de haber abandonado una práctica sin estrategia y táctica de los grupos anarquistas tradicionales, que no saben cómo moverse, desorientados por la evolución de los acontecimientos, para volver a abrazar la llamada “propaganda por el hecho” como un ejemplo para generalizar la acción directa? ¿Es acaso suicidio el hecho de haber identificado en la lucha anti-nuclear, no sólo una forma de combate en un sector específico, tal vez con matices ecologistas, sino una certera lucha contra el poder? ¿Y es todavía suicidio desestabilizar el Estado en todas sus formas centrales o periféricas, ridiculizándolo, poniéndolo en crisis y arrojándolo a mostrar su verdadero rostro, hecho de coacción y de violencia? pero antes de que alguna trompeta solista vuela a sonar la ya familiar: “Pero ¿quiénes son éstos: F.A.I., G.I.A. o G.A.F.”.

Nos presentamos: somos anarquistas, ya lo dijimos, la nuestra es una organización revolucionaria en que los verdaderos grupos se reunieron a nivel local, o del encuentro de varias historias personales, sobre la base de una afinidad entre las diferentes experiencias y concepciones de los compañeros. Grupos de afinidad que mantienen su autonomía y libertad de acción y en los cuales las relaciones entre compañeros no son de mera eficiencia, sino se caracterizan por un máximo de conocimiento, intimidad y confianza mutua. Lo que queremos es aportar una crítica destructiva del Estado, a través del uso de la violencia revolucionaria, la lucha armada, la propaganda por el hecho. Queremos acelerar los tiempos y ampliar el frente interno del enfrentamiento para llegar a una desestabilización del Estado. Creemos que la presencia crítica constructiva, utopística no sea una condición suficiente, aunque necesaria, si paralelamente no se desarrolla una presencia critica negativa, destructiva de los procesos en marcha. La crítica de las armas es ahora la única fuerza que puede hacer creíble cualquier proyecto.

Crear organizar 10 100 1000 núcleos armados!

Azione Rivoluzionaria.”

Publicado en Conspiración Acrata nº 10

en italiano: iconoclasta.noblogs.org
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notas del traductor

1) Volante de Carrara – Valpreda fue el anarquista involucrado en lo que fue “la strage di Piazza Fontana”, con una fuerte criminalización contra los anarquistas italianos.

-Marini, anarquista italiano que para defenderse de un ataque fascista mató a uno de ellos. Pasó largos años en la carcel.

-FAI: federazione anarchica italiana -GIA: gruppi di iniziativa anarchica -GAF: gruppi anarchici federati estas tres organizaciones caracterizaron el movimiento anarquista italiano organizado en las décadas de los ’60 y de los ’70. Actualmente queda en vida solo la FAI.

(N. de R. Que la Fai –Federación anarquista italiana- está con vida es sólo un decir, hace años que esta organización formal tiene el cerebro en estado de coma).

[Textos] Texto de Tsilianidis Babis, Dimtsadis Dimitris, Tzifkas Sokratis, Fessas Dimitris.

Por eso entonces vosotros chicos míos con la espada, el fuego y la rabia en la boca quiero que salgáis desnudos a las ciudades, como atraviesa la serpiente los campos de cebada con orgullosos ojos de rabia y como los relámpagos dominan la juventud.”

13/10/10
Una negativa a la rendición y un “all in” a la libertad.

Es incendiado un vehículo del ΔΕΗ (compañía nacional de electricidad griega) en el centro de Salónica donde es detenido nuestro hermano y anarquista revolucionario Giannis Skoulodis. Se declaran en base a al testificación de los policías, 4 ordenes de detención en contra de nosotros.
El dilema se mantiene mínimamente y empezamos el por desgracia corto camino de la huida ( y aunque corto, experimentado en el absoluto grado de dulzura, que las decisiones de vida en base a la conciencia y sus aplicaciones de guerra pueden regalar a quienes las detona). Viaje en el cual decidimos conscientemente dirigirnos a nuevas rupturas con la existencia y no a ser unos perseguidos asustados en la trayectoria que la antiterrorista y los jueces nos habían marcado. Teníamos que sobrevivir y para que esto sucediera dejamos de sentirnos víctimas y perseguidos, y nos denominamos a nosotros mismos culpables y perseguidores. Además la derrota para nosotros era y es una condición desconocida. Nos reagrupamos entonces y decidimos: “Vamos de nuevo, esta vez hasta el final”.
Publicamos el primer brosoure de Colaboración de Individuos para la Realización de la Negación, leímos mucho, aprendimos mas, preparamos con cautela y agonía nuevas pequeñas y grandes envestidas al cielo, preparando nuevas prácticas contra el estado, su sociedad, su valores y su ética.

Per tal de llegir la resta del texto en aquest enllaç d’Amotinadxs.

[Texto] “El escéptico”

Uno de los tantos escupe-sentencias, enojado con el mundo y con él mismo, una vieja ruina de tantas batallas imaginarias, desilusionado y escéptico en la miseria del cotidiano problema de vivir, me decía que la rebelión hoy no existe, que hablar de eso era anacrónico, cosa del siglo pasado.
Mi amigo, recordando su pasada militancia y soñando con los ojos abiertos, entre un vaso y otro, me confirmaba la intención de no hacer nada. Ni esperar, simplemente no hacer nada. Trabajando para vivir, mirando pasar la vida.
La tristeza de ésta afirmación tiene para mí, una parte de entendible.No hace mucho tiempo, un tipo (creyendo hacer una crítica severa) me decía: ¿qué cosa grande harás? Es mi supuesta inmadurez, capaz, el patrimonio más grande que tengo, la cosa más grande que tengo, la cosa más linda de mi vida. Yo no sé qué cosa grande haré, pero quiero continuar con el entusiasmo del niño que descubre el mundo y no quiero envejecer elaborando justificaciones del no hacer.
La acción, en el fondo, tiene siempre una cosa de arriesgado. El escepticismo es una de las filosofías más profundas, pero, como todo lo que es elevado, pierde muy rápido el contacto con la realidad, con las cosas simples y concretas que también son importantes y fundamentales y que son parte de la vida de todos.
El escéptico no las considera. En el ardor de su propia hipótesis sobre el mundo, avanza sin dudas, sin contradicciones.
Los otros se cansan en ganar consecuencias, ellos miran con superioridad y se vuelven a mirar en la absoluta frialdad de lo que son. Así termina por encontrarse perfecto, seguro, lejos de todo conflicto desagradable. Pero no se da cuenta que es simplemente un tipo sin valor ni ánimo y que está cansado. Un feroz conservador.

Alfredo M. Bonanno

[Textos] La era de los motines ha comenzado…

Octavilla repartida el 23 de febrero de 2011 durante las manifestaciones por la huelga general en Atenas y Tesalónica, Grecia.

Nada explota como una refinería y a los insurrectos parece gustarles quemar cosas…
(declaración de un analista financiero en Aljazeera)
La fase de transición de la crisis: de la reestructuración a la rebelión
Día a día, el viento de revuelta que barre regiones de África y de Oriente Medio se hace sentir más. Un país tras otro aparece en los titulares de la prensa internacional y el tema es siempre el mismo: conflictos entre manifestantes y la policía o matones paraestatales de cada régimen local, que suele ser totalitario. Pese a todos los esfuerzos del espectáculo global para ocultar la naturaleza proletaria de los levantamientos y subrayar sus contradicciones internas, presentando los acontecimientos como meros «movimientos políticos por la democracia» o como confrontaciones políticas entre los seguidores de tal o cual político regional, no se puede ocultar la evidente verdad: se trata de una clase contra otra. Los proletarios utilizan piedras, cócteles Molotov y palos; la poli está completamente armada y tiene tanto miedo que dispara y mata indiscriminadamente. Los proletarios ocupan edificios, bloquean carreteras y queman coches, reducen cárceles a cenizas, liberan a los presos y sabotean las infraestructuras. El capital se prepara para imponer una dictadura aún más dura. Para los regímenes de transición no será fácil estabilizarse, pues no podrán satisfacer ninguna de las principales reivindicaciones de los insurrectos relacionadas con sus condiciones de vida. Egipto y Libia son, de momento, las manifestaciones más serias de la fase insurreccional de la crisis. Egipto es importante debido a su relevancia económica y geopolítica dentro de la competencia global intercapitalista y Libia lo es, no sólo por su relevancia como país productor de petróleo, sino también porque el Estado perdió rápidamente el control de la situación, lo que ha desatado el pánico a escala mundial.
El actual régimen de acumulación es el resultado de la primera reestructuración que tuvo lugar durante las décadas de 1970 y 1980; su crisis es la otra cara del éxito de esa reestructuración. Es la profundización del propio neoliberalismo lo que ha producido esta crisis histórica, porque el capitalismo es un sistema de relaciones sociales contradictorias. No importa lo estable que parezca por fuera cada modo de acumulación: lleva en su seno el desarrollo de su dinámica contradictoria interna, lo que acaba conduciendo al estallido de la crisis. El logro del capitalismo reestructurado, a saber, el triunfo de la subsunción de toda la existencia del proletariado bajo el capital, ha hecho depender desesperadamente la reproducción del proletariado (y del capitalismo) de los altibajos de la economía, esto es, que ésta sea más vulnerable a la crisis que en cualquier período histórico anterior. En el actual momento histórico en el que nos encontramos, la fase de transición de la crisis capitalista global que estalló en 2008 sigue desarrollándose. En esta fase de transición, el capital financiero global intenta evitar su devaluación directa mediante la imposición de una draconiana segunda fase de la reestructuración en todo el planeta. Las consecuencias de este esfuerzo son visibles en todas partes, pero difieren en lo que se refiere a la intensidad y la calidad del ataque contra el proletariado, que depende de: a) la posición de cada Estado dentro de la jerarquía capitalista global, b) los progresos ya realizados durante la primera fase de la reestructuración impuesta y sobre todo c) la historia de lucha de clases en cada región. En todo el mundo (salvo en China) la reestructuración supone la reducción del salario directo e indirecto (pensiones, prestaciones y servicios públicos); supone que la reivindicación salarial se vuelve ilegítima; también supone el aumento en los precios de bienes esenciales, lo que se debe tanto al mecanismo objetivo de la crisis como al hecho de que determinadas facciones del capital especulan claramente con los precios alimentarios. Uno de los resultados de esta apuesta es que la parte más desvalorizada del proletariado no tiene literalmente nada que comer: «Los precios han subido tanto que si compro unos cuantos limones para mi dolor de garganta, me quedo sin blanca durante todo el mes» dijo un trabajador del Ministerio de Transporte en Egipto.
Ante la tormenta de la crisis económica, los subsidios estatales para la supervivencia de la fuerza de trabajo superflua desaparecen y el resultado es la proliferación del trabajo informal y de la miseria. Los proletarios no tienen otra opción que trabajar (en su mayoría de modo informal) para poder sobrevivir y al mismo tiempo, como resultado de la crisis, les resulta imposible encontrar un empleo o tener unos ingresos que cubran el coste de la reproducción de su fuerza de trabajo. Los proletarios exigen sobrevivir, así que reivindican reducciones en los precios de los alimentos, aumentos salariales y empleos. Sus reivindicaciones piden desesperadamente a los capitalistas que salven al capitalismo de sí mismo. Cuando exigen empleo estable y salarios «decentes», de hecho los proletarios les dicen a los capitalistas: «nos necesitáis, sin nosotros no hay extracción de plusvalía, no hay capital». El capital, por su parte, responde que no puede costear la supervivencia del proletariado, y deja claro que una parte (significativa) de este último es inútil (en términos de valor) y, más importante aún, que la deseada recuperación no conlleva reintegración alguna de esta parte superflua del proletariado; de ello se sigue que estructuralmente estos proletarios constituyen una población sobrante. Históricamente, pues, la reivindicación salarial aparece como un callejón sin salida (estructural, no cíclico) y a la vez como algo necesario. El levantamiento de este proletariado superfluo, y por tanto carente de futuro, se enfrenta a la forma más clara y cruel de dominación capitalista, la policía. Y es precisamente el hecho de que la salida de la crisis, desde el punto de vista capitalista, no incluya a esta población proletaria superflua lo que convierte a la policía en la forma general del capitalismo actual.
En todo el mundo los proletarios experimentan lo asfixiante de su precaria situación en un contexto definido por la miseria y la ghettoización. Los ejemplos más llamativos son Frontex (la policía de fronteras de la UE), la policía y los militares respectivos desplegados en la frontera estadounidense con México, el muro en Palestina, los campos de trabajo vigilados por el ejército en China, las comunidades valladas de Hispanoamérica y su equivalente, las favelas, inmensos barrios bajos, y por supuesto la versión griega de esta situación, la valla de 12,5 km en la frontera con Turquía. De forma lenta pero definitiva, el planeta entero se convierte en un espacio gobernado por el apartheid y se construyen modernos bantustanes para la clase trabajadora. Esta represión urbana asfixia a los proletarios y niega una de las condiciones básicas del capitalismo: la venta libre de la fuerza de trabajo. En El Cairo, este tipo de planificación urbana se puso en práctica a buen ritmo durante la década pasada. En todas las regiones de África y Oriente Medio en las que ahora se produce el levantamiento proletario, la dictadura del valor y de la economía adopta la forma política de una democracia dictatorial. La razón por la que estos motines han alarmado a los capitalistas de todo el mundo es que la dictadura democrática, el totalitarismo, ahora también es la fantasía de la burguesía en los países más desarrollados, pues parece ser la única forma de imponer la segunda fase de la reestructuración.
En todos estos países las manifestaciones y motines comenzaron a partir del terreno de la reproducción; la cuestión es saber si la agitación también llegará al terreno de la producción de valor, al epicentro del capitalismo. Las huelgas que siguieron a la caída del dictador socialista Mubarak parecen apuntar en esa dirección y los capitalistas observan ansiosamente ese rincón del mundo con el dedo en el gatillo, pues de repente los «El Dorados» se convierten en trampas para el capital en regiones volátiles cuyo futuro es muy incierto. La «inmensa ventaja competitiva» se ha convertido, prácticamente de la noche a la mañana, en «un riesgo de gestión imposible». La subcontratación, el turismo, la construcción y la industria textil, pero sobre todo las rutas petroleras y comerciales (Suez y el Golfo) topan ahora con el fuego del levantamiento proletario. Después de Túnez, Egipto y Libia, donde la insurrección prosigue todavía, Bahrein, Yemen, Irán, Irak y Argelia matan proletarios en su esfuerzo por impedir el levantamiento.
El régimen griego también intenta operar proactivamente contra la revuelta venidera: de una parte se prepara para la imposición formal de alguna forma de dictadura (quizá mediante elecciones) y por otra busca dirigir las reacciones hacia un rumbo populista-nacionalista de derecha o de izquierda (como segunda opción). Los funcionarios del capital financiero global, que controlan en estos momentos el poder estatal griego, intentan ahora vender rápidamente la propiedad estatal, después de su éxito en reducir los salarios. Esta venta no es sino un intento de valorizar un capital atrapado (principalmente) en el sistema financiero griego y europeo y que corre peligro inmediato de devaluación masiva. En el otro bando, los proletarios se oponen a esta venta porque comprenden que supone una reducción todavía mayor del salario indirecto y el deterioro de sus condiciones de vida en general; se niegan a pagar multas y peajes, ocupan edificios, tratan de reducir los efectos de crisis haciendo tanto ruido como pueden, pero hasta ahora sólo en la esfera de la circulación y la reproducción. Las huelgas en sectores afectados por la reestructuración no se corresponden con la intensidad del ataque; no representan sino los últimos cartuchos de las capacidades de mediación de los sindicatos.
Las dos probables estrategias de la burguesía griega son de doble filo. La imposición de una dictadura en Grecia probablemente haría atravesar el Mediterráneo al virus de la rebelión, con todo lo que algo así supondría para otros países europeos. Por otro lado, la desaceleración de la reestructuración seguramente pondría en entredicho la participación del Estado griego en la Europa políticamente unificada, lo que lo relegaría a la tercera zona del capital. Eso haría peligrar seriamente los intereses de un gran sector de la burguesía griega.
Para los proletarios que viven en Grecia sólo hay un camino, con independencia de la opción puesta en práctica: unas luchas de clase cada vez más radicalizadas. Seguramente los sindicatos no convocarán pronto otra huelga general de 24 horas como la de hoy, pero a medida que pase el tiempo los frentes de la lucha de clases se multiplicarán y el estallido de la insurgencia ya no puede posponerse mucho más. Por la dinámica de su propio desarrollo y sus fracasos objetivos, las luchas reivindicativas del proletariado, centradas en la existencia del salario y contra el deterioro general del nivel de vida, acabarán rompiendo con su contenido reivindicativo. Esta ruptura ya se anuncia en casos como el de Keratea y aparecerá netamente en cualquier conflicto localizado. El contenido de ruptura hace imposible la unificación política de los proletarios en lucha y por tanto la mediación efectiva de los conflictos. Por ejemplo, la represión a la que probablemente se enfrente el movimiento social «nosotros no vamos a pagar la crisis» podría llevar el conflicto al punto de poner en peligro la propia existencia de los actuales medios de transporte. El desarrollo de la dinámica de rupturas jamás puede terminar y estabilizarse en «conquistas de la clase trabajadora»; sólo puede ser el comienzo del proceso revolucionario histórico.

¿Qué es Primera Vocal? un archivo en la red sobre Salud Mental y Revuelta‏

http://primeravocal.org/

¿Qué es Primera Vocal?
Primera Vocal es un proyecto sencillo y humilde, tan solo aspira a hacer accesibles textos que contribuyan a establecer puentes de unión entre la llamada salud mental y la revuelta. Tratamos simplemente de facilitar materiales con los que combatir la dominación a la que nos vemos sometidos en tanto que psiquiatrizados y antiautoritarios. Esa doble condición es la que nos ha llevado a recopilar y socializar conocimientos, en otro tiempo lo hemos hecho en forma de fanzines, libros, jornadas o charlas, y hoy nos valemos de la web… Lo hacemos con el recelo de quienes saben que los ordenadores difícilmente sirven para comunicarse, pero que ofrecen la posibilidad de organizar y ofrecer información sin que sean necesarias inversiones ni infraestructuras. No aspiramos pues a generar una comunidad de lucha, pues sabemos que este no es el espacio, nos contentamos simplemente con poner ideas en circulación. La puesta en práctica de dichas ideas se concretará en el mundo real, en las calles, y allí nos encontraremos (o no).

Queremos dejar claro que los textos que presentaremos no tienen ningún certificado de pureza ideológica. De hecho, puede incluso que no estemos de acuerdo con partes de ellos. Si los subimos a la web, será porque tengan una utilidad real y no únicamente porque los asumamos en sí mismos como parte de nuestro discurso. Algunos de los textos los hemos editado nosotros, o traducido, o incluso escrito… el resto han sido encontrados en nuestro buscar cotidiano para entender lo que nos sucede y articular estrategias que trabajen por abolir nuestra condición de explotados.

Dejamos un mail de contacto para quienes nos quieran facilitar más documentos (psiquiatrizadxsenlucha@gmail.com), pero queremos dejar claro que no lo utilizaremos para ninguna otra función. Desgraciadamente no podemos facilitar respuestas terapéuticas al dolor de la gente. En cierta medida, estamos tan perdidos como todos los demás, simplemente tenemos cuatro cosas claras y hemos decidido luchar por nuestra autonomía y nuestra dignidad.

Este pequeño esfuerzo queremos dedicárselo a dos compañeros que no están ya con nosotros y con quienes nos habría gustado compartir el proyecto: Jau, Barras… os echamos de menos.
Salud y fuerza.

¿Por qué el nombre de Primera Vocal?

Primera Vocal fue el nombre de un colectivo madrileño de vida muy corta que existió en los primeros compases de la década pasada. Se trataba de un grupo de personas bastante heterogéneo, que cambió a lo largo de varios meses y que compartía una serie de lugares comunes como punto de confluencia: la autoorganización, el asamblearismo, el antifascismo, etc. Algunos de sus miembros eran náufragos de la llamada Autonomía madrileña, otros venía directamente de sectores anarquistas y otros se acercaban por vez primera a cuestiones políticas. El nombre se debe a que, como dijo un compañero, la mayor parte de las cosas que nos gustan y en las que creemos comienzan por la primera vocal: anarquía, amor, autonomía, amistad, asamblea… Alguno de quienes han propuesto la presente web pertenecieron a ese colectivo fugaz (y del que tan solo quedaron algunos debates, un par de publicaciones, propaganda y una buena cantidad de pintadas hechas por los primeros pueblos de la sierra madrileña), otros que estuvieron, han sido informados del proyecto. Han pasado muchos años y en cierta medida hemos cambiado, y mucho, pero en ningún momento hemos dejado de soñar aquellos sueños, seguimos compartiendo un sustrato del que venimos y al que al fin y al cabo pertenecemos. Somos anticapitalistas, creemos en la autoorganización, nos mueve le deseo radical de ser libres y odiamos a la policía. Esas son cosas que no cambian los años ni las derrotas.

Hace no mucho tiempo, nos sorprendió la creación de una empresa llamada Primera Vocal. Alguien que en su día fue cercano a aquel colectivo debió pensar que el nombre tenía gancho, que funcionaba desde el punto de vista del marketing. Inmediatamente nos vino a la cabeza la siguiente cita:
«En tanto militantes, vendíamos ideas en las que creíamos. Hoy vendo productos en los que creo, aplico la misma ética». Un antiguo militante maoísta citado por Alain Etchegoyen en La valse des éthiques.

De ahí que le hayamos puesto este nombre a la web. No es un gesto de conflicto con nadie, sino un gesto de cariño a quienes de verdad nos importan, incluso a aquellos con quienes compartimos militancia hace diez años y de quienes no sabemos nada. No sentimos vergüenza por reconocer de dónde venimos, aunque aquella experiencia fuera uno de los muchos pasos que dimos en el camino, no deja de ser parte de nosotros: no deja de ser nuestra.

Primera Vocal es todo lo contrario de un negocio. Hacemos esto porque sí, porque creemos en ello. No ganamos nada, no vendemos nada. La lucha es el único sentido que tiene. Y nos gusta. Y somos felices con ello.

Psiquiatrizadxs en Lucha
Madrid, Marzo del año 26 de la Era Orwell.

[Memòria] Anarquismo y lucha antialcohólica en la Guerra Civil Española (1936-1939)

MARIANO LÁZARO ARBUÉS
Licenciado en Geografía e Historia. Profesor de Historia. Instituto “Salvador de Vila Seca” (Reus, Tarragona) .

MANUEL CORTÉS BLANCO
Doctor en Medicina, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. Instituto de Medicina Preventiva “Capitán Médico Ramón y Cajal” (Madrid).

Los autores, haciendo un poco de historia y mostrando cómo el consumo de alcohol es un problema y una preocupación que viene de lejos, se refieren a la consideración que merecían las bebidas alcohólicas a los anarquistas antes y durante la Guerra Civil.

El alcohol era estimado como un arma del enemigo al que había que combatir; pensaban que sus efectos ayudaban al sometimiento de la clase trabajadora y a ello se deben los esfuerzos que se inician en la primera época, según avanza la contienda. Los autores rastrean en documentos de toda índole como archivos, prensa de la época, carteles y filmografía.


El anarquismo fue en la segunda mitad del siglo XIX y durante parte del XX la ideología más influyente entre el proletariado y campesinado españoles. A diferencia de otros países europeos , donde la lucha política se plantea como decisiva en la defensa de los intereses obreros, en España predomina un movimiento anarquista basado “en un sindicalismo antipolítico de masas que podía defender su proyecto al margen de las instituciones políticas y parlamentarias”(1).

Sus dirigentes centraron su acción en dos ámbitos básicos: primero, las acciones en la calle, la fábrica y el campo, con vistas a la destrucción del Estado y de la opresión capitalista; en segundo lugar, la preparación de una sociedad nueva, donde el ser humano desarrollase, de una manera totalmente libre, todas sus potencialidades. En esta tarea combinada de hundimiento del mundo existente y de construcción de uno nuevo, la lucha contra el alcohol ocupaba un papel esencial.

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Las bebidas alcohólicas son presentadas desde los primeros textos anarquistas como un siniestro veneno, que los Borgias capitalistas destinaban a mantener embotadas, lejos de la revolución, las voluntades de los trabajadores: “estupefactado por el tóxico, no siente el peso de sus cadenas y la degradación de la esclavitud”, afirma un tratado antialcohólico con el elocuente título de “El veneno maldito” (2).“ Trabajadores, ¡no bebáis! ¡Cuántos obreros, pésimos padres de familia y peores maridos, olvidando los más sagrados deberes, derrochan la mitad o un tercio del ya escaso jornal que perciben, en libaciones alcohólicas, en la taberna, en el juego, dejando a los hijos y la mujer sin pan, forzados al ayuno y víctimas de todas las tribulaciones de la vida!”, proclama igualmente otra de sus conocidas publicaciones(3).

El alcohol es visto como un arma del enemigo que hay que combatir, porque “a mayor núcleo de bebedores, mayores ventajas de sometimiento, ya que poco a poco la bebida quita la energía, la salud, la nobleza y el entendimiento y, lo que es peor, el sentido de la dignidad”(4).

Producto y sostén del régimen capitalista, el alcoholismo no desaparecerá más que con él. El efecto no cesará mientras persista la causa. Incluso, el alcohol resulta un temible competidor de la propia ideología revolucionaria. Según Bakunin, los peligros de la bebida podían hacer fracasar la revolución al ver los trabajadores en su consumo una salida errónea a su denigrante situación y una manera fácil de evadirse de las miserias del capitalismo: “Para escapar de su situación (refiriéndose al pueblo) hay tres métodos, dos quiméricos y uno real. Los primeros dos son la taberna y la iglesia, libertinaje del cuerpo o libertinaje de la mente; el tercero es la revolución social”(5). El rechazo de ciertos valores considerados degradantes y la visión utópica de una nueva sociedad han hecho que algunos historiadores hayan constatado en el movimiento anarquista español un carácter primitivo o milenarista. Así se habla de “puritanos austeros que impulsaban imponer el vegetarianismo, la abstinencia sexual y el antialcoholismo a uno de los campesinados más atrasados de Europa”(6). Esta visión ha de ser rebatida ya que, en contra de lo que afirmaban algunos textos sobre el celo de los anarquistas, la mayoría de los dirigentes locales y asistentes a los ateneos y sindicatos creían en la moderación, no en la abstinencia. El obrero consciente, el anarquista dedicado que simbolizaba el espíritu y el conocimiento necesarios para crear la nueva Humanidad, evitaba el juego de cartas en el bar, no entraba en los burdeles, no iba a misa ni bautizaba a sus hijos, y bebía con moderación. José Monroy, dirigente del municipio de Casas Viejas (Cádiz), defendía que uno podía beber un poco, pero no demasiado, para no emborracharse(7).

La embriaguez era mal vista, y esta postura ha sido considerada por algunos historiadores como la causa de que, en comparación con el caso inglés, el alcoholismo fuera un problema menor en el proceso de industrialización español(8).

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ANARQUISMO Y ALCOHOL EN LA GUERRA CIVIL

Los acontecimientos del verano de 1936 marcaron un punto de inflexión en el movimiento anarquista español: la lucha contra los sublevados, la tan esperada llegada de la revolución y el dilema de la colaboración con el resto de fuerzas obreras y con las instituciones republicanas fueron los ejes básicos del anarcosindicalismo durante la guerra, pudiéndose apreciar también en todos ellos su aversión hacia el alcoholismo. Analizando su prensa del momento, observamos frecuentes críticas a los centros de diversión, “a la situación cafeteril, la obsesión por el bar y la gramola”. Bares, cafés y cabarets son percibidos como lugares defendidos y apoyados por el capitalismo, donde el vicio, “de origen y promoción puramente fascista y clerical, hace desgastar las energías de los luchadores y provoca escándalo entre aquellos que quieren ganar la guerra y hacerla revolucionaria”. Algunos frentes de batalla se ven empapelados por carteles que critican los bares, “ vivero de la chulería”, y las tabernas, “ que atrofian y degeneran el espíritu combativo”, y abogan por el desprecio a aquellos que frecuenten estos lugares propugnando su cierre. Incluso se producen incidentes violentos, como ataques de milicianos a cafés y tabernas en Lérida, donde “pusieron las mesas patas arriba, y por poco no hicieron lo mismo con sus pacíficos concurrentes”(9).

En su lucha contra los vicios capitalistas, los anarcosindicalistas defienden un saneamiento de estos negocios. El 13 de febrero de 1937 se cierran los dos cabarets que funcionaban en Tarragona y se condiciona su apertura al hecho de que ofreciesen “un espectáculo decente”, esto es, “un espectáculo socializado de varietés, comedia, etc. completamente artístico, moral y con taquilla, excluyendo lo obsceno y de vicio que consistía en alternar oculta o abiertamente con las personas de distinto sexo, con los consiguientes abusos de bebidas y alcoholes que embrutecen y degradan al hombre”. En la localidad vecina de Reus, el “Sindicato Único de Espectáculos Públicos” consiguió la reapertura del local “Edén Concert” a condición de que se realizaran mejoras en su higiene y la prohibición de servir consumiciones de cualquier tipo(10). Asimismo, defienden como alternativa a la prostitución, a los bares y cabarets, la asistencia a centros culturales, bibliotecas, centros instructivos juveniles, ateneos, centros racionalistas y sindicatos de la CNT. Unas alternativas poco exitosas, dada la cantidad de textos donde se critica “las conductas ávidas de diversión, el derroche de vida en los cafés (…) mientras mueren los soldados en el frente de batalla” (11).

Desde la perspectiva anarquista se aprecia en estos tiempos de guerra una visión diferente a la tradicional sobre el problema del alcohol. El alcohólico ya no es un enfermo, víctima de la explotación capitalista; ahora es un traidor a la Revolución. “El borracho es un ser despreciable que hay que aniquilar —afirma el semanario “Agitación”—. El que se emborracha en estos momentos deja de ser un camarada para convertirse en un enemigo”(12). “Un borracho es un parásito. ¡ Eliminémosle!”, exige un cartel del Departamento de Orden Público de Aragón. Los incidentes causados por beodos en Madrid y Barcelona son frecuentes, y los castigos, necesarios. Es el caso de un empleado de la “Cooperativa de Trabajadores de Pescados al por mayor”, de Madrid, que tras presentarse borracho al trabajo es suspendido de paga por un mes(13).

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Un ejemplo del interés por la búsqueda de alternativas a la producción de vino, esencial para la economía de muchas regiones españolas, es el fomento de productos no alcohólicos, como el mostillo, muy limitado no obstante por la carencia tan evidente de harina. Otro ejemplo es la creación en 1938 por parte de la “Federación Regional de Campesinos y Alimentación del Centro” del llamado “ bioluva”, el “no pasarán de la anemia”, una salida a la uva distinta a la de hacer vino, y que “proporciona a la España leal un alimento sano y nutritivo”. En un folleto promocional alaban las cualidades del producto, un mosto de uva concentrado, fabricado en Manzanares, y que, además de solucionar los problemas de abastecimiento, solucionaría la crisis vitivinícola, mejoraría la salud, se podría exportar y, finalmente, combatiría el alcoholismo por medios indirectos, los más eficaces: “ con un litro de mosto concentrado puede cenar una familia de seis personas con algo de pan. Con el equivalente en vino (tres litros) no sólo no cena nadie, sino que, al no tener otra cosa, saldrían todos borrachos”(14). No obstante, los inconvenientes fueron numerosos: ni la calidad (pésimo sabor a arrope) ni la cantidad de producción fueron las adecuadas, e incluso la “Delegación de Abastos” del Ayuntamiento de Madrid paralizó durante mucho tiempo su distribución en la capital por considerarlo como un vino-mistela o bebida comparable a cualquier otra alcohólica.

Una de las áreas donde el anarquismo se mantuvo más activo durante la contienda, convirtiéndolo en uno de sus más importantes medios de propaganda para su ideología y su visión de la nueva sociedad, fue el cine. La producción y distribución cinematográfica de la República estuvo inicialmente en manos de la CNT- FAI gracias a la fuerza de su rama de espectáculos: el “Sindicato Único de Espectáculos Públicos”, mayoritario en el sector. La importancia del cine y su utilidad pedagógica fue resaltada por distintos líderes anarquistas como Josep Alamá, conseller de Cultura del Ayuntamiento de Tarragona, quien consideraba que se debía programar un cine con títulos de tendencia social que sirviesen “a la obra constructiva revolucionaria”, rechazando por tanto las películas de finalidad puramente comercial(15).

Coincidente en sus planteamientos, la productora anarquista “SIE Films” decidió realizar una serie de películas educativas dedicadas a la “higienización de las costumbres”, esto es, la presentación de la lucha entre los obreros virtuosos y el capital, secuestrador de las conciencias y remunerador de vicios y virtudes, “que ha condenado a muchos al alcoholismo, al hospital, al presidio o a la prostitución de sus compañeras” (16).

De entre los largometrajes destacamos “Barrios bajos”, de Pedro Puche (1937), ambientado en un lugar tan denostado por los anarquistas como los bajos fondos, y donde se intentan reflejar “las dramáticas pugnas entre productos de relajación y seres que no se contaminan de las impurezas del medio”(17). Esta película incorpora referencias abiertas al consumo y tráfico de cocaína por primera vez en el cine español.

En la relación de títulos producidos por “SIE Films” también hay referencias a una serie de cintas cortas, de unos veinte minutos de duración y consideradas como películas de complemento, desgraciadamente perdidas en su mayoría, pero que reflejaban la visión anarquista sobre los vicios de origen capitalista. Su objetivo era remover la conciencia del público en estos temas. Es el caso de “Prostitución”, según el melodrama de Luis Fernández Ardavín, dirigida por V. Catalán y presentada como “una firmísima y bien fundada diatriba contra la lacra social que da nombre a la producción”. Por su parte, “Como fieras”, también de V. Catalán, es “una viva y acerada crítica contra el alcoholismo, poniendo de relieve los estragos de tan funesto vicio, tanto en el organismo individual como social”. “La última”, de Pedro Puche, es un “apunte jocoso-serio”, según reza un rótulo a su inicio, que se dedicaba también al mismo problema que la anterior (18). Estas dos últimas películas no llegaron a estrenarse ya que se estimó que su realización era pésima y su oportunidad ideológica discutible. Junto al cine, también el cartelismo —fundamental en una sociedad con una tasa de analfabetismo tan elevada— es fomentado como medio de instrucción y de propaganda. Un ejemplo es un cartel, editado por el “Sindicato de las Industrias Agrícolas, Pesca y Alimentación” de CNT- FAI, donde se nos presenta a un adormilado fumando, abrazando una botella, con un vaso de vino y unas cartas de baraja en primer plano. El texto acompañante es elocuente: “¡Obrero! El vicio te conducirá a la desesperación y la locura. EVITALO”.

Del paso de la CNT por el gobierno republicano quedaron pocas huellas. Su breve participación (entre noviembre de 1936 y mayo de 1937) y la difícil situación de la República hicieron que fuera más significativo el hecho mismo de esa participación de anarquistas en un gobierno que su actividad real (19). En todo caso, hemos de resaltar la importancia de la figura de Federica Montseny, ministra del nuevo Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, constituido el 4 de noviembre de 1936 con retazos de “Trabajo y Gobernación”. Además de abordar el ingente p roblema de los refugiados, Montseny destacó por su política sanitaria orientada hacia la medicina preventiva. Se consideraba que la asistencia médica socializada y las medidas sanitarias preventivas debían ser las claves de desarrollo, con vistas a ofrecer una higiene global y una respuesta a las necesidades sanitarias de la población. Como la misma Montseny afirmó en un discurso celebrado en el “Teatro Apolo” de Valencia el 6 de junio de 1937, “en Sanidad procuré, como política sanitaria, prevenir las enfermedades para no tener que curarlas, localizar el foco infeccioso para no tener que curar las epidemias, estar siempre atenta para que los casos, ensanchándose, no constituyan un problema” (20). También proclamó su deseo frustrado de enfrentarse a aquellos males fruto de las desigualdades sociales y económicas, como la prostitución. La lucha contra el alcoholismo, evidentemente, hubiera estado incluida en esa estrategia.

A pesar de los esfuerzos citados, la mayor parte de estas medidas no consiguieron sus objetivos. Entre las causas que nos permiten explicar este fracaso apuntamos las siguientes: – El contexto político de la Guerra Civil no era en absoluto el más adecuado. Las prioritarias necesidades bélicas y las luchas políticas internas en la zona republicana, que culminaron en los Sucesos de Mayo de 1937, marcaron la derrota de las tesis revolucionarias, limitando su peso político y sus posibilidades de acción. A esto hay que sumar las dificultades internas de los grupos anarquistas, con una afiliación en masa al inicio de la guerra de personas poco concienciadas, que desdibujaron el compromiso personal de sus afiliados. Como ejemplo ilustrativo -en este caso referido al tabaco-, podemos citar la indignación de un antiguo militante de la CNT que, al volver del frente, observa que sus compañeros de retaguardia se dedicaban a especular con cigarrillos, un bien muy preciado y disputado(21).

- Por otra parte, sus victorias iniciales en buena parte de España y el papel de las milicias armadas de las organizaciones sindicales, que controlaban al principio gran parte del poder en la zona republicana, hicieron que las incautaciones y las colectivizaciones de tierras ( entre ellas las vitivinícolas) y negocios (como los del ramo de la hostelería) fueran muy numerosas. Esto implicó, lógicamente, que existiera una preocupación económica para conseguir rentabilizar las explotaciones, lo que no era posible con productos no alcohólicos derivados de la uva. La ya citada “Federación Regional de Campesinos y Alimentación del Centro” trataría de solucionar la crisis vitivinícola —previa a la guerra— mediante la mejora de la calidad de los caldos y el fomento de la producción de vinos generosos y licores, potenciando incluso la fábrica de anís establecida en Madrid y propiedad de la propia CNT, a pesar de las muchas dificultades (imposibilidad de adquirir calderas, carencia de anetol —esencia de anís—, etc.)(22).

También, a pesar de los problemas con el transporte, trata de hacer llegar a Madrid grandes cantidades de vino para venderlas en las bodegas y tiendas colectivizadas, inactivas por carecer de tan preciado producto. De hecho, entre el 30 de octubre y el 26 de diciembre de 1937 sólo pudieron llevarse a la capital unos 250.000 litros, cantidad insignificante habida cuenta de la demanda existente, y el problema se acentuaría durante todo el año 1938. Un articulista concienciado de la publicación ilerdense “Acracia” se indigna porque los comerciantes se habían atrevido a trivializar los iconos revolucionarios para vender sus productos: “Anís el miliciano, Papel de fumar CNT, Precios antifascistas, Café 19 de julio, he aquí la nueva terminología del comercio (…) En un bar de los que llevan aval de control obrero, y se consume mucho coñac, leemos este cartel: compañero, este establecimiento te pertenece; engrandécelo”(23).

Finalmente, hemos de señalar un aspecto esencial: la consideración social del alcohol es en estos momentos muy positiva. Además de la propia situación de guerra, ya de por sí causante de procesos emocionales que pueden abocar al alcoholismo, hubo un factor que reforzó su valor social: los mitos erróneos vinculados a la bebida y que, en cierto modo, todavía siguen vigentes en nuestros días. El alcohol es visto como un alimento básico, un reconstituyente, un euforizante, un analgésico, un remedio contra el frío o, simplemente, una sustancia que permitía evadirse de tan despiadada realidad.

Un último caso nos puede servir de ejemplo y, quizás, de conclusión. Frente al intento de intervención, ya al final de la guerra, de todas las flemas y alcoholes procedentes de residuos de vinificación por parte de la Subsecretaría de Armamento de la República para cubrir las necesidades bélicas, la Federación Campesina Anarquista responde que, si se aceptara, se habría de paralizar su producción de aguardientes y licores, y que “es cierto que no son considerados artículos de primera necesidad pero, en las actuales circunstancias y dado el esfuerzo que es preciso exigir a los trabajadores y combatientes, a veces no alimentados tan perfectamente como fuera de desear, casi deben alcanzar tal consideración” (24).

Notas: 1 Casanova, J. De la calle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1939). Barcelona: Crítica, 1967: 61.

2 Elosu, F. El veneno maldito. Valencia. Biblioteca Editorial Generación consciente, 1932: 3.

3 Tierra y libertad, 1 de abril de 1909.

4 El libertario. Semanario anarquista, 23 de junio de 1932.

5 Bakunin. Dios y el estado. www.ciudadseva. com , (citado el 24 de mayo de 2004).

6 Carr, R. España, 1808-1939. Barcelona: Ariel, 1969: 423-6.

7 Mintz, J. Los anarquistas de Casas Viejas. Cádiz: Diputación Provincial de Cádiz, 1994: 100-2.

8 Dolgoff, S. ed. The anarchist collectives. Workers´s Self-management in Spain 1936-1939. Londres: Free Life editions, 1974: XIX-XX.

9 Superación. Órgano de la CNT- FAI de Sabadell, 25 de Septiembre de 1937; Sagués, J. Una ciutat en guerra. Lleida en la Guerra Civil espanyola (1936-1939). Barcelona : Publicacions de l´Abadia de Montserrat, 2003: 499.

10 Estivill Pérez, J. El cinema i el teatre. En: Piqué, J , Sánchez, J. (coord). Guerra civil a les comarques tarragonines. Tarragona : Cercle d´Estudis Històrics i Socials Guillem Oliver, 2000: 313.

11 Discurso cenetista en el teatro Fortuna de Reus, citado en Puig Puigerver, R. A cavall de l´utopia. Valls: Cossetània ed., 2001:133.

12 Agitación. Semanario de los trabajadores. Vinaroz, 19 de diciembre de 1936.

13 Seidman, M. A ras de suelo. Historia social de la República durante la Guerra Civil. Madrid: Alianza editorial, 2003: 220.

14 Archivo Histórico nacional. Sección Guerra Civil. PS Madrid. Carpeta 1755

15 Estivill Pérez, J. Op. Cit.: 324.

16 Comentarios sobre la película “Aurora de Esperanza” en la revista Espectáculo, 15 de agosto de 1937.

17 Espectáculo, 15 de agosto de 1937.

18 Espectáculo, 15 de agosto de 1937; Díaz, E. Cine libertario. El cine bajo la revolución anarquista, en Historia 16, número 322 (febrero 2003).

19 Casanova, J. Op. Cit: 178-97.

20 Montseny, F. Mi experiencia en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. Valencia: Sección de Información y Propaganda de la CNT, 1937: 52.

21 Seidman, M. Op. Cit.:328-329.

22 Archivo Histórico Nacional- Sección Guerra Civil. PS Madrid. Carpeta 1755.

22 Sagués, J. Op cit.: 499.

23 Archivo Histórico Nacional- Sección Guerra Civil. PS Madrid. Carpeta 1755.

***[Textos] Anarquía y Alcohol.

***[Llibres] Borracheras No. Pasado, presente y futuro del rechazo a ..

[Texto] Tiempos nuevos, tiempos salvajes. Una llamada a la movilización total Instituto del Tiempo

Nota: El siguiente texto fue repartido en las manifestaciones del 12 de marzo pasado que se sucedieron en España.


Un tipo entra en un banco y dispara sobre varios empleados. Poco antes, ha hecho lo mismo en el interior de un bar cercano, vaciando el cargador de su escopeta sobre su jefe y también sobre el hijo de éste. Más tarde, un reportero cuenta lo sucedido mirando hacia una cámara colocada a las puertas del banco: “Al parecer estaba a punto de ser embargado y desahuciado”, afirma. Al día siguiente el asunto inunda las tertulias. Prácticamente todos los comentaristas condenan lo sucedido, buscando la explicación en algún tipo de problema mental. Apuras el café y, cuando estás a punto de irte, escuchas a un grupo de currelas que dicen: “¡No te jode, lo que pasa es que estaba desesperado!”, dice uno de ellos; “¡cabrones!”, añade otro.
Tiempos nuevos, tiempos salvajes.
Lo sorprendente de esta época y de todos estos acontecimientos relacionados con la crisis no es el derrumbe de toda esperanza, sino que nuestra paciencia (aún) no se haya agotado. Somos caballos de carreras, izquierdistas acostumbrados a estar satisfechos con nuestro modo de vida. Somos el siguiente tesoro, la montaña que conquistar (las elecciones, amigos, las elecciones).
Estamos asistiendo, sin duda, a la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial o del crack de 1929. El futuro mediato, o el presente que ya estamos viviendo, es la violencia entre quienes estamos padeciendo sus crisis (una pintada que apareció en la fachada de la Fnac de Madrid durante la pasada Huelga General decía acertadamente: “600 euros es violencia”), la falta de solidaridad, el miedo a perder el curro pero también el miedo al otro, la soledad, la medicalización total y los antidepresivos como el nuevo tótem, los suicidios y las acciones suicidas. O quizás no, porque el único camino posible pasa por negar la totalidad, un gran rechazo al sistema, a los sindicatos y las instituciones, negar el auxilio a los bancos, pero también a la clase política sin excepciones. Los bancos se unen para así ser más fuertes, mientras que aquellos que padecemos la crisis nos aislamos unos de otros viviendo el drama en el interior de unas casas cada vez más endebles pero, al mismo tiempo, también más blindadas.
El tiempo se agota. La precariedad se encuentra ya instalada en nuestras vidas. Precariedad en el trabajo (cuando malamente lo encontramos). Temporalidad en las relaciones afectivas (internet como pseudovida a distancia). Hemos perdido el control del tiempo y de los tiempos. Más aún: hemos perdido todo control. Es inútil hacer planes, salvo para los bancos, entidades acostumbradas a planificar la longevidad de su capital, porque el crédito es ganancia futura y el dinero ingresado (nuestros salarios) movimientos del capital y especulación. Temporalidad y filosofía barata, una nueva teología poblada de palabras como “liquidez”, “mercados” o “burbuja”.
Habitamos un Tiempo ya instaurado. La lucha por el tiempo libre del trabajo esconde la quimera del propio tiempo libre. Por eso, cuando los trabajadores y todos aquellos que están camino de serlo, o al menos de intentarlo, recibimos la noticia del aumento en la edad de jubilación, inmediatamente sentimos que se nos había impuesto una nueva condena; sentimos que nuestro mundo -construido a base de creencias acerca de la intocabilidad de ciertas cosas- había sido dañado. Otros, aquellos que sólo han conocido crisis toda su vida, sonrieron y dijeron: “Bienvenidos al club”. Acostumbrados a vivir con lo puesto, imaginarnos nuestra vida dentro de diez o veinte años parece un imposible. El trabajo asalariado es la muerte en vida, porque todo alargamiento de una actividad cada vez más miserable y precaria tan sólo conduce a la medicalización generalizada. Somos el último ejército, un ejército en medio de un estado de excepción y que sólo es movilizado cada cierto tiempo para votar a unos jefes a los que perdimos el respeto hace ya tanto tiempo, o para acudir en masa a eventos deportivos y fiestas de turno. Los hombres y las mujeres se parecen mucho al tiempo que habitan. Y en esta época de miedos, muchos han sentido pánico.
Compañeros, ¡no queremos que la vida se nos vaya pensando qué hacer con nuestro tiempo! porque la única certeza que tenemos es que ya casi no somos dueños de nada. Queremos sentirnos vivos de verdad. Contarlo todo, discutirlo todo, destruirlo todo para construir otra vida y no esta forzada supervivencia. Cuando el tiempo es alienado, ese maldito tiempo se convierte en una maldición y de esta forma, convertida ya en la Gran Ideología de la época, sentimos que el tiempo, nuestro tiempo, nos es arrebatado. Es preciso detener la máquina, pero todavía es más urgente que nos detengamos todos. Mientras tanto, sumamos los días para que, sea como sea y al precio que sea, pasen rápido.
Nada volverá ya a ser como antes, pero nosotros tampoco deseamos que las cosas vuelvan a ser “como antes”. No queremos ninguna vuelta a una normalidad que ya detestábamos. Lo queremos todo patas arriba. Esta crisis de legitimidad, con la falta de esperanza y la idea que ya flota en cada rincón de esta ciudad (¡Todos fuera!), también indica el modo y la necesidad de la siguiente revuelta: una negación radical, y posiblemente en muchos aspectos inicialmente “nihilista”, contra esta muerte en vida. El estilo de la siguiente revuelta será la movilización contra la muerte en vida.
El capitalismo ha entrado en una fase de reestructuración cuyo siguiente paso será una nueva definición del trabajo y del gobierno de la economía. Esta sociedad del trabajo ya no necesita de los trabajadores, porque la tecnología ha logrado el milagro soñado por los capitalistas (eficiencia y productividad garantizadas). Tampoco hay trabajo para todos, ni puede haberlo bajo este sistema. Vivimos entre una sobreproducción de mercancías, de estanterías abarrotadas de productos, de una inmensa oferta de objetos y gadgets, y de deseos que realizar. Las reglas han cambiado: del proclamado desarrollo económico que se anunciaba como progresivo hemos pasado a la gestión de la carestía. Mientras nos acercamos a los cinco millones de parados y el paro juvenil aumenta imparablemente, el capitalismo no detiene la producción, porque está basado en la ficción y el mito del pleno empleo, y en la movilización de sus ciudadanos para que cumplan su papel como consumidores.
Pero el combate que se libra está también en el plano de los sentimientos y las creencias. En estos tiempos, la propaganda está en la recuperación de la confianza, a modo de una Nueva Religión. Sus mitos han caído uno a uno, entre ellos la vieja cantinela del “pleno empleo”. Hace ya más de un año, cuando el fuego amenazaba con quemar los muebles, el gobernador del Banco de España declaró que el problema de la crisis financiera era un problema de “confianza”: de los bancos entre sí a la hora de hacer circular el dinero y de los ciudadanos con las instituciones. Ahora de lo que se trata es de forzar a la gente, a los trabajadores ya explotados y reventados, a la gente hastiada y helada de la cola del paro, a los estudiantes que están a punto de ser metidos en la trituradora del paro y de la emancipación familiar al cumplir los treinta, es decir, a los votantes, para que por medio de la propaganda se vuelva a creer en el sistema. No lo haremos.
Lo que ha pasado no es producto de un exceso, sino de un sistema que es en sí mismo excesivo, y que trata a sus ciudadanos-clientes como estúpidos. Así, pocos han comprendido de qué va esto de la macroeconomía, entregándose a la lectura ansiosa de todo tipo de encuestas y estudios que dicen vaticinar la luz al final del túnel. Esperan que la Nueva Religión (“los Mercados han dicho…”, como si los Mercados, y no los políticos y banqueros, pudieran opinar) anuncie por fin la fecha para la salida de la crisis. El miedo congela a todos mirando descender las cotizaciones. Los currantes ya no denuncian y miran por encima del hombro a quienes traen malas noticias.
El sistema se encuentra en bancarrota. El escenario de las próximas elecciones, tanto las municipales como las nacionales, a buen seguro será el de la abstención, la desmovilización y el hastío. Sin embargo, llamarán al estado de alarma, invocando viejas ideas. No les creas. Durante este año la estrategia del gobierno será el evitar que el conflicto salga de lo privado a lo público, que los dramas tomen la calle. Si esto sucede, el precio será la represión a toda costa, pero el conflicto es el inicio del camino. Estamos hartos. Lo que esconde todo el ejército de curas y gilipollas de la izquierda, con su cantinela de “más regulación”, es dar un poco de vida a un cuerpo moribundo, reclamando “más control” en estos tiempos salvajes, pero ¿Quién controla a los que controlan?
No podemos permitirles segundas partes, sino mandarlos al paro a perpetuidad. Ninguna vuelta a la “normalidad”. Queremos jugar.
Instituto del Tiempo, marzo 2011.

[Texto] Beyond Amnesty

Beyond Amnesty es un texto único que disecciona la dura realidad de la autolesión y el absoluto deterioro de la salud mental de los habitantes de los países capitalistas occidentales. Una oportunidad para romper tabúes, una lectura que perturba y obliga a pensar… Avisamos al lector: posiblemente te duela lo que leas, es el precio a pagar cuando no se quiere mirar a otro lado y hacer como si no pasara nada.

“Me parece que casi no existe la necesidad de «desaparecer» personas, torturarlas, someter directamente a la población a aquellos que la controlan. Hemos sido entrenadxs para hacerlo nosotrxs mismxs.”

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[Textos] Che Guevara: El mito como forma de dominación

Las fábulas de los dioses y héroes se remontan a las más antiguas épocas de la Historia. Dioses y héroes eran los “principales” que gobernaran el mundo. Los héroes eran semidioses, hijos de dioses mortales. Ahí están las raíces, las fuentes lejanas del Poder. Lo que nos demuestra que con esa religiosidad se pretendía (y se conseguía) el poder, la dominación de hombres y pueblos. Su función llegó hasta nuestros días a través de teocracias, monarquías, déspotas absolutos, y también sacralizando monarquías constitucionales y autocracias parlamentarias.Hasta ayer (ayer de la Historia) había autoridades de origen divino, puestas por Dios, aún contra la voluntad de sus pueblos. Reyes y emperadores, césares y zares, monarcas de Oriente y Occidente, eran ungidos y considerados auto-sustentadores. El mito del buen rey, del padrecito zar y los caballeros sin tacha, tuvo un puente sobre el cual pasaron, como sobre brasas ardientes, revoluciones de origen popular como la Revolución francesa o la Revolución rusa.Partidos totalitarios hacen retornar un absolutismo, con dogmas y autos de fe, un Estado único e indivisible que absorbe las energías de la sociedad. Podemos entender al Poder como una fuerza colectiva, la capacidad de ser o hacer, pero “ser” monopolizado por un sector, un partido único o persona, es decir, apropiarse de esa fuerza social, es una manera de reducirla a la impotencia. Delegarla es renunciar a las fuerzas instituyentes, que permiten crear ambientes sociales con otros hombres, sus iguales. La más alta manifestación del ser humano es la capacidad de autodeterminarse, la de poder crear directamente normas de vida abiertas a la libertad de ensayos, a nuevas posibilidades.

La Revolución cubana:

El movimiento obrero y social cubano tiene una larga tradición de lucha por su emancipación social, que arranca de fines del siglo XIX, como se vio en el Primer Congreso Obrero celebrado en La Habana en noviembre de 1887, en el posterior de 1892 y en la existencia de periódicos de esas fechas, como La Aurora y El Productor (ambos de inspiración anarquista). Esta resistencia, esta protesta contra la opresión fue ininterrumpida, continuando bajo Batista. Desapareció bajo la dictadura del Partido Comunista Cubano.
Un capítulo de esa larga lucha fue la llamada Revolución cubana, alimentada por múltiples corrientes político-sociales que la determinaron como un impulso liberador. Lamentablemente a semejanza de la contrarrevolución bolchevique, esta revolución cubana terminó en manos de un partido único, con la dictadura absolutista del mismo, la economía de guerra, el culto a la personalidad de los jefes y la subordinación a un bloque imperialista. Siguió exactamente los procesos de la vieja tradición de la conquista del poder por el terror, con un paraíso en el futuro, que los tiempos demostrarían que era lo contrario.
El propósito fundamental de la Revolución fue desviado. Ni tierra a los campesinos, ni fábrica a los obreros. La expropiación social y el control de la capacidad productora y formativa de la sociedad pasaron a manos de una minoría decisoria, quedando el resto del pueblo a ejercer funciones de obediencia y sumisión. Ni Fidel Castro ni el Che Guevara y su grupo respetaron los derechos humanos elementales de la persona. Invocaron el socialismo, pero implantaron un capitalismo de Estado que terminará en un desarrollismo neoliberal compartido, vergonzante y con el pretexto de razones de Estado. El pensamiento único y el control de los medios de información e instrucción están obteniendo el objetivo de interiorizar en el imaginario colectivo las bondades del proyecto, y la fabula de una epopeya cortada a la medida de los autores del libreto, que no dejará ver la realidad.

El Che Guevara y Trotsky:

Hay muchas vidas paralelas. El Che Guevara y Trotsky tienen en sus vidas y destinos trágicos rasgos de esencia y avatares que los identifican. Surgen de las turbulencias del poder político, no del corazón de las masas como Durruti, el obrero, o campesinos como Majnó o Emiliano Zapata. Guevara y Trotsky eran marxistas leninistas, jefes de ejércitos; ambos eran profundamente autoritarios, imponiendo un dominio que no les permitía escuchar otras voces. Ambos fueron perdedores en la lucha despiadada por el Poder, ambos se habían alzado en las olas de una revolución popular y esperanzadora. Ambos hablaron en nombre del proletariado, pero no le dejaron hablar ni actuar.
Como Mahoma o Gengis Kan, quienes no aceptaron su fe, debían morir. Trotsky llevó adelante la contrarrevolución bolchevique cooperando en la organización de la Cheka, la policía política que impuso el terror de masas contra toda la oposición en 1917, con sus aisladores, los Gulag, la isla Solovsky, prisiones dantescas como la Lubianka o la Butirky. Las matanzas de Georgia en 1921, región que solamente quería su reforma social propia, de Kronstad, que se atrevió a pedir todo poder a los soviets, de Ucrania, que soportó el frente alemán y la Entente, con los generales Wrangel, Denikin y zaristas como Kolchak; el Ejército Rojo atacó alevosamente a las órdenes de Trotsky y destruyó sus comunidades.

El Che Guevara y el campesino:

El Partido Comunista siempre utilizó y dimensionó a sus necesidades a los miembros que le servían a su burocracia. El Campesino (Valentín González, joven campesino español de base hasta el Frente Popular), durante la revolución y la guerra de España fue promocionando exageradamente por el excelente aparato de propaganda del Partido, poniéndolo a niveles de epopeya. Con la derrota (a la cual colaboró el Partido con los asesinatos de la Cheka de opositores a las pretensiones de hegemonía) fue llevado a Rusia con otros elegidos. Sesenta años de sindicalismo revolucionario autogestionario habían dejado sus huellas en todos los trabajadores organizados de España. Incorporado al trabajo en Rusia, de inmediato vio los horrores del sistema y protestó. Fue a parar a las minas de sal de Siberia, de las cuales nadie volvía. Consiguió huir, atravesó la Siberia en una trayectoria parecida a la de Bakunin y fue a parar a París. Allí escribió sus memorias: “Vida y muerte en la URSS”. Caída la venda describe la verdadera Rusia (que es la de hoy) y su pérfida burocracia. La radiografió con verdad, valor y dolor. Su destino tuvo similitud con el Che por la caída de las alturas del Poder, pero el Che no tuvo ni la lucidez, ni el valor para enfrentar la verdad.

La génesis del mito:

A semejanza de las hagiografías, de la historia edificante de la vida de los fundadores de órdenes religiosas, el culto al Che Guevara hizo eclosión después de su muerte. Aunque siempre el aparato del Partido le batió el parche, a semejanza del represor estalinista comandante Lister, en la Revolución española, o el carnicero de la República de los Consejos húngaros en 1922, Béla Kun. Pero un examen crítico de su vida, incluso examinando su actuación y su pensamiento en sus obras completas, donde está también su diario, aún no fue realizado. Los mitos están más allá de la razón. Pero nosotros podemos apreciar a través de sus memorias que su pensamiento y su praxis estaban encerrados en los límites de un jefe guerrillero, que aspiraba a tomar el Poder por asalto y mantenerlo por esa extrema violencia social llamada dictadura del proletariado.
La Reforma Agraria, que junto con la caída de Batista fueron motivos esenciales de la Revolución cubana, consistió a través del Partido en pasar la tierra al Estado, en rápidas etapas. Quedando los campesinos convertidos en asalariados del Estado, con su plusvalía manejada por los burócratas del Partido único. El Che Guevara como responsable del INRA (Instituto Nacional de Reforma Agraria) impone la organización de granjas del Estado. Para esto destruye las cooperativas autónomas, como las organizaciones obreras y campesinas independientes, barriendo las conquistas sociales de años, como las libertades públicas, los derechos de palabra, de asociación, de prensa, etc.
El resultado se ve por sus propias palabras de atamán: “La base campesina sigue sin desarrollarse aunque parece que mediante el terror planificado lograremos la neutralidad de los más, el apoyo vendrá después”. Sigue: “Ahora viene una etapa en la que el terror sobre los campesinos se ejercerá desde ambas partes, aunque en calidades diferentes. Nuestro triunfo significará el cambio cualitativo necesario para su salto en el desarrollo”. La apatía popular tiene un motivo claro: “La iniciativa parte en general de Fidel o del Alto Mando de la Revolución, y es explicado al pueblo, que la toma como suya”.
Cómo tomaba la vida humana desaprensivamente en sus manos también lo expresan sus propias palabras refiriéndose a una ejecución en campaña: “Este Aristido fue uno de los casos típicos de campesinos que se unieron a la revolución, sin una clara conciencia de lo que significaba y al hacer su propio análisis de la situación encontró más conveniente situarse en la ‘cerca‘ (…) Varias versiones llegaron hasta mí (…) Aquellos eran momentos difíciles para la revolución y en uso de las atribuciones que como jefe de una zona tenía, tras una investigación sumarísima, ajusticiamos al campesino Aristido. Hoy nos preguntamos si era realmente tan culpable como para merecer la muerte y si no se podía haber salvado una vida para la etapa de la constitución revolucionaria”.

El culto:

Se ha dicho que la protesta juvenil es una réplica a la necesidad de la comunicación, comunicación que el desarrollo de nuestra cultura no ha producido sino bajo formas alineadas. Pero podemos considerar que la mercantilización, la absorción por el mercado de su simbologia, es una caída en el sistema, una forma de esterilizar los gérmenes de rebeldía y una manera de cambiar la mala conciencia, creyendo que con ritos exteriores se transforman los sistemas. Y es de extrema importancia observar que el ejercicio de este culto arrastra consigo el hecho de una confusión entre revolución y regresión.

Luis Alberto “Beto” Gallegos

[Zuera | Saragossa] X Marcha contra la Macrocárcel de Zuera

El diez de abril del 2011 se celebra la décima edición de la Marcha contra la Macrocárcel de Zuera (Zaragoza). Este hecho, que la verdad nos produce un poco de vértigo a las personas que comenzamos este proyecto apenas cinco meses después de la inauguración del Centro (junio del 2001), nos obliga a reflexionar sobre estos diez años de lucha anticarcelaria, compartir con todos y todas nuestros recuerdos, reivindicaciones, y¿ por qué no?, preocupaciones sobre el futuro de esta iniciativa.

La Iniciativa Ciudadana contra la Macrocárcel nació poco antes de la apertura del Centro Penitenciario con vocación integradora de los movimientos sociales de la ciudad de Zaragoza y amparada por la veterana A.S.A.P.A. (Asociación de Seguimiento y Apoyo de Presos y Presas de Aragón), de hecho fue la presentación de un informe de este colectivo lo que nos aglutinó.

La antigua cárcel de Torrero, en el casco urbano de Zaragoza, fue para muchos colectivos de la ciudad (antimilitaristas, ecologistas, anarquistas y autónomos) un símbolo de la lucha antirrepresiva. Se realizaban muchas concentraciones en sus puertas y muchas manifestaciones acababan allí. La apertura del centro de Zuera (a 50 km. de la ciudad y en medio de la nada) suponía la invisibilización de la cárcel de cara a la sociedad. Los movimientos sociales decidimos que, al menos una vez al año, debíamos recordar a la gente que el “talego” seguía allí, que los/as presos/as debían sentir la solidaridad del pueblo de cerca, y la gente debía de ponerle “cara” a la cárcel de Zaragoza.

No olvidamos en aquellas primeras reivindicaciones que las consecuencias más prácticas y negativas de este cambio de ubicación las sufren los/as familiares y allegados/as que tiene que hacer kilómetros para realizar las visitas, con el agravante de que no hay más que un par de autobuses sólo los fines de semana. Si eres un familiar de preso/a que además sufre la dispersión y no tienes coche, la situación es tremendamente complicada.

Torrero era un centro muy viejo con capacidad para unas 300 personas, y ciertamente estaba saturado, ya que por más de ocho años (durante el tiempo que se retrasó la apertura de la macrocárcel) no se hizo ninguna inversión, el módulo de cumplimiento para mujeres, por ejemplo, era un habitáculo de reducidas dimensiones donde todavía había celdas colectivas. Zuera se presentó a la sociedad como un centro moderno y equipado con capacidad para 1.008 personas, pero en realidad, lejos de superar el hacinamiento, éste se dispara, un año tras su apertura ya se completó y vamos sumando hasta los aproximadamente 1.800 presos/as que alberga en la actualidad. El sistema de macrocárcel conlleva la falta de asistencia sanitaria y psicológica, talleres, actividades, programas de rehabilitación y reinserción, etc. Quisimos también exponer que las macrocárceles conllevan un modelo despersonalizado de cumplimiento de condena donde pasas a ser un número, donde los conceptos de tratamiento individual se quedan en meras palabras.

Crear debate social sobre el Sistema Penitenciario español y la cultura punitiva fue otra de nuestras prioridades. Así, con nuestros comunicados, charlas y otras actividades previas pretendimos informar y discutir cada año sobre temas relacionados con las cárceles; desde menores y reforma hasta la transexualidad en prisión, pasando por penas de larga duración, salud, consecuencias en el entorno familiar, tortura, muerte en prisión, dispersión, el negocio de la cárcel, migración…etc.

Desgraciadamente siguen de actualidad las razones que nos llevaron a celebrar esa primera marcha el11 de Noviembre de 2001, actualmente el Estado Español es el país de Europa que más encarcela. Pese a no ser uno de los países con mas tasa de delincuencia , es el país con mayor número de personas presas, más de 76.000 frente a los 50.000 de hace una década. Se han endurecido las penas de prisión (reforma penal de 1995, Doctrina Parot..) y no se han dedicado esfuerzos para posibilitar la aplicación de otras penas diferentes a la prisión recogidas en el código penal.

Las políticas policiales y penales actuales inflan los castigos a la pequeña delincuencia, persiguen delitos de poca repercusión social y encubren otros de mayor trascendencia, profundizan en la exclusión de las personas presas, vulnerando la propia legislación. Las políticas sociales de control clientelizan a la población marginada, criminalizan a los inmigrantes pobres, lo que sirve de pretexto a la justicia penal punitiva y a todo el gasto que conlleva esta industria de control social.

Ni la cárcel, ni la marginación, ni la pobreza, van a dejar de existir sin un cambio previo en la percepción social, percepción condicionada por un dispositivo perfectamente organizado y formado por políticos, jueces, abogados, fiscales, policías, psicólogos, trabajadores sociales, educadores y comunicadores.

Desde esta Iniciativa, seguimos proponiendo acabar con el sistema punitivo que perpetúa las injusticias sociales y apostar por políticas educativas y de reinserción eficaces, subrayando la importancia de buscar una solución social a los conflictos.

Echando la vista atrás, creemos que hemos provocado un debate necesario entre los movimientos sociales y los medios sobre la cuestión carcelaria, un debate que siendo realistas no es prioritario para muchos colectivos y agentes sociales de la ciudad, la Marcha también nos ha permitido compartir con otras organizaciones del estado nuestras inquietudes y luchas, invitándoles a participar en las actividades previas y en la propia marcha así, han pasado por Zaragoza gentes de Madrid, Barcelona, Galiza, Euskal Herria..etc compartiendo con nosotras estos años de trabajo.

Indiscutiblemente aún nos falta mucho camino por recorrer, aún estamos lejos de provocar que los movimientos sociales de la ciudad integren esta lucha en su trabajo global y en sus reivindicaciones, que hagan suya esta lucha que es de todos y de todas, y aún estamos lejos de que la Marcha contra la Macrocárcel de Zuera sea multitudinaria, y que llegue a los/as familiares y los/as presos/as como vehículo para integrar sus protestas y propuestas…, en eso estamos.

Antes de acabar, queremos recordar los “días D”, agradeciendo primero a todas las personas que se han acercado a alguna de sus ediciones y a las que se escriben con presos/as a raíz de los talleres de cartas, a los/as que han hecho posible Radio Hawai y que se nos escuche ese día desde las celdas, a las gentes del teatro, la txalaparta y las batukadas, a los/as encargados de las proyecciones, las distris, las comidas y los vermús, a los técticos de sonido y todos los grupos de hardcore, punk, rock, rap y flamenco que han tocado y a todos los colectivos y grupos de apoyo a presos/as que han dado charlas informativas ese día.Gracias también a los diseñadores de los carteles y de la web por la calidad de su trabajo desinteresado y en fin, a todos y todas lo que se han involucrado en este proyecto.

No queremos diez años más de marcha si esto implica diez años más de macrocárcel, pero si que queremos diez años mas de ilusión de la gente nueva y de representantes de diferentes colectivos que abarquen el espectro social, para que este debate llegue a todos los rincones posibles.

Os esperamos a todos y a todas (de aquí, de allá y de más allá) a participar en la organización y a asistir a X Marcha contra la macrocárcel de Zuera y sus actividades previas y darle así el impulso que se merece.

Abajo los muros de las prisiones.
Las cárceles no sirven, las macrocárceles tampoco.

Iniciativa Ciudadana contra las Macrocárceles
http://marchazuera.noblezabaturra.org
marchazuera@yahoo.es

[Textos] La teoría de la escalera. Una sencilla metáfora para entender por qué soy anarquista

Nunca me he ocupado de la cuestión social; pero, he estudiado el ideal anarquista, y comprendo que la Anarquía es el ideal más sublime que haya podido germinar en el cerebro humano.” Thomas Alva Edison

En diversas ocasiones y en diferentes contextos seguro que nos vemos involucrados en numerosos diálogos políticos, históricos e ideológicos más o menos acalorados. En este tipo de conversaciones, cuando se aportan ideas basadas en posiciones libertarias, la reacción de algunas personas participantes suele ser de escepticismo, de desconfianza o simplemente de desconcierto.

En no pocas ocasiones los anarquistas tenemos que ir justificándonos ante comportamientos prepotentes, la curiosidad del interlocutor o la simple ignorancia. Desafortudamente en nuestra sociedad, existe mucho más conocimiento sobre la ropa de moda en el Zara o el equipo de fútbol que marcha primero en la Liga que sobre teorías políticas, sobre todo si dichas teorías ponen en duda la hegemonía del capitalismo salvaje y la pseudodemocracia de nuestros días.

Los políticos de todas la tendencias conciben la anarquía como desorden; por eso la rechazan sin remisión; como si la democracia se pudiera realizar de otra manera que por la distribución de la autoridad, y como si el sentido auténtico de la palabra democracia no fuera la abolición de gobierno.” Pierre-Joseph Proudhon

El recurso de la métafora puede ser una excelente herramienta para la educación y la argumentación, en tanto se compara algo incomprensible con una realidad manejable que sirve de base para construir de forma significativa un nuevo conocimiento. Así, desde hace algún tiempo, vengo utilizando una sencilla comparación que pretende arrojar luz al confundido oyente:

Imaginémonos -le digo- que el fin sublime de justicia social y libertad para todos los seres humanos se encuentra al final de una larga escalera. Ahora, pongamos cerca de dicha escalera a personas con distintas ideologías y fijémonos en su comportamiento.

– Una persona de derechas, probablemente le dé la espalda a la escalera o directamente intentaría destruirla.

– Un socialdemócrata sabe que existe aunque apenas se atreve a subir uno o dos peldaños.

– Un comunista se dirige decidido subiendo un escalón tras otro, pero cuando llega a la mitad, le entra vértigo y se detiene.

– Sin embargo, un anarquista, irá hasta el final de la escalera, en su afán por conseguir una mejor sociedad, sin reparar en los interesados mensajes por abandonar su visión crítica y radical del mundo.

“El anarquismo, al ser, por una parte, la expresión más alta y más pura de la reacción del individuo contra la opresión política, económica y moral que hacen pesar sobre él todas las instituciones autoritarias y, por otra parte, la afirmación más firme y precisa del derecho de todo individuo a su desarrollo integral por la satisfacción de sus necesidades en todos los terrenos.” Sébastien Faure

Lógicamente, esta “teoría de la escalera” no pretende ser una exhaustiva declaración sobre el anarquismo, a la vez que refleja un injusto reduccionismo, tanto sobre el propio pensamiento libertario, como de las otras ideologías mencionadas, desprendiéndose también una sensación de linealidad política totalmente irreal. A pesar de todo, lo importante es que es una metáfora muy gráfica, fácilmente comprensible y que refleja un aspecto clave de la teoría libertaria, como es entender la anarquía como la mayor evolución social a la que puede aspirar el ser humano.

Nota: La imagen que acompaña este texto se denomina “Relativity” de M.C. Escher, una famosa litografía de 1958 que no está aquí por casualidad…

Koopiloto G.R.

Portal Libertario OACA | www.portaloaca.com

[Textos] La reducción de la vida a zoé

Giorgio Agamben observa en sus obras una progresiva reducción de la bios a zoé (pura vida biológica, nuda vida). Sigue así la estela dejada por Hannah Arendt en ‘La condición humana’ donde con otros conceptos (animal laborans y homo faber) ha apuntado algo similar.
La medicina, y eso también aparece en algún libro de Agamben a cuenta de la Alemania nacionalsocialista, es una de las disciplinas más afectadas por ello. La reducción biológica está por doquier. Y la psiquiatría, como rama maldita de la medicina, es la más afectada por este reduccionismo, ya que se trata de una rama intermedia entre las ciencias naturales (pues de cuerpo biológico y cerebro hablamos) y las ciencias sociales (pues este cuerpo y cerebro se sitúan en un tiempo y espacio determinados y en relación con un mundo de cosas y otros semejantes). No en vano la psiquiatría está plagada de escuelas y formas de entender el psiquismo de lo más diverso.
A pesar de haber honrosas excepciones, hay una gran mayoría, o una corriente de opinión mayoritaria, que se deja arrastrar por la quimera de la búsqueda biológica del problema mental (y cuando digo mental no entro en determinismos biológicos, psicológicos, sociales u otros). Y como no, de su tratamiento al mismo nivel. No entraré a discutir los aspectos de las terapias psicológicas que también tienen lo suyo y precisaría de mucho tiempo. Pero aunque hubiese tal Santo Grial no nos aportaría gran cosa, más que un incremento en el catálogo de pastillas y menos comprensión y menos participación en nuestra propia vida.
La neurociencia, como encargada de investigar las bases neurobiológicas de la vida, se centra en fenómenos moleculares. Pero otra cosa es trasladar esa investigación sobre la vida a la vida en sentido amplio. Y es que esta es una de las principales críticas que se le hace a la investigación científica, la dificultad para salvar el hiato laboratorio-mundo. A pesar de que la neurociencia, en general realiza planteamientos cada vez más apropiados, más autocríticos y cuestionándose más los aprioris, los hallazgos que concluyen tienen un alcance limitado. Y además son utilizados como mecanismos de dominio. La difusión de sus conclusiones, por ejemplo, está mediada por el sistema de comunicación de masas, y los mass-media difunden una parte del todo. Toda difusión de información necesita de un resumen, de una previa digestión, y aquí se ganan o se pierden aspectos esenciales. En una sociedad como la nuestra no puede ser de otra manera. Por otro lado, a la hora de la aplicación clínica, las condiciones de aplicación determinan en gran medida el uso de los hallazgos científicos. Y es que, aunque se encuentren las bases neurobiológicas de la ansiedad la aplicación clínica en un contexto de ambulatorio, con su mediación estructural, política y económica acostumbran a limitar cualquier hallazgo, que no pase por una pastilla mágica. Otras alternativas implican tiempo, y el tiempo es dinero. Otros cuestionamientos, cambios estructurales del sistema.
Y es así como la política entra en juego, y se hace biopolítica. La gestión de la vida, la regulación de la población mediante la aplicación del poder político en todos los aspectos de la vida. Partiendo de la racionalización más extrema y reduciendo la vida a un residuo biológico, se organizan las formas adecuadas de vivir. De nuevo la medicina como ejemplo. Con tal de disminuir costes (que suele ser un leitmotiv de los políticos-gestores), se opera en el nivel de la prevención, que tiene que ver en gran medida con estigmatizar y fomentar distintos estilos de vida. Un uso de la medicina que permite configurar la vida que merece la pena ser vivida. Discursos que crean modos de subjetivación con los que identificarse. Esto es biopolítica. Sobretodo esto.
En los tiempos que nos tocan vivir se puede descontextualizar una conducta como la agresividad para analizarla a nivel molecular. Se puede crear un discurso en que la agresividad sea una conducta biológicamente patológica. Se puede describir describe la conducta, omitiendo todos o muchos de los condicionantes de esta, aplicar un tratamiento (por ejemplo litio o risperidona) y observar los resultados, así como las variaciones en los niveles de neurotransmisores, hormonas, cambios neuronales, etc. Si hay desaparición de la conducta, premio. Si se observan cambios en los neurotransmisores, ya podemos hipotetizar disfunciones cerebrales. Da igual que se mantengan los condicionantes que han influido en el desarrollo de la conducta si la respuesta es distinta. El sujeto importa un carajo. Ya no realiza la conducta. Nada nuevo desde ‘La naranja mecánica’ de Kubrick.
Si esto es progreso y ciencia, no nos interesa. Sólo interesa a quien detenta el Dominio. No queremos el tratamiento de las conductas ni de los síntomas sin la comprensión de los individuos que los tienen y de las sociedades que los provocan. No queremos olvidarnos de los sujetos. La política, cultura, economía, también están dentro nuestro, las tenemos interiorizadas. Y también necesitan terapia de choque.

[Textos] ¿Y si perdiésemos la paciencia?

Muchos de los equívocos referentes a la gestión democrática del poder provienen, a mi parecer, de la ambigüedad del concepto de consenso. Lo que sigue es un razonamiento actualmente difundido entre un buen número de anarquistas.

Cuando el fundamento de la sociedad de la dominación era visiblemente la brutalidad de la fuerza, el significado de las prácticas de revuelta resultaba evidente para los explotados. Si éstos no se rebelaban era precisamente porque el chantaje de la policía y el hambre les obligaba a la resignación y a la miseria. Contra ese chantaje por tanto, era necesario actuar con determinación. Hoy, por el contario, las instituciones del estado cuentan con la participación, dirigida, de las masas, puesto que una acuciante operación de condicionamiento les ha hecho consentir. Por este motivo la revuelta debe desplazarse al plano de la deslegitimación, de la erosión gradual y ascendente del consenso. Por tanto, sería a partir de esas pequeñas zonas en las que la presencia del poder no está legitimada, en las que está puesta entre paréntesis, por así decirlo, que se puede hacer crecer un proyecto de transformación social. De otra manera la rebelión se convierte en un actuar como fin en sí mismo, en el mejor de los casos un inútil e incomprendido gesto testimonial, en el peor una contribución a la represión y un peligroso alejamiento de las necesidades reales de los explotados. Ésta me parece la esencia de un discurso que viene frecuentemente adornado de mil maneras distintas.

Todo este razonamiento se basa en realidad en una premisa falsa, según la cual existiría una separación entre el consenso y la represión. Que el estado necesita de ambos instrumentos de control es algo evidente y creo que nadie incurre en el error de negarlo. Pero darse cuenta de que el poder no puede sostenerse solo con la policía o la televisión, no basta. Lo impotante es comprender en qué proporción están relacionadas entre sí.

Legitimación y coerción parecen ser condiciones distintas sólo si se considera el consenso como una especie de aparatoninmaterial que plasma la materialidad de la autoridad; en otras palabras, si se considera que la producción de una determinada actitud psicológica (la acepta)ción) se da en otro lugar distinto a las estructuras de explotación y de la imposición basadas a su vez en actitudes semejantes. Desde este punto de vista resulta irrelevante si esa producción viene de antes (como preparación) o después (como apología). Lo que interesa es que no se producen a la vez. Y es justo aquí donde se abre la separación de la que hablábamos.

En realidad, la división entre la esfera interior de la consciencia y la de la práctica de la acción, existe sólo en la cabeza (y en los proyectos) de los curas de todos los colores. Pero al final tembién ellos están obligados a otorgar un región terrenal a sus fantasías celestes. Como Descartes tuvo que inventar la glándula pineal como lugar donde reside el alma, así el burgués ha designado la propiedad privada como el feudo de su mísero yo santificado. De igual modo, el demócrata moderno, no sabiendo dónde ubicar el consenso, recurre a la simulación del voto y del sondeo. El último en llegar, el libertario a la altura de los tiempos sitúa la práctica deslegitimizadora en una “esfera pública no estatal” de misteriosos confines.

El consenso es una mercancía como lo es una hamburguesa o la necesidad de cárceles. Es más, la sociedad más totalitaria es la que sabe dar a las cadenas el color de la libertad, la mercancía por excelencia hoy en día. Si la represión más eficaz es la que anula el deseo mismo de rebelión, el consenso es represión preventiva, policía de las ideas y las decisiones. Su producción es tan material como la de los cuarteles y los supermercados. Los periódicos, la televisión y la publicidad son poder como lo son los bancos y los ejércitos.

Enfocando así el problema, resulta evidente que la denominada legitimación no es otra cosa que autoridad. El consenso es fuerza, y su imposición se ejercita desde estructuras concretas. Esto significa que puede ser atacado. De lo contrario chocaremos siempre con un fantasma que, cuando se hace visible, ya ha vencido. Nuestra posibilidad de actuar iría a la par que nuestra impotencia. Se puede golpear esta realización del poder, pero su legitimación llega siempre -de donde no se sabe- antes y después de mi ataque, para anular su sentido.Como se ve, de la manera de concebir la realidad de la dominación deriva la manera de concebir la revuelta. Y viceversa.

El hecho de que la participación en los proyectos del poder es cada vez mayor, la vida cotidiana está cada vez más colonizada, el hecho de que el urbanismo hace que el control policial sea en parte superfluo y la realidad virtual destruye todo diálogo; todo esto incrementa (ciertamente no la elimina) la necesidad de insurrección. Si tenemos que esperar a que todos se hagan anarquistas para hacer la revolución, decía Malatesta, vamos listos. Si tenemos que esperar a deslegitimar al poder para atacarlo, vamos listos. Pero los anhelantes, por suerte, son poco dados a la espera. Que perder, sólo tenemos la paciencia.

Massimo Passamani

[Texto] Superar el activismo

En este texto, Andrew X da una visión del activismo político que rechaza completamente una serie de trabas que le incapacitan como agente de cambio social. Las inercias, la falsa horizontalidad, el aislamiento de la realidad, el hacer por hacer, etc. Así, vemos como se crean una serie de movimientos de activistas, especialistas de la disicencia, que se autoproclaman salvadores de la humanidad a pesar de criticar a las vanguardias izquierdistas. Se nombra también aquellas coalicciones de grupos de activistas unidos meramente por el activismo, sin importar muchas veces hacia donde va encaminado en cada caso. Además se hace ver como las “acciones” pueden servir para paralizar empresas, o dar a conocer determinados hechos, pero no se pueden hacer acciones contra el Capitalismo como tal.

En definitiva, la reflexion planteada no debe ser entendida como el fin de la acción política, sino como la necesidad de llevarla a cabo con un mínimo de entendimiento y lejos de clichés y autoconvencimiento. Conociendo nuestros límites, podremos romperlos.

Leer el texto aquí (pdf)

[Textos] Las interzonas anarquistas. Desarrollando nuevas habilidades en la tierra de Babilonia

“El enigma no existe. Si una pregunta puede siquiera formularse,

también puede responderse.”

Ludwig Wittgenstein

En todas partes, aunque al mismo tiempo en ninguna, se repite y constata la “actualidad del anarquismo”. Los anarquistas parecen estar en todos lados. Se habla de su superioridad numérica, pero también se señala su inoperancia e ineficacia sobre el terreno a la hora de exponer posturas radicales. Sin embargo, al menos en el Estado español, la inexistencia de una oposición real en la calle que contribuya a expresar y organizar el actual malestar es un hecho que cualquiera puede constatar. Sin embargo, una pregunta nos asalta: ¿Dónde están los anarquistas? TS Eliot parece ser el último que pudo verlos: “¿Quién es el tercero que camina a tu lado? Si cuento, sólo estamos tú y yo juntos, pero si miro hacia delante por el camino blanco / siempre hay otro caminando junto a ti / un encapuchado que se desliza envuelto en un oscuro manto / no sé si es hombre o mujer: pero ¿quién es aquel al otro lado de ti?”. A la hora de escribir este poema, Eliot se inspiró en una de las tantas expediciones antárticas, donde se solía decir que el exhausto grupo de exploradores siempre tenía la impresión de que había uno más, una especie de fantasma, que los acompañaba durante el camino (1).

A pesar de esa supuesta actualidad, ese traer al presente se parece más a un ejercicio de diseño e hipotesis, a un juego de guerra, que a una descripción de la realidad. Con frecuencia, sus actividades necesitan de su expresión espectacular, por medio de acciones violentas, para salir a una superficie de la cual, en muchas ocasiones, se encuentra excluído. De manera deliberada han entrado en un complicado sistema de correspondencias donde al mismo tiempo que se critica los medios de comunicación parece necesitarse constantemente de los mismos. Al narrarse las acciones de los anarquistas, éstas parecen engrandecerse, como si se tratase de una información en diferido, donde la mediación amplifica su significancia, que no su significado real. El significado resulta un imposible, porque cada vez más se carece de los medios para difundir un determinado tipo de mensaje y su dificultad conduce a dar por sentado su imposibilidad, mientras que la significancia parece ser suficiente.

La lucha por un espacio dentro de un movimiento de contestación amplio o la urgente necesidad de reivindicarse como “anarquistas” —aunque la semántica no juegue del lado de los oprimidos—, convierten a los anarquistas en tipos generalmente previsibles, militantes del sacrificio e incluso a veces faltos de sentido del humor. Este modo de vida contribuye a una perpetuación del medio anarquista en un entramado de gustos, opiniones, comidas, hábitos, músicas y vestimentas reconocibles. La escasa importancia práctica que, a pesar de sus cualidades objetivas, demuestra el actual anarquismo contrasta con la excesiva importancia que a veces se otorgan a sí mismos los que se llaman “anarquistas”.

La historia no perdona ni a sus más enconados críticos. El actual escenario, mirando hacia atrás en un período de diez o veinte años, nos deja un saldo curioso. Alguna de las armas de la contestación surgidas a mediados de los años ochenta y que tenían a Hakim Bey, la difusión en el estado español de lo que se conoció como “guerrilla de la comunicación”, la experiencia de Luther Blisset, o la recuperacón espectacular de algunas de las ideas del discurso situacionista, como alguno de sus mejores exponentes, nos indica que nuestra época ya ha girado diez o veinte veces sobre sí misma. Y también nos muestra que no hay segundas partes posibles. La tecnología del propio sistema cuenta con una poderosa estructura de proyección, siempre en clave pasiva, de las ideas de la última o penultima contestación. Aquello que pasa a integrarse en el mismo sistema es un reflejo de la imagen primera. El siguiente escenario de dominación, por tanto, siempre estará integrado por parte de las luchas inmediatas que lo desafiaron. De este modo, podemos llegar a entender que la dominación actual, al menos en nuestras sociedades europeas, pasa inevitablemente por la ilusión de la participación. No se trata de dictaduras más o menos ineficaces, sino sistemas democráticos en los que, en cierta medida, la policía ha dejado de ser necesaria. El control se ha interiorizado de tal modo, que en cualquier lugar y momento existen ejemplos para la delación, la denuncia anónima, el chivatazo o la cruda violencias entre iguales. Este reflejo es en sí mismo una forma sofisticada de mentira que se convierte en la mentira suprema de su época.

En algún lugar, un veterano anarquista como Bob Black afirmó que “necesitamos anarquistas libres del estorbo que supone el anarquismo”. Entonces, y sólo entonces, “podremos empezar a plantearnos seriamente el fomento de la anarquía”. Y tenía razón. Los grupos anarquistas, y no sólo aquellos otros grupos que se reparten el escenario de la radicalidad (ciudadanistas, altermundistas…), en muchas ocasiones se han convertido en grupos conservadores, gente que no sabe hacer otra cosa, defensores de una Ideología, tipos perezosos capaces de jugar en ambos lados de la reforma y la revolución, ejemplos de excesos verbales, expertos en compartir procesiones y desplegar toda una propaganda en la que parece que el fianl de los tiempos estuviera cerca.

Este texto es un experimento propositivo, cuyo impulso parte de la confianza en que, a pesar de todo, el futuro pasa por el anarquismo, o al menos por las prácticas esencialmente anarquistas y antiautoritarias. Creemos que el activismo pasa actualmente por una redifinición de la idea de habilidades y la experimentación política, no como proyección de nuevos escenarios, sino como puesta a prueba de todas y cada una de estas armas.

Pese a ello, y para evitar desengaños, las Interzonas Anarquistas no constituyen el intento por estructurar una nueva teoría en medio del desierto, sino que inciden en el complicado plano de las habilidades. Por tanto, tan sólo, si acaso, pueden servir de punto de partida. Su naturaleza, aparte de su concepto base que es la idea de la interzona descrita por William Burroughs, es herencia directa o indirecta de otros conceptos, como las “afinidades selectivas”, y tantos otros que el lector atento podrá desentrañar (como, por ejemplo, el urbanismo unitario situacionista o la idea vaga del “pasearse”, e incluso el acto gratuito de André Gide).

La interzona como conexión y mapa de subversión…

Per tal de llegir la resta de l’article del “Colectivo de Trabajadores Culturales La Felguera”, punxa en aquest enllaç de alasbarricadas.

[Textos] Anarquismo teórico e ideología anarquista

“Si la reflexión, el sentimiento o cualquier otro aspecto que adopte la conciencia subjetiva, juzga como algo vano lo existente, va más lejos que él y trata de conocerlo así, entonces se reencuentra en el vacío, y, puesto que sólo en el presente hay realidad, la conciencia resulta únicamente vanidad.”

Hegel, Filosofía del Derecho

Las derrotas son propicias a los inventarios con sus inevitables conclusiones; el pájaro de Minerva emprende el vuelo a la medianoche, pero no es menos cierto que a causa de sus heridas no siempre se eleva lo suficiente para posarse avizor en las ramas más altas, y a menudo queda a ras de suelo, debatiéndose entre las malas hierbas. Las condiciones de los derrotados, la desmoralización profunda de la derrota, las esperanzas imposibles fomentadas por un instinto de supervivencia exasperado, contaminan la reflexion e impiden que tome la necesaria distancia con los hechos que juzga para concluir objetivamente y sugerir una nueva conducta histórica.Algo así pasó con el anarquismo español después de 1939. En el exilio y en la cárcel de los años cuarenta se debatía ante la misma encrucijada que medio siglo antes se había presentado a la socialdemocracia: reforma o revolución. Una parte –y no la menor—opinaba que el anarquismo había procedido desde siempre de forma negativa, y que había llegado el momento de preocuparse por creaciones positivas y a corto plazo, aunque fueran de poca monta, lo que de algún modo significaba un radical cambio de rumbo. La acción debía de orientarse no hacia el choque frontal contra la dominación sino hacia la colaboración política y económica con sus instituciones, tal como se había hecho durante la guerra civil revolucionaria y se continuaba haciendo en el exilio seis años después. La acción no tenía que arrebatar su espacio a la burguesía sino penetrar y desenvolverse en su territorio. Según la alternativa reformista, el anarquismo era aceptable como idea pero no como método, bueno como “filosofía de vida”, no como praxis basada en la “aprehensión de lo presente y de lo real”: un ideal abstracto separado de la prosaica actividad cotidiana y acompañándola sólo en tanto que quimera decorativa. Como si los ideales fuesen “demasiado excelentes para gozar de realidad o también demasiado impotentes para proporcionársela” y debieran limitarse “a deber ser sólo y a no serlo efectivamente” (Hegel). Pero el problema para los revisionistas no era habérselas con “la idea”, sino habérselas con la realidad. Y si en el contexto difícil de la posguerra el anarquismo revolucionario tenía muy pocas posibilidades de ejercitarse cuando en el país sólo se pensaba en sobrevivir, tampoco el revisionismo tenía demasiado espacio, por lo que no se materializó más que en inútiles compromisos con las instituciones inoperantes del exilio o con el pretendiente al trono, en programas políticos que perseguían, bien la constitución burguesa de 1931, bien la monarquía parlamentaria, y en diversos proyectos de partido, aunque hubo quienes llevaron su lógica hasta el fin, colaborando con el régimen de Franco.

En el bando contrario, se afirmaba que la colaboración institucional había sido obra de circunstancias excepcionales y había resultado un completo fracaso, contribuyendo al desastre final. Tanto mejor hubiera valido el apoliticismo aun al precio de quedar aíslado, puesto que perdidos por perdidos, se hubiera caído con honor, en defensa de sus ideas, no en defensa del Estado. Se imponía una restauración de los “principios, tácticas y finalidades” del movimiento libertario para luchar por la vuelta a “las conquistas del 19 de julio”. La fracción “purista”, tan comprometida como la otra en la política republicana, evitaba entrar en detalles sobre las verdaderas motivaciones de ese giro de ciento ochenta grados en su conducta orgánica, ni precisar cómo volverían aquellas conquistas, o cómo se restaurarían aquellos principios. Ni una palabra sobre cómo funcionarían los sindicatos únicos en la clandestinidad de un régimen totalitario, ni sobre cómo se llevarían a cabo la acción directa, la lucha antiestatal y la insurrección revolucionaria contra el franquismo. Ni la neoortodoxia se sentía dispuesta a repasar críticamente su trayectoria política y militar durante la guerra civil, ni a descender a la atroz realidad de la dictadura. Para los “puros” la acción no parecía constituir un problema, puesto que no era cuestión de salvar la vida a nadie ni de conquistar realmente nada, sino de escudarse en los principios, arsenal bien repleto de donde extaer todas las justificaciones posibles. Si los principios quedaban anonadados por la realidad, tanto peor para la realidad. Por ese camino el anarquismo solamente se concretaba en retórica, inhibición e inmovilismo, y a lo sumo, en alguna aventura insensata. Si en el revisionismo la acción se volvía más y más repelente, en el purismo se evaporaba. En uno la idea se transformaba en paisaje de la política burguesa; en el otro, ascendía al cielo de las causas perdidas. Para unos, el anarquismo formaba parte de una especie de moral privada con que afrontar de una forma u otra la ramplonería de la cotidianidad política; para los otros, constituía una fe con la que consolarse de los males de la tierra, un credo a defender de sus judas con patriotismo de campanario. En ambos casos, una ideología.

El anarquismo dejaba entonces de ser la expresión intelectual del sector más avanzado del movimiento obrero en la península, un producto de la lucha de clases y una teoría de esa lucha. Y no lo era porque su contenido no era ya la realidad –en aquel momento, la realidad de la derrota, del retroceso y de la aniquilación del movimiento obrero. Ya no necesitaba comprender la realidad en su amarga involución manifiesta, para encontrar la manera de actuar en ella y así transformarla conforme a sus fines aplicando sus métodos específicos. El anarquismo desaparecía como fuerza material para volverse etiqueta, catecismo, gueto. Un ente mitad iglesia, mitad partido. Dejaba de ser pues una idea fundida con una práctica que no la contradecía sino que la desarrollaba, una crítica social enraizada en las condiciones materiales de existencia del proletariado, para devenir algo trivial, accidental, contingente, y por consiguiente, propiamente irreal. Una utopía, un sueño, una ilusión, algo que no podía servir a los intereses generales de clase.

La diferencia primera entre el anarquismo teórico –entre la reflexión desde el anarquismo– y la ideología anarquista, reside en la separación entre idea y práctica, fines y medios, conciencia y acción. La ideología es a la vez el poder separado de las ideas y las ideas del poder separado. En el caso español, las ideas eran “los principios” o “las circunstancias” según se mirase, y el poder separado era la Organización y sus Plenos, la rutina burocrática con mayúsculas. La segunda, yace en la confusión de la parte con el todo, del momento con el proceso, de las cuestiones tácticas con las líneas estratégicas, como demostrarían por ejemplo las ideologías municipalista, primitivista o insurreccionalista. El concepto de ideología deriva del concepto de religión, materia cuya crítica los jóvenes hegelianos hicieron “la condición primera de cualquier crítica”. La religión, como la ideología en general, es la conciencia invertida del mundo. El mundo de la ideología es un mundo visto del revés, al que hay que volver cabeza arriba para comprenderlo. La realidad, la verdad de este mundo, hay que encontrarla en la vida material concreta, en la acción humana transformadora; en concreto, en el trabajo, no fuera de él. Marx, en su juventud, llamó ideología a todo lo que no fueran fuerzas productivas, a todo lo que transcurría al margen de la economía y no reconocía un origen económico. La ideología estaba formada por fantasías con las que los seres humanos, en una sociedad insuficientemente desarrollada, explicaban sus fuerzas esenciales, su potencialidad. Nacía de la insatisfacción de una praxis limitada, debida a que el progreso tecnoeconómico todavía no había alcanzado la totalidad de los aspectos de la vida. De acuerdo con el punto de vista marxista, la ideología tendería a desaparecer con un desarrollo pleno de las fuerzas productivas, es decir, con el desarrollo de la fuerza principal, el proletariado, cuyas condiciones objetivas de vida impondrían un realismo liquidador de las fantasmagorías que alejaban a los obreros de su vida auténtica. La disolución de los prejuicios ideológicos eran para el obrero una exigencia de su realidad inmediata. Prolongando este razonamiento, algunos discípulos de Marx (Plejanov, Rosa Luxemburg, Maurín) caracterizaron al anarquismo de ideología típica de un proletariado insuficientemente desarrollado. Resulta harto fácil ver la ingenuidad que recorre tal razonamiento, pues es mas verdad que la generalización de la condición proletaria lleva emparejado un desarrollo supremo de la ideología. El mundo de la mercancía y de la técnica autónoma es el mundo completamente al revés. La experiencia del movimiento obrero bastaría para demostrar la pervivencia de la ideología, la impostura de representaciones falsas que los burócratas elevaban con facilidad por encima de la vida proletarizada. La crítica de la ideología pudo completarse gracias al psicoanálisis, que logró relacionarla con diversas formas de degradación de la personalidad como la neurosis caracterial, la esquizofrenia y la falsa conciencia en general, explicando fenómenos ideológicos como el racismo, el autoritarismo o el militantismo. En momentos y periodos determinados, cuando eran muestras vivas de un pensamiento emancipador, una reflexión por decirlo en palabras de Proudhon que salía de la acción y volvía a la acción, en resumen, cuando eran revolucionarios, el marxismo y el anarquismo proporcionaron al proletariado un conocimiento suficiente de la sociedad y lo mantuvieron fuera de la política burguesa, permitiéndole hacer historia. Por otra parte, las creaciones revolucionarias de los trabajadores, los comités de fábrica, los sindicatos únicos o los consejos obreros, fueron lugares de encuentro entre las ideas abstractas y la práctica concreta, el espacio donde dichas teorías devenían realmente obreras y los obreros, teóricos. En otros momentos y otros periodos, cuando tanto el socialismo como el anarquismo se convirtieron en ideologías para servir a fines espurios, los propios de una burocracia parásita o de un comportamiento evasivo y sumiso, fueron responsables del oscurecimiento de su conciencia de clase y de los falsos derroteros de su conducta. Y así pues, hoy en dia la crítica de la ideología, la religión secularizada, continúa siendo la condición primera de toda crítica.

En el apogeo del capitalismo fordista, preguntarse por la validez de las enseñanzas de Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Reclus o Malatesta tenía poco sentido. Ninguno pudo conocer hasta qué punto eran estrechas las relaciones que existían entre el desarrollo de las fuerzas productivas, la colonización de la vida cotidiana y la contrarrevolución. Los teóricos anarquistas habían de ser considerados simplemente como parte de la cohorte de precursores, fundadores y continuadores del pensamiento socialista revolucionario, igual que Marx, Engels, Rosa Luxemburg, Pannekoek, Reich, Benjamin o Fourier, por citar sólo a unos cuantos. Especialmente criticables en el viejo anarquismo serían la confianza excesiva en la espontaneidad insurreccional de las masas proletarias y campesinas, sus oscilaciones entre las tácticas ultralegalistas y la propaganda por el hecho o las expropiaciones, su incapacidad para las alianzas con otros sectores obreros, la permanente tentación política, la falta de estrategia clara, el confusionismo organizativo, etc. Cualquier tentativa de restablecer una doctrina anarquista –un sistema– con retazos de ideas descontextualizadas no sería más que una utopía reaccionaria. Sin embargo, determinados elementos del anarquismo conservan su eficacia subversiva y su negatividad, pudiendo aplicarse aun cuando las condiciones sociales hayan cambiado y las circunstancias sean otras. Tal la crítica del Estado y del parlamentarismo, de los partidos y de la ciencia, sin olvidar su amor a la libertad y sus aportaciones a la pedagogía, la medicina social y la sexología. Durante la Revolución española alcanzó sus mayores cotas de realización, pero la derrota transformó sus postulados teórico prácticos en ideología.

En los años sesenta ningún revolucionario sincero podía abstenerse de criticar la ideología anarquista y sus representantes. La reconstrucción de un pensamiento radical y una acción revolucionaria pasaba por una ruptura con ese mundo. A eso he llamado crítica anarquista del anarquismo real, aunque hubiera sido mejor llamarlo irreal, es decir, ideológico, puesto que sólo lo racional es propiamente real. Critica de entrada eminentemente negativa y que abarcaba la Revolución del 36. En efecto, los años sesenta conocieron el auge de un irrespetuoso anarquismo que inmediatamente entró en conflicto tanto con la izquierda tradicional como con los guardianes del templo de la anarquía. Dicha crítica debía afrontar problemas nuevos que emanaban de las condiciones de vida en un capitalismo tardío y que en vano esclarecería limitándose a los textos clásicos: las luchas anticoloniales, el maoismo, la revuelta húngara, la autogestión, la integración del arte, la cultura de masas, las armas nucleares, la polución y destrucción de los entornos naturales, el urbanismo concentracionario, el papel de las tecnologías y la automatización, el del automóvil, la sociedad de consumo, la represión sexual, la emancipación de la mujer, la cuestión de la violencia, etc. La inmensidad de la tarea crítica debutaría con los intentos de reconciliar a Marx con Bakunin, o sea, de utilizar el análisis marxista desde posiciones antiautoritarias, formulación demasiado simplista, fácil de acabar en una ideología marxista libertaria estilo Guérin o Rubel. Hacían falta una puesta al día en la subversión y una nueva crítica de la política, y por lo tanto, muchas otras lecturas, –en el campo de la sociología, la filosofía, la antropología, la historiografía, el arte, etc.– pero, por encima de todo, hacía falta aprender a vivir intensamente. Se trataba de reafirmar la lucha de clases, primero, denunciando la función policial de los sindicatos y partidos ante las nuevas formas de acción (absentismo, huelgas salvajes, sabotajes, sustracción de material) y de organización (comités, asambleas, piquetes, coordinadoras, consejos). Segundo, ampliando su radio de acción al terreno de la vida cotidiana (luchas de barrio, rechazo del trabajo, de la familia, de la religión y del servicio militar, expropiación de fotocopiadoras, comida o libros, contracultura, rock, maría, subjetividad, aventuras, squatters, comunas). La labor teórica de la Internacional Situacionista fue la primera (y la única) crítica global moderna de la sociedad de clases, pronto confirmada por una serie de revueltas, a saber, la de los provos holandeses, el zengakuren, la revuelta de los negros americanos, el mayo francés, la revolución abortada de los obreros y soldados en Portugal y el movimiento italiano del 77. No podemos decir que fuese completa, pues no era el resultado de todos los esfuerzos teóricos precedentes y por lo tanto no contenía los principios de todos ellos, puesto que ignoraba algunos temas fundamentales como la crítica de la razón instrumental o la cuestión ecológica, por no hablar de su crítica superficial del anarquismo, pero fue la más desarrollada y concreta. En todas partes se manifestaba el mismo espíritu antiautoritario, la misma exigencia profunda de libertad, el mismo proyecto de reconstrucción apasionada de la vida social que la I.S. captó mejor que nadie. Y un poco en todas partes el capitalismo hubo de emplearse a fondo y renovarse rápidamente de pies a cabeza, a menudo utilizando los argumentos y las armas del contrario.

En los países donde subsistían restos de tradición obrera anarquista, el anarquismo que brotaba como respuesta espontánea y en gran parte emotiva a las nuevas servidumbres impuestas por el capitalismo, se dio de bruces con los muros de la ideología y la ira de sus defensores. No era un conflicto generacional, era un reflejo de la nueva lucha de clases. En las condiciones dominantes modernas, el gueto ideológico y sus viejas costumbres habían pasado a formar parte del capitalismo en tanto que ruinas inofensivas: era algo que tenía que morir para que las nuevas generaciones revolucionarias viviesen. Lo que aproximaba el gueto anarquista a los valores dominantes era mayor que lo que le separaba de los nuevos rebeldes, por eso se distinguía tan poco del entorno político y encontraba en él tan fácil acomodo. Ha sido común señalar desvergonzadamente el papel jugado por los anarquistas “en defensa de las libertades” o en la consolidación de “la democracia”. La ironía de la historia mostraba a unos viejos libertarios satisfechos de estrechar filas al lado de la burguesía. En España, donde la mencionada tradición fue mayor que en ninguna otra parte y donde la represión de la dictadura había mantenido congeladas las contradicciones de la ideología, la bronca entre antiguos y modernos –y entre ortodoxos y revisionistas– adquirió visos de batalla campal.

El “relanzamiento” de la CNT tuvo lugar en 1976 fuera de las fábricas, es decir, al margen del movimiento obrero. No fue por consiguiente una emanación de la renaciente lucha de clases, sino el producto de una serie de reuniones entre grupos heterogéneos ajenos a las asambleas de huelguistas y con un denominador común: contruir una central sindical que disputase a Comisiones Obreras un espacio en la representación separada de la clase. La presencia de organizaciones como Solidaridad y la admisión de cincopuntistas y otras basuras verticales indicaba claramente que el tipo de sindicalismo perseguido no iba a diferenciarse mucho de las demás opciones. Coherentemente con esos planteamientos, los relanzadores no se preocuparon de las disyuntivas cruciales del movimiento asambleario de los trabajadores; más bien plantaron el chiringuito, o sea, una estructura burocrática suficiente (los Comités regionales, el nacional, el secretariado permanente, el carnet confederal, los plenos) y buscaron la alianza con la UGT y la USO para repartirse el pastel que CCOO trataba de guardar para sí: el control del mercado laboral. Las demandas de “libertad sindical” y desmantelamiento de la CNS, y el debate sobre su legalización, marcaron la primera etapa de la CNT reconstruida. Ésta no sólo ignoró las posibilidades revolucionarias presentes que se iban evaporando a falta de avances en la clarificación y la acción, sino que contribuyó a darle la puntilla al movimiento de las asambleas adhiriéndose de jure o de facto al llamamiento de la COS a la huelga general del 12 de noviembre, que marcó el punto final de las movilizaciones autónomas y el comienzo de la contraofensiva sindicalera a toda regla. Sin embargo, el fracaso de la autoorganización de los trabajadores –la transformación fustrada de las asambleas en consejos obreros– atrajo hacia la CNT a muchos luchadores que no aceptaban el sindicalismo burocrático y claudicante que se les venía encima, con la vana esperanza de hallar en ella unas estructuras horizontales de apoyo y un espíritu antiautoritario con que seguir combatiendo. La imagen de lo que la CNT había sido podía sobre su pobre realidad. También se acogieron a ella muchos jóvenes desinteresados en los conflictos laborales, que deseaban una CNT no sindical, sino “integral”, es decir, una organización “global” entregada a todas las cuestiones sociales y militando en todos los frentes abiertos contra el capitalismo. Finalmente, a lo largo de 1977, ingresaron toda una serie de grupúsculos obreristas “pro autonomía” nacidos al calor de las asambleas o en paralelo a las mismas, demasiado confusos e incapaces para tener casa propia, y por lo tanto, inclinados a incubar sus huevos en la ajena. Veían en el sindicalismo aún virgen de la CNT al “germen” de la “autonomía obrera”, una ideología criptoleninista de origen italiano; tan cierto es que los enemigos de la autonomía proletaria se disfrazan de ésta para mejor combatirla. Entre unas cosas y otras, el crecimiento de la CNT a partir de enero del 77 fue imparable, la asistencia a sus mitines y jornadas, multitudinaria, las publicaciones de carácter libertario, numerosas, y el triunfalismo de sus burócratas, exultante. En año y medio la afiliación había subido de unos pocos miles a 129000. Llegarían a sobrepasar los 250000 en 1978. La preocupación del partido del orden (la patronal, los demás sindicatos y el Estado) era seria, puesto que en vísperas de los acuerdos de la Moncloa, el Pleno Nacional de septiembre había proclamado la asamblea como único organismo soberano y decisivo. Según la ponencia sobre la cuestión, el sindicato debía limitarse al apoyo y solidaridad con las huelgas, no a la mediación. La CNT no debía interponerse entre la patronal y los obreros, sino diluirse en las asambleas. No obstante, los dirigentes del orden establecido se tranquilizarían rápidamente, ya que la victoria de los asamblearios fue pírrica pues acarreó el contraataque de las facciones sindicalistas y de las ortodoxas –las adscritas a las formas de la ideología durante la República–, intensificándose una lucha por el poder que, empezando en el secretariado, abarcó todos los niveles, desde los diversos comités a las juntas de los sindicatos.

Los Pactos de la Moncloa priorizaban un tipo de sindicalismo de “concertación” que excluía cualquier acción directa y proscribía toda generalización de las luchas, dos de los pocos puntos en los que casi todos los cenetistas estaban de acuerdo. Consecuentes con ello, los denunciaron y boicotearon las elecciones sindicales, aunque muchos afiliados se presentaron como “independientes” y salieron elegidos. De todas formas, la abstención fue considerable, pero a UGT y CCOO les bastó poco más de un 10% de los sufragios para ser representativos ante la patronal y el gobierno. La CNT se jugaba el tipo si no superaba mediante movilizaciones su marginación de los comités de empresa y de las negociaciones de los convenios. Pero a esas alturas –enero de 1978- el movimiento obrero asambleario se batía a la defensiva y las fórmulas mixtas de comités de representantes de asamblea-sindicalistas, o comités sindicales refrendados por asambleas, substituían a las formas anteriores de democracia directa. La CNT no podía contar con el empuje de los trabajadores, ya terminado, con el añadido de que, a pesar de la creciente afiliación, como central no había encabezado todavía ninguna huelga importante, no se había estrenado. Por otra parte, su poder de convocatoria ya no era el de las Jornadas Libertarias; a la manifestación contra los Pactos de la Moncloa en Barcelona acudieron sólo diez mil personas, a pesar de multiplicar por cuatro esa cifra el número de afiliados en aquella ciudad. Y ese mismo día (el 15 de enero de 1978 ), ocurrió la provocación policial del Scala. A las disputas en torno al asambleismo y la organización integral se añadieron nuevas confrontaciones, esta vez acerca de las elecciones sindicales, de las acciones violentas de minorías y de la presencia de grupos armados que comprometían a la Organización. Las luchas por el poder entre las diferentes tendencias y personajes arreciaron al punto de tener que trasladarse el secretariado permanente de Madrid a Barcelona (abril de 1978 ). Desde entonces será una constante que los secretarios aprovechen los cargos para formar su propia fracción y competir con las demás. Confirmando una constante dada en los periodos contrarrevolucionarios, los cargos más relevantes iban siendo ocupados por los personajes más impresentables. Mientras tanto, se desvanecían las huelgas asamblearias e iban menguando dentro de la organización los asambleistas y los “integrales”, adquiriendo en cambio nuevos bríos los partidarios de un sindicalismo moderado y de la participación electoral, en su mayoría antiguos “autónomos”, pasados al revisionismo antianarquista con armas y bagajes. Gracias al sistema de plenos en los que sólo participaban los cargos sin tener en cuenta las asambleas de militantes ni el número de afiliados representados, los ortodoxos, bautizados por sus enemigos como el “Exilio-FAI” o como “los históricos”, dominaron la Organización. Todavía la revista Ajoblanco tiraba en junio 150000 ejemplares, indicio de la existencia de una notoria sensibilidad libertaria, aunque fuera muy pasada por agua, pero la afiliación descendía en picado. La huelga de las gasolineras fue la primera y la última dirigida por la CNT, y con ella se hizo el harakiri. Ni acción directa, ni sindicalismo duro; intermediación gubernativa y triunfo patronal. Durante 1979 las desfederaciones, expulsiones y disoluciones de sindicatos se sucederían sin interrupción; las luchas de fracciones no conseguían ocultar que la apuesta giraba en torno a las elecciones y a la mediación burocrática declarada. Casos como el de la FIGA (el vanguardismo aventurero), el de Askatasuna (el nacionalpopulismo) o el de los “paralelos” (el oportunismo sindicalero), pusieron de relieve el grado de descomposición alcanzado, especialmente el de estos últimos. En un clima de reflujo no funciona más sindicalismo que el burocrático. Para los paralelos –y para electoralistas en general– se trataba de incorporarse a la dinámica sindical dominante y jugar el juego de UGT y CCOO so pena de marginarse y quedar fuera no sólo de los tratos con los empresarios y el gobierno, sino de las subvenciones y ayudas oficiales. Ese fue el quid de la cuestión que se dirimió en el autoproclamado quinto Congreso, celebrado en diciembre de 1979 por una escuálida CNT que no representaba a más de treinta mil afiliados. Triunfó la ideología arcaica y las minorías reformistas fueron encaminándose, las unas, hacia los sindicatos “mayoritarios”, y, las otras, hacia la reconstrucción de una segunda CNT obrerista del mismo pelaje. Y con el tiempo, salvando los pequeños círculos fieles a la ideología clásica que conservaron la propiedad de las siglas y ampararon bajo ellas una actividad muy limitada, la masa de militantes bien se retiró hacia lo privado, bien acabó en el redil de un sindicalismo burocrático, impotente y entreguista que supuestamente había jurado combatir.

Si las aventuras de la ideología fueron trágicas en el pasado, en el periodo de la “Transición” adquirieron visos de auténtica farsa. En esta ocasión el anarquismo y el anarcosindicalismo no reaparecieron como pensamiento y práctica del movimiento revolucionario de la clase obrera anterior al franquismo, sino como una mistificación primaria, un chou a menudo cómico cuya función por supuesto no era traer a colación las enseñanzas de antiguos combates, sino colaborar, paseando por el wild side, en la modernización capitalista. El contraste entre la práctica de la clase obrera hasta 1977 y una teoría revolucionaria casi ausente, o sea, una “expresión general y nada más del movimiento histórico real” apenas esbozada, favorecía el desarrollo de la ideología y de la burocracia. Ambas extraían su fuerza de la imagen de un pasado revolucionario con sus contradicciones tan bien disimuladas como las alienantes condiciones de existencia de las clases trabajadoras en el presente. En tanto que refuerzo de la mentira dominante fomentaron un sindicalismo parlanchín y una ridícula moda contestataria. Los restos del proletariado radical fueron vencidos por segunda vez allí donde creyeron poder rehacerse. La CNT cumplió ese poco glorioso segundo papel que le concedió la historia, pero no recibió la paga de los traidores. El ciclo de la burocracia obrera terminó con la derrota del proletariado asambleario y el copo de la representación espectacular por amarillistas profesionales. Los acuerdos marco y el Estatuto de los Trabajadores proscribieron la solidaridad y las asambleas, eliminando incluso la posibilidad de una acción semiautónoma disimulada tras los comités de empresa, forma de burocracia sindical primeriza e imperfecta. En lo sucesivo no cabría espacio más que para el sindicalismo neovertical de “cocos” y ugetistas. Las escasísimas transgresiones de las reglas que se sucedieron no modificaron el deplorable panorama de la resignación y la sumisión. Como consecuencia de tan tremenda debacle la ideología en todas sus variantes quedó de nuevo en entredicho; la memoria se puso en blanco y tanto la reflexión teórica como su praxis hubieron de atravesar un largo desierto –una especie de segundo exilio– para conectar de nuevo con la realidad y la historia.

Miguel Amorós

[Textos] Por qué deberías comenzar una Red de Solidaridad

  • Cuando empecé a interesarme en el anarquismo, no había muchos grupos en los que implicarme. Todos los colectivos a los que me unía se formaban, fracasaban y se reformaban –siempre la misma gente reorganizándose en nuevos grupos, disolviéndose y empezando de nuevo. Si acaso tomaban parte en alguna acción apreciable, era normalmente porque otro grupo la había organizado.

Por todo EEUU, de hecho, las organizaciones anarquistas con las que había trabajado podrían resumirse así: sin rumbo.

Tenían objetivos vagos. No tenían metas inmediatas ni apreciables. De hecho, si preguntabas a la mayoría de ellos lo que estaban haciendo, no estoy seguro de que pudieran dar una respuesta clara.

¿Suena familiar?

Se trata de problemas crónicos del movimiento anarquista actual, y si mi experiencia es un indicador, tú probablemente te has encontrado con problemas similares.

Hay, sin embargo, un modo de evitar estas cosas: con perseverancia y un poco de esfuerzo, puedes comenzar tu propia red de solidaridad.

Aunque de ningún modo este modelo ofrece la única solución a esos problemas tan comunes, la red de solidaridad, no obstante, ofrece algunas ideas prácticas y ejemplos de cómo podemos:

  1. Ganar luchas contra nuestros jefes y propietarios.
  2. Atraer a nuestras organizaciones nuevos trabajadores, muchos de los cuales nunca habrán oído acerca del anarquismo antes.
  3. Reforzarnos a nosotros y a nuestros compañeros.
  4. Establecer una presencia estable y positiva en nuestra comunidad, a partir de la cual podemos crecer en nuevas direcciones.

Para empezar:

La Red de Solidaridad de Seattle, o SeaSol, echó a rodar en 2008 con sólo unos pocos activistas, de distintos orígenes. Algunos tenían experiencia en organización obrera, otros en protestas contra el G8, y otros en distintas campañas contra la guerra.

En parte, la intención de los primeros organizadores era retomar el gran trabajo de gente que había llegado antes que ellos. La idea de SeaSol, de hecho, puede ser descrita como una mezcla del “estudio de acción directa” de la Coalición de Ontario Contra la Pobreza y el “sindicalismo de solidaridad” de la Industrial Workers of the World.

Desde sus comienzos, SeaSol ha crecido hasta tener más de 100 miembros, y un comité organizador de 15 personas. Estos 15 organizadores, además, pueden contar con una lista movilizadora de 400 simpatizantes para convocar acciones cuando sean necesarios, de los cuales se puede confiar totalmente en que acudan entre 20 y 30 personas.

En gran parte, el crecimiento de SeaSol puede atribuirse a su porcentaje de éxito. De las 25 luchas que SeaSol ha llevado a cabo, hemos ganado 22.

Es más, el este porcentaje de éxito de SeaSol puede atribuirse a su modelo organizativo, lo cual nos lleva a la primera razón por la que deberías comenzar una red de solidaridad en tu pueblo o ciudad:

1. Ganar luchas contra los jefes y propietarios:

“Ganar”, dijo una vez un organizador de SeaSol, “es como una droga”. Una droga muy embriagadora y fortalecedora.

Aquellos de nosotros que lo hemos dado todo en un montón de proyectos anarquistas “simbólicos” –buena cantidad de campañas contra la brutalidad policial, contra la guerra, contra el G8 y demás- los que hemos dedicado tiempo a esas campañas, a menudo nos hemos sentido extremadamente desmoralizados.

Nos hemos sentido así porque a pesar de todo el sacrificio, nunca hemos ganado nada. Las campañas nunca parecían terminar cuando el enemigo hubiera concedido algo; en lugar de eso parecían detenerse cuando la gente ya se cansaba.

Por esto, el modelo de SeaSol pone el acento en que los organizadores deberían comprender bien cómo enfrentarse a los jefes y dueños (qué tácticas funcionan, cuáles no), y también, de manera realista, la probabilidad de que se gane una nueva campaña.

Queremos mostrar esta relación –entre nuestra fuerza y nuestras demandas- en nuestro gráfico de la “Ganabilidad”.

En el gráfico con el que empezamos este artículo, podemos ver que a medida que nuestras demandas a un jefe se hacen mayores, necesitamos herirle con un grado mayor. Así, cuanto menor sea la demanda, menor será la acción necesaria. Cuanto mayor sea la demanda…

Puedes pensar que esto suena obvio, y para los anarquistas probablemente lo es. Este gráfico es tan sólo una forma tonta de enseñar a la gente un concepto que los anarquistas siempre han apreciado profundamente: la Acción Directa. Aun así, los anarquistas aún podrían aprender algunas cosas de cómo SeaSol asume esa vieja idea.

Parte de lo que hace que SeaSol sea tan efectiva es que basamos nuestras acciones en nuestra fuerza real. Si, por ejemplo, algo iba a necesitar “5 unidades” de presión para ganar una demanda, pero sólo contamos de verdad con “3 unidades”, rehusaríamos llevar a cabo esa lucha.

Por supuesto, no hay manera de cuantificar esto, pero se entiende el concepto.

La idea, en pocas palabras, es asegurarse de que no gastamos tiempo en luchas que aún no somos suficientemente fuertes para ganar. Al elegir las luchas con cuidado, podemos enfocar nuestra energía en algo en lo que podemos causar un impacto mayor. Después de todo, lo que la mayoría de la gente quiere ver son los resultados.

Una vez que la lucha está en camino, SeaSol emplea dos principios básicos para programar la campaña: intensificación y “sostenibilidad”.

Primero, se hace una lluvia de ideas sobre las tácticas que podrían ser efectivas en la campaña, y se organizan desde la más débil a la más fuerte. Hacemos esto porque queremos ir en aumento a medida que la lucha continúa. “No es la memoria de lo que les hicimos ayer lo que hace que los jefes se rindan”, explica un organizador de SeaSol, “sino el miedo a lo que les hagamos mañana”.

Trazar la lucha de este modo es útil no sólo porque nos permite ver cuánto apoyo tendremos que movilizar –es útil también porque nos permite ver si nuestros planes iniciales son sostenibles.


2. Atraer nuevos trabajadores:

Hay sin duda un montón de razones por las que la gente pude decidir unirse a una organización. Lo simpática que sea la gente, lo abierto que sea el grupo, si se está de acuerdo o no con los principios del grupo, etc., son todos factores importantes para la gente.

Desafortunadamente, son tan sólo las únicas consideraciones que muchos organizadores anarquistas tienen cuando comienzan nuevos grupos. Pero también hay otro factor a tener en cuenta: la gente quiere saber también lo que tu organización hace.

La verdad es que es difícil atraer a la mayoría de la gente a tu organización sólo con grandes ideas y apertura. La gente lo que realmente quiere es ver que las cosas se hacen.

También es difícil conservar a la gente si no hay una sensación de que se progresa, si no hay una especie de impulso. La gente tiende a quemarse bastante rápido en grupos en los que no hay mucho que hacer. ¿Y quién puede culparles?

Una de las razones por las que SeaSol ha crecido de manera más estable que cualquier otra organización anarquista en el Noroeste estadounidense durante los últimos dos años es que ofrece algo práctico y concreto a la gente: apoyo mutuo, comunidad, y una defensa real, práctica, contra los jefes y propietarios.

Lo que es más, la conservación de nuevos miembros se ha debido a nuestro ímpetu: siempre hay suficiente trabajo que hacer.

No importa lo que uno se implique al comienzo, siempre podemos encontrar espacio para echar una mano. Cuando atraemos a gente nueva a través de nuestras luchas y campañas, estamos aumentando nuestra capacidad, lo que significa que podemos emprender nuevas luchas, y así atraer a más gente aún.


3. Fortalecernos a nosotros y a los demás:

El “fortalecimiento” es un término muy manido en muchos círculos radicales. “Necesitamos fortalecernos y fortalecerlos…” Puede, a veces, ser empleado tan a menudo que pierde significado.

También se utiliza bastante a menudo en circunstancias en las cuales, francamente, no ocurre nada parecido. En SeaSol, sin embargo, lo vemos cotidianamente.

El proceso por el que logramos las metas de nuestra organización –ganar luchas contra los jefes y propietarios- implica un montón de formación formal. La gente necesita aprender a llevar a cabo convocatorias. Necesita aprender a llevar a cabo una asamblea en una nueva lucha, y necesita aprender cómo hacer un piquete.

Para estos fines, tenemos un montón de grupos de formación.

Pero la gente no aprende realmente cómo organizarse atendiendo a una charla o con cursos. Lo que es más importante acerca de la formación de la gente que toma contacto con la Red de Solidaridad de Seattle es que tienen espacio para poner las ideas en acción. Cualquier trabajador con algo de tiempo libre puede venir a aprender el arte y la ciencia del poder popular.

En el fortalecimiento hay más, sin embargo, que tan sólo adquirir nuevas destrezas.

Incluso si la gente implicada en SeaSol no puede convertirse totalmente en organizadores, la experiencia de enfrentarse a un jefe y ganar puede ser una experiencia muy radicalizadora. Aumenta no sólo nuestra fuerza, sino también la confianza en nosotros mismos.

Las campañas que llevamos a cabo concretamente nos demuestran la división real de clases en nuestra sociedad, con trabajadores a un lado, y jefes, propietarios, policías y jueces al otro. Podría decirse que las luchas que emprendemos pueden llegar a mucha gente de un modo que nuestras grandes bibliotecas no pueden.

4. Establecer una presencia estable y positiva en nuestra comunidad, desde la que crecer en nuevas direcciones:

Comenzar un nuevo grupo político es duro. Conseguir un grupo de gente para empezar un nuevo grupo es duro. Necesitas poner nuevas normas, establecer nuevos límites, encontrar un espacio para encontrarse, y tener una idea de cómo va a ir la cosa. Esto exige mucho tiempo.

Puede decirse, por tanto, que es un problema cuando los grupos fracasan constantemente. Desafortunadamente, ése es exactamente el estado en que se encuentra el movimiento anarquista hoy.

Si estás interesado en evitar el superfluo y francamente innecesario montón de trabajo necesario para formar constantemente nuevos grupos, el modelo de Red de Solidaridad tiene algunas ventajas.

Primero, nunca hay escasez de trabajadores exprimidos por sus jefes y propietarios. En tanto que los organizadores se dedican a contraatacar, tu trabajo está hecho para ti.

En segundo lugar, cuanto más tiempo te implicas, más fácil es construir una comunidad más grande y más inclusiva. Es de sentido común. Si llevas unos años y te implicas en un trabajo importante para tu comunidad, la gente te va a conocer. Si llevas dos meses, nadie va a intentar ponerse en contacto contigo.

Finalmente, la Red de Solidaridad sólo es un comienzo de algo que todos esperamos que sea mucho más grande, y que abarque mucho más.

Con una red más grande –y la comunidad de lucha que se forma- se nos presentan nuevas posibilidades. La gente tiene algunas ideas acerca de SeaSol en distintas luchas contra la violencia policial, la violencia contra la comunidad LGTB, o incluso un caso de violencia sexual en un instituto local.

Todas estas son luchas legítimas que somos perfectamente capaces de afrontar. La idea es que este modelo ofrece la oportunidad de construir algo para cosas más grandes en el futuro.

SeaSol nos provee de la fuerza popular que necesitamos para empezar a construir un movimiento, y a medida que crece la red, se nos presentarán nuevas posibilidades.

Si estás interesado en comenzar una Red de Solidaridad en tu ciudad, contacta con nosotros: (206) 350-8650, o envía un correo electrónico a info@seasol.net

Noticia de una campaña llevada a cabo por SeaSol: Five-week campaign beats back predatory landlord

Traducido por Klinamen

Palabras clave:
SeaSol

[Textos] Liberación Animal desde una perspectiva anarquista

La Misma Libertad.pdf

Desde la Asamblea Antiespecista de Madrid os enviamos el libreto que hicimos a raíz de la charla dada con motivo del Otoño Libertario de la CNT de 2010,
“Liberación Animal desde un punto de vista anarquista”, que en la edición impresa pasó a llamarse “La misma libertad”

En el libreto contamos brevemente la historia de la liberación animal y la relación que ha tenido a lo largo de los años con el anarquismo, exponemos nuestra postura frente al problema de la explotación animal (causas y posible estrategias para acabar con ella ), así como lo que nosotrxs contemplamos como incoherencias, mitos, dificultades y limitaciones a superar dentro de el veganismo y la liberación animal.

Nos gustaría darle la mayor difusión posible, y que se distribuya mediante todas las páginas de contrainformación, liberación animal, distribuidoras, etc, por lo que os pasamos un enlace con su ubicación online para que hagáis de él el uso que determinéis.

Libreto online (lectura y descarga): http://www.scribd.com/doc/47090833/La-Misma-Libertad

Un abrazo.

Asamblea Antiespecista de Madrid

[Texto] Argumentos a favor de la liberación de visones

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Cada vez que se realiza una liberación de visones, surge inmediatamente un debate acerca de estos animales que generalmente están tan olvidados. Hay quienes no dudan en hacer una defensa contundente de las liberaciones y dar la espalda a la industria peletera, pero también los hay que condenan rotundamente las mismas por distintos motivos. Seguidamente se mostrarán los ataques más frecuentes que se suelen esgrimir contra las liberaciones de visones y se responderán a ellos.

1.- El impacto ambiental de los visones
Se afirma que los visones van a provocar una masacre en la zona que rodea la granja, de hecho, una periodista sensacionalista tras una liberación que se realizó en Gondomar (Galicia) en el año 2002 afirmaba literalmente que “cientos de monstruos corretean por el bosque”. Lo cierto es que los visones son animales solitarios y muy territoriales, no pueden vivir muchos en un mismo espacio. Cada uno de ellos dispone de un territorio de varios kilómetros cuadrados, al que no permite que accedan otros visones. Por ello el impacto ambiental que puede causar un único visón en varios kilómetros cuadrados será mínimo, nunca va a ser el que precipitadamente algunos periodistas auguran.
Por otra parte, no son pocas las zonas de la Península Ibérica donde los cazadores, por mera diversión, han terminado con las poblaciones de animales predadores (lobos, zorros, tejones, nutrias, visones europeos, etc.) Podría darse el caso de que un visón liberado llegase a ese ecosistema sustituyendo al predador extinguido, devolviendo al ecosistema el equilibrio que los cazadores rompieron.
También se dice que la introducción de una especie alóctona como es el visón americano (el que hacinan los peleteros en las granjas) en los ríos de la península es la causante de la progresiva desaparición de una especie autóctona, el visón europeo. Los principales responsables de la situación en que se encuentra el visón europeo no son los diferentes grupos que realizan liberaciones, sino la industria peletera. Desde hace cientos de años la industria peletera ha salido a cazar visones europeos (junto con otros animales) para hacer prendas de vestir de lujo, provocando un fuerte descenso en la población y colocándolo al borde de la extinción. Además, en distintos puntos de España existen poblaciones libres de visón americano desde los años 70, mucho antes de que le produjese la primera liberación (ocurrida en 2001). Estas poblaciones proceden de escapes fortuitos de granjas, y a veces granjeros arruinados han soltado los visones que mantenían enjaulados para no invertir dinero en alimentarles. La industria peletera y sus clientes son los únicos responsables de sacar a los visones de su hábitat natural, privarles de libertad e introducirles en los ecosistemas de la Península Ibérica.
Algo que sí supone una importante fuente de contaminación son las propias granjas de visones. Los visones son alimentados con comida de alto contenido en proteínas y por ello producen unos excrementos pequeños, pero con muchos nutrientes. Los granjeros, a pesar de que ante los periodistas dicen estar muy preocupados por el medio ambiente cuando el FLA libera a los visones que ellos mantienen enjaulados, jamás se preocupan por depurar sus aguas residuales. Los purines al degradarse en los ríos generan un descenso del contenido de oxígeno en el agua que puede asfixiar a los peces.
Pero más importante aun en lo referente al hipotético impacto ambiental que suponen las liberaciones de visones es que, incluso si este fuese cierto, seguimos defendiendo las liberaciones de visones. Creemos que ningún animal debe estar enjaulado, a pesar de que su posible liberación supusiese un impacto ambiental. Consideraos que todos los individuos que habitamos el planeta tenemos derecho a vivir en libertad, todos sin excepción alguna. Igual que nos opondríamos rotundamente a que se encerrase en una jaula (encarcelamiento) a un humano porque en su vida cotidiana crea un impacto en el medio ambiente, también condenamos el que un visón sea enjaulado bajo este mismo argumento. Si alguien dice que un visón debe estar enjaulado el resto de su vida en lugar de estar libre en un riachuelo por el posible impacto que cause en el mismo, antes debe recapacitar sobre el impacto que provoca esa persona en su vida cotidiana. No hay especie que esté causando mayor impacto en los ecosistemas del planeta que la humana, y ello no justificaría que se nos enjaulase a todos.
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2.- Capacidad de supervivencia de los visones
A la vez que se nos habla de la masacre en el ecosistema que van a provocar esos “monstruos” se nos dice que al haber pasado toda la vida enjaulados, los visones no saben cazar. ¿Cómo unos animales que no son capaces de cazar puede realizar una masacre? Las contradicciones en que caen quienes atacan las liberaciones de visones son numerosas, ésta es una de las más evidentes.
Los visones son animales completamente salvajes, y a pesar de haber nacido en una jaula y haber sido alimentados artificialmente por un granjero dos veces al día, cuando son liberados el instinto salvaje que poseen empieza a jugar su papel. Enseguida buscan un medio acuático, y un lugar en el que hacer su madriguera. Si a este río o lago llegan muchos de los visones liberados se dispersarán ampliamente ya que, como se ha indicado, son animales solitarios y muy territoriales.
No podemos afirmar que todos los visones liberados sobrevivan, es cierto que debido a las condiciones de confinamiento a la que el granjero les ha sometido se encontrarán con varias desventajas. Sus músculos no estarán tan desarrollados como lo estarían si hubiesen vivido en libertad, los reflejos no serán tan rápidos como deberían, y no son pocos los que a causa de la privación de estímulos que han padecido muestran desajustes psíquicos tales como las conductas repetitivas (balanceos, giros sobre sí mismos, etc.). Aun con estas dificultades provocadas por la industria peletera, el instinto salvaje de muchos visones les permitirá vivir en libertad el resto de sus vidas.
Tras las liberaciones aparecen en las cadenas televisivas decenas de visones muertos, con ello se intenta mostrar que los visones no sobrevivirán. En realidad esos visones no han fallecido por no poder desenvolverse en un medio salvaje, sino que han sido asesinados por los granjeros, sus amigos, los cazadores de la zona y otros verdugos que aprovechan esa oportunidad para salir a divertirse. Es curioso que cuando la liberación se produce pocos días antes de la matanza de los visones (noviembre), los visones que aparecen muertos en la televisión se puede contar por decenas, mientras que cuando se liberan a las hembras embarazadas (primavera) tan solo se ve la imagen de los muy pocos visones que han sido atropellados por los coches (muchas veces ninguno). La razón de que esto ocurra es muy sencilla. El granjero no permitirá que se maten a las hembras embarazadas, ya que esto le supondría un importante coste económico, pero cuando el visón liberado ya ha alcanzado el tamaño suficiente para ser despellejado, el granjero no dudará en pedir a cazadores y vecinos que maten todo visón que encuentren y que le lleven el cadáver. La captura del animal vivo en esta situación no supone ninguna ventaja al granjero.
Otra contradicción de quienes atacan las liberaciones porque supuestamente no logran sobrevivir en la naturaleza es que implícitamente están diciendo que en las granjas sí que pueden. Esto evidentemente es falso. Los animales criados por la industria peletera siempre tienen el mismo destino, ser asesinados para acabar convirtiéndose en un abrigo. Cuando se nos habla de lo difícil que es que un visón liberado sobreviva en libertad se nos debería hablar a continuación de lo imposible que es si permanece en la jaula. Al contrario de lo que se nos quiere hacer creer, las liberaciones de visones son la única oportunidad que tienen estos animales de escapar de una muerte segura.

3.- Animales violentos
También se dice que se trata de animales muy violentos, y aparecen espectaculares fotos y grabaciones de algún visón recapturado revolviéndose entre los guantes de su captor. Los visones no son monstruos como nos decía aquella periodista, son animales que quieren defenderse de una posible agresión. Nunca intentarán cazar a un humano, y de hecho -al igual que ocurre con los visones, hurones, nutrias, etc. que han vivido siempre libres- cuando ven a una persona que se les acerca intentarán escapar y se esconderán. No obstante, es posible que se defiendan cuando se sienten acorralados, cada vez que los vecinos intentan matarlos o recapturarlos. Esta es una reacción instintiva que muestra la capacidad de supervivencia que poseen, así como sus ansias de libertad. No son especialmente violentos, sino que actúan de la misma manera a como lo haría cualquier otro animal salvaje que se sienta amenazado. Para que esto no suceda lo mejor es dejarles en libertad y no hacer que se sientan amenazados.

4.- Posibles ataques a animales de granja
La longitud del cuerpo desde la cabeza hasta el comienzo de la cola es de entre 42 y 45cm. en el macho, y de entre 36 y 38cm. en la hembra. El peso habitual de un visón macho adulto es de 2.200g. y de las hembras de 1.1000g. Un animal de este tamaño no tiene la capacidad de cazar ciertos animales domésticos como la vaca o la oveja, aunque se defenderá de ellos si se siente amenazado. Se alimenta de pequeños animales como los pichones y huevos de aves, es muy hábil nadador, lo que le permite pescar.
Aunque no tengamos constancia de que haya sucedido nunca, sería posible que un visón liberado cazase algún pollo, gallina o conejo de un corral. Los visones, como cualquier animal, luchan por sobrevivir, y tan legitimo es que cacen un conejo salvaje como uno encerrado en un corral. No creemos que haya diferencia alguna en cuanto al conejo en sí, lo único que distingue a uno del otro es que el de corral está siendo utilizado por un humano que tiene intereses en él. Consideramos que todos los habitantes del planeta tienen derecho a disfrutar de sus vidas en libertad, y que nadie es quien para encerrar a ningún animal en un corral. Por consiguiente, en el hipotético caso de que algún día un visón liberado cazase un pollo de un corral esto no nos escandalizaría, lo aberrante es que un humano se crea con derecho a someter a otro animal.
Una cosa que nos debe hacer pensar es lo que ocurre cuando un depredador salvaje logra entrar en un corral. Cuando el zorro se mete en el gallinero no mata a una gallina, sino que mata a todas las posibles pero se lleva solo unas pocas de ellas. ¿Por qué ocurre esto?. Sencillamente porque los animales no deben estar encerrados, no están preparados para ello. El instinto del animal salvaje es cazar, cazar lo máximo posible, un animal que cace mucho tiene mayores posibilidades de sobrevivir. Lo que ocurre es que un animal con este instinto natural de cazar lo máximo posible se encuentra con una situación completamente antinatural que es la de que un grupo de posibles presas están hacinadas sin posibilidad de escapar. Es una situación que en la naturaleza jamás se daría. El zorro no está preparado para tal situación debido a su carácter antinatural. Estos hechos nos invitan a pensar hasta qué punto el ser humano está creando situaciones artificiales y antinaturales por su codicia y ansias de someter a otros animales.

5.- Los visones como propiedad privada
Otra de las condenas más frecuentes a las liberaciones de visones se debe a que el crítico ve a los visones como si fuesen propiedad del granjero. Considera que es el granjero el único que puede disponer de los visones porque “Son suyos”. El que alguien los libere es calificado como un “robo”.
Como se ha mencionado, todos los animales del planeta tienen (tenemos) derecho a ser libres, y ningún granjero tiene potestad para tratarles como si fuesen objetos, recursos, o mercancía. No es el liberador el que no tiene derecho a devolver la libertad que le ha sido arrebatada a un visón, sino que es el granjero el que no tiene derecho a enjaular y esclavizarle. El liberador no está “Robando” nada, sino que le está devolviendo al visón lo que le pertenece; la libertad.

6.- Los liberadores como ecologistas
Titulares y comentarios como: “Se abren las jaulas de una granja de visones dejando escapar a miles de ellos; los ecologistas podrían estar detrás de esto” son muy frecuentes. Cuando surge el debate gracias a las liberaciones de visones, son muchos los que evitan hablar de Liberación Animal (o posibles miembros del F.L.A.) y llaman a los liberadores ecologistas. Lo que se está intentando aquí es desviar el debate del problema real. En lugar de hablar de los argumentos que han motivado la acción se quiere centrar la cuestión en si los visones dañarán el ecosistema o no. Se da por hecho que sí causarán un impacto y que por consiguiente los “ecologistas” que han realizado la liberación en realidad, más que ecologistas eran unos irresponsables que actuaban precipitadamente sin haber recapacitado sobre las consecuencias reales de sus actos.
Se pretende ocultar que quienes realizan este tipo de actos se sienten motivados principalmente por el derecho de cada animal a ser libre. Al equipararles con “ecologistas” en cierta medida se está manipulando la información. Porque con el término ecologistas comúnmente se entiende a aquellas personas pertenecientes a una organización que pretende conservar el planeta por propio beneficio de los humanos. Cuando realmente la crítica que esconde cada liberación de visones sobrepasa estos argumentos y se centra en el derecho de cada visón a ser libre y a no ser enjaulado por ningún granjero que quiera enriquecerse.
Pero además de preocuparse por los visones como individuos, los liberadores también se preocupan por el ecosistema, ya que en él viven otros animales que también merecen consideración. No es que quien realice estas acciones no se pueda considerar ecologista, sino que las liberaciones en sí mismas muestran que quienes las realizan no suelen sentirse identificados con las connotaciones que comúnmente implica ese término. Los “ecologistas” (o lo que se entiende por ecologista) suelen preocuparse por “el planeta que dejaremos a nuestros hijos”, ven la Tierra como un recurso del que los humanos podemos disponer en nuestro beneficio. Se trata de un ecologismo superficial. Pero los liberadores van mucho más lejos, creen que la naturaleza no debe ser destruida no tanto por interés de los humanos, sino porque merece un respeto en sí misma. No porque los humanos le podamos sacar mayor provecho, sino porque los humanos y el resto de animales formamos parte de ella. Se trata de un ecologismo profundo.
Como oposición explícita a las connotaciones que se suelen asociar al término ecologismo un grupo de liberadores hizo un comunicado público en el que se desmarcaban de este tipo de “ecologismo”, y querían mostrar que su crítica iba mucho más lejos. Al parecer el grupo en cuestión era consciente de que en una liberación ocurrida dos días antes (a más de 1000 kilómetros) los medios de información habían llamado ecologistas a los miembros del otro grupo (con las connotaciones que esto implica). El grupo que emitía el comunicado no quería que a ellos les sucediese lo mismo, o pretendían que si a ellos se les llamaba ecologistas que fuese con las connotaciones reales que ese término tenía para ellos. A continuación aparece el extracto del comunicado en el que se hace alusión a ello:
“Los medios de comunicación de masas nos han calificado como ecologistas (a los liberadores de visones) tras la reciente liberación que el Frente de Liberación Animal llevó a cabo en Castellón. Desde aquí queremos matizar que, aunque no nos desagrada el término en cuestión, nuestra postura ecologista parte de un rechazo radical al antropocentrismo comúnmente manifestado por las grandes ONG´s “ecologistas”. Creemos en la liberación animal desde una visión respetuosa con el medio ambiente del que formamos parte. Los visones son animales salvajes, y nos hemos limitado a devolverles a su estado natural, de donde jamás debieron haber sido sacados…”

7.- Los liberadores como gamberros
Las personas que participan en este tipo de actos son muy diferentes entre ellas, hay tanto hombres como mujeres, adolescentes que apenas rondan los 15 años como señoras que holgadamente sobrepasan los 60. Sólo hay una cosa que podemos decir que con toda seguridad les une, es el deseo de que todos los animales del planeta sean libres, y el que todos están dispuestos a luchar por conseguirlo. Quienes llevan a cabo las liberaciones no se limitan al mundo de las ideas ni de las palabras, sino que llevan sus creencias a la práctica. El comunicado citado anteriormente finaliza así:
“(…) Lo que hemos hecho ha sido una expresión de nuestras ideas en el mundo real. Creemos que ningún individuo debe estar enjaulado (…) repetimos una vez más que este tipo de acciones sólo se erradicarán cuando el último animal oprimido sea liberado. Hasta ese momento continuaremos adelante.”
Los comunicados que los distintos grupos publican tras una liberación confirman que no ha sido un acto vandálico, ni una gamberrada. Sino que tras la liberación se esconde una fuerte concienciación acerca de los visones como individuos que merecen ser libres.
Quienes califican a los liberadores como vándalos pretenden ocultar el motivo real de las liberaciones, una vez más intentan evadir el debate y criminalizar un acto en defensa de la libertad.
Es significativo que quienes más hincapié hacen en tachar a los liberadores de gamberros son siempre los propios granjeros y los responsables de la industria peletera. Son ellos quienes siempre esquivan el hablar de la liberación animal como movimiento, ni siquiera mencionan las palabras de liberación animal. Saben que las liberaciones en sí mismas promueven el debate sobre el supuesto derecho de los humanos a explotar otras especies, especialmente la industria peletera. Es preferible para los granjeros el no dar pie al debate y afirmar, como hacen siempre, que la liberación ha sido obra de “gamberros”.
La famosa Charo Carrillo, una de las 5 principales peleteras de Europa por tener un centro de investigación genética de visones, varias tiendas y ser diseñadora, decía compungida ante las cámaras que no había que confundirse, que quien había liberado a los 11.000 visones que mantenía enjaulados “no son defensores de animales sino animales”. Cruella Devil, como es apodada esta señora, no se daba cuenta de que el que les insultase a los liberadores llamándoles animales era ridículo, porque todo aquel que cree en la liberación animal considera la especie humana como una más de entre las que habitan el planeta, se consideran animales porque lo somos. Los liberadores rechazan esa soberbia de especie tan frecuente entre los humanos.
Pero la intención real de ese astuto comentario de Charo era alejar lo máximo posible el debate acerca de los visones como individuos que merecen ser libres, y evitar que se cuestionase su derecho a subyugar, enjaular y asesinar según sus intereses económicos.

CONCLUSIÓN
El texto anterior se ha escrito no con intención de fomentar las liberaciones de visones, un vez más reiteramos que la decisión de llevar a cabo o no este tipo de actos es cuestión de cada uno.
Lo que se pretende desde www.accionvegana.org es mostrar nuestro apoyo a estas acciones, y responder de una forma crítica a los ataques que se esgrimen contra las liberaciones de visones.

Desde nuestro punto de vista las liberaciones de visones son motivo de alegría por muchos motivos, no sólo porque promueven el debate y despiertan a la gente de ese estado de somnolencia y pasividad crónico con respecto a la cuestión de la explotación animal. También, y especialmente, por cada uno de esos individuos a los que se les brinda la oportunidad de ser libres, algo que la industria peletera, codiciosa de dinero, se empeña en negarles. Por último, las liberaciones nos alegran porque son una muestra de que hay personas que no entienden la liberación animal sólo como una ideología, sino que además la llevan a la práctica, asumiendo las posibles consecuencias que esto les pueda suponer.
El texto se refiere principalmente a las liberaciones de visones, pero puede ser aplicado a cualquier otra especie animal. Para escribirlo nos hemos basado principalmente en nuestras propias reflexiones, pero también nos hemos servido del nº 10 de Sombras y Cizallas (especialmente centrado en la industria peletera), en la revista “Ofensiva Antipeletera”, el libro “Liberación Animal: más que palabras”, así como entrevistas, relatos de acciones y comunicados que han sido publicados en nuestra página web.

[Textos] Viaje a los CIE, los ‘guantánamos’ del estado español

Celdas de aislamiento. Insultos y palizas. Hacinamiento. Son los CIE, los nueve centros de internamiento para extranjeros de España. Los llaman los ‘guantánamos españoles’, una referencia a la base norteamericana situada en Cuba, por ser también lugares donde parecen esfumarse los derechos. Un trabajador social y un ex interno nos cuentan su paso por ellos. “A un chaval marroquí le apalearon, le desnudaron, le pusieron en cuclillas y le empezaron a pegar patadas. Le acusaron de haberle dado a otro compañero un teléfono móvil. Le pusieron la foto de su madre delante en el suelo, y la pisotearon”. Esta es una de las imágenes que a Pedro se le han grabado en la memoria tras su paso como trabajador social de un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). Convencido por su experiencia con inmigrantes, hace unos meses quiso “meterse en el ojo del huracán” y “ayudar desde dentro”. Ahora, meses después, sólo quiere denunciar la situación que viven los miles de inmigrantes sin papeles que pasan cada año por estos centros en España.

“Mi primer día en el CIE uno se tiró por la escalera”, relata Pedro (nombre falso de un trabajador social) que habla de un “clima depresivo” y de “mucha tensión” entre los extranjeros que han sido detenidos por estar en España sin papeles. Según él, los policías presentes se limitaban a verlos pegarse “riéndose sin hacer nada”, para después castigarlos en celdas de aislamiento, incomunicados, durmiendo en el suelo y con sólo una pequeña ventana.

A los cuatro meses, Pedro decidió no seguir siendo parte de un lugar donde, según él, se practica una “tortura sofisticada”, bajo la forma de amenazas, insultos racistas, y se “deshumaniza poco a poco” a los internos. “El edificio en sí es una tortura, todo está hecho para torturar. La gente que venía de la cárcel pedía que por favor les devolvieran a prisión”.

“Pensé que iba a volverme loco”

Jérôme vivía en España desde que llegó de Malí hace tres años. Estaba sin trabajo, y tenía una pareja española, cuando la Policía Nacional le pidió un permiso de residencia que nunca consiguió. Tras dos días en el juzgado y cinco minutos de juicio, Jérôme llegó al CIE en el barrio madrileño de Aluche, donde pasaría los siguientes 58 días.

“Lo primero que me dijeron es que ahí se llamaba a la gente con un número”. Pronto comprobó las condiciones del centro. “No te dan nada: un colchón y una manta, pero nada de aseo”. Para él, lo peor del ingreso fue no poder avisar a nadie dónde estaba. “Cuando me detuvieron di el número de teléfono de mi novia y de mi abogada, pero no los llamaron”.

A los pocos días, comprendió que los insultos, sobre todo de carácter racista, y las palizas no eran una excepción. “Te encontrabas gente sin poder moverse”, dice este joven sonriente de Malí, que llegó a pensar que iba a volverse loco después de ver a hombres mayores llorando solos, y de conversaciones en las que sus compañeros le contaban que sus familias no sabían dónde estaban.

Tras cumplir 60 días de arresto en un CIE, si no se ha ejecutado la deportación, la persona tiene que ser puesta en libertad, aunque señalada con una orden de expulsión que él mismo debe aplicarse. Ése fue el caso de Jérôme, que se quiere quedar en España, pero sabe que esa orden le impedirá cualquier tipo de contrato legal: de trabajo, de piso, de teléfono… es decir, lo mantendrá en la ilegalidad permanente.

Tensión por el hacinamiento

Desde el ministerio del Interior, cartera responsable de los CIE, defienden que estos dispositivos cuentan “con todas las garantías” propias de “un estado de derecho”. Fuentes de este ministerio recuerdan que los CIE están “sometidos al control” de distintas instituciones, y si bien reconocen “críticas puntuales” por parte del Defensor del Pueblo, al mismo tiempo aseguran que el Parlamento Europeo “no ha cuestionado el funcionamiento” de los CIE.

Desde el ministerio español no dudan en afirmar que “en ningún caso es verdad” que se produzcan hacinamientos. Respecto a las denuncias por malos tratos por parte de la Policía Nacional, sostienen que ha habido “algunas puntuales”, y que siempre se han abierto las “correspondientes investigaciones”.
Por su parte, desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP), su portavoz José María Benito, se lamenta del “hacinamiento” y de unas “condiciones muy malas” en los CIE. Según Benito, estos centros “no reúnen las mínimas condiciones” para los internos, por lo que los policías que allí trabajan “sufren también la tensión” que se vive dentro de ellos.
Respecto a las denuncias de abusos por parte de miembros de la Policía Nacional, desde el SUP subrayan que “no les consta” que existan “de forma generalizada”, aunque conceden que “puede haber algún caso aislado”

“Eso es tortura”

Distintas ONG de apoyo a los inmigrantes califican los CIE como los “Guantánamos españoles”, por las vulneraciones de derechos humanos que allí ocurren y el hecho de que se niegue el acceso tanto a periodistas como a muchas organizaciones sociales. En este sentido, Javier Ramírez, coordinador de SOS Racismo Madrid señala “una total falta de transparencia de lo que allí ocurre”. Para este abogado, en los CIE “se niegan o dificultan derechos básicos como el acceso a la Justicia”, lo que permite que las posibles agresiones policiales queden impunes.

Por su parte, Ignacio Trillo, abogado de la asociación Ferrocarril, denuncia que la realidad de los CIE “se corresponde perfectamente” a la definición de tortura que especifica la ley española. “En los CIE sí hay tortura, se trata de una violencia sistemática, un sistema de miedo que empieza en las redadas en la calle”, añade. Un miedo que Jérôme todavía tiene, y que parece contagiarse entre todos los extranjeros que no consiguen el permiso para vivir en España.

[Textos] La Teoría de Cuerdas del Sindicalismo [FIJA – León]

Os presento un escrito de reflexión sobre el sindicalismo alternativo extraído de la web http://reflexionrevuelta.wordpress.com/. Vale la pena pensar en el qué y el cómo de las situaciones que se nos van a presentar en los próximos meses-años.

Ahora que se oyen ecos de huelga, vuelven a surgir desde ciertos sectores autointitulados como “alternativos” nuevas voces a la unidad de acción. Nosotros, férreos defensores de la unidad como mejor herramienta de lucha, queremos exponer nuestro punto de vista ante estas proclamas tiempo antes ya escuchadas.

Unidad de acción
“Una vez me dijeron:
Los tuertos pierden el sentido de la distancia
y con el paso del tiempo, todo
lo ven en un plano.”

Nosotros, a diferencia de otras Organizaciones del panorama sindical y social, no entendemos la unidad de acción como algo separado de la unidad de teoría o de la unidad de debate. Creemos que la teoría y la práctica deben estar vinculadas estrechamente, pues toda acción debe llevar atrás una teoría que la justifique, toda teoría debe comprobarse por su puesta en práctica y toda acción, o toda puesta en práctica, debe reflexionarse y debatirse a posteriori, encontrar sus puntos fuertes y flojos, para no caer en los mismos errores o para repetir los aciertos. Para nosotros, pues, la unidad de acción es, o bien una llamada al activismo irracional, sin tener posicionamientos únicos, o bien una llamada a la repetición de viejos errores.
Creemos que la unidad de acción, entendida como hemos referido, como activismo irracional, solo viene a perpetuar la situación de conflicto, pues al no compartir una teoría tampoco se comparten unos objetivos, conflicto que es inherente a cualquier sistema de jerarquías, y por lo tanto, nosotros, como anarquistas, nos negamos a compartir unidad con quien pretende perpetuar el status quo. Esta situación se alcanza porque sin una lucha constante, sino simplemente espontánea o incluso esporádica, no se consigue ningún cambio, por lo tanto, esa unidad de acción es equivalente a unidad circunstancial, como bien refiere el compañero García Rúa1.
No podemos entender, de este modo, ninguna unidad con quien no compartimos una teoría, una forma de comprender la lucha social o una serie de objetivos, tanto a corto, como medio o largo plazo.

Sobre el sindicalismo alternativo como elemento institucionalizador
“La guillotina siempre
viene del norte
hacia el sur, por encima”

Rechazamos a todo el denominado “sindicalismo alternativo” o a toda la llamada “izquierda social”. El sindicalismo alternativo, tanto en su etimología como en su práctica, es el que alterna, es decir, el que cambia o mejora algo. En este caso, lo que se cambia o alterna son las siglas del Sindicato y lo que se mejora es el sistema de representación. Si se introducen unas críticas o unos colores en un sistema, este sistema se perfecciona, pero no se destruye.
En este aspecto, los teóricos de la física que enuncian la teoría de cuerdas aciertan de lleno, pues el sindicato de representación no es un único punto o átomo, sino que se trata de una cuerda que se desarrolla en varias dimensiones: el sindicato mayoritario, el segundo sindicato mayoritario, el sindicalismo alternativo, el sindicalismo nacionalista, el sindicalismo abertzale, el sindicalismo corporativo… Así cada uno de ellos traslada la misma esencia delegacionistas a cada uno de los campos sociales o dimensiones en que se debe desarrollar (el sector “socialista”, el sector “comunista”, el sector “anarquista”, el sector “nacionalista”, el sector “abertzale”, el sector “cristiano”, el sector “desclasado”…) consiguiendo que los sectores descontentos de uno se desplacen a otra de las dimensiones sin eliminar su esencia representativa.
El “sindicato alternativo” mejora el sindicalismo de representación pero no lo elimina, es por ello que tiende a perpetuarlo, haciéndolo más fuerte a ataques externos o incluso a introducir en su seno esos ataques externos; pues dentro del sindicalismo de representación todos los discursos son válidos, lo que ya no es válido es todo tipo de prácticas. Eso son las prácticas que tienden a destruirlo como son la actividad consciente y continuada.
En un sistema de delegación, todo tipo de horizontalidad tiende a perderse, esta pérdida de horizontalidad conlleva, evidentemente, una jerarquización y una eliminación de funciones a los sectores inferiores o bases, esta eliminación de funciones en las bases conlleva a un aletargamiento, a una desmovilización, al delegacionismo, a la representación. La movilización de esas bases sólo será posible cuando así lo dictamen las jerarquías, pues las bases no pueden decidir sobre las cúpulas puesto que están desmovilizadas o sin capacidad de decisión, no en vano son, en este caso, afuncionales, y, por tanto, la movilización de esas bases no encuentra en esas jerarquías solo principio sino además fin; pues ésta jerarquía es la que marca los motivos de la movilización y sus objetivos. Encontramos pues, que la movilización de los sindicatos de representación es ajena a las bases, en este caso, a la clase trabajadora. Cosa que se materializa en el reciente caso de la última huelga general, donde no se vio ninguna asamblea de trabajadores que se posicionara sobre la idoneidad de convocar o no; incluso, no se contó con agrupaciones o sindicatos de la “periferia”, es decir las jerarquías inferiores, provinciales o locales.

Ni queremos, ni podemos
“Somos todo eso y aún más,
todo lo que queráis,
sin preocuparnos
lo más mínimo.”

Vemos entonces que no se trata, simplemente, de una cuestión teórica o ideológica, se trata de una cuestión de puesta en práctica de los mecanismos decisorios. Así, mientras unos se limitan a decidir desde despachos y poltronas por qué, cuándo, cómo y para qué movilizarse, otros necesitamos de un proceso horizontal; pues nosotros no hemos recibido ningún mandato de nadie para decidir por él ni le hemos entregado a nadie el nuestro. No se trata de procesos “lentos” sino horizontales y ajustados a la realidad social. Es un fracaso convocar a la huelga a quien no quiere hacerla, y en esto no se trata como en la cocina o en el sexo de aquello de “prueba y ya vemos”, sino que cuando se convoca a una huelga se debe hacer con pleno convencimiento de que va a servir para algo, de que va a ser eficaz. Y la eficacia de las huelgas deviene, fundamentalmente, entre otros factores de importancia, de su seguimiento.
Ciertamente, puede sonar trasnochado o utópico hacer referencia a las huelgas indefinidas como exclusivo método de lucha eficaz, pero no es menos cierto que es más utópico pretender que una huelga sirva de algo cuando la convocan dos personas en nombre de varios millones de trabajadores, parados, estudiantes y jubilados. Para nosotros no es utópico hablar de cómo se tienen que hacer las cosas, porque que digamos como se tienen que hacer no significa que creamos que se pueden hacer ahora. Para hacer huelgas indefinidas o para conseguir Organizaciones horizontales fuertes hace falta un gran trabajo de constancia que no queremos obviar, aunque hay otros sí. Ahora, de nosotros depende que le sigamos el juego, porque no es el nuestro.

Donde dije digo digo Diego
“Templo de los buenos ciudadanos.
Los niños son torturados
hasta que confiesan
su primera mentira”

En último lugar, no podemos menos que hacer denuncia de la aparente hipocresía, del hábil gesto político y de la materialización del espíritu autoritario que supone que Organizaciones escisionistas tiendan ahora supuesto lazos a la unidad, a la falsa unidad desenmascarada.
Hipocresía porque es falso hablar de unidad a alguien del que te has separado por propia voluntad. Político porque es un gesto de electoralismo el proclamar unidad a sabiendas de que esta, a lo sumo, es circunstancial, autoritario porque se trata de hacer referencia a la unidad imponiendo unos posicionamientos que en su momento, cuando esa unidad existía, eran minoritarios.
En definitiva, denunciamos que el intento de convocatoria de huelga por Organizaciones del autointitulado “sindicalismo alternativo” referenciado, por el momento, por sectores escindidos y vueltos a escindir del anarcosindicalismo, no es sino una sutil maniobra y un gesto electoralista. Pues no utiliza la huelga como herramienta de lucha sino como método de propaganda, transmitiendo una imagen distorsionada de su realidad.

Juventudes Anarquistas de León (FIJA)

1Recapitulación confederal, José Luis García Rúa. Orto. Nº 157-158 Abril-Septiembre 2010.

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[Estat espanyol] Cómo actuar ante una redada a inmigrantes sin papeles?

Una asociación de juristas ha elaborado un modelo de queja con el que los testigos de las redadas pueden denunciarlas.

Periodismo humano. En el mes de marzo, 140 asociaciones presentaron una queja ante el Defensor del Pueblo y ante el Gobierno contra la Circular 1/2010 un documento interno de la Policía que defendía la legalidad de las redadas a inmigrantes y abogaba por “detenciones preventivas” y expulsiones “en la mayor brevedad posible”. En noviembre, la Defensora del Pueblo dio la razón a las organizaciones en algunos aspectos de su denuncia, como que los agentes no pueden llevar a comisaría a un inmigrante que porta el pasaporte aunque no tenga un permiso de residencia en España, “solo puede producirse por falta de documento de identidad, no de documento que acredite la legalidad de la estancia”, aseguraba María Luisa Cava. El policía únicamente puede cogerle los datos a esa persona si va realizar algún trámites para abrirle el expediente de expulsión.

Ver toda la información, modelos y enlace en el artículo original pinchando aquí.

La Defensora del Pueblo no hizo alusión a si son legales o no las redadas y ni a sobre que se estén realizando los controles de identidad en función de los rasgos físicos. Por eso han decidido poner en marcha esta campaña. “Queremos que lleguen el mayor número de quejas posibles para que se pronuncie y dé un toque de atención al Gobierno que refuerce lo que ya hemos dicho las asociaciones”, asegura Margarita Martínez. “Con independencia de la actuación del Defensor del Pueblo, estas quejas podrían servir como prueba de una realidad que el Ministerio del Interior se empeña en negar”, dice el documento de UNA queja Y MÁS frente al acoso.

La forma de realizar controles ha cambiado en los últimos meses. “Las redadas en sentido estricto han disminuido. Ya los policías no llegan tanto con las furgonetas cortan calles e identifican a la gente. Ahora se hace sobre todo con dos policías de paisano que hace controles de identificación de forma más discreta. De una forma u otra se está cometiendo una ilegalidad”, asegura Martínez. Pero, más allá de la perspectiva jurídica, está la política e ideológica. “No tiene sentido que, en un momento en el que disminuye la presión de la inmigración, se apueste por esta política de acoso al inmigrante irregular porque no es necesario y tiene efectos muy perniciosos. Aparte de incidir en la imagen de la inmigración asociada a la criminalidad, las personas a las que se le pide la documentación cada vez tienen menos confianza en los cuerpos de seguridad. En una sociedad que aspira a ser pluricultural el tema de requerir la documentación a una persona por su perfil ético, aparte de las discrepancias que podamos tener por el trato a la inmigración, tiene otras consecuencias más amplias. Llega un momento en el que la selección étnica de inmigrantes se ha convertido en una forma de racismo”.

Fuente: BARRIODELCARMEN.NET – Cómo actuar ante una redada a inmigrantes sin papeles?

[Textos] Repoblant l’autonomia

L’antiga dicotomia camp-ciutat perd el seu sentit, ja que actualment vivim en una gran metròpoli que acapara tot el territori. La vida en els entorns rurals és cada cop més urbana, l’agricultura està cada vegada més industrialitzada i els antics pagesos passen a ser tractoristes assalariats o subsidiats. En aquest procés d’industrialització i abandonament del camp, han quedat en desús moltes terres, pobles i masies des d’on és possible iniciar noves alternatives al capitalisme.

La construcció de projectes col·lectius d’autogestió rural es planteja com una eina de treball per superar progressivament les crisis causades pel sistema capitalista, tot creant experiències basades en el desenvolupament de l’autonomia i l’autogestió integral de tots els aspectes que conformen les nostres vides, com pot ser l’alimentació, l’habitatge, la salut, l’energia, el transport, les relacions o la tecnologia.
En aquesta direcció, el novembre de 2009, es van iniciar les Trobades de Repoblació, les quals s’han anat realitzant periòdicament a diferents centres socials i projectes rurals, amb la idea de ser un espai obert de trobada per potenciar la creació d’aquest tipus de projectes. Una de les principals dificultats a l’hora d’anar a viure al camp, més enllà de trobar un lloc o els mitjans materials per fer-ho possible, és trobar persones amb qui poder avenir-se i que estiguin prou motivades per atrevir-se a abandonar la ciutat i iniciar un projecte d’autogestió rural. Moltes vegades, és difícil trobar aquestes persones en l’entorn social immediat. Per aquest motiu, un dels objectius clau d’aquestes trobades és reunir les persones interessades per facilitar que es coneguin i que puguin engegar els seus propis projectes.

Sense referents

La manca de referents ha fet que, des del primer moment, les Trobades de Repoblació siguin un espai experimental i en constant evolució que s’ha anat autogestionant per part de les mateixes participants, d’acord amb les necessitats de cada moment. Així, fins ara s’han realitzat diverses activitats i dinàmiques de coneixença entre les futures repobladores, visites a projectes ja existents, cerques de localitzacions on iniciar els nous projectes i activitats de formació per a una nova vida agrària i rural.
D’aquesta manera, amb el temps, el que era un punt de trobada entre gent desconeguda ha esdevingut un espai on s’han anat teixint afinitats diverses i creant projectes que ja són una realitat, com per exemple Can Forkall (Alt Camp) o d’altres que ho seran en breu. Un dels aspectes més importants, però, és que aquests projectes no queden aïllats, sinó que es va configurant una xarxa de suport i un contacte directe entre els projectes ja existents i les persones interessades a iniciar-ne de nous.
El passat mes de novembre, es va fer una Trobada de Repoblació al CSOA La Teixidora (al barri dePoblenou de Barcelona). Les properes trobades programades són l’11 de desembre a Can Vies i el 15 degener a Can Masdeu (Barcelona). La idea és confluir un cop al mes per crear un referent periòdic on la gent sàpiga on trobar-se en persona.

TRENCANT TÒPICS

Un dels obstacles inherents a la lluita per la repoblació i construcció de projectes col·lectius d’autogestió rural són els populars i reduccionistes tòpics que la desqualifiquen o menyspreen titllant-la de hippie;
d’aquí ve la següent discussió entre tòpics i repobladores:

“Voleu aillar-vos del món defugint el compromís polític”

Anar a viure al camp no és incompatible amb el compromís polític, ja que les lluites es troben tant a les ciutats com en el camp i, en tot cas, els mitjans de comunicació i transport actuals permeten participar dels moviments polítics de les urbs tant des dins com fora d’elles.

“Voleu tornar al passat, a les cavernes”

És impossible tornar al passat, i tampoc no ho pretenem. Ens apropiem d’aquells coneixements i pràctiques que ens permeten el màxim grau d’autonomia i sostenibilitat, independentment de l’època en què van ser ideats. En el món agrari rural i pre-industrial, hi trobem molts referents positius que destriem d’aquells negatius, sovint lligats al gènere i la sexualitat.

“Les comunitats no funcionen, ja s’ha provat i no ha funcionat”

Tenim clar que en les relacions de convivència és on ens falta més per aprendre i créixer i, per tant, on som més vulnerables al fracàs. Però avui en dia no hi ha cap model de vida amb èxit assegurat; ni el matrimoni tradicional, ni el treball assalariat i les pensions de jubilació són cap garantia defutur. Malgrat el potencial fracàs, preferim creure i apostar per la comunitat que pel capitalisme o el patriarcat.

“Primer cal destruir el capitalisme i després construirem un nou món sobre les seves cendres”

No podem esperar a la mort del capitalisme per construir alternatives de subsistència, altrament acabaríem amb el capitalisme… però també amb la nostra existència!

Article aparegut al Setmanari Directa

http://www.repoblacio.tk/

[Textos] Llamamiento a los asalariados, desempleados, precarios, estudiantes

Somos un grupo de asalariados de diferentes sectores (ferroviarios, enseñantes, informáticos…), de parados y de precarios. Durante las recientes huelgas en Francia, nos hemos reunido en una Asamblea General Interprofesional –al principio en los andenes de una estación de tren (Gare de l’Est, en París), y después en el local de una Oficina de empleo. Queríamos reagrupar lo más ampliamente posible a los trabajadores de otras localidades de la región parisina. Puesto que ya estábamos hartos del colaboracionismo de los sindicatos, que nos llevaba una vez más a la derrota, hemos querido organizarnos por nosotros mismos, para tratar de unificar los sectores en huelga, extender la lucha, y que sean los propios huelguistas los que controlen su lucha

A la guerra social de los capitalistas, los trabajadores tienen que oponer una lucha de clases

En Gran Bretaña, en Irlanda, en Portugal, en España, en Francia… en todos los países nos atacan duramente. Nuestras condiciones de vida se degradan.

En GB, el gobierno Cameron ha anunciado la supresión de 500.000 empleos en la función pública, recortes de 7000 millones £ en los presupuestos sociales, el aumento al triple de las matrículas universitarias, etc.…

En Irlanda, el gobierno Cowen acaba de reducir el salario mínimo a la hora más de un euro y las jubilaciones el 9%.

En Portugal, los trabajadores se confrontan a una tasa de desempleo récord. En España, el “muy socialista” Zapatero, no para de recortar sustancialmente los subsidios de desempleo y las ayudas sociales y sanitarias…

En Francia, el gobierno continúa la caza a nuestras condiciones de vida. Tras las jubilaciones, es el turno de la sanidad. El acceso a los servicios sanitarios se hace cada vez más difícil para los trabajadores: cada vez hay que pagar más por los medicamentos, aumenta el costo de los seguros privados, se suprimen puestos de trabajo en los hospitales públicos. Como todos los servicios públicos (Correos, gas, telecomunicaciones), los hospitales se desmantelan y se privatizan. Resultado: millones de familias obreras ya no pueden tratar sus problemas de salud.

Esta política es vital para los capitalistas. Frente al desarrollo de la crisis y el hundimiento de sectores enteros de la economía capitalista, aquellos encuentran cada vez menos mercados que sean la fuente de beneficios para sus capitales. Y también por eso se ven presionados a privatizar los servicios públicos.

Sin embargo, la capacidad de los nuevos mercados en términos de salidas productivas, es más limitada de lo que exigen los pilares de la economía mundial como la construcción, el automóvil, el petróleo… Y no permitirán, aún en el mejor de los escenarios, un nuevo desarrollo económico salvador.

En ese contexto de hundimiento, la lucha por los mercados será más y más encarnizada entre los grandes trust internacionales. Dicho de otra manera, será una cuestión de vida o muerte para los inversores de capitales. En esa lucha, cada capitalista se refugiará detrás de su Estado para defenderse. En nombre de la defensa de la economía nacional, los capitalistas tratarán de encadenarnos a su guerra económica.

En esa guerra, las víctimas son los trabajadores. Puesto que tras la defensa de la economía nacional, cada burguesía nacional, cada Estado, cada empresario, trata de reducir sus “costes” para mantener su “competitividad”. Concretamente no cesarán de intensificar los ataques contra nuestras condiciones de vida y de trabajo. Si les dejamos hacer, si aceptamos apretarnos más el cinturón, esos sacrificios no acabarán nunca y llegarán hasta poner en cuestión nuestras condiciones de existencia.

¡Trabajadores!, neguémonos a dejarnos dividir por empresa, sector o nacionalidad. Rechacemos participar en esa guerra económica de una y otra parte de las fronteras. Luchemos juntos y unámonos en la lucha. La consigna que lanzó Marx está plenamente de actualidad: “Proletarios de todos los países, ¡Uníos!”.

Los trabajadores hemos de tomar la lucha a cargo

Hoy los trabajadores de Grecia, de España, los estudiantes de Inglaterra, están en lucha y están en el punto de mira de los gobiernos, de derecha e izquierda, que están al servicio de las clases dirigentes. Y como nosotros en Francia, os tenéis que enfrentar con gobiernos que reprimen violentamente a los trabajadores, a los desempleados, a los estudiantes.

En Francia este otoño hemos querido defendernos. Éramos millones en la calle para rechazar pura y simplemente este nuevo ataque. Nos hemos batido contra esa nueva ley de pensiones y contra todas las medidas de austeridad que nos afectan de lleno. Hemos dicho ¡No! Al aumento de la precariedad y la pobreza.

Pero lo sindicatos nos han conducido a la derrota, impidiendo activamente la extensión del movimiento huelguista:

·En lugar de romper las barreras de la fábrica u otros lugares de trabajo para unir lo más ampliamente posible a los trabajadores, han cerrado las asambleas generales de cada empresa a los otros trabajadores.

·Han hecho acciones espectaculares para “bloquear la economía”; pero no han hecho nada para organizar piquetes de huelga que habrían podido atraer a otros trabajadores a la lucha; lo que sí han hecho los propios trabajadores y precarios.

·Ha negociado nuestra derrota a nuestras espaldas, tras las puertas cerradas de los gabinetes ministeriales.

La Intersindical no ha rechazado nunca la ley sobre las jubilaciones, al contrario, incluso ha repetido que era “necesaria” e “inevitable”. Según ella habríamos debido contentarnos con pedir a su lado “más negociaciones gobierno-patronal-sindicatos”, “más ajustes de la ley para una reforma más justa y equitativa”…

Para luchar contra todos estos ataques, solo podemos contar con nosotros mismos. Por lo que nos concierne, hemos defendido en este movimiento la necesidad de que los trabajadores se organicen en sus lugares de trabajo en asambleas generales soberanas y se coordinen a escala nacional, para dirigir el movimiento huelguista eligiendo delegados revocables en todo momento. Sólo una lucha animada, organizada y controlada por el conjunto de trabajadores, tanto respecto a los medios como a los objetivos, puede crear las condiciones necesarias para la victoria.

************************************
Sabemos que esto no se ha acabado; los ataques van a continuar; las condiciones de vida van a ser más y más difíciles y las consecuencias de la crisis del capitalismo van a empeorar. Por todo el mundo se plantea la necesidad de luchar. Para eso hemos de tomar confianza en nuestras propias fuerzas:

Somos capaces de tomar las luchas a cargo y de organizarnos colectivamente

Somos capaces de debatir abiertamente y fraternalmente, liberando “la toma de palabra”.

Somos capaces de controlar verdaderamente el desarrollo de nuestros debates y la toma de decisiones.

Las asambleas generales no deben estar dirigidas por los sindicatos, sino por los mismos trabajadores. Vamos a tener que batirnos para defender nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos. Los explotados del mundo entero son hermanos y hermanas de una sola y única clase. Solo nuestra unión por encima de las fronteras pondrá las condiciones para destruir este sistema de explotación.

Los participantes de la Asamblea General interpro “Gare de l’Estt et Île de France”

Para contactarnos: interpro@riseup.net

http://es.internationalism.org

[Texto] La revolución interior

Texto de Distri Maligna:

Este texto lo hemos escrito con motivo de la VIII edición del Encuentro del libro anarquista de Madrid (Diciembre de 2010), con la intención de dar a conocer algo tan profundo y transcendental para nosotrxs y para el movimiento anarquista como es “La revolución interior”. Para que lxs compañerxs que lo lean reflexionen, debatan y hagan nuevas aportaciones en cuanto a este tema y aquellxs que no hayan comenzado en la interesante y arriesgada revolución personal, se atrevan y comiencen a dar sus primeros pasos, ¡suerte!

Hay algo que sin duda alguna diferencia a lxs libertarixs de las demás personas (al margen de su rechazo a los partidos políticos, estructuras jerárquicas, la autoridad y otras muchas cuestiones relevantes, que pertenecen a lo que se conocen como las bases del movimiento libertario) y es que llevan sus ideas a la práctica comenzando por su día a día, en lo cotidiano, demostrando así que una sociedad libre y justa es real y necesaria.

Debemos predicar con el ejemplo, si no nuestro discurso estará completamente vacío de contenido y las personas a las que pretendemos llegar no verán nada real en nuestras prácticas (además de sentirse engañadxs) y por lo tanto no darán el paso hacia la concienciación que puede desembocar en la rebelión y la transformación de la sociedad. Muchas personas se autodefinen como anarquistas, libertarias o antiautoritarias, pero con eso no es suficiente. Algunxs de lxs compañerxs que lucharon en la guerra social de 1936, otrxs de lxs que se enfrentaron con uñas y dientes a la dictadura militar franquistas… no se atreven a utilizar esas definiciones para sí mismxs, ya que según ellxs conlleva una gran responsabilidad y a pesar de sus numerosas, ejemplarizantes y arriesgadas luchas, no se sienten con la capacidad de autodenominarse anarquistas. Resulta cuanto menos sorprendente, que hoy día a pesar de encontrarnos en una situación bastante menos prometedora que en la que se encontraron quienes nos precedieron en esta larga batalla, son muchxs quienes se llenan la boca de batallitas y dan un ejemplo de falta de humildad bastante desmoralizador, por lo que sería conveniente pararse a pensar sobre esto y tratar de evitar este tipo de comportamientos.

Hay muchas cosas que se pueden hacer si queremos comenzar a cambiarnos a nosotrxs mismxs, mientras tratamos de destruir la sociedad en la que vivimos para construir una nueva. Por ejemplo, si realmente creemos en una sociedad basada en las relaciones humanas y personales y no en las relaciones de consumo, comencemos por consumir lo menos posible o lo que es lo mismo, sólo lo necesario e imprescindible (reciclando o expropiando de forma complementaria). Y dentro de lo que es ese tipo de consumo, tratando de evitar dentro de lo posible el colaborar económicamente con las multinacionales, tratando que los productos sean ecológicos, no sean transgénicos y no haya tenido que morir o sufrir ningún animal (incluido el ser humano). Ya que todxs nosotrxs tenemos una responsabilidad individual de lo que está sucediendo en lo referente a la destrucción del entorno y la vida que en él habita (la culpa de todo no es del Estado y el capitalismo).

Siguiendo con el abstenerse de lo que no es necesario y por lo tanto que forma parte del consumismo en el que se trata de compensar las carencias emocionales, afectivas, intelectuales, la falta de libertad, la normalización de las injusticias, etc. nos topamos con las drogas (alcohol, tabaco, hachís, cocaína…), las cuales pretenden llenar un vacío que no les corresponde, mientras nos hacen dependientes y enriquecen a camellxs, narcos, policías, jueces, abogadxs y un largo etcétera. Los medicamentos hacen lo propio dentro del campo de la medicina, anulando el Estado nuestra capacidad de autogestionar nuestra propia salud y dejándola en manos de desconocidxs que actúan al servicio de las farmacéuticas. Cuando llevando una dieta libre de productos de origen animal, ecológica, comiendo bastantes crudos, haciendo deporte, descansando lo suficiente y conociendo la sabiduría sobre medicina natural que se ha mantenido a lo largo de milenios, evitaríamos contraer gran parte de las dolencias y enfermedades que amenazan al ser humano.

Pero no todo lo que podemos hacer en nuestra vida cotidiana para ser más coherentes con nuestros ideales se reduce a los hábitos de consumo, también existen ciertas actitudes, roles, acciones… que distan mucho de considerarse libertarias y que por desgracia se reproducen una y otra vez en compañerxs o dentro de nuestros espacios. Nos referimos a actitudes sexistas, homófobas, agresiones sexuales e incluso violaciones, las cuales se llevan años trabajando (sobre todo por mujeres) y todavía queda mucho por hacer en ese sentido, sobre todo si se ignoran o se creen ya superadas. Los comportamientos especistas, actuando con superioridad hacia otros animales por el mero hecho de ser humanxs, tratando de forma horrible a animales domesticados o colaborando en el sufrimiento de otras especies animales y justificando su muerte, siguen a pesar de los esfuerzos de muchxs compañerxs existiendo en los círculos revolucionarios.

Terminaremos hablando de las actitudes autoritarias, de las acciones que se desempeñan a raíz de éstas y los roles que las sustentan (jefx, líder, patrón/a, amx, dueñx…) las que parecen ser inevitables entre nosotrxs, cuando en realidad lo que ocurre es que hay un reducido grupo de personas que se benefician de estas circunstancias y tratan de seguir sacando partido del autoritarismo (la mayoría de las veces bien encubierto y realizado de forma sutil, pero no por ello menos detectable o combatible). Pero va siendo hora de desterrar este tipo de valores tan destructivos de nosotrxs y de los ambientes en los que nos movemos, sin miedo, con confianza y apoyo mutuo conseguiremos acabar con los privilegios que ofrece la autoridad de una vez por todas.

¡CONTRA TODA AUTORIDAD Y NO SÓLO CONTRA LA QUE NOS INTERESA!

Somos conscientes de que no hemos tratado muchas cuestiones referentes a la revolución interior en este texto y que no hemos profundizado lo suficiente en otras, pero por una cuestión de tiempo y espacio este ha sido el resultado. Animamos a que este sólo sea el principio de un análisis y una transformación que está por venir.

http://distri-maligna.blogspot.com/2010/11/la-revolucion-interior.html

[Textos] Un espectro se cierne sobre Europa

Un texto escrito por la Ocupación de Evangelismós en Creta, para Europa

El 24 de noviembre en Inglaterra fueron realizadas manifestaciones por alumnos y estudiantes, en las que participaron más de 50.000 personas. La marcha fue convocada en respuesta a las nuevas medidas educativas anunciadas por el gobierno británico. Hasta ahora si alguien quería estudiar en una universidad británica, tenía que pagar de matrícula alrededor de 3.000 libras al año. Con las nuevas reformas los gastos públicos de enseñanza se reducen un 80% y la matrícula se triplica, llegando a unas 9.000 libras. Los estudiantes ocuparon la Universidad de Sussex en Brighton y la Universidad de Leeds, un acto bastante radical para los estándares de Inglaterra, ya que en las universidades británicas la institución del asilo, tal como la conocemos en Grecia, no existe.

Pero no sólo Inglaterra se encuentra actualmente en agitación. En Portugal, víctima potencial del FMI, se realizó una de las mayores huelgas, con la participación de 3 de los 10 millones de habitantes del país. En Italia, estudiantes invadieron el edificio del Senado, el día de las protestas contra las reformas en la Enseñanza superior que está promoviendo el gobierno. La marcha consiguió romper la valla de seguridad y entrar en el vestíbulo del edificio. Casi en el último momento los maderos lograron cerrar la puerta de madera que conduce a la sala del Senado. Además, Irlanda ha entrado en un ciclo de movilizaciones, ya que ingresó a su vez en el FMI. Manifestaciones, huelgas, enfrentamientos, ocupaciones están sucediendo en este momento no sólo en Europa sino en el mundo entero.

Hemos llegado al punto de no retorno. El capitalismo es un monstruo que acaba de llegar a la edad adulta y está teniendo aún más hambre. El Capital, en su intento de sacar provecho de la crisis que ha sido creada por sí mismo, está poniendo en marcha sus mecanismos y está atacando con duras medidas antisociales, arrasando no sólo a los permanentemente excluidos y oprimidos, sino también fragmentos de la sociedad que hasta hoy han sido “favorecidos”. El poder está mejorando e intensificado la represión, para que los banqueros se llenen los bolsillos (y los estómagos) sin ser molestados. Dentro de pocos años habrá aumentado significativamente el número de personas que viven en condiciones de indignación económica. Una guerra de” baja intensidad” está arreciando, una guerra que los empresarios han declarado contra la sociedad y en primera fila de esta guerra está la juventud.

Los patrones nos quieren divididos para poder gobernarnos mejor. ¿Pero qué es lo que realmente nos tiene divididos? ¿Qué divide a los estudiantes que salen a miles a las calles en Heraclión y Canea, en Creta, Grecia, de los estudiantes en Inglaterra e Italia que ocupan las universidades y atacan a maderos y edificios? Qué nos separa de la gente en Portugal, Irlanda y Francia que está manifestando y llena las calles de las capitales de sus pancartas y su rabia? Absolutamente nada.

Por el contrario, estamos totalmente separados de los patrones y el Estado. Porque son ellos los que crearon la pobreza y la miseria. Porque la sociedad del beneficio es una creación de ellos.

Saludamos pues a todas las personas que resisten, dondequiera que estén. La solidaridad, la resistencia y la dignidad no tienen fronteras. A unirnos con todos los luchadores en cada rincón del mundo, que se niegan que su futuro sea determinado por los bancos y los Parlamentos, y dan una lucha dura y difícil contra un sistema brutal. El Poder no tiene sitio entre nosotros. Somos solidarios con todos los que se oponen al Estado y al Capital.

Ocupación de Evangelismú Teotocópulu 18, Heraclión, Creta

http://evagelismos.squat.gr/

El texto en griego, inglés.

[Textos] Tiqqun – ‘Refrito’ en francés

Estos últimos meses se ha oído hablar mucho acerca de los aliños de Tarnac a causa del arresto de los 9 de Tarnac y del largo periodo de encarcelación de Julien Coupat, el portavoz de ese grupejo. El Estado francés, manteniéndolo en prisión, cometió un error y lo convirtió en una especie de causa celebre. Cuando, a decir verdad, no hay nada verdaderamente original en Coupat o en la difunta revista llamada Tiqqun. No nos gusto ese periodicucho cuando salió hace diez años y sigue sin gustarnos ahora. En su presunta “teoría del bloom” se convierten en apologistas de lo que Robert Kurz denomina flâneurs-amok [1]– y Tiqqun “el emblema de un movimiento prodigioso de deserción interna”.

En estos últimos años han tenido lugar muchos incidentes horrorosos en los campus, cuando algún crédulo pistolero ha abierto fuego contra estudiantes, transeúntes, de hecho esto ha sucedido en diversos lugares públicos. En realidad Tiqqun y Coupat han realizado un coctel de Heidegger, Junger, con una pizca de Foucault, un poco de Debord mal digerido, un montón de Agamben (otro seguidor de Heidegger) y han acabado siendo admirados por el ex-maoista, ahora católico y gran fan de Debord, el único e inigualable Philippe Sollers, que inmediatamente se propuso recuperar a Coupat y coronarlo como un gran escritor, después de que se publicase una entrevista suya desde prisión en Le Monde. Fue una entrevista inteligente y fue respondida y escrita elocuentemente; Coupat le dio la vuelta a todo y se lo arrojo al rostro de sus perseguidores estatales.

La entrevista funcionó; fue liberado. Ahora puede tener lugar una crítica de Tiqqun, Coupat y compañía, el partido imaginario, etc.

Lo peor de todo, y la prueba de que la tiqqunería es una colección desagradable de ideas e individuos, es el apoyo que recibieron del aun maoísta en 2009, Alain Badiou. Esto es una prueba irrefutable de que Tiqqun/Coupat y compañía están atascados en el pasado, mientras su posmodernismo es similar a los peores puntos de vista que se están desarrollando. Son contemporáneos desde el momento en que representan a la confusión, las ilusiones de un puñado de personas que están en contra de esta sociedad pero que son incapaces de comprender el capitalismo moderno, no han llegado a entender que en la actualidad el capital es el sujeto. Esto implica muchas dificultades y una complejidad que la mayoría de los izquierdistas prefiere ignorar. Es la razón de que mucha gente se encuentre perdida, iracunda y admire a los flâneurs-amok. Es la razón de que no seamos optimistas acerca de la insurrección que viene. De hecho todos los Coupats de este mundo quieren un movimiento. Son movimientistas. Desde un principio no podemos ser asociados con Tiqqun, Badiou, Agamben, la EDN.

Por otra parte podemos criticarlos, para que finalmente pueda emerger una nueva sociedad, lejos “de las matanzas, los suicidios y diversos trastornados”. Como Baudelaire dijo una vez, la búsqueda poética es la más difícil de todas y nosotros podríamos añadir que la de la teoría crítica lo es al mismo nivel. Requiere humanidad, bondad, compasión, inteligencia y un poco de ira. Realizar la filosofía es exactamente eso.

No podemos ver a Badiou, Agamben, Sollers, Coupat, moviéndose en esa dirección. Pero tarde o temprano tendréis que sinceraros. Si olvidáis vuestro pasado, él no se olvidará de vosotros.

Una editorial de París [La Fabrique], se aprovechó de la publicidad gratuita que recibieron Coupat y compañía por parte del SarkoEstado volviendo a editar viejos artículos decrépitos de Tiqqun. Cuando existe un mercado, existe un fetichismo, y en la violencia de Tiqqun abunda el fetichismo. El Coupatismo necesita ser desmontado. Este es el comienzo. Jean Marc Mandosio de la EDN (Encyclopedie des Nuisances) tenía razón al criticar la tiqqunería, pero olvidó realizar una autocrítica de sí mismo y de su grupo cuando tradujeron y publicaron el documento integro llamado Unabomber, escrito por otro robot ingenuo llamado Ted Kacyznski, que erró al articular lo que estaba sucediendo en los EEUU y se embarcó en una horrorosa campaña de terror. Esta es la razón de porque la teoría crítica es tan importante. No incluimos a Tiqqun, Coupat, Agamben, Badiou o a la EDN en esa categoría. Son una barrera que hay que cruzar. Harían bien en leer Tiempo, trabajo y dominación social [2] de Postone. Pero hemos perdido la esperanza en ellos, las viejas ideas pesan demasiado en cabezas de cretinos, ¡aunque lleven máscara!

Junio de 2009.

Escrito por un amigo de Junius de parte de Principia Dialectica

Traducido de la página principiadialectica.co.uk


[1] Según sus traductores franceses, Robert Kurz al acuñar el término flâneurs-amok describe “por su doble referencia al “flâneur” de Charles Baudelaire (de acuerdo a la lectura que Walter Benjamin hace de él) y al “amok” de Stefan Zweig (Amok o el loco de Malasia), Robert Kurz señala una figura central del capitalismo en crisis: el hombre sometido a las fantasmagorías del mundo de la comodidad y al mismo tiempo poseído por una maldad destructiva”. (Nota del traductor)

[2] Tiempo, trabajo y dominación social de Moishe Postone. Editorial: Marcial Pons. Madrid, 2006. (n. del t.)